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Bayreuth 2006. El tercer ciclo del anillo. |
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Bueno, esta es un poco mi experiencia de mi primera visita a Bayreuth. El pueblo es encantador, con un centro con casas antiguas muy bonitas. La música está muy presente y sus calles están frecuentadas por jóvenes grupos orquestales de cámara que favorecen este ambiente musical con bellas interpretaciones. Destaca por supuesto el museo en la casa de Wagner con una cantidad de documentación imposible de absorber en una primera visita y su fabuloso teatro barroco, con más de 250 años de antigüedad, con una sala bellísima y un amplio escenario que estos días recogía una interesante exposición sobre las distintas producciones realizadas en el festival. Lo normal es después de las representaciones acudir a alguno de los buenos restaurantes donde por precios asequibles se disfruta de la sabrosa comida de la tierra, sus vinos y como no, sus cervezas. Lo normal es terminar la noche en ellos en interesantes tertulias wagnerianas. Pero Bayreuth es Bayreuth por su teatro, por ser el lugar que eligió Wagner para culminar su visionario proyecto que con gran convicción y determinación logró llevar a cabo. En Bayreuth hay un enorme respeto por la tradición y el festival y su teatro no puede hacer más por respetarla. Las fanfarrias desde el balcón del teatro avisando el inicio de cada acto, la absoluta oscuridad de la sala desafiando seguramente los protocolos de seguridad actuales, el respeto del oyente en el interior y su peculiar acústica crean un ambiente que es imposible de disfrutar en otros teatros. Sobre el calor en el interior poco puedo decir ya que tuve unos días de representación poco calurosos y no sufrí incomodidad en este aspecto. Respecto a los asientos es cierto que son incómodos pero tiene una fácil solución. Las butacas son de madera con un débil forrado en la base y con el respaldo no muy alto, desnudo y con una gran inclinación, cercana a los 90 grados. Esto implica que o estás muy erguido o a poco que te reclines más de 90 grados el borde superior se clava en tu espalda. Esto se soluciona con una simple e imprescindible almohadilla que sitúas en la espalda. Si se quiere mayor comodidad se puede colocar otra en la base y en este caso es como la de cualquier teatro, aunque esta segunda almohadilla ya no es tan imprescindible. Las molestias de llevarlas al teatro no son muy grandes porque todo el mundo las deja al empezar en sus respectivas butacas y ya te desentiendes de ellas. Es curioso ver al principio a la mayoría de los caballeros con esmoquin, (aquí es todavía mayoritario su uso) portando las almohadillas dichosas, algunas con llamativos bordados. Yo estuve el primer día sin almohadilla alguna y los restantes con doble almohadilla. No hay necesidad de sufrir la incomodidad. La fama del teatro de Wagner no sería la misma sin su excelente acústica. Los materiales del teatro, el foso que se adentra por debajo del escenario y la concha mística crean una acústica extraordinaria y peculiar. Todo se escucha con una claridad increíble, tanto los detalles orquestales como las voces llegan al oído como si en el teatro no existieran las distancias. Esto tiene también su punto negativo, todas las pifias son tremendamente delatoras. Pero el mayor peaje que se paga es que la orquesta al tener su sonido siempre tamizado por la concha mística nunca llega a la plenitud del sonido que se puede escuchar en otras salas como en la sede de la filarmónica de Berlín cuando los metales tocan en fortísimo. El sonido además es menos direccional que en otras salas, a veces no tienes tan claro que viene del foso y te llega por los costados e incluso por el suelo. El tiempo de reverberación es amplio y los sonidos graves parece que no tienen fin. El sonido de la orquesta sale hacia atrás del escenario rebotando y volviendo hacia la sala acoplándose con las voces, generando un pequeño retardo que complica la ya de por sí dirección orquestal, con un sonido ensordecedor en el interior del foso, con visibilidad a veces empañada por el sudor causado por el calor sofocante que te dificultan la lectura de la partitura. Según un artículo de Solti, las entradas a los cantantes tienen que darse décimas de segundo más tarde que a la orquesta debido al retardo, lo que causa mayores dificultades de acoplamiento en los primeros días de dirigir en Bayreuth, creando un estrés que muchos directores no han sabido digerir. Tengo que decir que debido a mi falta de experiencia en Bayreuth y a los comentarios de falta de sonoridad en este anillo de aficionados con muchos años en el festival, me es imposible dilucidar si parte de esta falta de sonoridad que he observado es común en la sala o ha sido causa de la propia dirección de Thielemann. Es posible que sea una combinación de los dos factores. No todo es perfecto en Bayreuth, si alguien quiere acercarse a la perfección, no es el mejor destino, pero si lo que quieres es toparte de bruces con las emociones, entonces si es el lugar adecuado. La producción. El planteamiento de Dorst es el de sobreponer en escena dos universos paralelos, el actual y el de los protagonistas de la tetralogía. Es una idea que no está mal y que da bastante juego pero que me parece que al final sufre del error de que los mejores momentos escénicos no sirven para potenciar el drama de la obra sino para potenciar el planteamiento de los dos universos. La escenografía de Frank Philipp Scholossmann plasma muy bien las ideas de Dorst. Hay unas escenas de gran belleza plástica. Destacaría en este aspecto el primer cuadro del río, o aquel de la fábrica que luego se descubre en un boquete la cueva de los nibelungos. Los detalles de la producción tendríamos que explicarlo en otro mensaje porque si no esto se hace interminable. Los cantantes: Ha habido para todos los gustos, malos, muy malos, irregulares, inadecuados, buenos y bastante buenos. Como en el anillo intervienen muchos cantantes voy a comentar de menos a más los roles principales, según me vaya acordando. Destacaría claramente en el aspecto negativo el Siegmund de Wottrich. Algo verdaderamente indigno del festival, no ya su contratación a todas luces inadecuada y producida por su relación con la bisnieta de Wagner, sino por permitir el festival que salga al escenario en unas condiciones paupérrimas. Si ya es malo, sólo cuenta con un timbre que podría ser interesante si colocara la voz y no se la tragara y alguien le enseñara a cantar, si encima está indispuesto, un festival que se supone serio no debe permitir que esto suceda, informándonos de su indisposición en un tablón. Se tenía que haber sustituido. No soy muy llamado a los abucheos y me daba corte al ser un novato en el festival abuchear, pero me salió del alma. Le sustituyó Dean Smith que tuvo un éxito clamoroso. Su voz no tiene la potencia ni el dramatismo para el papel, pero al estar bien colocada y favorecida por la acústica de la sala, saca adelante su parte muy dignamente. Al conocer in situ la acústica comprendo ahora como este tenor está contratado para el Tristán, ya que su voz es completamente inadecuada para este rol, pero el teatro de Bayreuth ayuda a los tenores que no tienen la voz apropiada pero que saben cantar. La mayor decepción del reparto me la llevé con Linda Watson, cantante que ya conocía y que jamás había visto tan mal. Su voz es potente, su centro es potable, pero el registro agudo que debe estar afrontando continuamente es un sufrimiento para ella y para el oyente. Según va subiendo en el pentagrama, pierde el timbre, aumenta el descontrol de su voz, los excesos de su vibrato y las desafinaciones son incontables, llegando a molestar terriblemente. Lo siento por esta cantante pero creo que es de los roles de este anillo que más necesario es el cambio. Su desastrosa entrada en la Walkyria, chillando, con una abrupta ascensión al agudo que caló irremediablemente, no presagiaba nada bueno, y sólo en las partes que se mantiene más en la tesitura central logró convencer. Otra elección incomprensible del festival es la Erda de Fujimura, cantante que ya me había dejado un mal sabor de boca como Kundry en Viena. No se puede contratar para este rol a una cantante de dudosa clasificación como mezzo porque no tiene graves y sobretodo lo más importante, con un color de voz muy alejado de la oscuridad vocal que es necesario para Erda. Se pide el cambio a gritos. Sin embargo tengo que reconocer que a pesar de su falta de graves estuvo muy convincente como Waltraute en el Ocaso, con una voz muy potente y emotiva. Creo que es una buena cantante en roles inadecuados. Otro rol que no ofrece un nivel digno es Jyrky Korhonen como Fafner. Una voz opaca que no se puede clasificar como bajo, ni como bajo ni como nada. Youn como Fasolt también estuvo discreto, sin embargo como Hunding estuvo mejor de lo que esperaba, con una voz potentísima y muy entregado. Además tuvo que soportar al tenor que acabó desquiciando a todos, orquesta incluída en ese primer acto de la Walkyria. Subiendo un poco el nivel en la adecuación vocal podríamos citar al Loge de Bezuyen. El problema aquí es que es un rol demasiado protagónico en el oro para un cantante que todavía no matiza, quedando su actuación bastante plana. Gould como Siegfried todavía tiene mucho que mejorar. Creo que es un tenor interesante pero sin la suficiente solidez todavía para afrontar este temido rol de tenor. Su voz le fluye con potencia en la región cercana al La3 y Sol3 y el registro central es sólido pero algo hueco. Su canto es todavía muy tosco y se pone en evidencia en el segundo acto de Siegfried en las partes más líricas, además es muy irregular alternado momentos buenos con otros mediocres. Todavía sufre algunos problemas de afinación, que sin ser algo desesperante es algo que tiene que trabajar seriamente. Lo que más me gustó de él fue su muerte en el Ocaso donde estuvo conmovedor. Creo que podemos esperar mejores prestaciones en los próximos años. Adrianne Pieczonka es una interesante Sieglinde. Una voz bonita, lírica que expande el sonido con facilidad. Una soprano a tener en cuenta y de la que estoy seguro que irá mejorando sus prestaciones. Fue una de las perjudicadas por el hacer Wottrich. Struckmann como Wotan no defraudó. Quizás es el cantante más irregular. Sus mejores bazas son la potencia, la entrega, el canto de fuerza. Pero no sabes nunca como va a terminar la representación, nunca ha sabido medirse y creo que sigue sin saber hacerlo. También tiene problemas para mostrarse más artista, más introspectivo y ofrecer mayor expresión y hondura a su concepción de Wotan. Esta falta de matización se hace más evidente en el segundo acto de Walkyria que es uno de los momentos donde el cantante debe expresar mejor los sentimientos. Sin embargo en el tercer acto estuvo formidable y jamás le había visto terminar una representación con tanta fuerza, siendo un cantante al que ya he visto en muchas funciones. Recuerdo aquel Holandes en la que se paró la representación porque pidió un descanso después de haber cantado a toda máquina. Su final de la Walkyria fue para recordar por mucho tiempo, hacía retumbar las paredes del teatro, estuvo colosal, con una voz imponente. Esta vez vinieron los problemas en el tercer acto de Siegfried donde después de un gallo abandonó el escenario en su dúo con Gould en una salida creo que no programada. Los cantantes que tuvieron más éxito junto a Pieczonka y Struckmann fueron la pareja de nibelungos. Andrew Shore no es una gran voz, pero sí un cantante de fuerza, muscular, que arrasa en escena. Éxito merecido. Gerhard Siegel como Mime quizás sea el cantante con la voz más adecuada para su parte. Un tenor con facilidad para el registro agudo, muy expresivo, buen actor, pero lo que le diferencia de otros Mimes de carácter ligero es la tremenda potencia de su voz. Éxito rotundo y merecidísimo. Dentro del Ocaso el rol de Gutrune lo cantó sustituyendo a Gabriele Fontana, Edith Haller, que no estuvo nada mal. Pero en este Ocaso el gran triunfador entre los cantantes fue el Hagen de Hans Peter König. Le había visto hace poco triunfando como Rey en el Lohengrin de Baden ? Baden por lo que me esperaba una gran actuación y no me defraudó. Una voz de bajo de verdad, quizás algo entubada en algunos momentos pero bastante bonita. Su voz no desfallece casi nunca y estuvo pletórico en todo momento, ofreciendo un Hagen en su faceta más malévola. Gran éxito también muy merecido. Thielemann y la orquesta. Creo que este anillo será recordado por mucho tiempo por la fabulosa actuación de la orquesta y la genial dirección de Thielemann. Hubo algunos fallos en los metales en Siegfrido y en el Ocaso y se produjo un evidente desajuste en el primer acto de la Walkyria cuando Wottrich empezó a hacer de las suyas. Es cierto también que me pareció que había falta de sonoridad en los climax orquestales, donde yo pedía un punto más y que me falta experiencia para saber en que porcentaje se debe a la acústica de la sala. Creo de todas maneras que esta falta de sonoridad en algunos momentos está en parte justificada. Thielemann hace en este sentido una especie de crecida desde el oro hasta el ocaso, donde la sonoridad de los fortes fue más amplia. Las dinámicas en el oro parecían no culminarse pero puede ser debido a un planteamiento que casaba con lo que se veía en escena. Adelantándome un poco a los comentarios sobre la escenografía, el planteamiento de Dorst de este anillo me pareció muy pesimista y Thielemann haciendo equipo parece seguirle el juego en su concepción musical. Prima la hondura, el lirismo, la claridad de la exposición de los motivos, de los sentimientos. Por poner un ejemplo en esta linea, la escenografía al final del oro no recoge una gloriosa subida de los Dioses al Walhalla, Dorst plantea que los Dioses han conseguido su objetivo pero a que precio, con derramamiento de sangre, y además parece vislumbrarse un final no feliz. Thielemann traduce esto en su música y termina el oro con una música vigorosa pero no triunfalista. Es de agradecer que Thielemann al mismo tiempo que ha ofrecido una visión muy personal, ha sabido crear equipo con la dirección escénica, al mismo tiempo que protegía a los cantantes cuando lo necesitaban y aun así ha sido el claro protagonista con diferencia. Es impresionante como un director puede tener tan controlada a una orquesta tan numerosa y hacer con ella prácticamente lo que quería. Si el juego de las dinámicas no fue todo lo espectacular que podía ser, quizás de forma programada como ya hemos comentado, lo que sí no nos dejaba de maravillar era la constante utilización a su antojo de los tempos. Esto unido a la infinita claridad del sonido, se oye todo con una nitidez extraordinaria hace que su ejecución sea extremadamente descriptiva y capaz de expresar con exactitud lo que la música de Wagner quiere decirnos en todo momento. Si tuviera que ponerle sólo una palabra a la dirección de Thielemann lo ilustraría como ?poética?. Fueron muchos los momentos de tremenda emoción. Desde el sorpresivo comienzo donde no me imaginaba que tras oscurecerse la sala y comenzar ese sobrecogedor silencio iba a empezar tan rápido la música. A decir verdad no sabría distinguir en que momento se terminó el silencio y en cual comenzó el primer acorde del oro. Silencio y música parecieron fundirse aunque parezca imposible. El momento de mayor conmoción llegó en el ocaso. Muchas era las tensiones acumuladas tras las cuatro jornadas y al final explotaron. Siegfried acababa de morir de una forma muy emotiva y conmovedora y comenzaba la marcha fúnebre con unos silencios ampliados, con unas cuerdas que tronaban de forma vigorosa en unos tempos lentos y estremecedores y aquí llegaron los metales, sin estridencias, recordando al héroe más glorioso que jamás haya existido, con un sonido noble y puro. Thielemann hizo verdadera poesía musical. No pude aguantar más y fueron mis primeras lágrimas sobre Bayreuth en un final de una emoción que no decayó hasta los últimos compases, con un motivo de la redención de extremado lirismo que dejó sin respiración a toda la sala. Cayó el telón y todos guardamos unos segundos de intenso silencio hasta que un espectador se puso a aplaudir y otros le siguieron. Empezaron así 30 minutos de aplausos con unas ovaciones atronadoras para Thielemann que levantó a todos de sus asientos en su primera aparición. Una experiencia inolvidable. Saludos |
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Hola a todos, yo estuve en el segundo ciclo. En lo que respecta a la ciudad estoy mayoritariamente de acuerdo con lo expresado. No así en la parte artística. En absoluto. En primer lugar no considero que Wottrich estuviera tan mal. Tiene una voz algo oscura y tendiendo a baritonal, pero en aboluto el desastre que se menciona. Por otra parte, y conociendo ya un poco las tendencias de una parte de público en cuanto a la gestión de la familia Wagner del festival, una parte de los abucheos de Wottrich creo que no iban por las deficiencias canoras. Me gustó enormemente (siempre dentro de los parámetros actuales y no queriendo recordar viejos monstruos wagnerianos) Linda Watson. Si, tiene vibrato y en los agudos se pone más de manifiesto, pero lo da todo y es lo que hay. Fujimura en el segundo ciclo fue justamente muy ovacionada. Creo que era de las pocas mezzos con que contaba la producción y saldó su Waltraute con mucha dignidad. Respecto a Gould, creo que, si no se estropea, tenemos un buen Sigfrido en condiciones para los próximos años. Creo que estuvo magnífico y aun puede mejorar. Para mí, los grandes triunfadores, a parte de Watson y Gould fueron Struckmann y König. El primero por sus dotes de actor y cantante. Es un excelente Wotan que se sabe todos los intríngulis del papel. Los fallos de voz?... si, pero esto es Wagner señores, no esas óperas donde la gente va a oir tal o cual aria, y si falla en el momento clave, pues eso... En cuanto a Hans Peter König no tiene tanto mérito ya que posee una voz descomunal, y bien conducida y templada puede darnoa muchas satisfacciones en los años venideros. En cuanto a Dorst. Creo que puliendo cosas aquí y allá de este anillo, o sea, quitando la gente de hoy que se pasea de tanto en cuanto por el escenario y abundando en las escenas plásticamente preciosas del montaje, puede llegar a ser una buena escenografía. Para acabar, de Thielemann me gustaria explicar un par de sensaciones que tuve. La primera ya la tuve cuando le oí por primera vez los Maestros. Sabe sacar cosas de la partitura que no estan al alcance ni de los más grandes actualmente. La segunda sensación fue que el público de Bayreuth más que ovacionar a Thielemann, le rinde tributo y le agradece su, vamos a decir "germanismo musical". Quizá esté equivocado pero eso es lo que experimenté al notar como una corriente eléctrica levantaba a la mayoria de alemanes del asiento cuando salió a saludar después de cada jornada. Saludos Josep |
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Querido Gouverneur: Tenía tan solo 18 años, en aquélla, mi primera experiencia en Bayreuth. Al escuchar tu relato vuelvo a esos juveniles años y a vivir una vez mas, en tus palabras,la emoción, de aquellas maravillosas representaciones.- No puedo dejar de evocar dos vivencias de esa primera e innolvidable visita.La primera el homenaje antes de comenzar el Festival, junto la tumba de nuestro querido maestro, en ese apacible rincón, detrás de villa Wahnfried.Nada de discursos altisonantes, sólo el maravilloso coro del Festival entonando el "Coro de los Peregrinos" de Tannhauser.Mis emociones superaron los límites, cuando mi hemano mayor, a quien yo acompañaba, al entrar en la sala del Festival expresó las siguientes palabras, que nunca olvidaré "Gracias Dios mio, porque no has dejado que la guerra, borrara este santuario, que Wagner erigiera para rememorarnos sus obras y brindar inspiración al futuro".- Gracias querido amigo, el estilo de tu relato, espontáneo, sincero y lleno de pasión ha conseguido arroparme en mis recuerdos.- Un abrazo TRISTANISIMO |
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Magnífico tu relato, Le Gouverneur, enorme esfuerzo, desde luego. No quiero ser empalagoso siempre felicitando intervenciones pero cuando lo considero plausible prefiero quedar como un pesado y dar fe del reconocimiento personal. Tú, Le Gouverneur lloraste allí y yo lloré en casa, con una emoción maravillosa. Estábamos en el mismo planeta y con la misma órbita. Un abrazo de Antón. |
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Gracias por vuestras palabras. Es verdad que ha sido una suerte que el edificio haya sobrevivido a las guerras. Respecto a los desacuerdos con Xepna, hay que puntualizar lo que sí pueden ser distintos criterios de lo que han sido actuaciones distintas. Si hubieses estado en el tercer ciclo hubiese sido imposible que defendieras a Wottrich, que puso en peligro la continuidad de la representación. Sobre Struckmann a mí me gustó mucho. Sus puntuales problemas vocales yo se los perdono tranquilamente al ser un cantante que se deja la piel desde el principio y así acaba las representaciones cantando ?sin red?, en cualquier momento puede sufrir un accidente. Menos perdonable me parece su canto algo plano en el 2º acto de la Walkyria pero ya he comentado que me pareció colosal como terminó la función. Sobre Fujimura mis principales reparos es a su actuación como Erda debido a que no es adecuado su falta de graves y sobretodo el color de la voz. Gould no pienso que estuviese magnífico, pero sí estoy de acuerdo en sus posibilidades de mejora. Donde quizás estemos más en desacuerdo es en Linda Watson. Puedo aceptar que lo dé todo, y es de agradecer, pero no se puede desafinar tanto. Es posible que en el segundo ciclo tuviese la voz más controlada, pero en el tercero tuvo momentos que daban ganas de taparse el oído. Es verdad que no hay grandes exponentes actuales en este rol, como sí puede ser el caso de West en Siegfried, pero estoy convencido de que habrá cantantes que lo puedan hacer mejor. Sin ser tampoco para tirar cohetes, Lisa Gasteen es una cantante competente que acomete el rol con mucha dignidad y con mucho mayor control de la voz. En un futuro y en una opinión un tanto personal y discutible, me gustaría ver en esta parte a Urmana, que creo que nos daría una interesante visión de este personaje. Saludos |
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Le Gouverneur: Enhorabuena por su estupenda narración de su primera visita a Bayreuth, ha sido tan gráfico en algunos puntos, que por un momento me he visto sentada en la butaca del teatro, con almohadilla incluida. De acuerdo en la dirección de Thielemann. No he tenido la gran fortuna de asistir y me he conformado solo con las retransmisiones, pero aún así, hubo momentos sobrados para llorar, sobre todo en el Ocaso. Gracias por su trabajo y un saludo. |
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Querido Gouverneur: Quiero decirte, que me ha encantado tu relato y el desfile de emociones provocados por tu primera experiencia en Bayreuth. Ya estoy soñando con sentir en carne propia, esas vivencias personales, que tu y tristanisimo, nos comparten como nadie en éste foro. Un abrazo Raimundo Torres |