CASO THIELEMANN o CASO WAGNER?
Madrid, 30 de julio de 2003
Queridos amigos wagnerianos: Hoy me estreno en este Foro y creo que es el mejor momento para unirme a vuestros diálogos múltiples, exponiendo algunas de mis ideas, impresiones y conjeturas respecto a lo que viene ocurriendo desde un tiempo a esta parte y continúa estos días en Bayreuth. Me refiero aquí no sólo a las transmisiones de las representaciones en sí, si no también a todo lo que rodea el acto escénico: artículos, reportajes y afines incluidos. En otras palabras, el ?ambiente?, según nos lo relatan los agraciados con la estancia en la Sancta Sanctorum wagneriana críticos que se encuentran allí en comisión de servicio. A decir de sus comentarios, que se repiten año tras año (parece que ya todos los periodistas, incluyendo a los taurinos y a las chicas de verano que hacen pasantía), saben de memoria cómo hay que empezar cualquier relato sobre Bayreuth: con lo de la madre de Wolfgang Wagner y con la frase ?Wagner, compositor insignia del régimen nazi...?. Por supuesto, gracias a la labor divulgadora de periodistas y críticos musicales hasta los más ignorantes ya saben de quien era amiga la susodicha madre, pasando luego por lo malo y perverso que es el mismo Wolfgang Wagner, un tirano ?chocho? y mandón, que se empeña en mantener las tradiciones de este Festival, hecho, según Agustín Fancelli para los alemanes, también muy malos ellos, por que tienen las absurdas pretensiones de ?sentir Wagner? ¡horror! ¡Amar su obra y, por si fuera poco, admirar a un director alemán y para más INRI, organizar una rueda de prensa en alemán! ¡Cómo irrita todo esto a Agustín Fancelli!, el cual, supongo, nunca se escandalizaría ante un eventual Festival dedicado exclusivamente a la música, pongamos por ejemplo, catalana que tuviera una tradición de tantísimos años y constituyera toda una institución en esta parte del mundo, abierta, por supuesto a la participación de artistas y admiradores foráneos, como ocurre en Bayreuth. Vienen de todas partes para escuchar justamente lo que allí se da, pagan muchísimo dinero a pesar del ?agobiante calor? y la insoportable incomodidad del teatro (según el país) y, que yo sepa, no se quejan de la ?pobre? programación, donde sólo figuran aquellas obras que indicara en su tiempo el compositor alemán y además perdonan todas las barbaridades escénicas y vocales. Es allí, creo, donde está el verdadero problema y no en la figura de W. Wagner y familia, que no quiere ceder sitio a todas estas criaturas ansiosas del dinero y poder y dispuestas a convertir el Festspielle en un festival más con la activa participación (y consiguiente lucro) de agentes de todo tipo, diluyendo su filosofía y la raison d?être y, a ser posible la wagnermanía universal como tal, en un sinfín de proyectos, propósitos o despropósitos. El problema es la supervivencia misma del Festival, que si bien recibe inyecciones de dinero proveniente de fondos públicos, tiene índices de frecuentación y prestigio superlativos a pesar de la intensa campaña desatada desde hace algunos años en contra de W. Wagner y que, curiosamente, coincide en el tiempo con la campaña desatada por los mismos medios contra M. Thielemann, a partir del momento cuando el joven maestro berlinés empezó a emerger en el panorama wagneriano, hasta ahora acaparado por D. Barenboim no sólo en Berlín y Bayreuth, si no en el mundo entero, puesto que los medios se empeñaron en nombrarlo el ?Wagneriano Mayor del Universo?, y, que además, se erige aparentemente como promotor de R. Wagner en Israel. Es verdad, que desde hace algún tiempo el Director judío-argentino-español dejó de mencionar las connotaciones nazi y demás información por el estilo en sus entrevistas, quizás porque tomó conciencia de que no encajaba bien este modo de defender a R. Wagner ante los ciudadanos de Israel (no olvidemos que nunca hubo en ninguna orquesta del mundo un conato de protesta y rechazo a la interpretación de la música de Wagner a pesar de que el peso de los músicos judíos en cualquier composición sinfónica es altísimo) y, a la vez, continuar haciendo rémoras del antisemitismo de R. Wagner y su condición de compositor predilecto del régimen nazi. En una clase de psicología lo llamaríamos ?doble mensaje?, pero la política actual está llena de dobles mensajes, cosa que no era propia en el gran compositor alemán, quien hablaba con firmeza de sus ideas y fobias, incluyendo la actitud hacia lo que hoy día llamaríamos ?lobbi? o grupos de presión en los medios de comunicación y otros estamentos que configuran la opinión pública. Toda esta parafernalia alrededor del Festival es política, que nada tiene que ver con el verdadero problema, repito, que es la evidente pérdida de calidad y el acomodo del público, que dócilmente acepta y aplaude un ?TRISTAN? sin Tristan, un ?Tannhäuser? sin Tannhäuser ni Venus, un ?Siegfried? sin Siegfried. ¿Quién y por qué contrató al impresentable Glenn Winslade, al increíble Pájaro, al declamador Franz y demás desafinados gritones? ¿Se trataría de cantantes contratados con anterioridad? ¿Por qué en este Templo wagneriano, donde se supone deberían reunirse los mejores, (y los hay, como Urmana), o los que van mejorando, como Herlizius, que desde el año pasado lo ha hecho en gran medida, se permiten repartos enclenques con voces absolutamente no aptas para sus papeles? Si el culpable de ello es W. Wagner deberían criticarlo por estos imperdonables fallos (¿no era suficiente la tortura con Smiedt para colarnos a Winslade y Franz después del mozartiano y quebradizo Wagenfurer?); por esto y no por haber nacido hijo de su madre y haber repudiado a su hija y cosas por el estilo se podría criticar a W. Wagner. Pero todo vale cuando de una campaña de desprestigio se trata. Y lo más gracioso es que la gente educada y de conducta políticamente correcta, parece ser que debe aparentar ignorar la existencia de estos grupos de presión, mientras éstos hacen propagar rumores de todo tipo, sin miedo de caer en lo ridículo cuando se le atribuye a Thielmann tendencias homosexuales. ¿A caso es algo reprobable en este mundo musical, donde existen un Levine o un Guerguiev y tantos otros famosos y no tan famosos? Y ¿qué decir de la madre omnipresente? Créanme que quedaría muy desfavorecida al lado de la madre de Venguerov o de la superfamosa madre de E. Kissin, eso sin hablar de la simpatiquísima señora madre de un director español o de la misma Rosa Kasparova, que no han molestado, según parece, a nadie. En lo que a la actitud de cantantes que no soportan al berlinés, no hay que olvidar que la mayoría de los cantantes wagnerianos y sobre todo los de Bayreuth, pertenecen a la órbita de Barenboim, cuando no son artistas fijos de su teatro y, como es lógico, la gente, que no es tonta, sabe que actitud tomar bajo el Arcano de la Prudencia. Esta misma prudencia demostró el Sr. Igés, quien lejos ya de exponer argumentos denigrantes contra Thielemann, como se hacía en la radio en cada ocasión que se presentaba, se limitó a cumplir con el rito impuesto de denigración de Thielemann, balbuceando frases confusas y enigmáticas como ?este polémico director, conocido por sus conflictivas declaraciones... ? y etc., sin que el público no enterado de la reciente lucha por el puesto, todavía no creado de Generalmusikdirector de Bayreuth y de la Dirección unificada de dos teatros de ópera, no sabría cómo entender. Me pregunto, ¿sabría este público, escuchando las viejas grabaciones en los entreactos, apreciar la diferencia entre la calidad de voces y la técnica de los cantantes de la tan denostada hoy en día ?vieja escuela? (por lo exigente y rigurosa), y la de los de ahora, donde un modestísimo y monótono Robert Dean Smith, de voz engolada y algo caprina y agudo apurado se perfila como tenor wagneriano, haciéndonos añorar clandestinamente un pequeño soplo de la belleza tímbrica y entrega de P. Domingo, con todas sus desavenencias wagnerianas? Pues aquí está la madre del cordero: es largo el historial del conflicto de Plácido Domingo con Bayreuth, o sea con W. Wagner. Ahora ya son tres, según nos cuenta El País, los que amenazan con no ir a Bayreuth mientras Wagner siga al frente: Domingo, Barenboim y Mayer. Yo que W. Wagner me pondría a temblar... Saludos a todos deseándoos muchos felices Bayreuth,
Radiobestia
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