|
![]() |
Suscríbete ya a la newsletter de Música Clásica |
MAS SOBRE PEDAGOGIA EN ESCENA |
| ||||||
¡Cuanta trascendencia se le ha dado en este foro a Bieito!, no se debería haber escrito tanto sobre él, porque lo que buscan estos escenógrafos es precisamente ésto, que se hable de ellos a cualquier precio. Simplemente buscan publicidad ó audiencia como en los peores programas televisivos. A estos señores parece como si se les acabara la creación y tuvieran que recurrir a TODO con tal de hacerse notar; y de pronto dicen...¿qué abordamos ahora que nos dé dinero?, pues la lírica, que es algo que está en alza, qué nos cargamos los libretos y hacemos lo que nos de la gana, es igual, vamos por la senda de lo sensacional no de la pedagogía. Para una persona adulta musicalmente, la adulteración de una opera, pues como que le da lo mismo, pero a la próximas generaciones, sí las podemos perjudicar. He observado y oído a gente joven con el sencillo Tannhaüsser de Herzog, ó el Diálogos de Carmelitas de Jean-Louis Pichon, salir del teatro verdaderamente maravillada, y eran las primeras óperas de Wagner y de Poulenc respectivamente a la que asistían y oían, esto provoca afición, esta nueva generación no puede tener 10 versiones de una misma ópera, ni ir a multitud de Coliseos a comparar las diferentes escenografías para que le depare diferentes sensaciones, de lo que se trata es de ir inculcando en cada futuro melómano una impronta musical lo más acorde posible con lo que escribieron los maestros, y para esto hay que "ser un artista" y hacer montajes que calen dentro de un contexto, no de usar y tirar. |
| ||||||
La ópera o el drama musical es sumamente complejo en la forma, adecuar una escena a una música es tarea imposible, seguramente ni siquiera el autor acierte, por otro lado creo que seria honesto por parte de los directores de escena ceñirse a las indicaciones del autor por algo lógico, la obra es suya (este muerto o no) ellos que son (los artistas actuales) tan celosos de sus derechos de autor se suelen pasar en el caso de la ópera esto por alto. Ahora bien, la escena moderna ,si se puede aplicar este calificativo no es más que un reflejo de lo que la sociedad demanda, inducida o no por los medios, por tanto deberiamos elejir entre una ópera o drama musical inmovilista, con un respeto a la escena original (cuando digo esto no me refiero a no utilizar los adelantos técnicos; pero siempre en beneficio de la escena tradicional en su forma)o una escena trasgresora y en algunos casos de una violencia extrema, como es el caso de ese señor, utilizo la palabra violencia por que lo que hace es asesinar la obra ya que la saca de contexto, para mí esta gente son delicuentes, atentan contra la propiedad intelectual. Pero algo bueno tienen ya que sacan al genero a la palestra y la dotan de un manto de modernidad que es lo que los tiempos demandan,a si que encima debemos darles las grácias. Un saludo |
| ||||||
Sobre las ?provocaciones? Como dije en otra conversación, existe un pasteleo entre el político que ?quiere pasar por? progre para ocultar su gestión reaccionaria, el personajillo provocador que alaba públicamente al político que lo ha untado y los críticos a sueldo del político o de su entorno que se encargan de resaltar los ?hallazgos? realizados por el estafador de moda. Lo ?provocador? al estilo de Bieito no tiene nada que ver con las provocaciones de la vanguardia artística de principios de siglo. Estas ?provocaciones? tenían por finalidad atacar lo establecido para remover las conciencias y hacer pensar a la gente. Se pretendía subvertir el arte acomodaticio burgués para crear algo nuevo y diferente. Aquí se enmarcan artistas como Jean Cocteau o Igor Stravinski, que provocaron verdaderos escándalos con su obra. El sistema acaba absorbiendo y desfigurando todo. La efigie de Che Guevara ha acabado convirtiéndose en un producto más del mercado; la ?Silla eléctrica? de Andy Warhol, un icono más del acomodaticio Pop Art y así sucesivamente. La ?provocación? (al estilo de Bieito) forma parte del tinglado. No tiene otra finalidad que la de ?provocar por provocar? sin ninguna otra consecuencia. Es ?lo establecido?. El ?canon? actual. Algo perfectamente estandarizado y reaccionario, ya que no pretende despertar la conciencia crítica, sino distraer a un público acomodado y burgués que acude a la ópera para lucir sus galas y que se aburre como una ostra porque le importa un rábano Wagner, Verdi o Puccini. ?Escándalos? como los buscados hacen que estas personas vacuas se despierten de su letargo y modorra. ¿Cuántas veces hemos visto señores trajeados y señoronas con collares de perlas roncando en los teatros? Y mientras tanto, los que sí que aman de verdad la ópera han de contemplar con nauseas cómo se degrada y se destroza el arte ante la complicidad de las autoridades públicas (los mecenas actuales en Europa), el silencio de los críticos que temen perder su trozo de tarta y los aplausos de los snobs que confunden manipulación con libertad artística. Una pena. Rex. |