Esta lluviosa mañana de Noviembre he ido a buscar una chaqueta apropiada para mi estreno wagneriano. No he encontrado nada de mi gusto, la verdad, y veremos que llevo. Pues bien. De uno de los comercios me sale un hombre delgado y bien parecido y dice que me conoce. Me llama por el nombre, y apenas lo recuerdo, si bien a lo largo de mi vida de salas de conciertos me ha visto mucha gente con la superguitarra Gibson SG. Hablamos y encuentro un alma gemela. Le gusta la literatura, la música clásica...la ópera... No he podido resistirme: -¿eres wagneriano? -no, Toni, mas bien odio a Wagner y no soporto su música.
Le di una palmada en el hombro e invité a una cañita a mi nuevo enemigo.
La vida es así.
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