Pues llegó el grán día. El tenor - que se levantó con traqueitis esa mañana - juró a la dirección que podría cantar al menos el 1er acto mientras llegaba el sustituto a las 6:30. El tenor, o sea, Alfons Eberz, no pudo entonar ni una sola nota. Se interrumpió el 1er acto. Se devolvió el importe de la entrada a quien lo solicitó. Nos quedamos un pequeño porcentaje del aforo dispuestos a oir el Ocaso aunque fuera en braille. Chocante el ver a Eberz gesticulando y a un Sr. de esmoquing a un lado cantando. Uno se acostumbra. Voz justita y rota al final, pero lo redime la profesionalidad y escuela. Se salva (a mi entender) la función. Mi Luana de Vol logra contener sus balidos (incluso algún momento bueno) Y ahora viene lo terrible: se puede perdonar las enfermedades, fallos, horarios de línes aéreas que traen a tenores sustitutos, vibratos contundentes, interpretaciones escénicas peculiares, pero nunca a una orquesta (Mi orquesta de Madrid que cumple 100 años) con un fallo garrafal tras otro. El final del 1er acto fué de verguenza. Algo pasó en el entreacto que el 2º acto estuvieron más centrados, aunque en los compases finales los compañeros del metal le dieron duro y...bueno, lo dejo. Creo que la dirección del TR se anduvo lista gestionando la súbita afonia de Eberz y en general la cosa no estuvo del todo mal, dadas las circunstancias, pero la orquesta, ya rodada, nos, perdón, me (casi) fastidió la opera. OJO, la 1ª Norna, Elena Zhidkova, me dejó impactado con su voz. Canta, además el papel de Waltraute los días 12 y 16. Le he puesto una pistola (de agua) en la sien a un amigo no-wagneriano e iré el día 12 a oirla. Contaré.
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