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Crítica de "La Walkyria" del Real |
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En http://www.mundoclasico.com/critica/vercritica.asp?id=0011986 podéis leer una extensa y atinada (como todas las suyas) crítica de Fernando Peregrín de "La Walkyria" del Teatro Real de Madrid. Un saludo, Alberich |
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Sí, ya la había leído y la verdad es que estoy de acuerdo con casi todo, aunque la función a la que asistió él no fue la mía. Saludos |
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Pues yo no lo estoy. Vamos a ver, sí lo estoy en que la escenografía propuesta es absurda y sin sentido. Ahora por partes: él no parece cargar mucho las tintas contra lo de las sillas, que es lo que a mí me parece una gilipollez como un templo, de principio a fin. Por contra si las carga contra que Wotan "supervise" todo el primer acto, e incluso intervenga con lo del gabán. Dice que esto se debe a que Decker no conoce a Wagner puesto que Siegmund debe ser el hombre libre, sin ayuda del dios, etc. Pues bien, sin defender a Decker, cuyo trabajo a mí tampoco me convence, el que desconoce totalmente a Wagner es el crítico. En efecto, Siegmund debe ser el hombre libre, que se hace a sí mismo sin ayuda del dios, pero NO LO ES, por eso despues tenemos a Siegfried. Wotan SE ENGAÑA A SÍ MISMO, pretende "hacer trampa". Fricka se lo dice muy clarito en el segundo acto. SIEGMUND ES TAN SOLO UN ESCLAVO. Decker lo que hace es manifestar esto de forma muy explícita, haciendo que Wotan facilite a Siegmund aun mas el encontrar la espada. No digo que el detalle del gabán y la espada sea para extasiarse, pero sin duda fue de lo mas interesante de toda la escenografía (lo cual no dice mucho a favor de ella en su conjunto, ya lo se). Saludos. |
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A mí la escenografía ciertamente más que nada me pareció feísima. Ahora, lo que es la dirección de actores y la relación entre personajes me pareció cojonuda. Álvaro Melchior. |
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Totalmente de acuerdo con Sigfrido, la escenografía prácticmente en su totalidad me pareció una auténtica memez, con Wotan y las walkirias dando saltos entre las sillitas, sin embargo la idea de Wotan obsevando y dirigiendo las acciones del primer acto en escena me pareció bastante oiriginal y de acuerdo con el espíritu de la tetralogía. |
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Vamos a ver. Lo de Wotan observando puede que sea original... en "La walkyria". Yo estoy hasta el gorro de que TODOS los directores de escena lo pongan así en "Sigfrido". Pero en todo caso, no creo que Fernando Penegrín se equivoque. Wotan quiere que Siegmund sea un héroe libre. Así lo confiesa en el segundo acto: desde que lo abandonó como Wälse, "jamás lo amparó su protección". Lo único que convierte a Siegmund en esclavo es la espada prometida y su destino. Así se lo dice Fricka a Wotan: "¡Entonces, tampoco lo protejas hoy! Quítale la espada que le regalaste." Wotan se da cuenta de que, pese a que jamás ha protegido ni controlado a su hijo, ha nacido esclavo (puesto que no puede crecer "libre de los dioses" quien es hijo de un dios) y lo ha llevado a una situación tan desesperada de la que sólo puede salir con un arma, un arma divina: la única ayuda del dios a su hijo. Poner a Wotan como espectador tiene el peligro de hacer creer que todo lo que acontece en este primer acto es voluntad de Wotan, cuando no es así. Además, el propio Wagner ya pensó en hacer aparecer a Wotan en el primer acto de "La walkyria", en los esbozos del poema (le preocupaba que el espectador no pudiera salvar la enorme distancia entre el mundo de los dioses de "El oro del Rin" y el mundo humano de "La walkyria"). Para ello, Wotan debía entrar y clavar la espada en el tronco mientras Siegmund estaba en la casa, pero finalmente desechó la idea y cambió la trama a la que hoy conocemos. El efecto dramático está así mucho más logrado. Por este motivo, considero que quien pone un Wotan de pasmarote en el primer acto, efectivamente, o no conoce la trama de la historia, o sí que la conoce y disfruta haciendo la contra al compositor. A mí no gustó nada lo que vi en el Teatro Real: los decorados eran una birria, la dirección de actores (?) y las reacciones de los personajes eran patéticas, además de copiadas en su mayoría de teatros de provincias (como el de Braunschweig, donde tuve la desgracia de ver otra producción de "La walkyria") o de Bayreuth. La "genialidad" de la gabardina (así como muchas otras paridas) la vi en ambos teatros en el año 2000. Un saludo, Germán |
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Creo recordar que Fricka dice a Wotan expresamente que Siegmund es un esclavo que sólo actua movido por la voluntad del dios, así que poner a Wotan de espectador no tiene ningún peligro. En cuanto a la intervención de Wotan en el primer acto, sólo lo hace directamente en lo referente a la espada, aunque supervisa todo. No me parece que esto vaya en contra de las indicaciones de Wagner para nada. Lo siento, pero no estoy de acuerdo. Saludos. |
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Debo ser uno de los pocos foreros admiradores del señor Decker. Ya me sorprendió gratísimamente el pasado año con El Oro y sin duda se me ha confirmado en la Walküre como un director de escena excelente. Espero ansioso que llegue Sigfrido. Respecto a la polémica sobre la presencia de Wotan en el primer acto creo que esta claramente justificado por su papel como el artifíce de la estrategia de liberación que tiene su punto culminante precisamente en este acto. La verdad, lo veo más que apropiado. En cuanto a los recursos escenográficos, Decker logra el éxito en el siempre difícil equilibrio entre fidelidad a la obra y vanguardia, haciendo gala de una solidez que no deja lugar para las estridencias. Considero acertadísima la estéticamente impecable y emocionalmente gélida casa de Hundig, estupendo el Walhalla en escorzo donde se tuercen los juegos del frustrado demiurgo Wotan, impactante la entrada de las Walkirias (qué mejor montura que un rayo de acero) y conmovedora la escena final con la durmiente Brunilda por toda una escena incandescente. Con la apuesta de las butacas Decker se arriesga y gana acercando acción al espectador e iniciando una serie de (muy criticados) juegos de dentro del escenarío que explicitan -quizá con un punto de obviedad- el papel de algunos personajes. En todo caso más allá de estas interpretaciones me quedo con el placer que me produjo ver el patio de butacas ondulándose sobre su base de camino al escenario para convertirse en el mismísimo Rin en el primer acto del Oro. En fin, para gustos los colores. Simplemente quería dejar constancia de que en, contra de lo que pudiera parecer leyendo los mensajes de esta conversación, Willy tiene admiradores en esta villa, y no soy el único. Grüssen J P.D.: No creo que se pueda presentar mejor a Fricka que con falda de tubo, camisa abrochada hasta el cuello, moño tirante, el más caro de los maquillajes, y un abrigo de pieles negro y estrecho hasta el suelo... ¿por qué no adoptarán algunas otras primeras damas esta estética?, ganarían mucho. |
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Saludos ¡¡ Por favor !! es posible que los que estuvieron,en algunas de las diferentes representaciones de la Walküre del Teatro Real, nos puedan exponer su personal opinión de lo que "escucharon" y no lo que vieron.En mi caso sólo pude escuchar la retransmisión que realizó Radio Clásica,y la verdad,me pareció en cuanto a Orquesta,pobre,con falta de energía y de "dramatismo" wagneriano en donde puede tener un gran protagonismo,y no se si es que no hay más cera o que el Kapellmeister no sabia más.Del apuntador es para denunciarlo.De Siegmund Domingo con equivocaciones de texto incluidas, a "su bola",creo que en vez de llamarse P.D. se llamara Guillermo Schmit lo aplaudirian muy levemente o incluso ni eso,con lo dignísimo que sería por su parte, que se hubiera retirado de la escena y dirigir tanto opera o música sinfónica que es su otra faceta.La Sra. Meier "raspaba" notas altas, igualito que en Bayreuth 2000.La De Vol en su zona central se defiende regularmente,con poco fiato,en las extremas tanto agudas (con un horrible vibrato) como las graves,fué pésima.La Sra.Braun aún con poco fiato, fué una aceptable Fricka. Hunding creo que fué malísimo,en todo.Y Titus estuvo como el Guadiana,su voz no es bella y no la domina con las dinamicas de los grandes liederistas,pero le puso su "todo" y hoy día no hay muchos más, que en escena lo puedan cantar mejor que el. Antonio Pons |
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Hola a todos: Germán, esperaba tu sabia opinión, aunque discrepo en eso de que el trabajo actoral (Domingo/Meier/etc.) dejaba mucho que desear. Yo te diría que fue lo mejor de la representación. Creo que tanto el director de escena como los actores/cantantes conocen la obra y saben lo que hacen. A mi personalmente me conmovió la interpretación y me gratificó que se representasen todos los movimientos y gestos que requiere la obra para que cause efecto. Un saludo para todos y en especial a los wagnerianos que estuvísteis en la cena en Madrid. Luis |
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Verás, si corren ríos de palabras acerca de lo que vimos y no de lo que escuchamos, es porque en estas representaciones raspa más lo visual que lo musical. Asistí a la última función, así que no tuve a las estrellas en la pareja de Velsungos. Ni Brubaker ni Ens ni Charbonnet me disgustaron del todo, pero nada más. Los dos primeros resultaron especialmente planos: en absoluto atentaban contra las orejas del espectador al estilo Schmidt, pero Hunding no resultó demasiado oscuro y parecía que a Siegmund lo mismo le daba que hubiera entrado la primavera que encontrarse inerme en casa del enemigo: lo cantó todo exactamente igual gritando con un bonito timbre, mientras Sieglinde correteaba trotando por el escenario crispando las manos y la voz. ¿Que teníamos a Wotan osbservando ese primer acto desde las butacas, o quitando la gabardina de la espada-perchero (qué sabía Hunding acerca de esa Espada para cubrirla)? Pues vale, al menos en la música el dios sí está presente, si me lo quieren poner de esa forma tan explícita... pues bueno, venga, va, qué se le va a hacer y ya llegarán otros tiempos en los que no esté tan de moda la gabardina. Pero si te encuentras con un trío que canta pero no interpreta al personaje, y encima lo hace dentro de una caja de zapatos de contrachapado visualmente uniforme, neutra, fría, gélida, rozando el mal gusto por forzar el minimalismo hasta el extremo, y la primavera de los velsungos no son más que sillas y más sillas... pues resulta que has pasado por encima de una de las páginas más líricas y hermosas de la tetralogía como quien va a despacharse cuarto y mitad de corcheas: a lo mejor estéticamente no te molesta pero lo que es sentir, no sientes nada. A partir del segundo acto algo cambió, que no las sillas, o a pesar de las sillas: seguimos hasta el final encerrados en un congelador-escenario-cubo de Rubik de gris,rojo y blanco, pero Titus se cree el papel de Wotan y nos lo hizo creer a pesar del traje de chaqueta... y de la gabardina. Hubo tensión suficiente entre él y Braun y sobre todo con deVol como para arrastrarte dentro del drama, e hizo un dios grande, cálido, tremendo,lírico, atormentado... todas esas cosas distintas y contradictorias que es Wotan a lo largo del segundo y tercer acto: todas estaban ahí, y eso fue lo más grande de esta Valkiria. Una interpretación así, y sobre todo la sobrecogedora frase final, en la que dio todo lo que tenía que dar, basta para llevarte a casa la emoción que buscas dentro de esa primera jornada. Carezco de conocimientos y experiencia del live como para juzgar las dinámicas de su línea de canto y similares cuestiones técnicas, pero estaba claro que en el reparto no decía que actuara Hotter ni cosas así, ya me entendéis: Wotan estuvo allí con una gran parte de todos sus matices y esa era una de las cosas que yo buscaba y Titus me lo dio. La orquesta nos envolvió, salvando algún elemento discordante que se empeñaba reiteradamente en cargarse la última nota de cierto leitmotiv. En la dirección no noté ese sello personalísimo que imprimen algunos directores, y faltó tensión en la tormenta, y quizá, tenéis razón, un punto de dramatismo al principio, pero transmitió con mucha calidez, fue poco a poco a más, y hubo momentos en los que realmente les acarició la musa, sobre todo a las cuerdas, y hubo ciertos pasajes en los que la música que salía de los violines no era de este mundo. Los conocidos que habían asistido a representaciones anteriores y fueron a repetir ese domingo me comentaban después que en esta última tanto Titus como la orquesta habían estado mucho mejor que en las anteriores. Yo esto sólo he podido contrastarlo con la emisión de Radio Clasica del día 8, y realmente ahí la orquesta sonaba más "desajustada", más chirriante y en absoluto se produjo ese efecto de culminación del tercer acto que bordaron entre ella y Titus... pero hasta qué punto eso es el propio efecto de la diferencia entre estar allí y escuchar una retransmisión no lo sé. Los que entiendan de estas cosas que opinen. No sé cuándo podré volver a asistir a una Walküre, pero espero que, si vuelvo a tener la oportunidad, me encuentre con una dirección de escena que contemple la obra desde una perspectiva estética y no desde el frío racionalismo. Para descerrojar los motivos de Wotan tenemos los foros, los mails cruzados, los estudios sesudos, las opiniones encontradas y toneladas de bibliografía. Pero para sentir los motivos de Wotan o el amor de los Velsungos o la indignación de Fricka sólo tenemos nuestros redondeles de hojalata de tiempos mejores y las ocasionales representaciones que nos caen más o menos cerca de casa o del bolsillo. Y en ellas una espera encontrar para sus ojos algo tan hermoso y tan terrible como lo que encuentra para sus oídos. Que de la metafísica del cangrejo ya nos ocupamos nosotros solitos, y de sobra. Un saludo, Erda. |
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Hola, Antonio: Sobre lo que escuché. Lo de la orquesta y el director, fue para asesinarlos. Creo que no se puede aburrir más con una "Walkyria". Era tal la tensión que transmitían en los monólogos del segundo acto que casi me duermo. Igual me pasó al final del tercer acto. Y semejante mosca tse-tse con batuta pasa por "director wagneriano", tiene narices la cosa. Sin embargo, respecto a lo de lo que comentas de los cantantes, ten en cuenta que por la radio suena diferente de como suena en vivo. Por ejemplo, yo ni me enteré de que había apuntador. A la Meier la noté con su habitual color oscuro pero no rasposa, aunque ya digo que cuando sale a escena, convence tanto que me importan un pepino sus imperfecciones vocales. Estuvo mejor en los dos últimos actos que en el primero, luego explicaré por qué. Plácido Domingo estuvo bastante mal en el primer acto: notas cortas, falto de aliento, frases declamadas más que cantadas, me hizo pasarlo mal, porque sabía que había tenido problemas de insuficiencia respiratoria y pensé que le iba a dar algo. Pero no, llegó vivo al final, con un rasposísimo (este sí) La agudo en el "Wälsungen Blut". En el segundo acto, sorpresa: estuvo mejor de voz y al menos las frases no estaban entrecortadas ni declamadas. Pero claro, es que el primer acto se fastidió (aparte de por el estado vocal de Placidín) por las genialidades del director de escena. Al genio este no se le ocurrió otra cosa que montar en el proscenio las malditas butacas (el coñazo-motiv de esta producción) y después, ya en el interior del escenario, una caja rectangular que hacía de cabaña (más bien, bungalow hortera) de Hunding. Obviamente, esta caja no era demasiado alta y dificultaba la proyección de las voces. Así que los trucos de Plácido quedaron MUY en evidencia. En honor a la verdad, debo reconocer que la Meier pareció contagiarse en algunos momentos de la cortedad de aliento, pero en el resto de la obra se entregó por completo, con un volumen asombroso (en este sentido no tuvo nada que envidiar, en mi opinión, ni a Titus ni a Luana de Vol). Volviendo a Plácido, su "mejora" en el segundo acto se debió en gran parte a que ya pudo cantar en el proscenio. Lo de las improvisaciones del texto del Sr. Domingo, mejor lo dejamos. Respecto a De Vol, yo iba realmente asustado por lo que había oído por la radio. Pero en vivo la cosa no fue tan mala, aunque su vibrato en los agudos sigue poniéndome de los nervios (o quizá es que después de oír este año a Evelyn Hertlizius, hasta la De Vol no me parece tan mala). En fin, la De Vol fue sólo aceptable en el mejor de los casos. En cuanto a Titus, debo decir que me sorprendió: lo he visto mucho más entregado que el año pasado en Madrid y que el año 2000 en Bayreuth. Lo malo es que con ese incompetente en el podio no pudo hacer nada. Y la Braun, sí, fue una Fricka decente. En cuanto a Hunding, hombre, no era sutil y le faltaba un punto de oscuridad en la voz, pero los he oído mucho peores. Un saludo, Germán |
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Hola, Luis: "discrepo en eso de que el trabajo actoral (Domingo/Meier/etc.) dejaba mucho que desear. Yo te diría que fue lo mejor de la representación. Creo que tanto el director de escena como los actores/cantantes conocen la obra y saben lo que hacen" Me alegro de leerte, aunque en esta ocasión no esté de acuerdo en absoluto. Veamos por qué con unos cuantos ejemplos. Hunding lleva lanza, no espada, como le puso el Sr. Decker. Me parece un detalle simbólico importante. Otra genialidad: la foto de boda entre Sieglinde y Hunding (deduzco que era eso, porque lo cierto es que no se veía, lo que pasa es que uno ya adivina las sandeces de los genios de la escena). Sieglinde la descuelga de la pared para "evidenciar" los paralelismos entre el relato de Siegmund (lo de la joven casada contra su voluntad) y su propia vida, y además se lo echa en cara a Hunding con gestos histriónicos. Esto me pareció "didactismo para público de Gran Hermano". Creo que no hace falta decir más. Que Sieglinde se atreva, tras el relato de Siegmund, a levantar la espada de Hunding contra el propio Hunding, cuando luego se va a la cama con él, tendrá sentido en el presunto cerebro del Sr. Decker. En el mío, no. Por cierto, la espada de Hunding también era un mandoble enorme y la frágil Sieglinde lo manejaba con la ligereza de un palillo, incluso con una mano, creo recordar. Y qué decir de ese poético momento, justo antes de la canción de la primavera, en el que Siegmund exclama: "Nadie salió..., pero uno entró: ¡mira, la primavera ríe en la sala!". Se supone que entonces se vería una "magnífica noche de primavera". ¿Y qué pasó en el Teatro Real? Que la pared posterior de la casa se elevó y ¿qué se veía detrás de eso? ¿La primavera? ¿Flores? ¿Pajaritos? Pues no, señor. ¡¡¡¡Más butacas!!!! Por no mencionar el grandioso final con el fuego mágico. Brünnhilde tardó tanto en ir al lugar donde tenía que dormirse que se tumbó justo cuando Wotan empieza a convocar a Loge (porque no se durmió cuando dice el texto, si no que esperó a llegar al sitio conveniente para quedarse torrada; obviamente los poderes de Wotan funcionan con retraso). Para aquel entonces, para que el lector se ambiente, había surgido un montículo semiesférico de color blanco, sobre el que se tumba Brünnhilde. Delante y alrededor de dicho montículo blanco, cómo no, las condenadas butacas (que son de color rojo oscuro). Cuando se supone que Loge aparece, lo que hay alrededor del montículo blanco se ve bañada por una tenue luz roja. Es decir, las butacas de color rojo oscuro aparecieron aún más coloradas. Y además, el montículo blanco empezó a emitir ligeras volutas de humo. Yo lo siento, pero todo el escenario me pareció un enorme plato de arroz a la cubana: las butacas rojas con luz roja hacían el tomate, el montículo blanco era el montón de arroz calentito (ya que echaba humo), y en vez de un huevo frito sobre él, había una walkyria (la única diferencia con la receta original). Quizá Decker quiso abrirnos el apetito para la representación de "Sigfrido". Vayan ustedes a saber. En fin, que todo eso (y muchas cosas más) me parecieron un espanto. Sólo estéticamente. Si ahora hablamos de interacción entre música, texto y escena, entonces el cúmulo de disparates aumenta notablemente. Mejor lo dejo aquí. Un saludo, Germán |
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Saludos Germán. Te agradezco tu opinión de tu "tortura-Walküre".Me sorprende que si escuchaste por Radio Clásica la representación de día 8, no escucharas el gran recital del apuntador de turno.En cuanto a la Sra. Meier a mi me pareció apurada y raspó unas pocas notas ya de por si dificiles para una lirica llamese G.Browenstijn,etc, cuanto más para una mezzo como es ella.En donde estuvo grande fué éste pasado viernes,en el Arcimboldi de Milano en el Fidelio que a través de Radio RAI pude escuchar en directo.Totalmente de acuerdo en cuanto a Orquesta y Kapellmeister,fué de sosería al cubo.El próximo día 12 de Abril, la Texaco va a retransmitir el Parsifal del Met,pero la nuestra Radio Clásica no la va a emitir,ya estaré al tanto si alguna emisora alemana lo emite,y te cuento este rollo a cuento que debuta el gran Rene Pape en Gurnemanz,no sufras, no dirije el Levine,lo hace Gergiev,ya oiremos si hay suerte, como les sale el Festival Escénico-Sacro,les acompañaran la Urmana,y (tiembla) P.D. si no cancela.Te mantendré informado. Antonio Pons |
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Hola, Antonio: No sé si me he explicado bien. Yo no oí la función por la radio, sino que estuve en el Teatro Real ese día. Por eso digo que, desde el piso donde estaba yo, no se oía al apuntador y se percibían mucho menos las imperfecciones de los cantantes. Por cierto, quisiera ponerme en contacto contigo. ¿Podrías escribirme un mensaje a german@wagnermania.com? Un saludo, Germán |
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Por no repetir por enésima vez lo ya apuntado por más de un participante de este foro, resumen telegráfico: Plácido Domingo, primer acto decepcionante, segundo, más que aceptable; Waltraud Meier, notable sin llegar a paroxismo alguno; De Vol, correcta pero sin capacidad de matizar nada; Ens, mucha voz y nulo control de la misma; Titus, de actitud elegante y quizás el que más me transmitió; Braun, notable; las walkirias, para los tiempo que corren, bien. La escenografia, de juzgado de guardia. He seguido la tetralogía que nos han ofrecido en Bilbao estos últimos cuatro años y a pesar del misterio del perro de "Götterdämerung" y de la pistola de Hunding, lo comparo con el cine de barrio del Real y ganan por goleada. Por cierto, vi la sesión del viernes, 14. Me imagino a Mime vestido de acomodador y a Siegfried comiendo palomitas en su butaca, como niño mal criado, mientras que Fafner-gigante será la reproducción de cualquier monstruito del cine de serie Z. Y en el ocaso me imagino que acabaran cerrando la sala...para poner un multicines. ¡Qué espanto! |
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Yo me dormí y ni vi ni oí nada. Saludos. Javier |