Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
FORO 

Suscríbete ya a la newsletter de Música Clásica






El Oro para niños.
De: rexvalrex
Fecha: 04/07/2008 2:16:44
Asunto: El Oro para niños.


Hola, amigos:

Aquí tenéis la primera entrega de mi adaptación del Anillo para niños. Los criterios de trabajo son los mismos que os expuse cuando colgué la versión valenciana -que parte del escrito de Akin-. Sin embargo no se trata de una traducción literal, ya que he ido modificando lo que me ha parecido conveniente para acercarme lo máximo posible a Wagner y para conseguir un estilo de redacción más atrayente para los chicos.

En esta versión aparecen los dos gigantes, que son hermanos ?tal y como Wagner quería ? y habrá fratricidio, lo que no creo que pueda ?traumatizar? a niños habituados a escuchar la historia de Caín y Abel. Así, podré hacer hincapié en uno de los ?mensajes? que me propongo hacer con la adaptación: la codicia engendra maldad.

Iré colgando los ?capítulos? a medida que los tenga preparados. Os agradecería que ? si os apetece leerlos ? me dijerais si encontráis algún error, para corregirlo, ya que mi idea es imprimir el texto junto con las correspondientes ilustraciones para trabajarlo el curso que viene con mis alumnos.

Muchas gracias.
Rex.

PD. Naturalmente, estoy abierto a vuestras sugerencias.

..........................................................................................................





EL ORO DEL RIN


Prólogo de ?El anillo del Nibelungo? de Richard Wagner.





Adaptación (a partir de ?Opera Stories from Wagner?, de Florence Akin) de Regí Vergara Marín.







ÍNDICE




1. Alberich se encuentra con las Hijas del Rin.

2. El robo del oro.

3. La fortaleza de los dioses.

4. Los gigantes se llevan a Freia.

5. El reino de los Nibelungos.

6. El amo fanfarrón.

7. Loge engaña al rey de los Nibelungos.

8. La maldición.

9. El codicioso Fafner.

10. La codicia engendra maldad.




1. ALBERICH SE ENCUENTRA CON LAS HIJAS DEL RIN.


En el río Rin vivían tres bonitas sirenas. Eran las Hijas del Rin. Tenían largos y rubios cabellos que flotaban sobras las ondas del río cuando nadaban de roca en roca. Su padre se fue y les dejó a su cargo una gran cantidad de oro puro. El áureo metal estaba en la cima de la roca más alta del río. Todos los días, las encantadoras Hijas del Rin cantaban y bailaban, muy alegres, iluminadas por el resplandor del dorado mineral.


Una mañana, cuando el sol estaba brillando con gran intensidad, las Hijas del Rin se asustaron al llegarles un extraño sonido proveniente de las profundidades del agua.

? ¡Mirad! ? murmuró una de ellas. ? ¿Quién está observándonos de esa manera tan extraña desde aquellas rocas?

Escondiéndose en una de las orillas del río, vieron un horrible enano giboso.

? ¿Quién eres tú y qué quieres? ? preguntaron las sirenas.

? Soy Alberich ? respondió, al tiempo que trataba de escalar las resbaladizas rocas.

? Vengo del reino de los Nibelungos, de las profundidades de la tierra.

? ¡Qué! ? exclamaron las Hijas del Rin. ? ¿Vives bajo tierra en los oscuros abismos donde no llega la luz del sol?

? Sí, - respondió el enclenque fisgón. ? Pero he subido aquí arriba para jugar con vosotras.

Extendió sus feos y deformes brazos para coger las esbeltas manos de las sirenas. Se burlaron del enano y se fueron a una roca más alta. Alberich las siguió. Pestañeó y se resbaló bajo la claridad del día porque sus ojos no estaban acostumbrados a la luz del sol. Las sirenas se rieron a gritos mientras jugaban burlonamente.

Le llamaron para tomarle el pelo. Se le acercaron, simulando que iban a darle la mano para jugar con él. Cuando el enano extendió su brazo, ellas se lanzaron al agua y huyeron como un cohete mofándose y riéndose más fuerte que nunca. Alberich se enfureció al más no poder y se puso muy violento. Cerró sus puños y gritó:

? ¡Ay de vosotras si os pongo la mano encima!


2. EL ROBO DEL ORO.


Los Nibelungos eran unos seres diminutos y deformes que vivían en las profundidades de la tierra trabajando los metales. Alberich era uno de ellos. Tenía cara de pocos amigos y siempre estaba riñendo con los demás. Se peleaba desde la mañana hasta la noche. Llamaba la atención por su aspecto repulsivo y su carácter pendenciero.

Cuando Alberich corría detrás de las sirenas vio, de repente, el oro reluciendo bajo el sol de la mañana. Paró en seco; se enderezó tanto como su pequeña espalda retorcida y deforme le permitió, y abrió los ojos de par en par.

? Oh, hermanas, veis como Alberich mira fijamente nuestro oro ? dijo una de las sirenas. ? Quizá sea el enemigo del que nuestro padre nos avisó. ¡Qué descuidadas hemos sido!

? Tonterías ? respondió una. ? ¿Quién se asustaría de este pequeño canijo? Es torpe y no puede atraparnos. No nos hará ningún daño. Dejémosle mirar el oro. ¡Venga, cantemos!

Las sirenas se cogieron de las manos y bailaron en corro alrededor del oro mientras cantaban:

?¡Salud a ti! ¡Salud a ti!
¡Reluciente tesoro!
¡Oro del Rin! ¡Oro del Rin!
¡Maravillosa vista!
¡Oro del Rin! ¡Oro del Rin!

Alberich, inmóvil como una estaca, no quitaba la vista del oro.

? ¿Qué es eso? ¿Qué es eso? ? preguntó.

Las Hijas del Rin, sin dejar de reírse, le miraron y continuaron burlándose mientras cantaban:

¡Ha, ha, ha, ha; ha, ha, ha, ha!
¡Qué hermoso eres, diablillo!
¡Canta con nosotras!
¡Canta con nosotras!
¡Ha, ha, ha, ha; ha, ha, ha, ha!?

Pero el enano no se rió con ellas. No quitaba los ojos del oro.

? Eso ? dijeron las sirenas es nuestro oro del Rin.

? Un juguete muy bonito ? dijo Alberich.

? Sí ? contestaron las despreocupadas hermanas. ? Es oro mágico. Quien con él se haga un anillo, tendrá todo el poder del mundo y podrá conseguir cualquier cosa, excepto amor.

Alberich pensó: ?¿Qué me importa el amor si tengo todo el oro que quiero?? Entonces subió a la resbaladiza roca y robó el oro. Con un salvaje salto se sumergió en las más hondas profundidades. Bajó y bajó hacia su subterráneo y oscuro reino a toda velocidad, agarrando bien fuerte el precioso oro mientras decía a voces:

? ¡Seré el amo de la Tierra! ¡Todo lo que quiera será para mí! ¡A partir de ahora, yo gobernaré el mundo!

¡Pobre del loco de Alberich! No sabía que lo mejor de este mundo está hecho de cosas que el oro no puede comprar. El poder del amor es mayor que el poder del oro. Las sirenas gritaron:

? ¡Nuestro oro! ¡Nuestro oro! ¡Nuestro precioso oro!

¡Demasiado tarde! Desde las más profundas simas oyeron la risa áspera y ruda de Alberich, el malvado enano:

? Ha, ha, ha, ha...

Cuando las Hijas del Rin volvieron a la roca donde el oro había estado, no pudieron cantar su alegre canción. Sus caras estaban muy tristes.

? ¡Oh! ¿Por qué robó Alberich nuestro bonito oro? ? se preguntaron ? . No puede hacerlo feliz, ya que nadie puede ser feliz de verdad si no conoce el amor.

A menudo, sentadas en las rocas, lloraban en el crepúsculo como si sus corazones se rompieran porque habían perdido el oro.

? Las negras aguas ondean tristemente a través de las profundidades y todo el Rin gime en su desgracia ? se quejaban las sirenas.


3. LA PORTALEZA DE LOS DIOSES.


En la ladera de una montaña, a orillas del Rin, vivían los dioses. Su rey, Wotan, anhelaba tener un imponente castillo donde vivir con los suyos. Ansiaba una fortaleza que realzara el poder de su lanza y le diera prestigio. Desde ella, gobernaría el mundo. Necesitaba la ayuda de los gigantes, únicos seres capaces de hacerlo.

Un día, aparecieron por aquel lugar dos enormes gigantes. Se llamaban Fafner y Fasolt. Aunque eran hermanos, uno era mucho más inteligente que el otro y siempre llevaba la iniciativa. El dios les contó cuantas ganas tenía de vivir en el castillo de sus sueños.

? Nosotros lo construiremos si tú nos das a cambio a tu linda cuñada Freia ? propuso Fafner, que era el más listo y el que solía hablar por los dos.


Los hermanos querían llevarse a la bella Freia a su país. Wotan no se paró a pensar lo terrible que sería si perdiera a Freia. No pensaba más que en su maravilloso castillo.

? Construidlo, Fafner ? le dijo.

Aquella noche Wotan y los otros dioses se fueron a dormir a la ladera de costumbre. El rey de los dioses soñó con un maravilloso castillo de relucientes torres iluminado por el resplandor de la luz del sol matinal.

Un nuevo día nacía en el precioso país donde el río Rin fluye. Los dioses estaban despertando de su sueño nocturno. Mientras ellos dormían, Fafner y Fasolt habían construido una espléndida fortaleza. La mujer de Wotan fue la primera en verla.

? ¡Despierta, Wotan! ¡Despierta! ? dijo mientras le daba unas palmaditas en la cabeza.

Cuando el rey de los dioses abrió los ojos, vio el edificio sobre la cima de la montaña. ¡Qué castillo tan colosal y cómo brillaba bajo el sol! Lleno de gozo, dijo:

? ¡Está acabado! ¡Mi glorioso sueño se ha cumplido!

Toda la noche habían estado los gigantes trabajando sin parar. Habían acabado justo al amanecer. Estaban esperando a que Wotan se despertara y les diera a la encantadora Freia. Querían llevársela rápidamente a su país.

? Mientras tú dormías, nosotros hemos construido este castillo ? dijo el enorme gigante. ? Ahora estamos preparados para el pago.

? ¿Qué pedís como pago? ? preguntó Wotan.

? ¿Qué? ? gritó Fafner. ? ¿Es que has olvidado tu promesa? El precio que acordamos fue Freia. Nos la llevamos con nosotros.

? Ah, eso fue sólo una broma ? dijo Wotan.?Ni se me pasaría por la mente que Freia nos dejara. Pero os pagaré bien por el castillo. Os daré otra cosa a cambio que será tan buena para vosotros como ella.

Fafner se enfureció y gritó:

? ¡Deja de decir majaderías! Hemos construido un imponente castillo de piedra. Hemos trabajado duramente como esclavos. Hemos amontonado las pesadas rocas. Cada piedra está sólida y firme en su lugar. Ahora queremos que nos pagues lo convenido.

? Pero seguro que no creísteis ? afirmó Wotan ? que iba a daros a Freia. Es ella quien nos proporciona las manzanas doradas. Nadie excepto ella sabe cómo cultivarlas. Si no fuera por su fruta fresca, los dioses envejeceríamos. Nos marchitaríamos como las hojas en otoño.

? Sí ? respondió rabiosamente Fafner, ? sé que son las manzanas doradas de la bella Freia las que os mantienen jóvenes. Pero ahora la diosa nos pertenece. No aceptaremos ninguna otra cosa.

Justo en aquel momento Wotan vio a Loge, el más astuto de los dioses, viniendo por la montaña.

? ¡Esperad, gigantes! Esperad hasta que hable con Loge ? les pidió Wotan.






De: rexvalrex
Fecha: 05/07/2008 1:59:29
Asunto: RE: El Oro para niños.
Aquí tenéis la siguiente entrega. Espero que os guste, yo me lo estoy pasando muy bien dándole a la tecla.

Un cordial saludo wagneriano.

Rex.

..........................................................................

4. Los gigantes se llevan a Freia.

? ¿Loge, por qué llegas tan tarde? ? se quejó Wotan cuando al fin apareció.

Loge, muy alterado, contestó:

? Las Hijas del Rin están en un gran apuro, Wotan. Cuando iba por el río, las oí llorar y gemir. El malvado Alberich ha robado el oro que custodiaban, y yo les prometí que te lo contaría a ti. Quizá puedas ayudarlas...

? Yo no tengo tiempo para las Hijas del Rin ahora ? dijo Wotan, ? que bastante tengo ya con mis propios problemas. ¡Dime cómo puedo salvar a la pobre Freia!

Durante muchos años, Fafner ?más despierto que Fasolt ? había oído hablar de aquel oro. Por eso escuchó atentamente todo lo que Loge dijo. Después preguntó:

? ¿Por qué quiere Alberich el oro?

? Porque ? contestó Loge ? el oro puede ser convertido en un anillo mágico, si el que lo posee renuncia al amor para siempre. Con él, podría ser el amo del mundo entero. Alberich dijo que no le importaba el amor si podía tener todo el oro que quisiera.

Fafner pensó: ?Quizá fuera mejor para nosotros tener el oro que Freia y las manzanas doradas?. Después dijo en voz alta:

? Déjame decir lo que estamos dispuestos a hacer, Wotan. Si tú consigues ese oro para nosotros, lo aceptaremos en lugar de Freia.

? ¡Mira que eres corto! ? exclamó Wotan ? ¿Cómo puedo daros lo que no es mío?

? Muy bien ? dijo Fafner. ? No hemos venido aquí para pelearnos. Ya hemos esperado demasiado. Nos llevaremos nuestra paga. Ven, Freia, que te vienes con nosotros ahora mismo.

La pobre y aterrorizada Freia lloró y gritó cuando los gigantes la cogieron con sus poderosas y enormes manos y se la llevaron a la fuerza. Fafner se giró hacia Wotan y Loge y les dijo:

? Tendremos a Freia en nuestro poder hasta la noche. Después volveremos, y si tenéis el reluciente oro del Rin para nosotros, entonces podréis quedaros con ella. Si no nos lo dais, Freia será nuestra para siempre.

Apenas se llevaron a la diosa de las manzanas de oro, las flores comenzaron a marchitarse. Wotan y los otros dioses empezaron a envejecer y sus cabellos se hicieron blancos. Le pareció a Wotan que era un sueño horrible. De repente, Loge dijo en voz alta:

? Hoy no hemos comido la fruta de Freia. ¡Ahora que se ha ido, todos nosotros nos mustiaremos y moriremos!

Wotan había estado mirando fijamente la tierra cavilando qué podría hacer para salvar a los dioses y a él mismo.

? Ven, Loge ? dijo. ? Debemos ir al oscuro y profundo reino de los Nibelungos. ¡Debo hacerme con el oro! Vamos por el barranco. No quiero ir por el río. No podría soportar oír los lamentos de las Hijas del Rin.

Wotan se giró hacia los preocupados dioses:

? Esperad hasta la noche. Prometo que os devolveré la juventud perdida.




De: Fátima
Fecha: 06/07/2008 1:37:14
Asunto: RE: El Oro para niños.
Jejejeje, mira que tengo desarrollado el espíritu crítico, Rex, pero con este Anillo para niños no puedo ejercerlo pq, siempre que lo leo, recuerdo que, de niña, mi padre no me contaba los típicos cuentos tradicionales sino las versiones, que él "apañaba", de mitología clásica y de grandes obras literarias. Esto me llevó a la profesión que hoy tengo y que no cambiaría por ninguna otra. Entenderás que no te discuta una palabra.

Gracias

De: rexvalrex
Fecha: 06/07/2008 18:24:30
Asunto: RE: El Oro para niños.
Querida Fátima:

Has tenido mucha suerte con un papi como el tuyo; ya le puedes dar gracias al cielo por ello. Como maestro que soy, conozco muchos "papis" que no se merecen ese título, ya que pasan de sus hijos como de la peste. Enhorabuena, tú has sido muy afortunada.

Un abrazo. Rex.

De: rexvalrex
Fecha: 06/07/2008 18:29:06
Asunto: RE: El Oro para niños.
Aquí tenéis otra entrega. Fijaos en lo repelente que es Alberich y en la visión que aparece del Nibelheim, que recuerda al Inferno de Dante...


Saludos. Rex.


PD. Una curiosidad toponímica que me hizo ver un forero hace cierto tiempo. Hay una población valenciana cuyo nombre recuerda a este malvado Nibelungo: Alberic (o Alberich, según la grafía antigua). Cambia la pronunciación, ya que en el caso valenciano se trata de una palabra aguda. Ésta sería la pronunciación según el SFI (Sistema Fonológico Internacional) /alber?rik/

PD. Si tenéis alguna cosa que comentar, no os cortéis, por favor, que hasta que no lo imprima, aún tengo tiempo de modificar. Lo que pretendo es hacerlo lo mejor posible; provocar la curiosidad en los niños y que se sientan interesados por esta obra tan fascinante.

Otro saludo, y aquí os dejo con el cap. 5

Rex.


....................................................................

5. El reino de los Nibelungos.


Estaba tan oscuro como una noche sin luna en el subterráneo reino de los Nibelungos. Tan sólo la tenue luz precedente de minúsculas y humeantes antorchas o las chispas que saltaban de los yunques dejaban vislumbrar la febril actividad que unas diminutas criaturas realizaban sin cesar. Esos desgraciados seres eran los enanos Nibelungos, herreros expertos y excelentes trabajadores del metal. Desde cada pequeña cavidad y recóndita esquina, el sonido de los ruidosos yunques llenaba las cavernas de un sonido ensordecedor. Tan profundo estaba, que apenas llegaba aire para respirar. Parecía el infierno.

Antes de que Alberich robara el oro, los Nibelungos cantaban a menudo mientras trabajaban. Eran seres felices que se dedicaban a la artesanía y que se complacían en fabricar bonitos adornos para sus mujeres o juguetes para sus niños. No tenían quien les mandase. Trabajaban cuando querían, y lo hacían con placer.

Pero ahora, las cosas habían cambiado. Ya no eran libres. Vivían sometidos y esclavizados por un tirano que les hacía la vida imposible. Alberich se había hecho un anillo con el de oro que había robado y se había convertido en su rey gracias al poder que le confería la mágica joya. Como no había amor en su corazón, les obligaba a hacer su voluntad sin rechistar, los maltrataba y reñía continuamente, obligándolos a trabajar y a trabajar tanto de día como de noche. Codicioso sin límite, todo lo que producían se lo quedaba él. Por esta razón, el malvado Alberich se hacía día a día más y más rico y poderoso.

Mime, que era el hermano de Alberich, era el mejor herrero de todo este enjambre de pequeños esclavos. Alberich le obligó a forjar un extraño casco mágico de hierro. El herrero debía hacerlo tal como su amo le había indicado, pero no sabía para qué serviría, que bien callado se lo tenía el explotador. Cuando lo acabó, temió que tuviera algún poder maravilloso, y no quiso que Alberich lo tuviera. Deseaba quedárselo para sí mismo. Había trabajado mucho y no le hacía ninguna gracia que el fruto de su esfuerzo fuera a parar a alguien que podría utilizarlo en su contra.

? ¡Dame ese casco ahora mismo o te daré tu merecido!? le ordenó Alberich. ? Ya sabes que todo lo que hay en esta cueva me pertenece.

Mime, que le tenía pánico, se dio por vencido y se lo entregó sin atreverse a decir nada. Alberich se lo puso en la cabeza.

? Ahora veré si funciona este casco mágico. ¡Ven, Reina de la Oscuridad! ? invocó. ? ¡Haz que nadie me pueda ver!

En un instante desapareció y solamente quedó una nube de humo donde él estaba.

? Ahora, Mime ? dijo ? mira con atención. ¿Puedes verme?

? No ? contestó maravillado Mime. ? No puedo verte en absoluto.

La nube de humo se desplazó por la oscura caverna acompañada por la cruel voz de Alberich, que se reía de manera amenazadora:

? ¡Ha, ha, ha! ¡Ahora sí que os haré trabajar de verdad, esclavos! Ya no osaréis gandulear ni un instante porque cuando no me podáis ver, yo os estaré vigilando.

Su voz sonaba más profunda, lúgubre y autoritaria:

? ¡Os vais a enterar ahora, gandules! ¡Os haré cavar y cavar hasta las entrañas de la tierra! ¡Quiero que me traigáis todo el oro del mundo! ¡Venga, a trabajar, manada de perezosos!

Mientras decía estas palabras, el despótico negrero fustigaba a los aterrorizados Nibelungos, que no podían verle, con un látigo. Los gritos de pavor de estas desventuradas criaturas llegaron hasta el más recóndito rincón:

- ¡Aaaaaaaaah!

Mime estaba paralizado de terror. Cuando la nube de humo se fue de su vista, no pudo contenerse y se puso a llorar.


De: rexvalrex
Fecha: 07/07/2008 18:28:06
Asunto: RE: El Oro para niños.
Unos retoques: primer párrafo del cap. 5

Hola, amigos:

Para darle un aspecto más lúgubre al Nibelheim, he hecho unos retoques, de manera que quedará así:


?Estaba tan oscuro como una noche sin luna en el subterráneo reino de los Nibelungos. Tan sólo la tenue luz precedente de minúsculas y humeantes antorchas o las chispas que saltaban de los yunques dejaban vislumbrar la febril actividad que unas diminutas criaturas realizaban sin cesar. Esos desgraciados seres eran los enanos Nibelungos, herreros expertos y excelentes trabajadores del metal. Desde cada pequeña cavidad y recóndita esquina, el constante martilleo sobre los yunques llenaba las cavernas de un ruido ensordecedor. Ningún otro sonido se podía oír ante tal estrépito. Casi no se podía respirar. Tan profundo y lleno de humo estaba, que apenas llegaba aire, y el que llegaba estaba enrarecido por los gases que emanaban de las minas. Parecía el infierno.?


Este párrafo me vendrá muy bien para trabajar un tipo de texto muy concreto: la descripción de lugares. Ya os comenté que estas adaptaciones las escribía para reforzar la lengua en grupos reducidos de apoyo.

Saludos. Rex.




De: rexvalrex
Fecha: 12/07/2008 21:59:57
Asunto: RE: El Oro para niños.
Hola, amigos:

Os envío un par de capítulos más del Oro. El jactancioso Alberich ha tenido lo que se merecía. Esto es lo que les debía pasar a los de su ralea...

Rex.


6. EL AMO FANFARRÓN.


Wotan y Loge bajaron por unas grietas entre las rocas hasta que llegaron a la sombría cueva donde Alberich vivía. Wotan miró a su alrededor y dijo:

? Así que este es el Reino de los Nibelungos... ¡Qué lugar tan horrible!

Desde cada pasaje de la cueva llegaba el ruido de los innumerables esclavos fundiendo y soldando los metales preciosos para su amo.

? Loge ? dijo Wotan, ? ¡Qué es oscuro y triste es este agujero donde no hay amor! ¿Qué es ese extraño llanto que oye?

? ¡Eh, Mime! ¿Eres tú? ? preguntó Loge.

? ¡Dejadme tranquilo! ? gritó Mime.

? Entonces dime por qué estás llorando ? continuó Loge.

? ¡Oh ? contestó Mime, ? el malvado Alberich, con su anillo de oro, nos ha hecho esclavos! Con él, nos ha obligado a cavar más hondo en la tierra tanto de día como de noche. Todo el oro que conseguimos es para él. Este maldito oro ha llenado nuestra cueva de desesperación. Últimamente me ha mandado forjar un casco mágico para él. El casco lo hace invisible y así nos espía sin ser visto y nunca podemos descansar. ¡Atención! ¡El malvado viene ahora!

Wotan y Loge, forzando mucho la vista entre la oscuridad, podían adivinar su silueta cuando pasaba bajo la claridad del fuego de una antorcha. Estaba conduciendo una multitud de encorvados esclavos raquíticos que estaban cargando grandes cantidades de oro, plata y piedras preciosas sobre sus deformadas espaldas. El casco colgaba de su cintura. En su mano llevaba el látigo con el que maltrataba a los suyos. Los dioses le oían gritar:

¡Apilad el oro! ¡Daos prisa! ! ¡Daos prisa, pandilla de gandules!

De repente, Alberich vio a los dioses.

? ¿Quién osa entrar en mi cueva? ? preguntó ? ¡Mime, vuelve a tu trabajo!

Y al resto de los esclavos les gritó:

? ¡Más profundo! ¡Más profundo! ¡Cavad y cavad sin parar cada uno de vosotros y llevadme oro, más y más oro! ¡Obedeced, esclavos, obedeced al señor del anillo!

Nada más desaparecer los aterrorizados esclavos, Alberich les dijo muy enfadado:

? ¿Qué demonios hacéis vosotros dos aquí?

? Solamente hemos venido para verte ? dijo Wotan. ? Hemos oído hablar muy bien de ti. Dicen que eres muy inteligente y que sabes hacer cosas maravillosas.

Estos elogios gustaron mucho a Alberich. Se sintió muy orgulloso y empezó a presumir.

? Mirad, todo este oro es mío ? dijo.

? ¿Sí...? ? contestó Loge. ? Nunca habíamos visto tanto oro junto, pero ¿para qué sirve? No hay nada valioso por aquí que se pueda comprar con él.

? Estoy amontonándolo ? dijo Alberich. ? Algún día, con este oro haré maravillas. ¡Ya veréis! ¡Seré el amo del mundo! El humo negro del reino de Alberich manchará incluso la nieve blanca de las montañas, las perfumadas flores de los valles y los peces relucientes de los ríos. ¡Todo el mundo será mi esclavo! Mirad a este Nibelungo con atención. ¡Él gobernará el mundo!


7. LOGE ENGAÑA AL REY DE LOS NIBELUNGOS.

Loge era astuto e ingenioso. Mientras Alberich fanfarroneaba, él estaba pensando cómo engañar al enano para robarle el oro.

? Seguramente ? le dijo en Alberich? debes de ser el más poderoso de los hombres, pero supón que mientras estás durmiendo uno de tus esclavos se te acerca silenciosamente y te quita el anillo.

? No hay peligro de eso ? dijo sonriendo Alberich ?. Os enseñaré uno o dos trucos. ¿Veis este casco? Es mágico. Con él puedo hacerme invisible o cambiar de forma en un santiamén. Como podéis ver, estoy perfectamente seguro.

? Nunca he oído hablar de tales maravillas ? respondió Loge ? y no me lo puedo creer.

? Te lo probaré ? dijo el enano, sin sospechar ni por un momento que el malicioso Loge estuviera preparándole una trampa ?. ¿Qué forma quieres que adopte?

? Conviértete en lo que quieras. Sólo cuando lo vea con mis propios ojos te podré creer.

Alberich se puso el casco y pronunció este conjuro: ?¡Dragón monstruoso, dragón colosal, ven aquí con aspecto infernal!? Y, tan rápido como el rayo, se convirtió en un dragón enorme. Loge simuló estar aterrorizado e hizo creer que iba a salir más rápido que un cohete de la cueva cuando el dragón se le acercó. De repente, el dragón se desvaneció y apareció Alberich.

? ¿Me crees ahora? ? preguntó orgulloso.

? Ya lo creo que sí ? respondió Loge. ? Es maravilloso, aunque... si pudieras convertirte en una cosa minúscula, sería mucho mejor, ya que podrías esconderte en cualquier lugar y espiar a tus enemigos. Sin embargo, claro..., hacerse tan pequeño debe de ser mucho más difícil...

?Solamente has de decirme en qué cosa quieres que me convierta y verás de qué soy capaz ? fanfarroneó Alberich.

?Ya es mío este presumido. Ahora lo agarraré?, pensó Loge.

? Serías capaz de convertirte en un diminuto sapo que pudiera esconderse entre las piedras cuando el peligro se acercara?

? ¡Bah...! Nada más fácil para mí. ¡Ja, ja, ja!? rió Alberich.

Se puso el casco mágico otra vez y pronunció este conjuro: ?¡Repulsivo sapo verde, sal de tu escondrijo que quiero verte!? Alberich desapareció y un minúsculo sapo saltó hacia los pies de Wotan.

? ¡Rápido, Wotan! ? gritó Loge.

En el acto, el Rey de los Dioses puso un pie sobre el sapo y Loge le quitó el casco mágico. El sapo se desvaneció y apareció Alberich bajo el pie de Wotan.

? ¡Deja que me vaya! ? gritó el enano. ? ¡Quita tu pie de mí ahora mismo!

? Te dejaré ir ? le dijo Wotan ? si prometes hacer todo lo que te diga.

? ¿Y qué quieres? ? gimió Alberich.

? Quiero todo tu resplandeciente oro ? contestó Wotan.






De: Becquer
Fecha: 14/07/2008 0:03:40
Asunto: RE: El Oro para niños.
Hola. Me ha encantado como narras la escena del Nibelheim, a veces me siento como un crío disfrutando de la narración jaja. Un saludo.

De: rexvalrex
Fecha: 17/07/2008 2:25:00
Asunto: RE: El Oro para niños.
Gracias por tus palabras, majo, al menos tengo un lector...
Pues, nada, hombre, yo iré poco a poco colgando toda la Tetra. La primera versión que hice me costó todo un curso escolar (bueno, también hacía otras cosas, no te creas). Ahora seré más rápido, ya que sólo tengo que traducir, aunque aprovecho para hacer algún cambio. Ahora comprendo lo de los eternos cambios que músicos o escritores hacen en su obra; siempre encuentras algo que piensas que queda mejor de otra manera. Sin ánimos de comparar, que sería tonto, mientras le voy dando a la tecla, me viene a la cabeza el pobre de Bruckner, nunca satisfecho con sus sinfonías y siempre cambiándolas, o el mismo Wagner y sus cambios en el final de la Tetra, en el Holandés o en Tannhäuser.

Un fuerte abrazo wagneriano y gracias, de nuevo, por tu simpatía.

Rex.

PS. Si vienes al Palau, no te olvides de que en València tienes un amigo esperándote con una caña (o con un vaso de leche con Colacao, ya que te sientes tan crío ? no te creas, que yo que peino canas ?donde me quedan, claro ? aún le doy al Colacao de vez en cuando, eso sí, ?bajo de calorías y con edulcolorantes?...