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La estatua de Wagner en la Opera de Praga |
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Me han contado una excelente anécdota referida a la estatua de Wagner que había en la Opera de Praga (la que está junto al río). Parece ser que cuando Praga fue ocupada por los nazis, uno de los oficiales alemanes cayó en la cuenta de que entre las estatuas de grandes músicos que adornaban dicho teatro había una de un compositor judio, por lo que ordenó que quitasen dicha estatua. Los operarios checos encargados de tal asunto no tenían ni idea de cual era la estatua que debían retirar, por lo que supusieron que el judio debía ser el que tuviera la nariz más grande!!! Resultado: retiraron la estatua de Wagner... Si la anécdota es cierta , me parece excelente. Alguien puede arrojar un poco de luz al respecto? Cordiales saludos a tod@s Liszt |
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Ahora que sacas el tema, oí por la radio que Hitler, antes de dedicarse a la política, y durante su estancia en Viena, se dedicó a algunas direcciones artística del algunas óperas de Wagner. Y que fue llamado a la ópera de Viena, pero debido a su timedez, no se atrevió a entrar y perdió el puesto en la ópera de Viena. ¿Es cierto ese mito?¿Alguien lo sabe?¿O es solamente una historieta? Yo sabía que la infancia de Hitler estuvo marcada por la música de Wagner, pero no hasta tal punto. Atentamente |
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Es radicalmente falso. Lo más seguro es que sea un bulo hecho correr por bocas pro-nazis para extender la palmaria falsedad de que Hitler tenía alguna aptitud artística (naturalmente, no me refiero a usted, Don Raimundo). Hitler, en Viena, y en lo relativo a la ópera wagneriana, fue poco menos que un aficionado con cierta tendencia a la ignorancia, apretado entre las entradas de pie de la Hofoper. No tuvo conocimientos de escenografía ni el talento para dedicarse a ello jamás ?y, por descontado, aquellos que hayan oído que quiso escribir una ópera siguiendo los postulados (?) wagnerianos, han de saber dos cosas: primero, que los conocimientos musicales de Hitler tendían a cero; segundo, que tras dar una perorata intolerable a un amigo, lo tuvo durante una tarde y una noche entera a su lado para "transcribir" todo lo que su genio iba a dictarle al piano. Naturalmente, el amigo no escribió nada esa noche, y Hitler no volvió a nombrar más esa quimera tan lejos de su alcance. La verdad es que por la radio dicen unas cosas tremebundas. "Debido a su timidez". Lo que hay que oir. Esos locutores neonazis eberían leer a Kershaw o algún autor medianamente fiable para comprobar las habilidades artísticas de Hitler. Digo yo. Por lo demás, la historia más cercana que he escuchado respecto a los bustos de Wagner es que cuando se retiró ciertos dictámenes absurdos para representar obras de Wagner (¡como si Wagner, o mejor, su música, hubiese necesitado alguna vez ser desnazificada!), al programar su primera obra tras la guerra en la ópera de Munich, los asistentes pusieron un cartel burlesco en el busto de Wagner de la sala congratulándose de tenerlo de nuevo con ellos tras su desnazificación. Lo que no quiere decir que la historia aquella del Teatro de la Ópera de Praga tenga que ser falso. Un saludo R. |
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No podría estar más de acuerdo con los comentarios de AlterRobertoBlasco. Hitler probablemente no tenía ni idea de quien era Wagner en su estancia en Viena y artísticamente hablando era un total inepto. De ahí sus fallidos intentos de entrar en una academia artística en la cual denegaron en dos ocasiones su solicitud. La mayor hazaña de la cual pudo vanagloriarse fueron sus días como quitador de nieve para que el tranvía no sufriera retrasos. La relación de Hitler y Viena era como la de la novia(o) que nunca le quiso, por eso no le quedo otro remedio que irse de ahí antes que lo apalearan. un saludo. |
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Sí conocía a Wagner, mire Vd. Creo que la primera vez que escuchó una de sus óperas fue "Rienzi", y lo hizo en Linz, en localidades de pie. Tenía 16 años. Hitler siempre se identificó con el personaje de Rienzi, lo cual era seguro una obsesión enfermiza. Sólo le faltó el disfraz, a lo Luis II. Saludos |
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Hola a todos: Hitler no sólo conocía todas las obras musicales de Wagner, sino que también se había leído sus escritos en prosa. Otra cosa es que Hitler careciera de talento artístico o que su gusto musical dejara mucho que desear, pero el conocimiento de Wagner no se le puede negar. En ese sentido, no se puede negar que Hitler se sintiera atraído por el antisemitismo que reflejan los escritos de Wagner. Por desgracia, a Hitler no se le ocurrió comprobar el comportamiento real de Wagner hacia los judíos; entonces se habría dado cuenta de que los trató como al resto de sus amigos. Y no olvidemos que Hitler se negó a que escenificaran "Maestros Cantores" con esvásticas y también prohibió el himno nazi cuando se representara una ópera de Wagner. En este sentido, mostró un respeto hacia el arte que muchos en la actualidad no tienen. Respecto de la anécdota de la estatua, no tengo ni idea de su veracidad. Es la primera vez que la oigo. Un saludo. |
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Germán, sobre el comportamiento real de Wagner hacia los judíos que usted ha citado..., me interesa el tema. ¿Podría aportar alguna nota bibliográfica sobre el asunto? Gracias. Euqaber |
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Estimado Sr. Euqaber: Supongo que cualquier biografía bien documentada le servirá. La de Martin Gregor-Dellin, en Alianza Editorial, es de referencia. En ella verá que la diferencia entre lo que Wagner escribía y lo que hacía es muy grande. Su mejor alumno era un pianista judío llamado Karl Tausig, cuya muerte conmovió a Wagner hasta el punto de componerle unos hermosos versos (y créame, la inspiración de Wagner no se dejaba encandilar por lo primero que le salía al paso). Hermann Levi, el director judío del "festival escénico sacro" Parsifal, escribió a su padre (un rabino) una carta en la que dijo de Wagner que era "el mejor de los hombres"; dudo que un judío dijera tales cosas de un antisemita rabioso. Un saludo. |
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Muchas gracias, Germán. Siempre había tenido curiosidad por saber hasta que punto llegaba el antisemitismo de Wagner, y en esta información, desconocida por mi parte, he encontrado un cierto alivio con respecto a mi temor a tener que asumir que uno de mis más queridos compositores tuviera una verdadera actitud segregativa. Gracias otra vez. Un saludo. |
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Hola: Me interesa ese tema sobre el antisemitismo de Wagner. Me alegro de que por fin haya alguien que en verdad diga que Wagner no era nazi. Desde que los nazis lo tomaron como ídolo, parece que Wagner fue el Hitler del siglo XIX, cuando en verdad solamente sentía el mismo repudio que la sociedad de entonces (católica a mi parecer), aunque más que hacia los judios, yo creo que era a la forma de ser de los judíos y a su mala fama que se les tenía en Europa. Porque parece que sólo los alemanes han sido racistas con ellos, no hay que olvidar que también de España les echamos. ¿Pudo ser que por la mala interpretación de Wagner que hicieron los nazis se creara aquella matanza? No lo sé, pero que por la culpa de los nazis se diga que Wagner era nazi, es verdad, o por lo menos eso dice la gente en general que conozco. Me gustaría que opinaseis sobre el tema. |
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La verdad es que fue un antisemita de tomo y lomo, que incluso llegó a defender la desaparición de esa raza como si ello significara la curación de occidente. Esto, entre otras muchas ideas utópicas propias de un iluminado, como cuando dijo que las gentes de norte deberían emigrar al sur para dejar de comer carne, practicando un vegetarianismo piadoso. Y cuando se enteró de que un judío (Hermann Levi) iba a dirigir la primera representación de Parsifal, casi le da un ataque, e intentó evitarlo por todos los medios. Y sobre Meyerbeer... uf, le acusaba de haberle traicionado mientras fingía protegerle. Le llamó vil tonadillero judío. Nunca pudo soportar que la opera de Meyerbeer triunfara en París y la suya no. Y de Mendelsohn decía que era un talento desaprovechado... Qué sujeto más odioso, la verdad, pero cómo amo su obra... Saludos |
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Estimados contertulios: Afirmar que Wagner era nazi es una estupidez, porque Wagner murió antes de que los nazis nacieran siquiera. Aplicar categorías actuales a épocas pretéritas es una necedad, pero hay que reconocer que está muy de moda en la actualidad. Por desgracia, sólo se logra desvirtuar la historia y la realidad. "he encontrado un cierto alivio con respecto a mi temor a tener que asumir que uno de mis más queridos compositores tuviera una verdadera actitud segregativa" (Sr. Euqaber) Bueno, es un alivio relativo. Lo que escribió sobre los judíos produce mucha vergüenza ajena, para qué engañarnos, incluso sabiendo que no hay que tomarse en serio esos escritos. El hecho de que reeditara su panfleto "El judaísmo en la música" casi 20 después de su primera edición es algo que dolió a varios de sus amigos judíos. "en verdad solamente sentía el mismo repudio que la sociedad de entonces (católica a mi parecer)," (Sr. Torres) Vamos a ver. Decir que la sociedad europea era católica es faltar a la verdad. Dependiendo del país, las cosas varían mucho: Alemania y Holanda, por ejemplo, tienen mayoría protestante y ciertos reductos católicos, aparte de otras minorías religiosas. Inglaterra es anglicana por definición. España, Italia y Finlandia tienen mayoría católica. Grecia, ortodoxa. Si no recuerdo mal, Wagner nunca se llevó bien con el catolicismo. "aunque más que hacia los judios, yo creo que era a la forma de ser de los judíos y a su mala fama que se les tenía en Europa." (Sr. Torres) ??????? ¿Cuál es la diferencia? Cambie la palabra "judíos" por otra y verá que la frase carece de sentido: "más que hacia los hombres, yo creo que era a la forma de ser de los hombres y a su mala fama"... Si uno repudia la forma de ser de una persona, está repudiando a esa persona. "Porque parece que sólo los alemanes han sido racistas con ellos, no hay que olvidar que también de España les echamos." (Sr. Torres) Ayayay... ya estamos como los que dicen "Wagner era nazi". No mezclemos épocas. De la misma forma que es un disparate tildar a Wagner de nazi porque Wagner murió antes de que naciera Hitler, carece de sentido mezclar el "antisemitismo científico" del siglo XIX y principios del XX con la expulsión de los judíos de España por motivos religiosos, muchos siglos antes. Aunque ambos sean hechos vergonzosos. En lo que sí estoy de acuerdo es en que parece que sólo los alemanes hayan sido racistas, cuando los judíos han sido perseguidos en toda Europa. Pero no hay que negar que los nazis tuvieron la horrible originalidad de institucionalizar el asesinato: era el Estado el que fomentaba, gestionaba y organizaba el asesinato de millones de personas. Y no, Wagner no era nazi. Podía ser antisemita teórico y en lo práctico no lo era en absoluto: su círculo de amigos en Bayreuth incluía muchos judíos. No obstante, creo que no se entendía ni él mismo: en 1881, cuando ya había escogido a Hermann Levi como director de su Parsifal, mencionó que, como músico, no le gustaría que le dirigiera un judío. "La verdad es que fue un antisemita de tomo y lomo, que incluso llegó a defender la desaparición de esa raza como si ello significara la curación de occidente." (Sr. Steuermann) Si no recuerdo mal, creo que proponía esa "desaparición" como única forma de "redimirse". Es decir, parece una intención metafórica, pero eso no excluye que el panfleto no dé vergüenza de leer, como ya he dicho. Al final de su vida, sin embargo, defendía los valores cristianos frente al racismo. Tuvo varias broncas sonadas en ese sentido con su amigo, el conde Gobineau. En "Heroísmo y cristianismo" también defendía la sangre de Cristo como valor redentor de todas las razas. Así pues, no era necesaria la eliminación de nadie. ¿Confuso? Sí. ¿Ridículo? Pues también. Pero al menos ofrecía una "esperanza de salvación" en sus teorías. En la práctica, ya he dicho que jamás marginó o despreció a un judío por el hecho de serlo. "Esto, entre otras muchas ideas utópicas propias de un iluminado, como cuando dijo que las gentes de norte deberían emigrar al sur para dejar de comer carne, practicando un vegetarianismo piadoso." (Sr. Steuermann) Su vegetarianismo también fue un período de su vida. Más tarde, cuando Nietzsche defendió en la mesa las bondades del vegetarianismo, Wagner le contestó: "¡Es usted un asno!". "Y cuando se enteró de que un judío (Hermann Levi) iba a dirigir la primera representación de Parsifal, casi le da un ataque, e intentó evitarlo por todos los medios." (Sr. Steuermann) Esto lo he oído comentar a ciertos "biógrafos" que me resultan muy poco fiables (por ejemplo, Charles Osborne). Incluso en el caso de que hubiera sido así al principio, hay hechos que demuestran que, ante la posibilidad de poder librarse de Levi, Wagner le pidió que se quedara. Así fue, por ejemplo, cuando Wagner le mostró un anónimo en el que se acusaba a Leví de tener relaciones con Cósima y se pedía a Wagner que mantuviera a su obra "pura" y no dejara que la dirigiera un judío. Wagner se lo mostró como prueba de confianza, pero a Levi le resultó muy embarazoso y se marchó, pidiendo ser relevado de su tarea. Si hubiera estado tan en contra de Levi, podría haber aprovechado la ocasión. Sin embargo, le pidió que volviera: "al fin y al cabo, usted es mi director de Parsifal". "Y sobre Meyerbeer... uf, le acusaba de haberle traicionado mientras fingía protegerle. Le llamó vil tonadillero judío." (Sr. Steuermann) En fuentes fiables he leído que, en sus diarios, Meyerbeer se sentía dolido por "El judaísmo en la música". Por otro lado, hay anécdotas (ignoro si reales o apócrifas) sobre que Meyerbeer fingiera ayudar a Wagner en París, cuando en realidad se lo quería quitar de encima. La calidad de la música de Meyerbeer no admite comparación con la de Wagner. Wagner podía tener razón en el fondo, pero no en la forma. "Y de Mendelsohn decía que era un talento desaprovechado..." (Sr. Steuermann) A Mendelssohn no le perdonaba que le extraviara su primera sinfonía. Pero tampoco tenía empacho en reconocer que "La gruta de Fingal" era "una obra maestra". Como ven, el tema es complejo, porque la personalidad de Wagner también lo era. Un saludo. |
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¡Cielos! El que contó la anécdota de Hitler fue José Luís Pérez de Arteaga después la transmisión del Parsifal. No sabía que fuera un pro-nazi. Auqnue no lo parecía por los comentarios que hizo después sobre Winifred. De todas formas, lo que contó fue una anécdota extraída de un libro de Frederick Spott, Hitler y el poder de la Estética, que consiste más o menos en lo siguiente: un estudiante de arte pasó unos bocetos realizados por Hitler al escenógrafo de la ópera de Viena y que a éste le gustaron hasta tal punto que quiso entrevistarle para contratarlo como auxiliar. Hitler no acudió a la primera entrevista y a pesar de ello el escenógrafo estaba tan interesado que le concedió una segunda entrevista, de la que se marchó mientras esperaba a que el escenógrafo terminase una reunión. Evidentemente, después de esta segunda huída no hubo tercera tentativa por ninguna de las dos partes. Sobre Hitler puedes decir lo que quieras, ya que está muy bien visto denostarlo todo lo que a uno le plazca, pero acusar de neonazi a Arteaga... hombre, pobrecín. |
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Lo que tendrían que hacer los hacedores de bulos es dejar de mezclar a Wagner con acontecimientos desgraciados del siglo XX. ¿Qué culpa tiene Wagner de que a los nazis les gustara su obra? Además, pienso que los pirados de los jerarcas nazis no se daban cuenta de la profundidad de su obra, sino que se fijaban en que los arquetipos heróicos encajaban con sus ensoñaciones de la "superior raza aria". ¿No se daban cuenta de que de el principal tema de Wagner es el triunfo del amor más allá de la muerte? ¡No son los héroes! ¡Es el amor! Respecto del antisemitismo de Wagner ... y de gran parte de la opinión cultural del XIX. ¿Por qué no se hace incapié en el profundo machismo de Marx - por ejemplo? Es el san benito que le ha caído a Wagner y que los amantes de su arte tenemos que soportar ... de gente que le preguntas de qué va Tanhäuser y no sabe qué responder. Saludos. |
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Sr. Germán Creo que el error es suyo, oiga. Lea mi mensaje anterior y dígame donde he establecido yo una conexión entre Wagner y el nacionalsocialismo. Créame, tengo muy clara la separación entre el siglo XIX y el XX. Por otra parte, eso que dice Vd. de que Wagner tenía amigos judíos no me convence para nada. Todo antisemita tiene algún amigo judío, o dice que lo tiene. ¿Y puede explicarme qué significa eso de "antisemitismo científico"? Eso sí que me preocupa. El antisemitismo, al igual que todas las formas de racismo y xenofobia sólo puede una ideología (a mi modo de ver perversa); pero hablar de "antisemismo científico" tiene la intención oculta a atribuir el valor objetivo de la ciencia a ciertas manifestaciones racistas. Esto me parece muy peligroso. Esta ideología puede tener una explicación psicológica, puede que exista algún tipo de complejo de inferioridad o algún rencor visceral oculto, como en el caso de Wagner o de Hitler. Todo esto es demasiado subjetivo para ser científico. Recuerde que Freud era judío, ¿qué valor científico tiene el psicoanálisis? Para Hitler seguramente ninguno (lo único que entendría era la ley natural del más fuerte) y Wagner no lo conoció. Finalmente, nunca se me ocurriría comparar a Wagner con Meyerbeer. Wagner está a años luz. Relea mi mensaje y verá como en ningún momento mezclo la dimensión personal con la artística. Para mí Wagner es uno de los más grandes fenómenos que se han dado en la historia del arte. Y créame, cuando escucho uno de sus dramas, la dimensión personal del autor queda totalmente al margen. Saludos |
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Sr. Steuermann: "Lea mi mensaje anterior y dígame donde he establecido yo una conexión entre Wagner y el nacionalsocialismo." Creo que ha tomado como referida a usted la parte en que contestaba al Sr. Torres. Si no es así, le ruego que me indique dónde digo yo que usted haya dicho tal cosa. "Por otra parte, eso que dice Vd. de que Wagner tenía amigos judíos no me convence para nada. Todo antisemita tiene algún amigo judío, o dice que lo tiene." Eso de que "todo antisemita tiene algún amigo judío" me parece una afirmación MUY arriesgada. ¿Se le ocurre algún ejemplo? Lo de que "o dice que lo tiene" es más creíble. En todo caso, Wagner no tenía "personas allegadas" que fueran de raza judía. No. Tenía verdaderos AMIGOS a los que apreciaba y que lo apreciaban a él. Y eran judíos. Su mejor alumno fue el pianista judío Karl Tausig. Cuando Tausig murió, Wagner escribió unos hermosos versos de epitafio. Si conoce ud. bien a Wagner, sabrá que sólo encontraba inspiración cuando algo le afectaba muy profundamente. Pues ya ve, un judío le afectó muchísimo. Otro caso es el de Joseph Rubinstein. Se presentó en casa de Wagner diciendo algo como: "Soy un judío. Con eso, para usted, está todo dicho". Wagner lo recibió con los brazos abiertos y formó parte de la primera "Cancillería de los nibelungos" en Bayreuth. Tras la muerte de Wagner, Rubinstein se suicidó a los pocos meses, convencido de que, tras la muerte de Wagner, su vida no tenía sentido. ¿Cree usted que un antisemita odioso inspiraría tales sentimientos? ""antisemismo científico" tiene la intención oculta a atribuir el valor objetivo de la ciencia a ciertas manifestaciones racistas." Pues nos guste o no, el racismo se basaba en teorías científicas (como la de la evolución, de Darwin) para justificar que "sólo las razas más preparadas sobrevivirán". Nos guste o no, se consideraban "avanzadas y progresistas" tales teorías, entre otros motivos porque se basaban en los últimos descubrimientos científicos y además iban en contra de la tradición cristiana. Los racistas exponían motivos basados en teorías científicas o pseudocientíficas para justificarse. Y lo he llamado "antisemitismo científico" en contraposición al "antisemitismo religioso", que es -por ejemplo- el que se ejerció en España cuando los judíos fueron expulsados hace siglos. Se les expulsó por motivos religiosos. "Finalmente, nunca se me ocurriría comparar a Wagner con Meyerbeer. Wagner está a años luz. Relea mi mensaje y verá como en ningún momento mezclo la dimensión personal con la artística." Relea mi mensaje y verá que tampoco yo he dicho que usted mezcle la dimensión personal con la artística. Un saludo. |
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Estimados foreros: Buscando información sobre Kna, he encontrado este artículo publicado en ?La Capital on line?. En él se habla de personajes como el citado Kna, Wagner y Hitler (a quien, por cierto, no le gustó la dirección del genial director wagneriano en una representación de Maestros). Pienso que su lectura es un buen antídoto ante las manipulaciones interesadas de ciertas webs neonazis que utilizan el nombre de Wagner en vano y glorifican el del asesino del bigotillo. Un cordial saludo wagneriano libre y un abrazo muy especial para las foreras argentinas. Rex. Fuente: La Capital. http://www.lacapital.com.ar/2004/04/11/seniales/noticia_90356.shtml# Revisiones La certeza de un sonámbulo Un especialista en historia alemana revela la trama oculta tras la emergencia del nazismo en "A treinta años del poder" Henry Asby Turner La noche del día de Año Nuevo de 1933, Adolf Hitler asistió a una representación de la ópera de Wagner Die Meistersinger von Nürnberg en el Teatro de la Corte de Munich, dirigida por la batuta del célebre Hans Knappertsbusch. La pasión de Hitler por el compositor alemán y el insaciable apetito que sentía por sus óperas habían surgido en su juventud. Fue así como más tarde conoció a la familia de Wagner, que lo recibió como algo parecido a una mascota política en el festival del maestro de Bayreuth. En un país orgulloso -con razón- de su herencia musical, esta asociación confirió al dirigente nazi un aura de intelectualidad de la que muy raras veces habían gozado los políticos alemanes. Este entusiasmo de Hitler por las óperas de Wagner también le abrió las puertas, al principio de su carrera política, de los círculos reaccionarios acomodados y con inclinaciones estéticas de Munich. Fue en las reuniones sociales en casa de estos mecenas donde aprendió a comportarse en la buena sociedad y a vestir en las ocasiones solemnes. Y fue mezclándose con la elite cultural de la capital bávara como adquirió el barniz de refinamiento suficiente para ser considerado a los ojos de muchos alemanes un candidato plausible para las altas esferas de la política, a pesar de su origen humilde y de su escasa formación académica. Tras la representación de Die Meistersinger, Hitler se unió a la fiesta de Año Nuevo que se celebraba en casa de uno de sus patrocinadores acaudalados, el marchante Ernst Hanfstaengl, Putzi, un licenciado de Harvard que se había convertido en nazi militante. Hitler era la atracción principal de la fiesta, y los demás invitados, obviamente, estaban allí para complacerle. Entre éstos se encontraban dos de los toscos acompañantes que lo servían en calidad de guardaespaldas y factótum, su fotógrafo personal, Heinrich Hoffmann, y el secretario de su partido, Rudolf Hess, acompañado de su esposa. Para rematar la reunión había unas cuantas jóvenes solteras que Hanfstaengl y su esposa habían invitado a sabiendas de que a Hitler le gustaba estar rodeado de miembros atractivos e inseguros del sexo opuesto, una de ellas era Eva Braun, la coqueta rubia que trabajaba de ayudante en el estudio de Hoffmann y que se convirtió en amante de Hitler durante sus años de dictador, hasta que contrajeron matrimonio minutos antes de suicidarse en abril de 1945. Reunidos en torno a la chimenea de Hanfstaengl para tomar café, los invitados escucharon un concierto para piano de Rachmaninoff en el fonógrafo y conversaron hasta la madrugada. Hitler criticó la dirección de Knappertsbusch de la ópera a la que habían asistido esa noche. Hanfstaengl refirió más tarde que, mientras Hitler firmaba el libro de invitados antes de irse, "levantó la vista hacia mí y me dijo conteniendo la emoción: «Este año nos pertenece; te lo garantizaré por escrito»". En enero de 1933, con cuarenta y tres años, Hitler era un hombre bastante próspero. Los derechos de su libro "Mein Kampf", un gran éxito de ventas, le reportaron unos ingresos sustanciales que se vieron incrementados gracias a donaciones de patrocinadores acaudalados. Vivía en un apartamento amplio y confortable en el distrito de moda de Munich. La sede de lo que había sido un partido oscuro al que él se había unido siendo un antiguo cabo del Ejército bávaro ocupaba un suntuoso palacio neorrenacentista, situado de manera prominente en el centro de la ciudad que los nazis consideraban "la capital del movimiento". Hitler viajaba en una cara limosina Mercedes-Benz, acompañado de su chofer personal. Pasaba sus frecuentes vacaciones en un pintoresco chalé de su propiedad en los Alpes de Baviera. Durante sus numerosas, y por lo general prolongadas, visitas a Berlín, residía con su séquito de ayudantes en el ostentoso Hotel Kaiserhof, situado en el centro de la capital, a media manzana de la Cancillería del Reich. Libre de obligaciones establecidas, llevaba una existencia semibohemia llena de excesos. Raras veces se levantaba antes del mediodía, y por lo general se demoraba a la hora del café en elegantes cafeterías, rodeado de serviles criados y admiradores lisonjeros. Pasaba con frecuencia las tardes en butacas selectas en la ópera o como invitado de honor en casa de admiradores ricos como Hanfstaengl. Llevaba, en resumen, una vida regalada, llena de lujos que sólo conocía en sueños la mayoría de alemanes, en aquellos tiempos marcados por la depresión. A pesar de los contratiempos de 1932, Hitler aún estaba potencialmente en situación de ejercer una gran influencia política a principios del nuevo año. Incluso tras las considerables pérdidas sufridas por el partido en las elecciones de noviembre, éste contaba con la mayor delegación del Reichstag y gozaba del respaldo de sus tropas de asalto, tan numerosas como agresivas. A Hitler se le había dado a entender de forma repetida que a él y al resto de dirigentes nazis los esperaban altos cargos en el gobierno y una gran influencia sobre la política de éste. Lo único que tenía que hacer era renunciar a su exigencia de la cancillería y acceder a compartir el poder con los conservadores a los que el presidente Hindenburg había puesto a cargo del Estado. Compartir el poder era, sin embargo, imposible para Hitler. No era un político ordinario, sino un fanático profundamente convencido de que debía cumplir una misión. Se veía destinado a convertirse nada menos que en el creador de una Alemania radicalmente nueva. Un cometido de tal magnitud sólo podría lograrse mediante el poder absoluto, libre de todo compromiso. Desde que se unió al movimiento nazi en ciernes en 1919 hasta que se suicidó un cuarto de siglo más tarde, el afán por llevar a cabo esta misión acaparó toda la atención de Hitler. Carecía casi por completo de cualquier asomo de vida privada, y sublimaba cualquier impulso humano a la firme persecución de lo que él creía de manera incuestionable que era el destino que, en sus palabras, le había impuesto la "providencia". Incapaz de imaginar una realidad que no se ajustase a su concepción del futuro, Hitler avanzaba en la vida, como él mismo expresó, "con la certeza de un sonámbulo". La concepción que Hitler tenía del futuro de Alemania derivaba de las corrientes subterráneas del pensamiento decimonónico. Aunque se había formado como autodidacta, leyendo vorazmente periódicos y publicaciones baratas durante sus días ociosos de juventud en Viena y Munich, impresionaba a personas mejor educadas que él con una abrumadora variedad de información, en particular sobre lo concerniente a la historia. Su mente enérgica y retentiva carecía, sin embargo, de la disciplina del análisis sistemático y el escepticismo. Como consecuencia, se imbuía de manera poco crítica de muchas nociones pseudocientíficas que circulaban en la época. Todas configuraron la concepción del mundo que guió su pensamiento a lo largo de toda su carrera, y que amalgamaba la doctrina social de Darwin de una lucha a muerte por sobrevivir con la propuesta racista de una sociedad irrevocablemente segmentada en grupos étnicos mutuamente hostiles. Para él, el mundo era una selva en la que la fuerza marcaba las leyes y las razas: o bien se imponían y se hacían más fuertes, o bien se debilitaban y perecían. Partiendo de esta idea, llegó a la conclusión de que el combate mortal entre las razas era un dictado de la naturaleza, su manera de garantizar el progreso de la especie. La guerra, en su opinión, no sólo era inevitable, sino también ennoblecedora. |