Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
FORO 

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Inteligencia
De: olivio
Fecha: 04/04/2005 12:50:17
Asunto: Inteligencia
Por favor, no quedan críticos que sepan escribir con gracia y que tengan algo de elegancia?????

Ajunto extracto del incalificable artículo sobre los los Meistersingers que
aparece este mes en esta web. José Alberto Pérez, para empezar, insulta sin ninguna agudeza a quienes no comparten sus criterios estéticos. Toma ya!!!

Saludos

Oliv

"Para empezar hablemos del soberbio marco en el que se localiza esta joya inigualable: la producción escénica de Otto Schenk, habitualmente denostado por esa caterva de imbéciles que prefieren ver a los personajes wagnerianos envueltos en una bolsa de basura o haciendo equilibrios saltarines entre vulgares sillas de comedor"

De: Alberich
Fecha: 04/04/2005 13:01:58
Asunto: RE: Inteligencia
Leyendo su mensaje no sé si lo que le molesta es el insulto o que éste sea direco y carente de agudeza. Mire, si a alguien le ponen las bolsas de basura o las sillas, yo no lo metería en la cárcel por pervertido, pero no puedo respetarlo, porque me está faltando al respeto continuamene. Y algunos de esos enciman presumen en las entrevistas de su carácter provocador y se ríen del público que paga su entrada y no está de acuerdo con sus propuestas (la mayoría).

Saludos.

De: Alberich
Fecha: 04/04/2005 13:06:14
Asunto: RE: Inteligencia
Por otra parte, la crítica de José Alberto Pérez es bastante extensa, la palabra "imbécil" creo que solo aparece una vez, y dice cosas bastante razonables acerca de la grabación. ¿No quedan lectores que sepan leer con gracia y que tengan algo de elegancia?

Saludos

De: Alberich
Fecha: 04/04/2005 13:09:09
Asunto: RE: Inteligencia
"La soberbia intensidad de Eaglen consigue que se nos olviden sus 300 kg de sobrepeso."

Esto lo ha escrito vd. hace nada. Me admira su elegancia. Su gracia no digamos.

De: übermesch
Fecha: 04/04/2005 17:16:07
Asunto: RE: Inteligencia
Saludos wagnerianos,

Por favor... pues a mi - con todos mis respetos al wagneriano Olivio- el comentario de Jose Alberto Perez que a el le molesta lo encuentro sumamente divertido, no creo que se deba repudiar a este señor por ello. Es libre en sus criticas tomar una postura subjetiva, pues si fuera objetivo, no seria critico, seria un mal educado. Sentirse eludido o insultado por comentarios asi lo encuentro demasiado soberbio, no hay que tomarselos al pie de la letra. Al igual que todos procuramos respetarnos, no es ilicito por parte de el, respetar su propia opinion. hay muchos wagnerianos que magnifican la nauseabunda mediocridad de bastas representaciones, y otros que apoyan las que son fieles y clasicas; de esa forma, con solo exponerlas, cada una de las partes insulta de alguna manera a la opuesta con solo defender su criterio, es asi, y la historia de este foro lo corrobora, pues muchas de las diferencias y disputas habidas aqui an terminado la mayoria de las veces por desfavorecer la opinion contraria por ser distinta, sin que se usaran por ello palabras altisonantes o insultantes, aunque si desagradables y prepotentes expuestas mas sutilmente. Las cosas son asi, solo se apoyan y reafirman opiniones y criterios sin tener la intencion de llamar "imbecil" al contrincante, y en este caso en concreto, sobre ese "imbeciles" referido por Jose Alberto Perez, no creo que nadie deba sentirse aludido por ser del vando contrario, puesto que generaliza refiriendose a la imbecilidad que constituye el echo de que ademas de que existan ciertas representaciones vulgares, se las apoye con fervor revolucionario, y que este por otra parte, sea tan sensible.


Saludos

De: Josep
Fecha: 04/04/2005 17:18:32
Asunto: RE: Inteligencia
A mí en principio también me molestó un poco el comentario, pero a continuación el autor reconoce que el Anillo del Met les salió un poco de cartón-piedra, cosa con la que estoy completamente de acuerdo.

De: Alberich
Fecha: 04/04/2005 17:21:17
Asunto: RE: Inteligencia
¿Te hubiera regocijado que llamara imbécil a Otto Schenk, entonces? No acabo de entender...

De: Antoni
Fecha: 04/04/2005 19:23:34
Asunto: RE: Inteligencia
Saludos:

Amigo José Alberto, tu crítica es estupenda, y la comparto "casi" al 100 x 100, el casi es Morris.A mi Morris como el zapatero no me gusta,le falta principalmente "cantar" el papel,lo recita más que "canta", y la verdad es que acostumbrado a cantantes como los grandes,Hotter en 1949,Stewart, y demás, para mi quedan cojos en un pilar muy importante,además de algunos momentos de la dirección de Levine, que muy acertadamente comentas.

Otra cuestión respecto a la crítica del Lohengrin madrileño,el "descubierto Klaus F.Vogt,va a cantar la próxima Temporada Lohengrin en el Met, alternándose con Heppner.Este ya está disparado,y ojo, ¿que nos apostamos a que es el Walter de Bayreuth 2007 ?

Antonio Pons

De: olivio
Fecha: 04/04/2005 20:03:56
Asunto: RE: Inteligencia
Pues yo creo firmemente que esta crítica debería pasar de la home al foro, que es donde dejamos salir los instintos más bajos y nos insultamos con un decir bastante tonto.

Se imaginan una crítica de cine que empezar llamando "imbéciles" a todos los que no tuvieran el mismo gusto que el crítico. Un tanto infantil verdad? (ej: me gusta mucho Stanley Kubrick, no como a esas catervas de imbeciles a los que no les gusta. La iluminación es muy buena bla bla bla..."


De: Alberich
Fecha: 04/04/2005 23:48:46
Asunto: RE: Inteligencia
"Pues yo creo firmemente que esta crítica debería pasar de la home al foro, que es donde dejamos salir los instintos más bajos y nos insultamos con un decir bastante tonto."

Nada más fácil...





UNOS MAESTROS PARA EL NUEVO SIGLO

Richard Wagner, Die Meistersinger von Nürnberg. James Morris (Hans Sachs), René Pape (Veit Pogner), Sir Thomas Allen (Sixtus Beckmesser), Ben Heppner (Walther von Stolzing), Matthew Polenzani (David), Karita Mattila (Eva), Jill Grove (Magdalene), John Relyea (Nachtwächter).

Producción original de Otto Schenk, estrenada en 1993. Escenografías de Günther Schneider-Siemssen, vestuario de Rolf Langenfass e iluminación de Gil Wechsler. Director de escena: Peter McClintock. Dirigido para el video por Brian Large.

Coro y Orquesta de la Metropolitan Opera de Nueva York. Maestro del coro: Raymond Hughes. Dirección musical: James Levine.

Grabación original en directo de diciembre de 2001.

Especificaciones técnicas: DVD vídeo; NTSC, en color, formato 4:3; sin codificación regional. Formatos de sonido: PCM Stereo, Dolby Digital 5.1, DTS 5.1. Subtítulos disponibles en alemán, inglés, francés, español y chino. DDD, Digital Stereo.

Deutsche Grammophon, referencia: 00440 073 0949


Por vez primera en esta sección ?Discos? reseñamos la aparición cuasireciente en el comercio internacional de una grabación editada en vídeo DVD procedente de la legendaria Metropolitan Opera de Nueva York, hogar señero de las grandes voces y de los repartos ensoñadores. Se estrena esta costumbre, inédita en Wagnermanía, debido a la singularidad del documento del que enseguida hablaré, que constituye una de las ―escasas― cumbres inalcanzables de la lírica contemporánea. Son los señalados tal vez los mejores Maestros, los más completos, de las últimas décadas. Si bien el recuerdo insalvable y obligado a aquellos que son ya por derecho propio una leyenda, y que devolvieron las esperanzas de encontrar un norte musical al Festival de Bayreuth ―los que Christian Thielemann dirigiera entre los veranos de 2000 y 2002, con el mejor coro del mundo y la orquesta más refinada―, los repartos en aquellas ocasiones, siendo dignos y profesionales, no alcanzan el nivel de excelsitud de los presentes, que aúnan en el mismo escenario a las auténticas figuras giganteas del canto actual, en una producción de belleza y detalle indescriptibles.


Otto Schenk
Para empezar hablemos del soberbio marco en el que se localiza esta joya inigualable: la producción escénica de Otto Schenk, habitualmente denostado por esa caterva de imbéciles que prefieren ver a los personajes wagnerianos envueltos en una bolsa de basura o haciendo equilibrios saltarines entre vulgares sillas de comedor. Frente a la estulticia escénica generalizada de este tiempo nuestro en el que el arte se confunde con la provocación, y en el que se cree que todo lo novedoso o rompedor es bueno por el mero hecho de serlo, aunque caiga en el vómito y la nausea, quedan aún algunos ―muy pocos― artistas sitiados que creen en la belleza, en la lógica dramática, en la bondad del arte, en definitiva, en todo aquello que engrandece las manifestaciones creativas del ser humano. ¿Por qué apostar por el feísmo y lo grotesco cuando se puede desarrollar una producción que además de ser dramáticamente coherente y adecuada al texto teatral, es bella y supone toda una fiesta para los sentidos? Eso mismo, sin ir más lejos, es lo que nos ofrece el maestro Schenk en estos Maestros cantores llenos de luz, color, alegría y vitalidad, como conviene y debería suponerse en una comedia tan humana y universal como la única que Wagner escribiera.

No me extenderé demasiado en la descripción ―sería toda encabalgamiento de adjetivos laudatorios― de los distintos decorados construidos por Scheider-Siemssen, habitual colaborador de Schenk, para esta producción escénica. Está todo en su sitio: la Iglesia, la escuela de canto, la callejuela entre las casas de Sachs y Pogner, el taller del zapatero, la pradera de San Juan (como detalle original, localizada junto a un enorme puente de piedra). El atrezzo está mimado al detalle; no hay más que echar una ojeada a los enseres de la mesa de zapatero de Sachs. Las lilas están en su sitio, los tilos también, las casas parecen enteramente sacadas de una vista del viejo Nuremberg, con sus particulares sinuosos tejados. El vestuario es otra de las maravillas del conjunto: desde los personajes principales al último corista, destila sabor, autenticidad, armonía pictórica y estética. La iluminación concuerda con el resto de elementos para encumbrar esta producción a la categoría de histórica, de legendaria. El movimiento de actores está cuidado al mínimo gesto, y todos los participantes exhiben, como más tarde diré, unas excelentes dotes histriónicas, capturadas en la imagen por el sobresaliente y legendario Brian Large, frecuentísimo director videográfico de toda suerte de producciones operísticas. Si la Tetralogía del Met, también planeada por Schenk en los ochenta, quizá tendiera demasiado al exagerado cartón-piedra, y merezca una revisión, esta de los Maestros quedará como ejemplo de cómo puede hacerse, hoy en día y sin complejos, una propuesta coherente, dramáticamente impecable, sobresaliente en lo respetuoso y encomiable en la arrolladora belleza de las imágenes.


René Pape
En cuanto al mencionado reparto, no puede ser más completo. James Morris ha querido esperar a sobrepasar los cincuenta años de edad para debutar, tras más de cuatro años de intenso estudio, en el papel del maestro Hans Sachs, y lo cierto es que se nota la labor previa. Si bien la voz ―que siempre fue voluminosa y manejada con solvencia― no termina de redondearse en belleza y calidez, sonando un punto áspera, sí se comprueba en cada frase que Morris ha entendido e interiorizado cada palabra del poeta zapatero, componiendo una interpretación de antología por su profundidad psicológica y la humanidad que rezuman cada una de sus intervenciones.

Sí, René Pape es demasiado joven para parecer el padre de Eva. ¿Y qué, si cada vez que abre la boca nos convence y conmueve, si su torrente de voz nos subyuga? Estamos aquí ante un cantante de los de verdad. ¿Porqué es que sigo empecinado en que Pape me recuerda a Alexander Kipnis? Si se cumple mi vaticinio, Pape alternará sus habituales papeles de bajo con los de bajo-barítono, y será un enorme Wotan y un enorme Sachs en los años que vengan.

Sir Thomas Allen, tras una larguísima y exitosa carrera, compone aquí uno de los más sobresalientes Beckmesser que recordemos. Se engarza en la curiosa ―e imagino espontánea― tradición de los Beckmesser de origen británico (Sir Geraint Evans y Alan Opie como honrosísimos predecesores). Por si alguien tuviera esa duda, su voz parece intacta después de recorrer sus ya treinta años de largo camino profesional en la lírica. ¡Bravo por él!


Ben Heppner
El tenor de tenores, el canadiense y querido Ben Heppner, es simplemente perfecto en el papel del caballero francón, que ya había grabado por entonces dos veces en disco (con Sawallisch y con Solti), y que se ha quedado a punto de poder grabarlo de nuevo (en los abortados Maestros con Thielemann que Deutsche Grammophon canceló por peseterismo ―o ya eurismo― de la peor calaña). En diciembre de 2001, fecha de este registro, estaba aún en su época de rotunda redondez corporal, justo antes de perder una enorme cantidad de peso (se llegó a hablar de 40 kilos), presentándose en su ideal figura en 2003 en Berlín en el papel de Tristán frente a toda una Waltraud Meier. ¿Qué podemos decir de la voz de Heppner que no se haya dicho a estas alturas? Es perfecta: grande, homogénea, de timbre bellísimo, manejada con expresividad y técnica exquisitas. Además ―y este vídeo es una prueba palpable, pese a las dificultades físicas que entonces tenía― es dueño de unos recursos actorales inagotables. Sobre esto último he de confesar que su actuación como Tristán en Berlín me sobrecogió por su profundidad y poder de sugestión, y el verano pasado en Londres su Peter Grimes me volvió a dejar esa sensación desaforada. Como se dice, que nos dure muchos años.

El joven David de Matthew Polenzani es correcto, solvente, profesional, dramática y técnicamente impecable, apoyando el sólido reparto sin llegar a las cotas alpinas de calidad a las que el resto vuelan con facilidad pasmosa.

Karita Mattila, excelente y excelsa cantante-actriz, poseedora de una voz privilegiada que se adecua con igual fortuna a papeles de soprano dramática ―la Leonore de Fidelio, también en otro extraordinario DVD del Met― o soprano lírica ―como en estos Maestros o en su reciente Salome―, es una Eva ideal. Viéndola en este vídeo uno cree estar contemplando los jugueteos pizpiretos de una jovencita de quince años. Como prueba de su camaleónica vis teatral, compárese con su apariencia en el citado Fidelio, donde por primera vez el espectador puede creerse frente a un muchacho imberbe pero robusto, y no ante una maldisimulada señora con el pelo recogido.


Karita Mattila
La Magdalene de Jill Grove es excelente en la rotundidad de su profunda voz, y en su actuación simpática y acogedora.

El resto de la corporación de Maestros es un fenómeno de caracterización (alguno parece enteramente sacado de un libro del XVI), destacando el orondo Kothner de John del Carlo. El sereno es muy aceptable.

El coro del Met nunca ha estado a la altura de otros grandes conjuntos corales ―palidecería ante el especializado y pulidísimo coro de Bayreuth―, pero cumple siempre con pasión y solvencia, y aquí está encantador por la entrega teatral de todos sus miembros. No les pongamos demasiadas pegas. La orquesta es una maravilla por la calidad sobresaliente de sus integrantes, y el rotundo y bello sonido que les es propio. La dirección de James Levine no es habitualmente de mi gusto y siempre me ha parecido sosa y deslavazada, aun reconociendo su magnífica labor como director artístico que ha conseguido mantener al histórico Met como la primera y mejor compañía de ópera del mundo. Conviene también recordar aquí su reconocida labor como preparador de orquestas. Aquí, tras un preludio bien tocado aunque no emotivo, expone una coherente propuesta, tomando la comedia como lo que es. Sus usuales tempi de peso excesivo ―cuando le da por ponerse ?germánico?, id est, sus Parsifales y sus Anillos―, quedan así aligerados y chispeantes, completando una más que aceptable labor, pese a los lunares, las lagunas de concepto y las arbitrariedades que se permite. Sin duda con un director de más altos vuelos y mayor inspiración artística el resultado final hubiera sido, si cabe, mejor, pero no pidamos peras al olmo.

El sonido es enteramente como cabría de esperar: mejor de lo que el equipo sonoro de uno puede reproducir, o sea, estupendo, como el contenido de los dos DVD que componen la edición. Yo de ustedes no lo dudaría y se lo pediría a los Reyes Magos, o si parecen todavía lejanos, ahorraría en vestimentas u otros lujos superfluos y arremetería en la empresa de la posesión y disfrute de esta gran maravilla del arte contemporáneo. No se arrepentirán.

Artículos anteriores © José Alberto Pérez


De: woglinde
Fecha: 05/04/2005 16:17:16
Asunto: RE: Inteligencia
En mi modesta opinión,la crítica del sr. José Alberto Pérez es estupenda.Creo que hemos podido incurrir en una polémica estéril,ya que la palabra "imbécil" sólo hace alusión a aquellos que se permiten el lujo de denostar el trabajo de los escenografos respetuosos con las indicaciones de Wagner. No alude a aquellos que gustan de escenografías "actualizadas". Así que no entiendo el porqué de tanta suceptibilidad.
Saludos.

De: Alberich
Fecha: 05/04/2005 16:52:07
Asunto: RE: Inteligencia
"...no entiendo el porqué de tanta suceptibilidad."

Sugiero dos razones: a) doble rasero (las apologías de regímenes totalitarios se toleran por aquello de respetar la "libertad de expresión", pero no se puede llamar "imbécil" a un imbécil porque es poco elegante); b) falta de título (el de la conversación).

Saludos.

De: rexvalrex
Fecha: 07/04/2005 2:02:01
Asunto: RE: Inteligencia
Como lo cortés no quita lo valiente, he de decir que estoy plenamente de acuerdo con la crítica de José Alberto. Sus comentarios coinciden con mi opinión particular. A mí también me desagradan las escenografías irrespetuosas con la wagneriana, feístas y manipuladoras de la obra, aunque respeto el hecho de que otras personas puedan tener una opinión diferente. De hecho, tengo un amiguete al que le encanta el Anillo de Sttugart (o como se escriba) y el Lohengrin de pantalones cortos del Liceu, que yo no puedo ni soportar.

Ahora bien, lo de la ?caterva de imbéciles? sobraba, porque es ofensivo, de mal gusto y está fuera de lugar en una crítica que he seguido con gusto y agradecimiento hacia quien, desinteresadamente, ha dedicado su tiempo a los lectores de WM por ?amor a Wagner?. Siempre he leído con mucho gusto sus artículos, y no me duelen prendas en decirlo públicamente.

La libertad de expresión no tiene por qué estar reñida con la buena educación.

Por cierto, Alberich. Me han sido de mucha utilidad tus opiniones discográficas. Se nota que estás muy bien documentado, lo que redunda en una excelente orientación para los foreros. De hecho siempre tengo en cuenta tus opiniones en este sentido y te estoy muy agradecido. Por ello, me veo en el imperativo moral de decirte que considero muy desafortunada e injusta tu última intervención. No pretendo ofenderte en absoluto, pero creo que deberías haberte ahorrado algunas expresiones y no haber hecho alusiones a temas que ya han sido tratados hasta la saciedad y ? me gustaría pensar ? superados por un amplio consenso.

Un saludo a todos y procuremos poner todos de nuestra parte para que el foro sea un lugar de cordialidad y de respeto mutuo.

Rex.




De: Alberich
Fecha: 07/04/2005 10:47:31
Asunto: RE: Inteligencia
"No pretendo ofenderte en absoluto"

Lo sé de sobra, Rex. Acepto la crítica. Como tú has dicho, nadie es perfecto. Hay problemas que no están superados. Aunque desaparezcan temporalmente del foro, queda una marejada de fondo que periódicamente cobra fuerza y se convierte en temporal. Es, creo, la fuente de algunas de las disputas que surgen de vez en cuando. Reconozco que no es una situación ideal, pero yo ya soy viejo aquí y me he acostumbrado a vivir con ello. A veces incluso me alimentan. La parte negativa es que salga escaldado alguien que pasaba por aquí.

Un saludo.

P.S. Suscribo la opiníón de waffenlos sobre tu contribución a este foro.

De: olivio
Fecha: 07/04/2005 14:36:11
Asunto: RE: Inteligencia - Chapeau!
Rex,

Gracias por tus atinados esfuerzos conciliadores.

Es que resulta que a mí, en el Anillo, me gusta más la solida escenografía de Willy Decker o la aproximación psicológica de Kupfer que la pueril y acartonada de Otto Shenk. Que me llamen "imbecil" de entrada por esto... pues hombre no me enfada mucho pero creo que por lo menos hay lugar para la queja. Uno además espera algo más de profundidad en un portal como este, que es una verdadera delicia para los amantes de Wagner (sobre todo para los ultraconservadores, los de la escuela Mayo, pero también para los que tenemos un manera menos ortodoxa de entender la obra de Wagner)

Saludos

Oliv

De: Alberich
Fecha: 07/04/2005 15:12:09
Asunto: RE: Inteligencia - Chapeau!
A mí la escenografía de Decker, más que sólida me parece estólida. Encuentro mucho más interesante a Kupfer, que conoce muy bien a Wagner. Yo he alabado su Tristán. No puedo decir lo mismo de su último Holandés. Ahora, hay cosas globalmente infumables (claro que puede haber aciertos puntuales): cualquier cosa de Bieito, Anillo de Decker (pretencioso y fallido), muchas cosas de Peter Konwitschny, la mayoría de las de Christoph Schlingensief... A mí alguien que dice con orgullo: "¡veamos cuántos minutos me abuchean hoy!" y se ríe de un sector del público (mayoritario) que no gusta de sus guarradas, me parece un imbécil. Y como de estos hay legión, pues forman "una caterva de imbéciles". Que escriba una obra de teatro y que se la estrenen (YO ENTONCES NO IRÉ A VERLA), pero que se abstengan de proyectar sus obsesiones sobre obras maestras ajenas. No se, creo yo, de un debate entre conservadurismo y modernidad, sino más bien entre creación y caradura subvencionada.

Saludos.

De: Alberich
Fecha: 07/04/2005 15:13:41
Asunto: RE: Inteligencia - Chapeau!
Me faltó el verbo (o me sobró, según se mire):

"No se TRATA, creo yo, de un debate entre conservadurismo y modernidad, sino más bien entre creación y caradura subvencionada."

De: Germán
Fecha: 07/04/2005 17:36:10
Asunto: RE: Inteligencia - Chapeau!
"sobre todo para los ultraconservadores, los de la escuela Mayo"

Considerando que "conservador", hoy en día, dista de ser un elogio...
considerando también que, con el prefijo "ultra-", el término "conservador" queda definitivamente demonizado...
considerando que Ángel Mayo era defensor del revolucionario Wieland Wagner...
considerando que Ángel Mayo disfrutó con el Tristán de Heiner Müller...
considerando que aquí muchos de los que defendemos las puestas en escena tradicionales también hemos defendido puestas en escenas heterodoxas...
y por fin, considerando que nos ha llamado "ultraconservadores" alguien que se quejaba de que lo hubieran insultado llamándole "imbécil" por gustarle un determinado tipo de puestas en escena...

...uno no puede evitar maravillarse de las varas de medir de algunos y cuesta no preguntarse cuál de los dos insultos tiene bases más sólidas.

"Es que resulta que a mí, en el Anillo, me gusta más la solida escenografía de Willy Decker o la aproximación psicológica de Kupfer que la pueril y acartonada de Otto Shenk"

Por cierto, la prueba de fuego para un Anillo es ver cómo resuelve un director de escena los interludios orquestales, por ejemplo, de "El oro del Rin". No digo que el de Schenk sea un Anillo ideal, pero desde luego Schenk demuestra un mayor conocimiento de lo que la música refleja y monta la escena en correspondencia. En mi opinión, Chéreau, Kupfer, Lenhoff o Decker no pasaron la prueba; es más, se notaba que no sabían qué demonios hacer durante esos interludios.

Y otra cosa, ¿hablamos de la escenografía (Schneider-Siemssen) o de la dirección (Otto Schenk)?

Un saludo.

De: Josep
Fecha: 07/04/2005 19:46:28
Asunto: Interludios
Sobre el tema de los interludios, en el Anillo de Kupfer del Liceu creo que sólo le falló uno: el que hay después de la guardia de Hagen, en que dejó a Salminen solo en el escenario durante cinco minutos con la lanza.

En cambio acojonados (con perdón) nos quedamos con su espectacular descenso al país de los nibelungos, y también eran muy eficaces el momento en que Siegfried atraviesa la cortina de fuego y la marcha fúnebre.

El gran problema de los interludios es que Wagner los escribió pensando en las capacidades escenográficas de su momento; y lo que antes costaba tres minutos (subida del fondo del Rin al Walhalla) ahora se hace en diez segundos y sin ningún ruido.

De: Germán
Fecha: 08/04/2005 15:23:34
Asunto: RE: Interludios
"El gran problema de los interludios es que Wagner los escribió pensando en las capacidades escenográficas de su momento; y lo que antes costaba tres minutos (subida del fondo del Rin al Walhalla) ahora se hace en diez segundos y sin ningún ruido."

Vamos a ver: el problema no es Wagner. El problema es un productor sin ideas y sin dignidad para admitir que el resto queda por encima de sus facultades. Porque incluso si no se tienen ideas, pues que echen el telón y que se oiga sólo la música. Pero no hay necesidad de traslucir que al director no se le ha ocurrido nada mejor.

Ejemplo: precisamente en la vuelta del Nibelheim a la morada de los dioses se ve bastante bien. En la versión del MET (Schenk/Schneider-Siemssen), vemos a Wotan regocijándose en la contemplación del anillo que le acaba de arrebatar a Alberich. Mientras tanto la música interpreta el motivo de las manzanas doradas. Esa combinación músico-dramática provoca dos impresiones en el espectador: por un lado, se recuerda que Wotan ha conseguido el tesoro y el anillo para pagar a los gigantes y recuperarán a Freia y sus manzanas doradas; y por otro, se recuerda también que si Wotan se queda con el anillo (pues su gesto demuestra que lo quiere para él), los dioses nunca recuperarán las manzanas doradas de Freia y eso supondrá su fin. Por fin, conforme la orquesta abandona dicho tema y modula hacia un acorde seco, aparecen el resto de los dioses, que saludan diciendo: "¡Ya están de vuelta!" y "Bienvenido, hermano", lo cual se ve perfectamente natural.

(Aparte: no me extrañaría en el futuro ver a algún subnormalito "genio de la escena" haciendo que Wotan -o Alberich, o Mime, o Hagen, para el caso- vaya reptando a cuatro patas por las roca y con expresión maligna, mientras contempla el anillo con avaricia y parece decir: "My precioussssss...". Hasta ahí llegará la estulticia actual.)

Bien, Chéreau, por ejemplo, "resuelve" esa escena de la siguiente manera. De momento, Loge y Wotan no están solos. El resto de los dioses ya está ahí, y se ponen a deambular de un lado a otro, todos, mientras la orquesta interpreta el tema de las manzanas doradas. De esta forma, ni se entiende por qué suena el motivo de las manzanas doradas ni se entiende por qué demonios deambulan los dioses así, como si estuvieran alucinados, y mucho menos se entiende que, después de varios minutos de mirarse unos a otros mientras deambulan, digan de repente: "¡Ya están de vuelta!" y "Bienvenido, hermano".

Me temo que Chéreau no supo qué hacer en ese interludio. Y como dije, con todos sus defectos, que los tiene, me quedo con la versión del MET.

Un saludo.

De: Josep
Fecha: 08/04/2005 15:53:27
Asunto: RE: Interludios
En cambio en el Oro del Met la ascensión final de los dioses al Walhalla es muy pobre: creo recordar que salen por un lado del escenario y ya está.