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Actos I de La Walkyria |
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Creo que podemos considerar el acto I de La Walkyria como un caso único en la historia de la fonografía. Ningún otro acto suelto de una ópera o drama musical del propio Wagner ni de cualquier otro compositor ha merecido la cantidad de grabaciones que a lo largo del pasado siglo se han ido sucediendo; muchas de ellas traspasadas al CD. Algunos de estos actos I son un verdadero prodigio, como el de Bruno Walter o el de Kna, y casi todos merecen la pena conocerse por una u otra razón. En cualquier caso, en estos primeros actos preservados por el disco casi podemos resumir la historia del canto wagneriano en el siglo XX. Hace poco leía en la revista francesa L´avant scène opéra, aparte del oportuno comentario de la integral, otro apartado donde se hacía referencia a todos esos actos primeros, y también segundos y terceros de La Walkyria que se han grabado separadamente del resto de la obra. Creo que merece la pena repasar algo de lo que dice Pierre Flinois. De los actos I que se mencionan, yo sólo he escuchado el de Walter, el de Knappertsbusch y el de Klemperer, en los que coincido en líneas generales con la valoración que hace Flinois. En los demás supongo no andará errado. En cualquier caso, los nibelungos y Germán, que son auténticos especialistas, no dudo que aportarán su irreemplazable opinión en este campo. El análisis se cierra a principio de la década de los 90. El análisis comienza con el acto I de Bruno Walter y la Filarmónica de Viena en estudio, al que ya en el antiguo foro y en actual se ha hecho referencia como verdadero milagro. Melchior, Lotte Lehmann y Emanuel List. ¿Hace falta decir más? Flinois mantiene que si sólo tuvieramos un disco, uno sólo, para conocer Wagner, sería éste. Grabado en 1935 , al borde de la Segunda Guerra Mundial, formaba parte, en principio de una integral para HMV. Luego se grabó un II acto en Berlin en 1938 con otros intérpretes y otro director (Bruno Seidler-Winkler) aunque Walter dejó grabada en 1935 la parte de Siegmund y Sieglinde con Melchior y Lehmann . Creo que es historia conocida y el forero de pro no tendrá ninguna dificultad en acudir a la Biblia, es decir a la Guia Wagner de Angel F. Mayo o al amplio comentario que sobre estas grabaciones publicó en el numero especial de Scherzo dedicado a la Opera en disco, para refrescar la memoria. Sobre Walter, el crítico mantiene que ofrece una visión humana, jubilosa al tiempo que mortal del drama de amor más prohibido y más apasionado. En el momento en que Wagner se interpretaba generalmente con tempos amplios, denso, majetuoso, germánico; Walter impuso una claridad, una agilidad, una urgencia, una emoción, que no hallaremos más. El magnifico preludio ya da el tono: la tormenta tiene lugar en las almas, la huida es ante el destino y no ante los hombres. Desde ese primer instante la Filarmonica de Viena tiene unos matices que ya no encontraremos cuando Solti vuelve a dirigir esta música con la misma orquesta. Para las voces, la evidencia es total. List es inmenso. Melchior, con su canto varonil, poderoso, imponente, es capaz también de toda la ternura. Lotte Lehmann es el timbre hecho carne, encarnando de forma definitiva el sufrimiento contenido, la esperanza, el deslumbramiento. ¡Irresistible!. Un hombre, una mujer, su lento descubrimiento, aproximamiento delicado a la vez que sensual. Todo aquí se vuelve un monumento a la historia del canto. Indispensable por siempre. La segunda versión que se comenta es la de Bodanzky, grabado en vivo el 2 de febrero de 1935. ¡El debut de la Flagstad en el Met! Velada histórica donde las haya. De oscura Ortlinde, en menos de dos años y medio, Flagstad encarnará sobre este escenario a Isolda, Brunnhilde, Elisabeth, Elsa y Kundry. El sonido live disgustará a más de uno y Bodanzky, aunque alumno de Mahler, no es Walter, y no está ni Viena, ni el estudio, ni Melchior para imponerse. Queda Flagstad únicamente: encontraremos en sus Brünnhildes futuras una adecuación más apropiada a su tipo de voz que en esta bella y noble Sieglinde, donde ella no experimentará jamás de forma total la libertad incendiaria y el lirismo que requiere el personaje. Pero es necesario ensalzar la belleza natural de su voz, la juventud de su timbre (lo que no afecta para nada a su osadía y a su volumen), esa capacidad de coloración, de dulcificación, de flexibilidad, de infinita variedad que serán siempre características de ese metal que impone aquí una pureza de hielo única en el rol. Para coleccionistas. Sigue con C. Leonhart en una grabación que recoge con la Sender Stuttgart, la velada del 3 de abril de l938 con F. Krauss, Manowarda y Maria Reining, donde no se detiene demasiado. Para guardar memoria del tiempo pasado. A continuación se para en un primer acto tomado en vivo el 21 de septiembre de 1944, dirigido por K. Elmendorff. En él encontramos a Max Lorenz, el mejor Heldentenor alemán de los años treinta y cuarenta, mejor obviamente que en su tardia reaparición bayreuthiana de 1954. Su Siegmund es idealmente heroico y masculino, de una voz franca y limpia, no exenta de entusiasmo. La Sieglinde de Margarethe Teschemacher es demasiado madura (sobretodo en lo concerniente a la voz) y algo vulgar. A pesar del estupendo Hunding de Boehme, profundo y rudo, a pesar de la dramática dirección de Elmendorff (un gran director pero poco apreciado) el conjunto no se impone verdaderamente como una necesidad, salvo por el tenor. Le sigue una versión en estudio, dirigida en 1952 por Leitner en Stuttgart, con Windgassen, J.Greindl y Maria Müller. Una dirección monótona, que no levanta el vuelo. Un Siegmund ?Windgassen- perezoso en la emisión, un poco corto de agudos y que reencontraremos en bastante mejor forma con Kna. Una Sieglinde, estrella de Berlin y de Bayreuth veinte años antes: una Elsa y una Sieglinde de ensueño entonces- que con la edad ha perdido el inmaterial rayo de su timbre luminoso, para exponer un agudo deslustrado e inestable. Un Hunding ?Josef Greindl- demasiado uniformemente siniestro. Reservada esta versión para coleccionistas, aunque sin embargo, es digna de escuchar al menos una vez. A continuación otro live, esta vez de la orquesta de la Radio de Hamburgo dirigida por H. Schmidt-Isserstedt con S. Svanholm, J. Greindl y B. Nilsson. Sólo digna de conocerse por Birgit Nilsson. Sin embargo encontraremos mejores intérpretes en cada uno de los protagonistas. La dirección de Schmidt-Isserstedt, prácticamente su único testimonio wagneriano, no es ni mejor ni peor que la de otros muchos. Sobre todo para curiosos de la Nilsson. Y llega Kna. Como todos sabemos con la Filarmónica de Viena, grabación en estudio de 1958. Sistema estereo. Der niblungen Herr ya habló ampliamente en el anterior foro, de esta grabación de Decca y de las circunstancias en que se produjo. Resumiendo, el sello inglés se preparaba para grabar el primer Anillo integro de la historia en estudio. Se encomendó este I Acto de La Walkyria a Kna y el III a Solti. Nadie sabe porqué, a la vista de los resultados, los productores de Decca se decidieron por Solti, que aún así, para mi, es la mejor Tetralogia en estudio. Pero no me quiero imaginar, a la vista del sensacional acto I de Kna, como podría haber sido esa Tetralogia. La decisión de Culshaw fue un atentado contra el ARTE (con mayúsculas). Grabado en los inicios de la era del stereo, la calidad de sonido es excepcional. Podemos considerarlo como un testimonio de la longevidad de la generación pre-bélica. Una dirección de orquesta que enlaza con la gran tradición de directores anteriores a la Segunda Guerra Mundial, unos cantantes ?Flagstad, Svanholm- ya mayores aunque para nada fatigados. Es univoco y en cierto sentido pasado de moda. Pero aún así, es una lección. También lección y proeza, la grabación del I acto en concierto el 31 de marzo de 1960, grabado con ocasión del 70 cumpleaños de Melchior. Aunque sólo fuera por esto, este acto I seria absolutamente prodigioso. Podriamos sonreir pensando en el I acto de Bruno Walter. Es evidente que el timbre, irremediablemente ha perdido su brillo, pero le quedaban aún cualidades suficientes que podrian envidiar los cantantes de hoy en dia. El acompañamiento, de segundo orden, es sin embargo, de calidad. Una absoluta curiosidad. Para fieles. En 1969, Emi proyecta de nuevo una integral del Anillo, y piensa en Klemperer para llevarla a efecto. Sólo se grabó este I acto de La Walkyria, que se complementaba con unos Adioses de Wotan cantados por Norman Bayle. Las cabezas pensantes de Emi no llegaron a tiempo para grabar el Anillo completo con Furtwängler y ahora les pasaba lo mismo con Klemperer. En 1969 la batuta de Klemperer había llegado al extremo de un ralentizamiento que no habia hecho sino acentuarse con la edad. El efecto aquí es de una lentitud pesante, no exenta de bellos momentos (la tempestad inicial, el canto de Siegmund, el final...) pero sin entusiasmo, nada de teatral, nada más que una demostración de música, que no ayuda en nada a los cantantes, por otra parte desprovistos de las cualidades necesarias. El calor de Helga Dernesch que no puede compensar sus propias deficiencias, ni las notables debilidades de William Cochran. Hans Sotin es simplemente adecuado. Para guardar en el anaquel de los lamentos. Quince años después, otra edición del acto I en estudio. Una versión de lujo para los oyentes de hoy. Tres grandes nombres del panteón lírico: Peter Hoffmann, M. Talvela y E. Marton; y un director: Metha, que ya habia dirigido una Tetralogia en Florencia. Es un I acto sin brillo, sin tensión, sin vida. Y aunque Eva Marton es de una evidencia y una seguridad totales (no se puede decir lo mismo de sus compañeros de reparto) su canto no aporta ningún ímpetu a lo que quedará como un testimonio poco útil. Lorin Maazel tuvo su Anillo en Bayreuth. En 1990 graba con la Sinfónica de Pittsburgh este acto I. No propone más que una bella demostración musical sin ningún plan dramático, y con una indiferencia estilística sorprendente, de la que también adolecen los cantantes. Peter Meven canta sin verdadero grave, como un amable bajo de ópera. Klaus König no posee ni estabilidad ni belleza de emisión, ni sobre todo, belleza de timbre. Susann Dunn tiene una voz bella pero estrecha en el agudo y demasiado ligera para Sieglinde. Puede recordar a Janowitz, quien al menos contaba con Karajan para aportarle la imaginación y el estilo. Resultado global, insipido e inquietante para el futuro. Y hasta aquí este resumen del análisis que hace Pierre Flinois para L´avant Scène Opéra sobre actos I sueltos de La Walkyria. Conclusión: Walter imprescindible; Kna, un prodigio al que el tiempo ha hecho justicia; Bodanzky por el debut de la Flagstad, Elmendorff por Lorenz, Jensen como homenaje a Melchior.... y poco más; en realidad, nada más, salvo claro está los actos I pertenecientes a las integrales. Pero es ya otra historia. Espero que estas notas sean de alguna ayuda a los buscadores de tesoros. Un saludo. Juan Carlos. |
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Completamente de acuerdo con Juan Carlos. El I acto Walkyria de Bruno Walter con Melchior, Lehmann y List es insuperable. List por ejemplo ofrece un papel de Hunding completamente humano, proverbial, majestuoso. Superior a Kipnis y a Gottlob Frick. No digamos de la pareja`protagonista. Curioso es ver como la grabación del I acto desde el MET con Melchior y Varnay (Naxos) grabación 1941 con Leinsdorf a la palestra es más flojo que la grabación de Walter. En cambio el segundo y tercer acto de esta última grabación con Schorr y Helen Traubel son insuperables. La continuación del segundo acto respecto a la grabación de B. Walter, constituida por Marta Fuchs, Hans Hotter, Melchior, M. Klose es algo más floja a mi entender y por tanto no sigue el hilo conductor conseguido en el primer acto. Un saludo |