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El mundo de la ópera antes de que existieran las grabaciones musicales |
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Hola a todos, tengo una duda acerca de la música clásica en general y más en particular, por sus características tan personales, de la de Wagner. Hoy en día antes de acudir a cualquier teatro donde den una de nuestras óperas favoritas, solemos estudiarla de manera minuciosa, esto es, tenemos al menos una versión de las buenas, de esas que nos han recomendado o hemos leído buenas críticas, si no más, con las que dedicarle mimo y una gran atención y no descuidar el mínimo detalle de tales aspectos como lo son la orquesta, los cantantes y de otros que podrían ser considerados básicos como lo son el argumento y el transcurrir de los acontecimientos. Sin embargo, en la época de Wagner, no existían las grabaciones musicales, por lo que la gente debía ir al teatro de la misma forma en que nosotros hoy día vamos al cine, con una crítica que hayamos leído, la opinión de algún amigo y poco más. Es por esto que no entiendo cómo antes de que existieran las grabaciones te podía llegar a la primera y en vivo una obra tan descomunal como lo son Parsifal, Tristan e Isolda o no digamos un ciclo del anillo...¿salían del teatro habiendo entendido algo? no ya de lo que allí se dice, que los alemanes al menos no se perderían demasiado, sino si habrían llegado a alcanzar lo que cada una de estas obras lleva dentro y que por lo menos a mí, me cuesta desmenuzar y siempre encuentro algo nuevo que aprender en cada escucha. ¿Alguien de la época anterior a las grabaciones podía entender las obras como se entienden hoy día? ¿Para Wagner no sería frustrante ver como el público salía de la sala sin una idea clara de lo que allí se había visto y sobretodo escuchado o el hecho de que aplaudieran o abuchearan algo que, al menos una mayoría, no habría llegado a entender en su totalidad? En fin este es un tema que me intriga y me gustaría conocer vuestras opiniones al respecto. Gracias y un saludo |
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En mi humilde opinión pienso que los privilegiados de aquel siglo que accedían a una obra nueva y distinta como era la de Wagner lo harían con mucho prejuicio, dada la época que, aunque ilustrada no tenían los inabarcables conocimientos que hoy tenemos. También supongo que el entusiasmo era mayor y las conversaciones entre actos y después serían un estupendo hervidero de pasiones. (me estoy viendo en Bilbao, el día 27, con el mismo entusiasmo, lo juro). Y como humanos, cada opinión ha sido, es y será distinta. "Visto un león están vistos todos, visto un hombre solo está visto uno, y además mal conocido." (Gracián) Un saludo, Tony. (mis amigos también me llaman Tony) |
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Estimado Tony 83: Yo creo que ese ha sido el problema que ha tenido wagner desde un comienzo fuera de su Alemania natal. Entonces la gente que iba al teatro no se sentaba en una butaca a oscuras a oír una opera de 4 horas, sino que se daba una vuelta por el teatro, ligaba, conversaba, salía, entraba, escuchaba el aria de la Donna y la Caballetta del tenore, aplaudían y se marchaban a casa. Al fin y al cabo, la música hasta Wagner estaba manchada del italianismo (osea Rossini, Donizetti etc...), con un esquema fijo, todas trataban de amor, y acababan bien, había momentos de risa y otros que no lo eran. Pero en definitiva, todas seguían el mismo esquema: aria, duo, coro, concertante y poco más. El poema que tenían era completamente lírico, sin una fuerza dramática. Pero llego Wagner, el revolucionista, fue Él el primero que consiguió en Bayreuth apagar las luces del teatro durante las representaciones para que la gente no se distrayese, sillas incómodas para que no se pudieran dormir, y una vez comenzada la obra que no se saliera ni entrara a merced de la persona. Tú imaginate que te hacen eso por primera vez, y te ponen óperas largas, con un hilo dramático medieval, que hay que seguir constantemente y con una música fuerte y duras (antimelódicas además), comprendo porque Rossini y demás dirían aquello; aparte ofensivas como podía ser el Tännhauser con el Papa o la Walkyria con el incesto. Compárame un Lohengrin con una Juana de Arco de Verdi, que eran contemporáneas, no tienen nada que ver. El problema se acrecentaba de los países germánicos fuera; mi abuelo me comentaba (él pudo asistir a la famosa Walkure del 55 en el Liceu y a alguna mas -no las acababa-) que las mozas que iban elegantes a los teatros para que los chicos las mirasen, se echaban miraditas y todo eso, pues comenzaba la ópera, y antes de que terminasen ya estaban desparramadas por el teatro, en un sueño con un cisne o con el Grial. ¡Con lo sencillo que era el sainete y la zarzuela española! Lo suave del lirismo italiano, que te traigan un Parsifal en una lengua desconocida (sin libretos a mano, ni programa de manos)y dura como es el alemán, pues que quereis que os diga... Si con libreto me está costando llegar al parsifal... pues sin libreto, y sin idea de lo que hacen... todavía mas. Por eso tomaron algunos la decisión de cambiar la lengua del libreto para acercar las obras al público, aunque en España no se pasó del italiano (incomprensible también) y del catalán en el Liceu. En tales condiciones, Wagner sólo podía ser un compositor para estudiosos musicales. No sé si me he esplicado, lo he escrito a todo correr. Espero haber sido de ayuda en algo. Rai |
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Si tomamos como ejemplo el Anillo, las partes "toston" (el prólogo del Ocaso, el juego de las preguntas del 1er acto del Siegfried... gracias a Dios no tengo más ejemplos )ayudaban a que el espectador no se perdiera en la monumental ópera. Era corriente traducir la ópera wagneriana en italiano, y no tan frecuente en otros idiomas; sin ir más lejos las distintas asociaciones wagnerianas se encargaban de las traducciones. Eso quiere decir que el aficionado tenía medios para el estudio de la obra antes de acudir a su representación. En mi posesión tengo todas las óperas traducidas al catalán durante el Modernisme por L´associació wagneriana, casi todas ellas escritas por el poeta Jeroni Zanné y Joaquim Pena,eso incluye también las óperas menores . Aunque nunca se cantó en catalán toda una ópera entera, si algunos fragmentos como, a modo de bis, el reconto del 3er acto del Lohengrin por el gran Francesc Viñas. Como muy bien ha dicho Rai, anteriormente acudir a l ópera era como antaño ir al cine : comidas para toda la familia, reuniones sociales con interacción sin límites, bromas pesadas, y el bullicio se interrumpía al empezar una aria pegadiza... y con Wagner vino la seriedad y sus consecuencias. No dejan de ser curiosas las viñetas de cómic de la época en las que se reproducen las grandes siestas que tuvieron lugar en el Liceu durante los primeros años del wagnerismo en Barcelona. Salud |