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Lo que ha escrito la crítica sobre Bayreuth-05. |
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Estimados wagnerianos: Os propongo una pequeña tarea que puede servirnos para tener una idea más clara de cómo ha ido el Festival de este año. Se trata de colgar alguna crítica de diferentes medios para que todos las podamos compartir. Empiezo con el Tristán. Proviene de la agencia Efe y fue publicado en el periódico Levante de València del día 27 (es lo único que tengo de momento). Animaos con alguna otra si os apetece. Un saludo. Rex. ?ABUCHEOS PARA MARTHALER Y APLAUSOS PARA LA ISOLDA DE STEMME EN BAUREUTH. EIJI OUE ES OVACIONADO EN SU DEBUT COMO DIRECTOR EN EL FESTIVAL. LA INAUGURACIÓN DEL FESTIVAL FUE TODO UN ÉXITO EN LO VOCAL. Carmen Valero (Efe), Bayreuth(Alemania) El esperado estreno de Tristan e Isolda, en versión Christoph Marthaler, con el que el lunes por la noche dio comienzo el Festival de Bayreuh, convirtió el teatro fundado por Richard Wagner hace 129 años en una resonante caja de pitidos. Marthaler y su media naranja artística, Anna Viebrok, responsable ésta de la escena y vestuario, fueron masivamente abucheados por el público, en llamativo contraste con los vítores a los solistas y muy especialmente a la soprano sueca Nina Sternrne por su interpretación, magistral, de Isolda. El director de orquesta japonés, Eiji Que, quien como Marthalery Viebrok debutaba en Bayreuth, recibió un aplauso de aprobación, que agradó besando el suelo del escenario. Marthaler y Viebrok presentaron un Tristán e Isolda minirna1ista en el más estricto sentido del térnJino, inspirado en las técrucas teatrales de Samuel Beckett y en el cine de Luis Buñuel, en el realismo extremo de la locura de amor de la película L ’age d’Or. Las referencias al tiempo son escasas y ausente la expresión corporal del amor. Tristán e Isolda no se tocan como hacen los enamorados, no devoran los escasos momentos que tienen a solas, cantan el deseo que sienten hacia el otro a metros de distancia y siempre mirando al público, no reaccionan a la muerte del amado. Para Marthaler, el abarrotamiento de sentimientos y la negación del deseo de la vida provoca una reacción caótica que altera no sólo la existencia del individuo sino la continuidad del sistema. Con Tristan e Isolda sufren el rey Marke, Kurwenal, Brangaene y Melot. En el último acto, el que más paralelismo guarda con Beckett, los personajes renuncian más o menos voluntariamente a sus deseos terrenales y se dejan arrastrar por lo inevitable, por el otro. Marthaler presenta la muerte de Tristan como la máxima expresión del egoísmo, pues su resistencia a morir se debe únicamente al deseo de no traspasar solo la puerta de la muerte, dejando atrás a Isolda. Por ello, la Liebestod (muerte de amor) de Isolda no es sino el deseo de morir por falta de alternativa. Esa resignación queda patente cuando Isolda llega al lugar donde yace Tristán y en vez de acercarse a él observa desde la distancia su cadáver y se tumba en una cama de hospital a esperar su muerte. VESTUARIO DE ISOLDA. Hasta ese momento, la única referencia al tiempo en la ortopédica producción de Marthaler es el vestuario de Isolda, que en el primer acto, cuando es llevada por Tristan a Cornualles, aparece vestida años veinte. En el castillo de Marke, Isolda, ya casada, aparece con un traje de chaqueta vainilla con zapatos y guantes años sesenta, una copia en versión Viebrock de Jacqueline Kennedy o de Maria Callas actuando de señora en la villa de Onassis. El castillo del rey Marke es, sin embargo, sombrío, como los edificios públicos de la extinta República Democrática Alemana (RDA), una profusión de mármol y marquetería oscura iluminado desde el techo con imponentes plafones de luz. Se trata de una copia exacta del techo de la villa de los Wesendonk en Zúrich, donde Wagner residió una temporada y se enamoró, según algunos biógrafos de Mathilde, una mujer casada, su particular Isolda. Pese a los abucheos proferidos por el público en lo que fue el debut del director teatral en Bayreuth y con Wagner, la inauguración del Festival fue todo un éxito en lo vocal. La soprano sueca estuvo magistral como Isolda y su compañero, Robert Dean Smith, supo estar a la altura. Petra Lang en el papel de Brangaene, el surcoreano Kwangchul Youn como rey Marke, Alexander Marc-Buhrmester como Melot y Andreas Schmidt interpretando a Kurwenal fueron también muy aplaudidos, aunque para este último hubo algún abucheo.? ................................................................................................... Como podemos ver, la crítica coincide con lo que cabría esperar de la escucha radiofónica. Excelente la pareja protagonista. (Sin duda, Plácido ha contado con una partenaire de lujo para su disco con EMI). Muy buena la labor del director japonés. El único lunar: el Kurwenal de Andreas Schmidt, como ya nos indicara nuestro oído y el comentario de Pérez de Arteaga. La escenografía. Más de lo mismo. Caprichos ridículos que deforman la obra de Wagner. La pena de esto es que la que, según todos los indicios, será la sucesora del nieto del genio en la dirección del Festival, su rubísima hija de senectud y cómplice del esperpento de la escenografía parsifaliana que ni su mismo noviete pudo soportar. Esperemos que Wotan sea capaz de insuflar algo de sentido común en la estirpe de los Wagner o no saldremos nunca del Ocaso de Bayreuth. ¡Qué pena que en los tiempos gloriosos nos existiera el DVD! A diferencia de otros contertulios, yo creo que en lo musical no estamos tan mal, aunque ?claro está ? fenómenos como Furwängler, Knapperbusch, Melchior, Windgassen, Flagstad, Nilsson, Hotter, etc. son de muy dudosa repetición, aunque -¿quién sabe?- Si se produjo el ?milagro alemán? tras la guerra ¿por qué no va a producirse el ?milagro wagneriano? del III milenio? Un cordial saludo y a ver si adjuntáis críticas del Festival. Rex. |
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No sé que es más decepcionante, el estado actual de Bayreuth o el conformismo de la gente. Saludos |
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No se si llamarlo conformismo o ignorancia: muchos no se dan cuenta de lo que estan oyendo. Ademas, a mi juicio, solo el hecho de viajar a Bayreuth, sabiendo lo de los mediocres espectaculos que alli se presentan, muestra un interes por lo accesorio y no lo proncipal: yo pregunto: cuantos wagnerianos de España han viajado a Seattle a ver el excelente anillo que se esta poniendo este año ? Thomas Mann ya lo dijo y lo escribio: Bayreuth se ha convertido (ya en los años treinta- a fines) en un lugar de millonarios, ignorantes del arte wagneriano, snobs y turistas. Y desde luego que asi es hoy, al igual que Salzburgo. |