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Wagner arquitecto |
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Wagner, arquitecto musical Mis queridos amigos wagnerianos: El tema de la relación entre Richard Wagner y la arquitectura es algo apasionante e interesantísimo. Ante todo, debo presentarme, pues es la primera vez que participo en este foro. Me llamo Ignacio. Estudio arquitectura en la Escuela de Madrid, toco la trompeta en una banda de música y hago más cositas que me las callo porque no procede exponerlas en este lugar. Siempre he pensado que arquitectura y música son la misma cosa ("la arquitectura es música petrificada", decía alguien allá por el sigo XVIII). Los categorías de ritmo, armonía, proporción, color son comunes para ambas disciplinas, en mayor medida, en la arquitectura y en la música "clásicas" -aunque realmente deben serlo en general-. De hecho, se pueden estudiar las proporciones de las habitaciones de las villas de Palladio (1508-1580) atendiendo a las relaciones entre las cuerdas tensadas que emiten tal o cual intervalo respecto de la nota que suena "al aire" según se corte su longitud. Al igual que existe una relación entre la longitud de la cuerda, la longitud después del corte y los sonidos emitidos, hay también relaciones de proporcionalidad entre las dimensiones en planta de estos edificios, su altura, su volumen, la articulación de sus paramentos mediante los órdenes clásicos, su uso y su estabilidad mecánica (ancho de los muros, contrafuertes o estribos, arbotantes en el gótico; que también seguían reglas de proporcionalidad geométricas). De esta manera hemos relacionado las tres categorías vitruvianas de la arquitectura ("firmitas, utilitas et venustas" -firmeza o estabilidad, funcionalidad y belleza-) con la proporción geométrica y matemática; y, por lo tanto, musical. Ya en el pasado siglo XX, Le Corbusier, arquitecto-dios de la centuria, estableció su sistema de proporciones basado en el cuerpo humano, el "Modulor", de tal manera que las relaciones entre las distintas medidas coinciden con la serie de Fibonacci (a(n)= a(n-1) + a(n-2): 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21...) y, curiosamente, también reproduce en cierta medida los intervalos entre las notas emitidas al aire por la trompeta, en sentido ascendente (do, sol, do, mi, sol, la, sí bemol, sí, do, que, puestos numéricamente en sentido descendente: ½, ½, 1, 1+½, 2, 3 + ½, 5...) A lo mejor quiero contar cinco pies al gato, pero sí es cierto que a la hora de componer algo "bello," musical o arquitectónicamente hablando, siempre se han usado las proporciones matemáticas, desde las más simples (1, 2, 1, 2...; 1, 2, 3, 1, 2, 3...-compases de 2/4 y ¾ respectivamente que han sido manejados en el ritmo de los pilares de las catedrales románicas y góticas) hasta las más complejas, como la teoría de la fractalidad tan de moda actualmente (de forma sintética diré que la fractalidad es esa categoría de las creaciones de la Naturaleza en las que su apariencia a una escala macroscópica es igual que microscópicamente; como puede ser un copo de nieve, en el que siempre se repite la misma geometría, miremos a la escala que miremos). Estas composiciones fractales abundan hoy tanto en la arquitectura como en la música. Destaco el ejemplo de la ampliación del Victoria & Albert Museum en Londres de Daniel Libeskind, en el que un muro en espiral plegado sobre sí mismo configura la totalidad del edificio. El edificio es un muro, o el muro es un edificio. Cierto es que la arquitectura de Libeskind puede adolecer de cierta banalidad, pero me sirve como ejemplo. Como muestra de fractalidad en la música son las nuevas y horrorosas composiciones del grupo Rigel. El todo es igual que la parte y la parte es igual que el todo Esto se parece a la definición de simetría renacentista: la relación del todo con las partes, las partes con el todo y las partes entre sí. Pero hay un ejemplo mejor, que todos conocemos bien: Wagner. ¿Se puede considerar el uso de los "leitmotive" y su relación con la totalidad del drama como algo "fractal"? ¡Menudo debate se puede plantear! ¿Qué es lo que hace Wagner para ser considerado "arquitecto"? Voy a poner un ejemplo. En su drama "Parsifal", como todos saben, Gurnemanz invita al muchacho a seguirle hasta la sala del Grial con estas palabras: "Como puedes ver, hijo mío, aquí el tiempo se hace espacio." ¡Qué maravillosa expresión, que se adelanta en algunos años a la teoría de la relatividad de Minkowsky-Einstein! ¡Qué maravillosa transformación espacial del claro del bosque en sala abovedada sólo con medios musicales! (Los medios escénicos deberían ayudar, pero como vimos en el Real hace poco, en vez de enfatizar la música la perjudican -o, por contraste, la hacen si cabe más sublime, ya que es lo único de valor de la representación-). Wagner se vale de medios orquestales, tímbricos, dinámicos, disposición de los coros, resonancia de los mismos, tempi musicales y con ello crea, construye o edifica la sala del santuario del Grial. Si en lugar de asistir a una representación en un teatro escuchamos -no sólo oímos- la música de Parsifal sin ver la escena, estos valores se destacan. El colocar los coros en forma de terrazas, a distinto nivel, a distinta distancia y en distinto punto de la partitura logra un efecto sobrecogedoramente arquitectónico: la resonancia de una cúpula, esa reverberación propia de los espacios pétreos que hace que la música suene más solemne, con mayor volumen, envolvente, creando un "espacio sonoro". Eso sólo lo han hecho Wagner y los constructores góticos en los coros de las catedrales; sin olvidar al maravilloso Palladio, que en sus iglesias venecianas propone un sistema de resonancia de la música divino. Quiero hacer un inciso para exponer una preocupación: la destrucción de los coros de las catedrales. De ello ya habló mi buen profesor Don Pedro Navascués en su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El coro catedralicio es un espacio arquitectónico y musical de suma importancia. Hoy, los obispos deciden derribarlo y convertir la nave de la iglesia en algo parecido a una nave de corderos, diáfana y plagada de bancos. Debemos concienciarnos de la importancia cultural, arquitectónica, artística, musical que el legado de los coros -muy mermado durante el último siglo- supone. Todas estas "intervenciones" están promovidas por intereses litúrgicos, político-religiosos, o "artísticos" y de "diseño," estéticos del arquitecto restaurador. Ya lo advertía Victor Hugo, los cuatro males de las catedrales son los terremotos, las guerras y las restauraciones de los arquitectos. Yo incluiría a los talibanes también. Cuidadito, pues. Tras este triste y preocupante inciso, vuelvo al tema que nos ocupaba. Esta afirmación pre-einsteniana de que "aquí el tiempo se hace espacio" se localiza en el primer acto del Festival Sacro Dramático Solemne. Y con ella Gurnemanz, caballero del Grial, invita con cierta ternura paternal a Parsifal a seguirle hasta el santuario donde se guarda la reliquia de la Última Cena. De esta manera, el genio teatral de Wagner consigue transformar la "música" en "escena", creando un "espacio sonoro" gracias a medios teatrales de escena, orquestales, rítmicos, corales y vocales, tal y como su obra de arte total exige. Como acertadamente indica Ernst Bloch en su ensayo Paradoja y pastoral en Wagner, "sitúa por encima del devenir cronológico lo que descansa en el espacio, lo conseguido, e incluso acelera el paso del tiempo, toda vez que, al descubrirlo, lo ralentiza." Y continúa diciendo que "pretende que el arte cronológico dinámico, como es de suyo el wagneriano, se transforme en espacio hierático, en ese espacio particularmente libre de una construcción central bizantina con cúpula." Respecto a la pregunta de un wagneriano barcelonés sobre la influencia de Wagner en Gaudí, habría que buscarla, a mi todavía no formado juicio, no en esas consideraciones estéticas o sublimes, profundas, sino más bien en esas imágenes de estampas o cuadros sobre escenas de las óperas del Genio de la palabra y la música que los pintores modernistas ilustraron. Ellas, quizá, alimentaron la fantasía del otro genio: Gaudí. A este respecto, un amigo decía que la única explicación a esa fantasía desbordante es que don Antonio fumaba hierbas y nada de influencia wagneriana ni porras. No es más que una afirmación jocosa y no hay que tenerla en cuenta. Aunque hoy valoremos o estudiemos la obra arquitectónica con estas categorías teóricas, es cierto que éstas no han sido utilizadas como explicación del proyecto hasta el siglo XX. Reconocemos el genio con otros parámetros, más universales. Valoramos el espacio, la maestría en su configuración y relación temporal del recorrido. Todo ello excluye, o parece derivar a un segundo plano -si se quiere, funcional al servicio de estas categorías- el papel de la ornamentación, la piel del edificio y que, en cambio, en la arquitectura modernista (ojo, no moderna: modernismo es la variante catalana del Art Nouveau) cobra tantísima importancia hasta hacerse el núcleo, el foco creacional, la sustancia o la "chicha." ¿No pueden recordar las chimeneas de "La Pedrera" cascos de los caballeros del Grial o de los hombres de Lohengrin o Tannhäuser? Desde luego no recuerdan al salón de "La Traviata," ni a "Los pescadores de perlas." ¿Es wagneriano? No lo sé. No conocí a don Antonio. No sé cuándo llegó la música de Wagner a Barcelona ni si la escuchó alguna vez en su vida. (Tengo entendido que se conoció a Wagner en Barna gracias a la Banda de Música Municipal, que tocaba arreglos de sus obras. ¿Es eso cierto? Lo que sí lo es, es que cuando murió Albéniz y su cuerpo fue trasladado a Barna, la Banda precedía en el desfile fúnebre al ataúd interpretando la Marcha por la Muerte de Siegfried del Ocaso de los Dioses). ¿Se puede considerar la Sagrada Familia como una obra de redención al modo de Parsifal? Yo más bien pienso que es demencia senil. Mayor demencia es terminarla y mayor aún hacerlo en hormigón. ¡Con lo bonita que era estando a medio construir! ¡Qué imagen más romántica, las ruinas! Dejarla como se quedó a la muerte de Gaudí hubiese sido un acierto. De esta manera es un engaño. Si no la terminó él, que al fin y al cabo era una obra personal e individual, en el sentido del artífice y del receptor de la creación, hubiese sido mejor dejarla tal y como estuvo hasta entonces. Me voy por los cerros de Úbeda. Parsifal, en palabras de don Ángel Fernando Mayo, "es el resumen de toda la aventura wagneriana, el nudo definitivo del complejo y riquísimo mundo espiritual de su autor." Ese último y "decadente" cristianismo en Wagner, esa "elevación en el más amplio sentido de la palabra" (Nietzsche dixit), esa "redención al redentor" quizá pueda emparejarse con el fundamento simbólico de cada elemento arquitectónico del bosque naturalista para la oración que es el proyecto de la Sagrada Familia, identificado con la fe católica de Gaudí. Gaudí, al igual que Wagner ya no investiga ni experimenta nada al final de su vida. Ya está todo "revolucionado:" la música por parte de Wagner y la arquitectura por la de Gaudí. Al final de sus vidas el primero escribió el Parsifal y el segundo proyecta -y no termina- la Sagrada Familia. Wagner abandona la vida en este mundo en 1883. Gaudí asume la continuación de las obras del Templo Expiatorio en ese mismo año. No olvidemos que la cabecera ya estaba construida en estilo neogótico. Gaudí hace de ese encargo "SU" encargo: le da la dimensión personal de la proyección de su propia fe, otorga a cada elemento un significado concreto, con un lenguaje propio, el de la forma del arco catenárico. Se me ocurre otra reflexión, a propósito de esto del arco y es la siguiente. El conocimiento empírico estructural por parte de Antonio Gaudí le lleva a proponer en casi la totalidad de su obra el arco con perfil de la catenaria invertida, pues es el más acertado, ya que la obra de fábrica sólo trabaja a compresión y esta compresión se transmite con la forma inversa a la de un hilo que cuelga. Está expresada en la obra de Gaudí la transmisión de empujes mejor que en una clase de estructuras. Gaudí se vale de ello, y entro ahora en un juicio formal o estético, para crear una piel continua que envuelve el espacio y lo caracteriza. Paredes, techos, cubiertas, paramentos, soportes: ¿alguien los encuentra en la Sagrada Familia? Es como la melodía continua de Wagner, el narrador de la acción. Ya no hay arias, coros, recitativos: es una melodía infinita. Es un fluido. Pues casi igual. La "obra de arte total" se entiende en ambos artistas. En Gaudí y el la arquitectura modernista se entiende al conjugar las artes plásticas al servicio de la arquitectura. De esta manera se percibe el papel de la decoración, la cerámica, los trabajos en yeso, los estucos, la forja, las esculturas dentro de la arquitectura de Gaudí. El debate planteado, y con esto termino, es el siguiente. ¿Existe verdadera influencia wagneriana en Gaudí -y en la arquitectura en general-? ¿Conoció Gaudí la música, las ideas escénicas de Wagner y las interpretó arquitectónicamente o plásticamente, o bien sólo nutrió su imaginación con esas estampitas de escenas wagnerianas? ¿Qué relación tiene Wagner en la arquitectura en cuanto a la concepción del teatro moderno? Si alguien ha terminado de leer esto y lo ha leído todo, enhorabuena, pues ¡menudo ladrillo! Muchas gracias y espero aprender mucho de las contestaciones que reciba mi mensaje. Pido perdón de antemano por si existe alguna falta de ortografía que se haya escapado o si algún dato es incorrecto. Ignacio Crespo |
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Hoy que me he decidido a participar en el foro (tras meses de dudas) me pongo en serio. Tu mensaje, que me ha gustado bastante, se merece varias anotaciones: |
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Disculpas por una mecanografia demasiado rápida: Lo que decia: 1ero- Animarte a escribir mas al respecto de los paralelismos entre arquitectura/s y estructuras musicales, la idea de los arcos botantes ronda en mi cabeza durante años, pero mis conocimientos arquitectonicos topan siempre con la pereza, pero el concepto esta presente. 2do- En cuanto a un Gaudí wagneriano... No lo creo. La mejor descripción de gaudí la he leido de Josep Pla que exponia la idea de que el arte del arquitecto no se podia concebir en otras latitudes que no fueran las nuestras, con una luz solar que permitiese apreciar todos los matizes. Decia Pla (no sé si en boca suya o en la del arquitecto) que el gótico con nuestra luz quedaba desmitificado, extraño, alienado del paisaje, un arte demasiado artificial. Gaudí es un observador de la naturaleza bien iluminada. Wagner es otra cosa. Quizàs si que Doménech i Muntaner era mas wagneriano, aunque esta opinión se tendría que trabajar más. 3ero- En todo caso, en la burguesia barcelonina de entre siglos, los germanofilos són abundantes (no sé si por wagner o por otros motivos), en todo caso ahí queda la notícia de la expiración de los derechos de Bayreuth sobre el Parsifal y su representacion de madrugada en el Liceu, o las valquirias en el Palau de la Música. Quizás esto último promueva la idea de un modernismo de inspiración wagneriana. No sé Ignacio, continua con el tema... |
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Encuentro muy interesantes y apasionantes tus comentarios. En Europa se establece, y principalmente en Francia- su cuna-, una corriente artística muy importante y vital, que es la del Simbolismo. Según muchos autores, entre ellos el prestigioso profesor, L. Delevoy establece que el "movimiento simbolista" y dentro de éste la denominada "Década Malva" (1876- 1885), se basa en el modelo sinfónico y artístico de Wagner (Ver Diario del Simbolismo, del mismo autor. Edición Skira y Editorial Destino). Sigue el autor diciendo que el Simbolismo no es sólo una época o un movimiento, sino más bien una atmósfera, de una actitud donde convergen las visiones de Füssli, Baudelaire, Rimbaud y Verlaine, Mallarmé y el poderío wagneriano. El Wagnerianismo, como fenómeno de éxtasis individual y colectivo, es lirismo tónico, abismo de ensueño, derivación romántica, receptáculo de fantasmas, signo de unión de clases (políticas) y de creencias (múltiples), idealismo multidimensional, folklore filosófico, amalgama y laberinto de mitos, desvaimiento, turgencia, horrores pesimistas, fulgores eróticos, agresiones afectivas, toxinas de muerte. Todo ello estimularía de Baudelaire a Böcklin (a quien Wagner pidió que realizase los decorados de la Tetralogía) y engendraría un nuevo culto, "una pintura wagneriana". Entre estos los más relevantes son Henri Fantin- Latour (1836- 1904); Loys Delteil, Jules Bonnet, Puvis de Chavannes, Odilon Redon, Bunne Jones y muchos otros, los cuales profesaban un culto absoluto a Wagner, del que decían perseguían en sus dramas musicales "una acción conjunta de todas las bellas artes". Mallarmé, ferviente wagneriano, adquirió la costumbre de reunir a sus amigos que tenían una causa común; la del culto a Wagner: Zola, Villiers de l’Isle Adam, J.K. Huysmans, Catulle Mendès, Félicien Rops, Henri de Régnier, Manet, Redon. Munch, Gaugin, Verlaine, Nina de Villard, Eugène Lefébure, Stuart Merrill, Georges Rodenbach, Henri Cazalis, Teodor de Wyzewa, Gabriel Mourey, Elémir Bourges, Robert de Montesquieu, Emmanuel des Essarts, Emile Verhaeren y Gustave Kahn. Más de un autor ha querido establecer lazos poderosos entre el Simbolismo y el poderío wagneriano en el esplendor modernista. El nacionalismo catalán bebe de las fuentes wagnerianas, como inspiración no solo musical sino también ascética lo que deriva en todas las artes de aquel tiempo, en la escultura, la pintura y la arquitectura. Saludos. Helynet |
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Hola, Ignacio: He leído tu mensaje y quisiera comentar dos cosas que me han llamado la atención. La primera es que estoy totalmente de acuerdo en que habría valido la pena dejar la Sagrada Familia como estaba. Jamás me he llevado mayor decepción que cuando vi el portal "nuevo" (el de las esculturas de Subirach). La comparación con el "antiguo" provoca risa o llanto, según el estado de ánimo. La segunda es la comparación que estableces entre los sistemas de leitmotivs y los fractales. Si no recuerdo mal, el fractal es una figura cuya estructura jamás cambia. Sólo se puede combinar consigo misma. No es el caso de los leitmotivs: estos cambian, varían, se amplían, se recortan... Las variaciones musicales son la negación de la generación fractal. El único caso que se me ocurre de generación musical semejante a los fractales sería el minimalismo. Por lo demás, muy interesante tu exposición. Un saludo, Germán |
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Me gusto tu mail aunque no concuerdo en muchos temas, pero podemos tratar de hablar de Wagner y la arquitectura. Para empezar olvidemosnos de sueños: Wagner no era ni quiso ser arquitecto, no matematico. Gaudi conocio el wagnerianismo dentro del movimiento renacentista gracias tanto a la banda como a los textos de la associacion wagneriana, pero Gaudi no fue wagneriano como tal. Pero vayamos ordenadamanete con los temas que tratas: 1- MUSICA Y ARQUITECTURA EN EL ARTE WAGNERIANO Wagner era un seguidor de Schopenhauer , y tenia su idea respecto a los principios que tocan al sentimiento a partir de la representacion. O sea: Color, Musica, Volumen?. Schopenhauer indica que hay una serie de elementos basicos que nos ’dicen’ algo al sentimiento de forma innata. El color, por ejemplo. Hay colores que calman y otros excitan? El volumen o proporciones, que afectan a nuestra sensibilidad. Y la musica que consideraba como el mas perfecto de los medios pues no necesita un intermediario material. Wagner pretendio usar pues tiodos los medios para lograr su ’obra de arte total’. La obra wagneriana tiene musica, poesia y volumen (representacion o escenografia). Hay pues una base en Wagner de arquitectura, la escenografia. Toda la escenografia wagneriana esta pensada en base a una arquitectura coerente con el sentimiento que se quiere dar en cada instante. Yo tengo escrito algo sobre ello, y Appia tiene un libro magnifico sobre escenografia y volumenes en las representaciones wagnerianas. 2- EL TIEMPO SE HACE ESPACIO La famosa frase del Parsifal no se refiere en modo alguno a una consideracion relativista espacio-tiempo en el sentido einstein y demas!!!. Esta frase, viene dada por el concepto de Espacio-Tiempo definido por Schopenhauer en su obra El Mundo como Voluntad de Representacion, obra que es la base del Tristan e Isolda y del Parsifal desde el punto de vista filosofico (y del personaje Wottan del anillo, de Sachs de los Maestros). Wagner escribe que apoya totalmente ese concepto schopenhaueriano de Espacio-Tiempo como factores de individualizacion de la Voluntad. El tiempo da la perecidad y el lugar la individualidad a la voluntad. Por eso donde no hay tiempo hay inmortalidad, hay Voluntad mas pura. En Montsalvat los caballeros no mueren mientras ’coman’ el Caliz y el Pan Sagrado. Los caballero si tienen Espacio, son seres individuales y ese es su limite, su ’pecado’ aun. No es pues una frase arquitectonica sino filosofica. Parsifal no es una obra para exaltar el santuario sino para expresar el sentimiento de Compasion. Lo que pasa es que la grandeza del santuario , del Lugar , se refleja en la musica tambien. 3- BAYREUTH Wagner si fue arquitecto una vez, en la construccion de Bayteuth. El diseño de Bayreuth lo hizo wagner revolucionando el Teatro de Opera clasico. Hundio la orquesta bajo el esceario, para que la gente no mirase los musicos sino la obra. Elevo las sillas de platea del mismo nivel que estaban antes, para mejorar la visibilidad, estudio la faceta de audicion y elimino el antepalco, excusa para que la gente hablase e hicuera sociedad mientras se escuchaba la obra. Wagner tiene en Bayreuth una revolucion enorme del Teatro respecto a su epoca. 4- Gaudi: El catedraitco de la Catedra Gaudi, sr Bassegoda, dio precisamente hace muy poco una conferencia sobre Wagner y el edificio del teatro en la Associacio Wagneriana. Gaudi era un paralelo con wagner respecto de la arquitectura. Quiso rezar con piedras, como Wagner quiso expresar sentimientos con sus Tragedias. Pero no hay una relacion mucho mas directa. 5- Escenografia Te recomiendo el libro de Adolhe Appia sobre escenografia wagneriana |
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Totalmente de acuerdo con lo de la Sagrada Familia. Yo no soy de Barcelona, pero tuve la fortuna de visitarla hace poco, y lo cierto es que tras ver la fachada de Gaudí, la de Subirach parece una tomadura de pelo. Respecto al minimalismo: En el minimalismo si que hay variación, lo que ocurre es que esta se da una vez cada muchos compases. Esto que sigue es una opinión muy personal: a mi el minimalismo me pone nervioso, tanta repetición aburre y da dolor de cabeza. Saludos. |
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Se me olvidó en el mensaje anterior hacer una pregunta, que tal vez sea algo tonta: Como es sabido, Siegfried Wagner comenzó estudios de arquitectura, aunque luego abandonó esta por la música y fue director de orquesta y compositor. ¿Tiene que ver esto algo con el tema (si se quiso hacer arquitecto tal vez por influencia paterna) o es pura casualidad? Gracias de antemano por vuestra contestación. |
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Creo que Wagner seleccionó los estudios de su hijo, para que fuera competente en una carrera y un oficio. Así que supongo que los estudios de arquitectura los siguió de acuerdo con los planes de estudio de su padre. No sé si es lo que preguntabas. Un saludo, Germán |
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Eso mismo era, muchas gracias. |
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Querido Ignacio: Respecto a la primera audición wagneriana, esta tuvo lugar en Barcelona, el 16 de julio de 1862, formando parte de los conciertos populares ofrecidos por los coros "Euterpe", que dirigía el maestro y compositor Anselm Clavé, donde se ofreció una audición integra de la "Marcha triunfal" de Tannhäuser, integrada por los citados coros y reforzada por la orquesta del Gran Teatre del Liceu, 60 profesores de orquesta y la Banda del Regimiento de la Princesa. El éxito fue enorme. El concierto se celebró en los ya desaparecidos Campos Elíseos, en cuyos jardines se edificó más tarde el "Teatro lírico". Dos años más tarde en Madrid se celebró un concierto dirigido por el maestro Barbieri y en el cual se ofreció también la marcha de Tannhäuser. Posteriormente, en Barcelona en el año 1892 el Orfeó Català interpretaba fragmentos de Parsifal; el 1894 de Tannhäuser y en 1896 la escena de la Consagración del Grial de Parsifal. No es de extrañar pues, que la filiación wagneriana en Barcelona tuviese una clara alusión en la ornamentación del hemiciclo del Palau de la Música. Saludos Helynet |