Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
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Holandés en Sevilla
De: rexvalrex
Fecha: 11/02/2008 12:49:47
Asunto: Holandés en Sevilla
El otro día leí en la prensa local valenciana una reseña sobre un Holandés representado en el Maestranza. Me extrañó que nadie se haya hecho eco del evento. ¿Ya no hay walkirias por Sevilla?

Un saludo para todos, especialmente para Yseult (que "ya" es veinteañera)

De: rexvalrex
Fecha: 11/02/2008 13:07:40
Asunto: RE: Holandés en Sevilla
Acabo de ver WM y sí que se hace eco de la noticia. Cómo tendré la cabeza que yo pensaba que ya se había representado y se va a representar ahora. Perdonad el desliz.

Saludos. Rex.

De: juanjo
Fecha: 11/02/2008 19:09:07
Asunto: RE: Holandés en Sevilla
«El holandés errante», en La Maestranza. 07/02/2008.
GUILLERMO GARCÍA-ALCALDE

"A tan sólo dieciocho años de su inauguración, el sevillano teatro de La Maestranza ha reabierto con una importante ampliación del escenario, la chácena y los espacios complementarios. Aunque ya era generoso en su primera planta, la reforma expresa la necesidad de adaptarse a las dimensiones y equipamientos tecnológicos de la producción escénica de hoy. Afortunadamente, la extraordinaria acústica original parece incluso mejorada, y esto vacía de razón a los «conservacionistas» que defienden la intocabilidad por prejuicios sonoros. Los teatros valen para lo que han sido hechos, no como monumentos obsoletos. Lo importante es saber hacer una buena reforma.

El espectáculo de reapertura es estos días «El holandés errante», primero en fecha de los diez grandes dramas de Wagner. El director titular y artístico de La Maestranza, Pedro Halffter, eligió una producción del griego Yannis Kokkos estrenada en Bolonia en el año 2000. Aunque no sea lo último en Wagner, conserva toda su vigencia por la poderosa belleza del símbolo central: la visualización simultánea del presente y el pasado, la historia y su memoria, o, en definitiva, la realidad y el sueño. El asunto del drama es legendario y metafísico, por lo que una representación meramente realista conculca su poética. Kokkos hace ver la acción de frente y de espaldas. La primera es acontecimiento sobre la horizontal del escenario y la segunda es metáfora en la verticalidad de los fondos. Un juego de espejos y proyecciones en tiempo real, combinado a videogramas diversos, duplica o diversifica el haz y el envés de lo que acaece. El fondo es como un lienzo gigante para el reflejo y la ilustración visual que transforma en memoria del mito la trágica condena del Holandés y de Senta, ambas imposibles en el mundo positivo pero desbordantes de sentido poético y filosófico. El barco fantasma y la tripulación espectral, que hace oír sus cantos sin dejarse ver, los barcos reales, las olas y celajes virtuales, la identificación de la rueda del timón (que tan sólo se detiene cada siete años) con la rueca que urde ropas y destinos de mujeres solas, y la multiplicación onírica de los seres y las sombras (con efectos de pululación humana dignos de un Juan Genovés) crean una atmósfera de gran belleza visual pero fantasmática, glacial y opresiva.

Todos los mecanismos de superposición del decorado tangible y el virtual, los elementos corpóreos y los de proyección e iluminación, funcionan perfectamente en el nuevo escenario de La Maestranza para provocar la vivencia paralela de la historia y el mito, lo tangible inmediato y su distanciamiento instantáneo. Blancos y negros, grises y azules integran el cromatismo dominante de una escenificación que tan sólo calienta ocasionalmente en la escena de las hilanderas del segundo acto, espacio de intimidad femenina que algunos escenógrafos (Kupfer, Kokkos...) tienden a romper con el espolón de proa del buque fantasma incrustado en los muros como un falo violador.

Desde el enorme foso desarrolla Pedro Halffter la dirección y concertación de la obra con energía y autoridad ejemplares. El ajuste foso-escena es espectacular y permite a los cantantes y los coros producirse cómodamente, con pleno desahogo y la seguridad de sentirse arropados en la envolvente sinfónica. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, que a lo largo de los últimos años hemos visto crecer imparablemente como instrumento de concierto y de ópera, responde al gesto de Halffter y a su querencia de un aura mítica con precisión milimétrica desde la inmortal obertura -transliteración pocas veces igualada del viento y el mar embravecidos en contraste con el lirismo de la temática más íntima- hasta el final del tercer acto, paradigma de un dramatismo cien por cien wagneriano, que abandona las muchas huellas italianas aún presentes después de las expansiones orgiásticas de los marineros y las gentes del pueblo enloquecidas por la proximidad del mundo espectral. Admirable trabajo del maestro, con su personal sentido trágico del gran sonido sinfónico, de su grandeza y de sus coloraciones polarizadas por el canto lírico y el paroxismo.
Para Halffter fue en la primera función la ovación más desatada. El público sevillano le adora, consciente de la cualificación de la ROSS y del teatro. A continuación, la intérprete más aplaudida fue la soprano portuguesa Elisabete Matos, una Senta de gran poder vocal y resistencia plena al esfuerzo del rol, que el registra Kokkos ha despojado de ingenuidad e infantilismo para presentar una mujer atormentada y oscura desde el descubrimiento del retrato del Holandés y la famosa Balada, bastante inquietante. En cuanto al barítono del rol titular, Trond Halstein Moe, es expresivo y noble, casi liederístico en ocasiones, con un personaje que pide más poder y un estilo más duro. El celebérrimo monólogo Die Frist ist um, del primer acto, con algún verso inaudible, ya puso en claro las limitaciones de la voz, relativamente superadas con una buena musicalidad. Muy sonoro el Daland del bajo Walter Fink, mejor el seguro y luminoso Erik de Jorma Silvasti y estupendos Vicente Ombuena y Barbara Bornemann en Timonel y Mary.

Dos coros cubren las partes de los marineros, las hilanderas y el pubelo noruego por una parte; y la tripulación del buque fantasma por otra: el de la Asociación de Amigos del Teatro de La Maestranza, que dirige Julio Gergely, y el «Intermezzo», dirigido por José Luis Basso. Ambos excelentes, ajustados y brillantes en una obra profusamente coral. El peregrino de las escenas wagnerianas, con la experiencia de contraste indispensable para no hacer el papanatas, sabe que este Holandés está a la altura de los grandes y ratifica la evidencia de un ya excelente Wagner español"

De: elena85
Fecha: 13/02/2008 16:33:20
Asunto: RE: Holandés en Sevilla
Saludos a todos en espeacial a Rex! nunca pensé que todavía se acordase de mi persona! qué tal todo por Valencia?
Bueno en cuanto a este Holandés sólo puedo hablar del ensayo general que fue a lo único que asistí. Vamos a ver es evidente que no fue algo para ser recordado en la historia del Maestranza tal vez sea porque andaba yo muy emocionada y con el Tristán madrileño en mente, aunque me gustó mucho la función y fue bastante mejor de lo que esperaba. Quiero destacar la profesionalidad de Elisabete Matos, que ya ha venido varias veces a nuestro teatro y recordar que el año pasado cantaba Tosca, en un adjetivo: versátil. También disfruté mucho con la orquesta, me viene a la mente la Lulú de hace unos años en la cual advertí grandes meteduras de pata dentro del foso y he de decir que la cosa ha mejorado sustancialmente, aunque siendo una ignorante en el tema no debiera opinar al respecto. La cuestión es que en mi opinión Halffter ha trabajado muy bien este Holandés.
Permitanme la osadía...Trond Halstein Moe me pareció que daba mucho el pego físicamente en el rol, pero para de contar, resultó bastante insípido musicalmente hablando. Y de Daland, siento ser tan dura pero mi consejo para Walter Fink sería que dejase de cantar este papel. Vale ya está, jejeje, ya he soltado lo más malo, lo demás bien, me gustó la escenografía y de la dirección de escena criticaría la muerte de Senta, fue un "plof" que desbarató todas las expectativas creadas a lo largo de la representación.
Espero que alguien más pueda hablar del tema y se aceptan críticas muy ácidas a mi comentario, de lo malo se aprende, ya se sabe.
Se me olvidaba...lo peor de la función fue el público! sin duda algunaaaa! estaba sentada en el primer paraiso, ignoro cómo sería el resto del teatro. Pero la gente por qué juega con papelitos ruidosos de caramelos durante largos minutos? por qué interrumpen la función con sus aplausos???hubo desvandada en el segundo acto, deberían haberme regalado sus entradas;D.
Al comprar las entradas deberían advertir: no aplaudan hasta terminada la función. Si no saben cuando termina no aplaudan hasta que los artistas salgan a saludar. Absténganse de hacer cualquier ruido antes de que la orquesta termine por completo.
Ya me molesta que aplaudan y griten tras un aria en una ópera italiana, pero si lo hacen con Wagner puedo matarlos con mi mirada...
Pero vamos que estuve la semana pasada en el Teatro de la Ópera de Roma y no sé dónde es peor el público...por qué somos tan ruidosos???
Un abrazo a todos y viva Wagner!

De: rexvalrex
Fecha: 14/02/2008 10:47:21
Asunto: RE: Holandés en Sevilla
¿Cómo me iba a olvidar de ti, mujer? Yo tengo memoria... selectiva; osea, que sòlo me acuerdo de lo bueno.

Un saludo.Rex.

PD. Por València también hay que le da al caramelito, quien habla, móviles que suenan, etc. Parece mentira que estas personas se consideren "cultas", cuando no llegan a ser ni tan siquiera "educadas" aunque educaciópn y cultura no son términos que se acompañen necesariamente.