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¡Qué chasco! |
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Bueno, más de medio año esperando a que la colección La mejor ópera publicara el DVD correspondiente a Tristán, y cuando llega resulta que la puesta en escena corresponde a la versión de Kontwitschny o algo así... El del Lohengrin y los pantalones cortos. En fin, a soportar una ración más de la degeneración que caracteriza al arte oficial de nuestros días. Se trata de la versión esa en que Tristán sale a medio afeitar en el primer acto, la del crucero y esas pamplinas. Me pareció muy interesante un artículo que me recomendaron de un tal Roger Scruton, publicado en The Guardian. Creo que este señor decía, con todo el conocimiento, que los modernos productores, cabreados por un arte que hace escarnio de sus propios estilos de vida, reducen todo su mundo simbólico a una farsa. Pero claro, luego resulta muy fácil enarbolar el estandarte de la libertad. De boquilla todo vale, lo vemos cada día en la tv. Saludos. |
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POr cierto, se me olvidaba poner la dirección web del artículo (en inglés) y tb de la pg web del autor, respectivamente: http://books.guardian.co.uk/review/story/0,12084,934091,00.html http://www.rogerscruton.com/ |
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Hola Ossian, A mi también me ha causado una gran desilusión encontrarme con esa puesta en escena y me pregunto qué sentirán aquellos cantantes y miembros de la orquesta que a base de esfuerzo, sacrificio y aptitudes artísticas son capaces de dar vida a las óperas de Wagner, cuando ven que los directores de escena se toman estas obras como un medio para causar un escándalo y hacerse famosos. Un músico (sea cantante o instrumentista) consigue su fama por méritos, por emocionar al público que le ovaciona con agradecimiento y respeto. Si fuera continuamente abucheado sería cada vez menos contratado y sería puesto en entredicho. Sin embargo, estos otros señores, cuanto más son abucheados, cuanto más disgusto nos causen porque en vez de hacernos disfrutar nos destrozan la noche, resulta que más famosos se hacen y más sube su caché. Creo que el problema de fondo es que ni aman estas obras, ni las sienten y confunden la creatividad con el esperpento. Pero la responsabilidad está en quien les contrata utilizando muchas veces el dinero de todos. Saludos. |
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No os preocupéis. Luego de profundas consideraciones he llegado a la conclusión de que la cultura kitsch ha invadido la escena wagneriana (no hablo de la interpretación musical ni del desempeño de los cantantes). ¿Será esta una nueva etapa que habrá que soportar estoicamente? Después del Tannhäuser "punk" y el Parsifal de Christoph Schlingensief creo que más que la novedad de lo "moderno" hay que hablar de vulgaridad. Pregunto yo: ¿Si a alguno le hubiesen mostrado alguna escena de Parsifal sin decirle que de ello se trataba, no hubiera dicho que estaba viendo una representacion del musical "El Rey León"? Y esto para ser benigno, pues para los carnavales falta aún mucho tiempo. |
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Además no entiendo porqué se limitan únicamente a desguazar la representación escénica. ¿Por qué restringirse a cambiar solo una cosa pudiendo actualizar muchas mas?, tienen un campo de acción mucho mas amplio, prácticamente sin fronteras. Yo les animo a que modifiquen todo, partitura, instrumentación, personajes, trama ? etc, que no dejen títere con cabeza, vamos. |
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Tal vez un poco de culpa nos corresponde a los sufridos espectadores que tragamos con todo.En la inauguración del festival de este año, al finalizar "Parsifal" hubo un fuerte abucheo momentaneo, que se trasformó en aplausos y aclamaciones en cuanto salieron los cantantes y el director a saludar. La verdad es que la música de Wagner puede con todo, pero tambien creo que hay que mostrar más energía en el rechazo a las barberidades que se están haciendo.Y en este caso el máximo responsable es el nietísimo Herr Wolfgang, al que pienso que hace muchos años que habría que haber jubilado. |
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Estoy con vosotros. La mayoría de las escenografías actuales están tan alejadas de las de Wagner que si las viéramos "mudas", sin música ni canto, no nos evocarían para nada las obras que pretenden servir como base visual. Lo mismo sucede con otros compositores. ¿Qué me decís del Don Giovanni "de Bieito" con uniforme del Barça, barbies superestar, palomitas, coches, bates de baseball, meadas y Don Simón? Estamos apañaos. Rex. ¡Por las escenografías dignas! ¡Abajo la tiranía de los directores artísticos degenerados y sus secuaces que lo consienten! |
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Buenos deseos, Rex, pero muy difíciles de realizar, ya sabes lo sencillísimo que es "epatar al burgués" y estos tipos juegan con eso. En fin, lo que es irrefutable es que el que no tiene talento provoca... Esto no quiere decir ni mucho menos que todo lo "moderno" sea detestable, hablando del Tristán, a mí me gustó mucho la puesta en escena de Müller. Tb me gustó la belleza plástica de la de Kupfer que vi en Madrid hace unos años, pero menos mal que no supo plasmar en escena (se necesitaban instrucciones de lectura) sus ideas con respecto al drama, pq aquello, según él, era un "ménage a 17": todos los personajes masculinos enamorados de Tristán y Brangäne de Isolda, por supuesto; al marinero y al pastor les separaba el segundo acto... Saludos |
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El otro día pensaba en esto: duele que, habiendo una inmensa plantilla de instrumentistas y cantantes, salga un señor y lo vuele todo por los aires: es tan soso el sexteto del segundo acto de Don Giovanni, que lo animaremos con una escena de tortura salida de tono! Otro ejemplo: Don Giovanni está en el sofá, se levanta y se va a mear detrás de éste. Las manos le han quedado mojadas, por lo que se deduce de sus gestos. Para secárselas, se acerca a Leporello (que cocina una tortilla) y las pasa por su chándal del Barça . Leporello canta: Questa poi la conosco pur troppo! ¿Ésto mejora la obra? ¿Qué conoce, demasiado? He intentado encontrarle un significado pero mi búsqueda ha sido en vano. És mas: en la ópera ésta frase posee una gran ironía, ya que es pronunciada mientras suena el ’Non piú andrai’, del mismo Mozart. Una broma inteligente y sutil que es deformada y queda convertida en una escena innecesariamente provocadora y surrealista. Sinceramente, no entiendo el éxito de Bieito: siempre se repite el mismo esquema: Violencia-Sexo, con todas sus variantes. Sus puestas en escena, realmente, son espectaculares e impactantes... Pero la ópera no necesita ni pistolas, ni sangre, ni sadismo para ser mas atractiva, para disfrutar más de ella. El teatro es otro tema del que no me creo en condiciones de juzgar. Sin embargo, el Kupfer que ví en el Liceu y que ahora disfruto cada domingo (si el maldito vídeo no me falla: la valquiria se grabó sin sonido!)es distinto. Más respetuoso, con ideas más inteligentes. ARNAU |
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Estimado Wilhelm Furtwangler: Lamento decirte que tu propuesta-lamento de no dejar títere con cabeza ya está siendo llevada a la práctica. El señor Konwitschny no sólo se atreve a destrozar las escenografías wagnerianas, sino que también hace de las suyas con el texto. Recientemente se han representado ?sus? Maestros en Hamburgo con el consiguiente escándalo que él provoca para hacerse de notar como los niños traviesos en una escuela. Al final de la ópera los maestros interrumpen el monólogo en que Sachs canta en alabanza al arte alemán. Literalmente vociferan estas lindezas antiwagnerianas: -¿QUÉ ES ESTE BARULLO NACIONALISTA, ESTA POMPOSA MIERDA? El zapatero les contesta DISCULPÁNDOSE: (como es sabido, el zapatero es un trasunto del mismo Wagner) -¡BUENO, YO TAMBIÉN TENGO PROBLEMAS CON EL TEXTO! YO NO QUISE HACER ESTO NACIONALISTA...? El director de orquesta, Ingo Metzmacher, que se ha mostrado como un ?consentidor? que se deja tocar la ?batuta? y se ha llenado de ?gloria?, no precisamente como Toscanini o Kubelik, espera hasta que se acabe la GENIAL CONVERSACIÓN y finalmente prosigue con la música hasta el final. Sencillamente encantador. Ya veréis como cunde el ejemplo ante tal muestra de INNOVACIÓN y de ACTUALIZACIÓN del mensaje wagneriano para que el analfabeto público actual se entere gracias a la GENIAL INTERPRETACIÓN del super-intelectual de turno. Es para vomitar. En cuanto al vestuario y la escenografía, ya os lo podéis figurar. Así como Decker tiene una fijación fetichista con las sillas, Konw...la tiene con los pantaloncitos cortos. Si hay algún freudiano entre los foreros, quizá nos lo pueda explicar... Walter va vestido a lo Durero, todos los maestros van a lo Wagner (boina con peluca adosada), los aprendices van vestidos de MARINERITOS DE PANTALÓN CORTO (¿serían los mismos que este super-intelectual ha utilizado en otras ?grandiosas? representaciones?). Aparece un lienzo representando el Nurenberg medieval que queda reducido a cenizas durante la pelea de los vecinos y es sustituido por una enorme foto del Nurenberg en ruinas de 1945. Para colmo, el crítico que relata todo este disparate lo valora muy positivamente, llegando a afirmar: ?Ésta no es una régie arbitraria, sino llena de sentido y que guste o no , AYUDA A PENSAR, algo importante para el PÚBLICO DE ÓPERA que, convengamos, todavía parece más PEREZOSO PARA PENSAR que el del cine o el teatro?. Muchas gracias por lo que me toca como aficionado a la ópera, señor crítico. Entre los registas disparatados y sus cómplices voceros estamos apañaos. Un saludo. Rex. |
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Querida Fátima: Me ha gustado la frase ?El que no tiene talento provoca?. Estamos hartos de comprobarlo en las representaciones operísticas. Provocar por provocar para llamar la atención y hacerse ?un nombre?. Aunque también opino que para poder provocar inteligentemente hay que tener talento. Wagner fue un provocador en su tiempo. Pretendía cambiar (redimir) la sociedad y elevar al ser humano con su arte. Con lo que se ganó la adhesión incondicional de unos y el rechazo visceral de otros. El cambio sólo puede venir de la provocación. Pero está claro que hay provocadores y provocadores. Yo también opino que hay puestas en escena modernas que tienen momentos de gran belleza y considero que Kupfer nos ha dado buenos ejemplos de ello, como le dije a Sigfrido en otra conversación. Lo que me gustaría es que fueran fieles a la idea del autor y más próxima a la escenografía original. Está claro que el impresentable Bieito no le llega ni a la suela de los zapatos a Kupfer. Salutacions. Rex. |
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Estimados contertulios: Aquí os adjunto un excelente artículo de Francisco García-Rosado, correspondiente a la columna ?La vuelta de tuerca?, publicado en el Nº 72 de ?Ópera Actual? ?revista que os recomiendo encarecidamente si sois aficionados a la ópera ? ya que aporta la opinión de un profesional sobre el tema que nos ocupa. ?RESPONSABLES: LOS DIRECTORES DE LOS TEATROS. Cada vez se hace más insoportable la TIRANÍA a la que nos tienen SOMETIDOS los DIRECTORES DE ESCENA con sus CAPRICHOS cuando no -la mayor parte de las veces- con sus IGNORANCIAS manifiestas. Ya en alguna otra ocasión, desde esta columna, he alzado la voz contra esos personajillos que, salvando unos pocos, VAN DE INTELECTUALES DE VANGUARDIA y conocedores de no se sabe qué arcanos misterios inaccesibles para el resto de los humanos, cuando no descaradamente analfabetos, haciendo profesión de su IGNORANCIA y DESPRECIO de la música y la ópera como un género decadente que sólo ellos, desde su infinita sabiduría y magisterio teatral-dejando aparte el canto y los cantantes- pueden recuperar y presentar en la época actual. Ante esta situación, el aficionado está llegando, si es que no ha llegado ya, al final de su paciencia y contención, y algún día no muy lejano algún teatro puede salir por los aires con sus responsables dentro; porque no podemos negarlo, sus responsables, es decir, los directores artísticos y gerentes, patronos o como se les quiera llamar, son los que tienen la última palabra para contratar a esos FALSIFICADORES del teatro lírico, a esos ignorantes de la ópera, a esos emperadores desnudos a los que nadie se atreve a reconocer como auténticos FARSANTES y que cuentan con otros tantos CORIFEOS, DISFRAZADOS DE CRÍTICOS O COMENTARISTAS, que cual corte de los milagros, les bailan el agua de su ignorancia dando incienso y alabanzas a su inmenso bagaje de estulticia. Es cierto que en alguna ocasión pueden tener una idea más o menos genial, pero hasta llegar a ese momento, ¿cuánta IMBECILIDAD ha habido que soportar? ¿Es de recibo? ¿Puede el público seguir saliendo de los espectáculos operísticos ignorante de lo que sus ojos han contemplado, necesitado de un DICCIONARIO que le descifre lo que el más elemental sentido común no es capaz de comprender? Añadiendo, para colmo, que estos directores de escena son los que provocan el brutal e INJUSTIFICADO AUMENTO DEL COSTE de las producciones. ¿Qué sentido tiene utilizar materiales originales para decorados o vestuarios de altísimo precio, cuando precisamente el ingenio del arte teatral está en conseguir el efecto de lo real con lo irreal? ¿Qué sentido tiene diseñar vestuarios con elementos que no se van a ver y que elevan el coste de la producción a cifras increíbles? No se trata de empobrecer la escena ni el vestuario, sino de fomentar el genio y la imaginación, el arte de la simulación, porque en la ópera lo verdaderamente auténtico tiene que ser el canto y la música; el resto, apariencia: teatro. Cantantes a los que se les rechaza por peso o tamaño, a los que se les exige acciones tales como sodomía, coprofagia y otras muchas y parecidas lindezas, amén de POSTURAS IMPOSIBLES para poder cantar. Los verdaderamente responsables son los directores de los teatros que los contratan. Así de claro.? Me parece de sentido común y lleno de veracidad lo que dice este señor. Es una pena que determinados críticos quieran hacernos comulgar con ruedas de molino. Espero que os haya interesado y que deis vuestra opinión al respecto. Un saludo. Rex. Por una crítica musical veraz e independiente. |
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Vaya por Dios, malas noticias me das, amigo rexvalrex. Entonces creo que es de justicia que el señor Kontwinschky (o como se escriba) me abone lo que me corresponde por utilizar mi idea del desguace total en concepto de derechos de autor. Opino que el problema de fondo es que las representaciones operísticas en vivo, y sobre todo las wagnerianas, se rigen, como cualquier otro mercado, por las leyes de la oferta y la demanda, con la salvedad de que su comportamiento es muy similar al de los monopolios por no existir la competencia entre teatros, con lo que al pobre espectador no le queda mas remedio que tragarse lo que le echen. Dicho en plata, ¿Quién estaría dispuesto a rechazar la asistencia a una representación del Anillo con los personajes disfrazados de payasos? Creo que nadie, todos iríamos de cabeza, aunque luego pataleáramos a rabiar. Los escenógrafos tienen el negocio asegurado por muchos años, por toda la vida, diría yo. |
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Hola Rex. Sobre los Maestros citados: no los he visto, pero evidentemente ya conoces mi postura. Siendo coherente con todo lo dicho en la otra conversación, no me parece adecuado ni correcto que se alteren los diálogos del autor, en este caso Wagner, ni que se introduzcan otros nuevos. En cuanto al artículo del señor García-Rosado, me parece que Bieito y cía. estarán encantados con él, dado su tono de rasgarse las vestiduras (qué mas quieren ellos que escandalizar, lo que les haría daño realmente es la indiferencia, a mi modo de ver). También veo como una pega el que García-Rosado crea una impresión general de meter a todos los directores en el mismo saco (aunque un par de veces diga salvar unos pocos). Por lo demás, probablemente en bastantes casos tiene razón. Un saludo. |
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"Aunque también opino que para poder provocar inteligentemente hay que tener talento. Wagner fue un provocador en su tiempo. Pretendía cambiar (redimir) la sociedad y elevar al ser humano con su arte. Con lo que se ganó la adhesión incondicional de unos y el rechazo visceral de otros. El cambio sólo puede venir de la provocación. Pero está claro que hay provocadores y provocadores." Totalmente de acuerdo, y una actitud similar (cambiar la sociedad por medio del arte y la provocación) nos la encontraremos después en los surrealistas (otra cosa es que tanto Wagner como los surrealistas estuvieran condenados al fracaso en este sentido desde un principio, pero tanto uno como otros nos legaron grandes obras de arte). El que uno busque la provocación no quiere decir que no tenga talento, y evidentemente, tampoco quiere decir que lo tenga. A mí la provocación me parece un recurso válido para llamar la atención, pero tras la provocación tiene que haber algo (caso de Wagner y de los surrealistas). El problema viene cuando no hay nada más que ofrecer, salvo provocación. Saludos. |
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Es que llega un momento en que al haber tanta distorsión sobre la obra original no se debería decir a los espectadores que van a asistir a una reperesentación del Don Giovanni de Mozart sino a una obra escénico teatral de Bieito o el escenógrafo de turno, en la cual se toca y canta la parte musical correspondiente a dicha ópera. Y quizás a veces si cerramos los ojos podremos evitar que nos desconcentren, porque sino en vez de emocionarnos lo que sentiremos es perplejidad. Una cosa es que ciertas óperas tengan significados y mensajes universales y atemporales, y que su puesta en escena pueda hacerse con amplitud de miras e imaginación, y otra cosa es que los escenógrafos quieran crear su propia obra teatral en vez de servir a la de Mozart-Da Ponte. Saludos. |
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Estimado foreros. Se me olvidó comentar que el artículo de Ópera Actual viene acompañado de esta ?edificante? ilustración. En una escena del Ballo ?de Bieito? aparecen unos señores con traje-corbata ( símbolo fálico burgués) en unos retretes de los de antes, con cisterna arriba, están sentados haciendo sus necesidades mientras lucen bien bajaditos unos encantadores calzoncillos blancos (símbolo de la paz) y leen el periódico (quizá Bieito esté participando en una campaña institucional de fomento de la lectura, todo un toque intelectual). La verdad es que esto no me ?huele? demasiado bien. No sé si es para ?cagarse? de risa o en alguna otra cosa. Un saludo (con pinzas en la nariz y pidiendo perdón por la cochinada). Rex. |
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¡Cielos! Las cosas que hay que llegar a saber... En fin, me acuerdo de aquello del "no les des ideas..." dicho en tono de broma, como pensando que era imposible que se llegara tan lejos en la deformación de una obra. De todas formas, es posible que ensalzar el arte alemán, lo que nada tiene que ver con el esperpéntico trabajo de Mr. K, no tiene pq ser nada nacionalista, es decir, algo así como "no hay más arte que el arte alemán". Sin embargo dudo mucho que Wagner no quisiera ser nacionalista, teniendo en cuenta la época y el lugar en los que le tocó vivir. Tal vez mucha gente ignore que durante la mocedad y algo más tarde del compositor Alemania no existía como nación, sino que era más bien un proyecto, y un proyecto en marcha poco después. Las ganas y la esperanza puesta en un proyecto de esa índole, precisamente en el momento en que se está empezando a poner en marcha, debían de ser superlativas. Por eso, lo difícil para Wagner hubiera sido no ser nacionalista. Saludos |
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Querido Rex, la diferencia entre un Wagner y uno de estos tipos sin talento está en que el primero lo que buscaba y por lo que se dejaba el pellejo, la vida y la ilusion era por la Obra de Arte, él no se propuso provocar, sino crear; que luego esta creación fuera rechazada o malentendida por los que no aceptan ninguna novedad, es otra cosa. La innovación resulta siempre provocadora, pero algo muy distinto es que se parta de la provocación únicamente para llamar la atención, para "epatar al burgués" y, de paso, cargarse una obra concebida desde el talento. Petons |
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Querida Fátima: Comparto plenamente tu argumento y me quedo con tu frase ?la innovación resulta siempre provocadora?. En este sentido definía yo a Wagner como ?provocador?. Está claro que Wagner no era un provocador profesional al estilo de Bieito y otros tipejos de su cuerda. También me quedo con la frase de Sigfrido: ?El problema viene cuando no hay nada más que ofrecer, salvo provocación.? Un cordial saludo para los dos, i un beset ?que diem per ací ? per a Fátima. Rex. |
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Estimado Ossian: Coincido contigo en que no cabe duda de que Wagner era nacionalista (a diferencia de Nietzsche, en cuya obra encontramos abundantes referencias en contra de Alemania y lo alemán). Es más, se puede establecer un paralelismo entre Verdi y Wagner. En ambos casos ellos fueron los artistas que pusieron música a los procesos nacionalistas de unificación italiana y alemana. En lo que disiento es en tu concepto de ?nación?. Refiriéndote a Wagner afirmas: ?durante la mocedad y algo más tarde del compositor Alemania no existía como nación, sino que era más bien un proyecto?. Creo que confundes ?estado? con ?nación?. Antes de que existieran los estados alemán e italiano, ya existían ambas naciones. Un estado es una entidad política independiente, delimitada por unas fronteras reconocidas internacionalmente, mientras que una nación es un pueblo o comunidad que se siente unido por un sentimiento (el nacional) basado en vínculos que lo une como la lengua, la tradición, la religión, la cultura o la raza. Por ello existen y han existido naciones sin estado (la checa cuando pertenecía al Imperio Austro-húngaro), así como estados plurinacionales (la antigua Yugoslavia) e incluso naciones repartidas entre varios estados (los kurdos). La confusión entre nación y estado es fruto del centralismo jacobino heredero de la revolución francesa. Por ello, Wagner se sentía alemán antes de que existiera el estado alemán. Por otra parte, hay que señalar que, en un principio, nuestro admirado compositor y dramaturgo rechazó el modelo de unificación alemana basado en la supremacía de Prusia. El sajón prefería un sistema en el que hubiera un equilibrio entre sus componentes, aunque finalmente acabó componiendo ?La Marcha del Káiser? (posiblemente para hacerse perdonar su participación en la revolución de Dresde que, como se sabe, fue sofocada por el ejército prusiano). Un saludo. Rex. |