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Holandés en Alicante |
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Saludos! Os envio artículo aparecido hoy en el diario Información de Alicante.escrito por Marc Llorente: ¿Tan difícil es montar un decorado, aunque sencillo, creíble? Primer acto, acantilados abruptos; segundo acto, una habitación de la casa del marinero Daland; tercer acto, golfo con acantilados en las cercanías de la casa de Daland. Y, sobretodo, no mezclar la ambientación, que los acantilados del primero -vaya, por llamar de alguna manera a la tramoya exhibida- no deben coincidir con la recreación costera del tercero. ¡Ah! Y el telón está para señalar los entreactos, faltaría más. Se trata de dar vida al drama, ni más ni menos que «El Holandés Errante», la leyenda del buque fantasma, que acaba con el suicidio de Senta, la heroína, y el hundimiento del bajel maldito, que con el sacrificio de Senta consigue la salvación, representado con las figuras de Senta y el holandés unidas ante el rojo candente de un sol que se eleva. Ése es el drama, lo que Wagner dejó escrito y musicado y no el final huraño de acontecimientos, carente de sentido dramático, que vimos en el Principal. Hay que decir que el desarrollo no pintaba mal, con una orquestación sólida aunque -todo hay que decirlo- parca de cuerdas para hacer frente a los potentes timbres de los metales, que es, en definitiva, la gracia de Wagner. Magnífico el barítono alemán Alexander Trauner (holandés), que junto a la soprano húngara Gabriella Felber (Senta), brillantísima, llevaron el peso de la obra. Discreto el papel del resto del reparto y a lamentar la pobre dimensión del tenor, el rumano Constantin Nica (Erik), que casi ni se le oyó. «El holandés errante», que en principio Wagner concibió en un solo acto y en francés para la ópera de París, «Le vaisseau fantôme», entra de lleno en el género de la «ópera romántica», iniciado por Weber y Marschner. Wagner nos representa la fuerza de los elementos, las formas de las olas son vertiginosas escalas, que unidas a los desenfrenos de la gran orquesta, con incursiones abruptas de los tiempos «piano» y luego constantes «crescendo», nos sumen en la furia de la tempestad. Las dos figuras protagonistas están sometidas a su sino y de ahí que adopten un estilo plenamente wagneriano, también el coro del barco fantasma, que en el tercer acto recuerda las altisonancias de la futura Tetralogía, en contraposición a los otros personajes que usan de un estilo musical tradicional. Al margen del enjuiciamiento crítico, es la primera vez que una ópera de Wagner se representa en el Teatro Principal, por la que la fecha del 5 de abril adquiere dimensión histórica, más si cabe en una ciudad como Alicante, que en el pasado demostró una gran admiración por el genio de Leipzig. Congratulémonos, pues, y deseemos que la ocasión se repita en un futuro, pero -eso sí- sin traicionar ni un ápice el espíritu del original. |
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SI NO LO OIGO, NO LO CREO. FICHA TECNICA El Holandés Errante: versión revisada, con descansos. Teatro Principal de Alicante (primera representación escénica de una obra de R. Wagner en Alicante) - Martes 5 de abril de 2005 ? 20:30 horas Precios: 42 ? 30 ? 20 euros. Tres cuartos de entrada. Cantada en alemán (sobretítulos en castellano: catastrófica coordinación con lo cantado, como es costumbre). Dirección de escena: Esperanza Sempere. Escenografía e iluminación: Joaquín Ferrándiz. Producción alicorta, ramplona y tramposilla. Escenografía e iluminación carentes de imaginación y sentido dramático. Orquesta del Teatro de la Ópera Nacional Rumana de Cluj-Napoca (NOTA 1): gran labor. Buen empaste cuerda-metal, ayudado por la cálida, directa y seca acústica del Teatro. La madera sonó demasiado destacada y muy desabrida. El foso del Principal a rebosar (20 cuerdas, 6 trompas más otros 6 metales, 8 maderas, percusión, arpa). Coro (10 voces masculinas) de la TONR de Cluj: tripulación del Holandés (notable). Coral Crevillentina: Catorce marineros noruegos (suspenso) y una treintena de muchachas noruegas (notable). Director: Alfonso Saura. Si bien el viento no saltó a la cara (Mottl dixit), Saura imprimió ritmo y vida al drama. Desajustes en las intervenciones corales de inicios de acto. Notable en los finales de acto. Sobresaliente en los momentos cumbre: monólogo del Holandés, balada de Senta y dúo del segundo acto. Mary: Edith Borsos Timonel: Florin Pop Eric: Cosntantin Nica (suspenso) Daland: Marius Chioreanu (bien) Senta: Grabiella Felber (sobresaliente) Holandés: Alexander Trauner (notable alto) COMENTARIO Quizá el aficionado a la ópera que acudió al Principal pudiera tildar el espectáculo como parco en lo escénico e interesante en lo musical. Pero el aficionado con algo de base wagneriana sin duda se encontró con mucho más de lo esperado. No respecto a lo que se vio; pero sí respecto a lo que se escuchó. En primer lugar, por las prestaciones de la orquesta y del director. Y en segundo y principal lugar, por el alto nivel exhibido por la pareja protagonista, quienes hubiesen perfectamente cumplido las exigencias de un teatro de ?primera división? (NOTA 2) Al lado de estas virtudes, los lunares de la producción (que los hubo, y de bulto), quedaron minimizados, de tal forma que el que escribe salió del teatro con agradable sabor de boca. El principal punto negro tiene que ver con la amputación padecida por el tercer acto. Como era previsible, se representó versión revisada con descansos (NOTA 3). Lo lamentable fue que al acabar el segundo acto no cayó el telón, sino que el escenario quedó en penumbra y los profesores de la orquesta se mantuvieron en sus puestos durante cinco largos minutos. Esto, con ser malo, no fue lo peor. Lo peor fue la vergonzante amputación de la escena de la danza de los noruegos y del enfrentamiento coral entre marineros y mozas noruegas contra la tripulación del Holandés, de tal manera que el final de la primera intervención del coro noruego empalmó con la parte final del coro de holandeses. Yo no sé quién fue el responsable del desaguisado, pero si lo que se pretendía era agilizar el desarrollo y empalmar segundo con tercer acto, bastaba haber echado mano de la versión sin descansos y unir ambos actos (con lo que tendríamos una curiosa versión mixta, con un solo descanso). Con la chapucera opción escogida, el ?responsable? interrumpió la evolución dramática de la acción, privó al público de liberar las ganas de aplaudir que tenía tras el im-presionante dúo tal como fue servido por los protagonistas (y también de las ganas que tenía el respetable de estirar las piernas NOTA 4), y practicó sobre la partitura un indigno tajo. Metiéndonos en materia diremos que, tras una aseada obertura, nos aparece un escénicamente pobre aunque aceptable paraje rocoso, con la popa del buque noruego al fondo-izquierda del escenario. Infumable y desajustadísimo coro de marineros noruegos . Daland, más barítono que bajo, nos da buenas vibraciones. Agradable de oír el orondo timonel. Resultona aparición escénica de la proa del buque del Holandés por el fondo-derecha del escenario. Desciende el Holandés de su barco y la temperatura escénica asciende a punto de ebullición: vestuario y maquillaje muy acertado y protagonista de una apariencia escénica ideal (casi dos metros de cantante, aunque ni barbado ni melenudo). El instrumento es tímbricamente poco agraciado (muy velado, con la emisión muy abierta) pero el volumen del vozarrón se agradece y convence. La dicción es ejemplar y las características tímbricas apuntadas casan perfectamente con una caracterización doliente y afligida. Los graves son suficientes y los agudos notables. La orquesta acompaña con mucha propiedad. Cantante y orquesta consiguen lo querido por partitura y libreto: dejar al Respetable impactado. Buen dúo Holandés-Dalland y brillante fin de acto (utilizando el truco de hacer aparecer en escena a la tripulación del Holandés ?diez holandeses- para que canten junto a los catorce noruegos eso de ??a través de trueno y tormenta ??). El despiste del encargado de bajar el telón crea el estupor entre el público, que no sabe si aplaudir o no. Finalmente cae el telón: corta ovación para lo presenciado. Se alza el telón del segundo acto y ... una mueca de disgusto nos asalta: estamos ante los mismos decorados del primer acto (con los dos buques y la rocalla incluidos), si bien el fondo del escenario se mantiene a media luz y a mitad de escena aparecen instalados un par de paneles semitransparentes que dividen el espacio en dos (zona trasera, con los buques) y zona delantera (una treintena de muchachas noruegas hilando). Uno de esos paneles, en los que aparece pintado un buque, está destinado a cumplir (sin conseguirlo en lo más mínimo) la función del retrato que obsesiona a Senta. Tras un magnífico coro de ?hilanderas?, una Senta de primer nivel se apodera de la representación y provoca que nos olvidemos de los dislates escénicos: centro bello y cálido, muy rico; graves suficientes; agudos fáciles, más carnosos que broncíneos; amplio volumen: la voz corre de maravilla y llena el teatro. El acompañamiento del director vuelve a ser tremendamente ajustado, marcando perfectamente las distintas secciones de la balada de Senta. El público sigue con el corazón en un puño la narración de las desdichas del Holandés. La aparición de Erik (timbre feo, emisión muy engolada, volumen y agudos insuficientes) es como un bofetón que nos devuelve a la realidad canora de nuestros días Con el dúo Senta-Holandés (tras un insípido monólogo de Dalland) vuelve a producirse el prodigio: los protagonistas (director, barítono y soprano) nos extraen de la realidad del lugar y del tiempo (NOTA 5). La larga y doliente frase inicial del Holandés da paso al milagro (NOTA 6), y el dúo discurre por el camino de la perfección hacia el final del acto. Cuando se está deseando con el último acorde que caiga el telón para premiar las maravillas presenciadas, surge el incidente arriba comentado de la transición entre los actos II y III. Estamos pues en el tercer acto ? con idéntico decorado que en el primero. Superado el cabreo del dislate escénico y del corte en la partitura, debemos soportar al flojo Erik, hasta que vuelve otra vez la calidad por arrobas con las brillantes y poderosas intervenciones de Senta y Holandés, que hacen que ni siquiera reparemos en la catastrófica resolución escénica de la partida del Holandés, la inmolación de Senta y la redención final, boquiabiertos como estábamos ante el soberbio espectáculo musical que regalaron a nuestros oídos solistas, orquesta y coro (a destacar el magnífico ensamblaje entre voces y orquesta en el terceto). Esta vez el telón cayó antes de tiempo y, por supuesto, los aplausos ahogaron los acordes finales. Justos aplausos, ovaciones y bravos (a cada uno según su valía) pusieron broche a la histórica velada. . . . . . . . NOTAS: NOTA 1: Un nombre tan florido (Opera Nacional Rumana de Cluj-Napoca) nos pone en la pista de las peculiaridades socio-culturales de la capital de Transilvania y las históricas tensiones que en su seno se han producido (y se producen) entre lo húngaro-germánico y lo rumano: hay también en Cluj una Ópera Húngara Estatal de Cluj-Napoca (nótese: dos teatros de ópera para una ciudad de 330.000 habitantes). No es este el lugar oportuno para extenderse, pero aquél de Ustedes que tenga tiempo, dése un garbeo virtual por las numerosas entradas que google nos brinda sobre la capital transilvana, antigua Kolozsvar, o Klausenburg o Klasenberg, actual Cluj, oficialmente Cluj-Napoca: puro ejemplo de las peculiaridades de parte de esta Europa nuestra (mezcolanza y dificultosa convivencia entre lo latino, lo eslavo, lo germánico; siempre en dificultoso equilibrio ante la tensión entre lo supranacional y el nacionalismo). NOTA 2: En esto no exagero. Está claro que la Felber no es la Varnay. Pero desde luego, y tomando como referencia la retransmisión radiofónica del último Holandés en Bayreuth, la Felber deja en pañales a la Dugger. Y la labor de Trauner supera las prestaciones del caprino Tomlimson. NOTA 3: Siguiendo a A.F. Mayo, podemos distinguir entre versión original o revisada, bien sean ambas con descansos o sin descansos. NOTA 4: El Teatro Principal de Alicante está en el top-ten de los Teatros Más Incómodos de España. Las localidades de palco corrido y anfiteatro están diseñadas para espectadores de menos de 1?60 de altura y 40 kilos de peso. Los entreactos se agradecen pues para recomponer las maltrechas articulaciones y recuperar la circulación sanguínea. NOTA 5: Ya van tres citas de Mayo. Acabo de conseguir mi diploma de ultraconservador. NOTA 6: Habida cuenta de la estupenda interpretación vocal, si el responsable escénico hubiese tenido un mínimo de imaginación y de mínima idea de lo que va esto (no hay que ser un genio para ello: basta oscurecer la escena e dirigir un foco a cada protagonista), el efecto hubiera sido espectacular. Salud. |
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Saludos! Gracias por el postoperatorio,amigo Pepe. Realmente,has descrito a la perfección aquello que vimos y escuchamos en el Principal. Como a tu estupendo comentario no se le puede añadir nada más,quiero hacer sólo un breve apunte: El día 5 fuí,por vez primera,a una representación de una obra de Wagner,por tanto no me considero capacitado para valorar según qué cosas. Lo que sí puedo hacer es dejar constancia de que la obra no me defraudó,ni mucho menos. Claro está que mis opiniones las hago con el corazón más que con ningún tipo da conocimientos sobre el tema(que mas quisiera yo). Como bien dices en tu postoperatorio,lo mejor,para mí,fué la orquesta bajo la dirección de Alfonso Saura y la pareja: Felber(Senta)/Trauner(Holandés). Dentro de la monotonía o "mediocridad" de todo lo que rodeaba a la pareja(incluida por supuesto la escenografía),lograron niveles de intensidad y emotividad tales,que más de una vez(sobre todo en el segundo acto),tuve deseos de levantarme y aplaudir en medio de la representación. Aceptable me pareció Chioreanu(Daland),mientras que el resto de personajes estaba,en mi modesta opinión,en un nivel bastante mas bajo En cuanto al coro,los marineros me parecieron sosos y bastante perdidos dentro de la obra. Las hilanderas en cambio"lo bordaron",el comienzo del 2ºacto fué uno de los momentos que mas disfruté en toda la noche. Lo peor,por supuesto,la amputación y posterior "empalme" de los coros al comienzo del tercer acto,después de haber sufrido la horrible transición entreactos,sin la consiguiente bajada del telón al final del 2º(privándonos así de un momento emotivo y dejándonos con las ganas de estallar en aplausos,como es lógico). Está claro que lo del telón,fue un truco empleado por los responsables para agilizar la representación,pero lo del corte no lo tengo tan claro. No sé si pensar en que el corte fué debido a una cuestión de tiempo,de calidad(enfrentarse ámbos coros con la diferencia de calidad entre ellos, hubiese sido duro de escuchar),o simplemente por problemas de espacio. En cualquier caso me pareció bastante chapucero. En fin,que como dije al principio,a pesar de todo yo disfruté mucho,y mi mujer,que tuvo a bién acompañarme,descubrió que Wagner no está tan mal. Amigo Pepe,una vez más,gracias por todo. Un cordial saludo a todos!!! |
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Hola, amics: Me alegro mucho de que disfrutarais en el Holandés. Gracias por vuestros comentarios. Me he sentido muy unido a vosotros mientras los leía. Lamento no haber tenido ocasión de asistir, me hubiera gustado mucho hacerlo. El Principal de València también es muy incómodo. Sólo se está bien en el patio de butacas. Recuerdo una Flauta Mágica hace unos años. El espectáculo fue estupendo en todos los sentidos, pero el anquilosamiento de las articulaciones fue superior. No sé si pensar que cuando construyeron estos teatros tan ?principales? la gente era más chaparreta que en la actualidad... Esperemos que Alacant, bonica ciutat i bona gent, pueda disfrutar de más Wagner y que a estas representaciones acompañen otras. Una cordial salutació desde València a la Millor Terreta del Món. Rex. |
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<<...Esperemos que Alacant, bonica ciutat i bona gent, pueda disfrutar de más Wagner y que a estas representaciones acompañen otras.>> Y tú que lo veas amigo Rex! Se agradecen tus palabras.Desgraciadamente esta ciudad,por lo visto,no es muy dada a eventos culturales(fuera de los conciertos de operación triunfo,etc.) Por no tener,no tenemos ni una sola tienda especializada...no hablemos ya del tan reclamado Auditorio. Pero en fin,esto es así y el ?uro es el ?uro.No nos pongamos utópicos pensando que los de arriba van a hacer algo por la cultura alguna vez. Lo harán cuando puedan llevarse un trozo del pastel. Todavía soy muy novato,así que no participo mucho en el foro,pero aprendo mucho con vuestras conversaciones.Las tuyas siempre me parecen de las mas interesantes y las sigo siempre(aunque a veces haya discusiones con otros foreros por temas ajenos a Wagner). Sin más,un cordial saludo! |