Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
FORO 

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Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
De: rexvalrex
Fecha: 05/07/2008 4:41:28
Asunto: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.


Hola, amigos:

Viendo el DVD de El Holandés de Sawalisch, me ha venido a la cabeza una idea que me ronda hace tiempo: la unidad de toda la obra wagneriana con independencia de la influencia filosófica que estuviera recibiendo Wagner en ese momento.

El hecho de que Donald McIntyre sea el Holandés en esta producción y Wotan en el Anillo de Boulez-Chéreau me ha hecho pensar en el paralelismo de los dos papeles, ya que en ambos casos se trata de seres atormentados que desean sucumbir. Y me ha venido a la cabeza la temática de la redención, del amor, de la riqueza...

Resulta curiosa esta unidad en la obra de Wagner. Gregor-Dellin decía en su imprescindible obra que en un periodo de unos diez años, nuestro compositor tenía in mente el esbozo de lo que quería hacer. Pensemos que cuando estaba diseñando su Lohengrin, ya pensó en el Parsifal que concluiría poco antes de morir; que cuando estaba con su Tannhäuser y el concurso de canto, ya estaba pesando en sus Maestros Cantores. Este señor tenía muy claro lo que pretendía hacer. Lástima que se le quedasen muchas cosas en el tintero, proyectos que finalmente no pudo o no quiso llevar a la práctica: Jesús de Nazareth, Federico Barbarroja, Los Invencibles...

Y esto me hace pensar en la redención y la temática religiosa. El tema de la redención aparece desde el principio -no ya en El Holandés, sino también en la primeriza Las Hadas- hasta el final. Pero ¿qué entendía Wagner por ?redención?? ¿Tiene necesariamente que estar relacionado con la religión?

Sobre esto hay opiniones diversas. Por lo que he podido comprobar, por muy ?neutral? que trate de ser uno, siempre se lleva el ascua a su sardina. Ya sabéis que está bastante extendida la idea de que Wagner tuvo dos periodos: uno revolucionario, ateo y optimista, bajo el influjo de Proudhon, Bahunin, Feuerbach... y, finalmente, otro, reaccionario, integrista y pesimista, con la influencia de Shopenhauer, Gobineau....

Yo creo que lo anteriormente expuesto es excesivamente esquemático y que no responde a la realidad, ya que hay muchas contradicciones.

Os cito alguna:

1-Küng (?Música y religión?) atribuye un cierto carácter religioso al último Wagner cuando compone Parsifal y pretende apuntalarlo teóricamente con su ensayo ?Cristianismo y heoísmo?, aunque no llega a decir que fuera un cristiano ? y menos aún- un católico convencional. Atribuyendo un cierto carácter cristiano a su obra postrera, sin negar la influencia budista, vía Shopenhauer. Niega que cuando Wagner escribió (en su primera etapa) el esbozo sobre ?Jesús de Nazareth?, Wagner creyera que Jesús no era más que un revolucionario social.

Sin embargo, Gregor-Dellin (?Richard Wagner?), afirma que realmente no creía en Dios y que cuando escribió el esbozo sobre Jesús, consideraba a éste un revolucionario social que nada tenía que ver con la divinidad, ya que no creía en su existencia. Mientras que Nietzsche le acusa de haberse hecho piadoso y de arrodillarse o inclinarse ante la cruz.

Hay quien considera que Parsifal es la apoteosis del catolicismo.
Sin embargo, en la época que tenía in mente esta obra también estaba pensando en un drama budista (?Los vencedores?).

Así, pues, ateo, cristiano, católico, budista... ¿en qué quedamos?

2-En su primera etapa, escribe Tannhäuser. Si uno lee el libreto puede pensar que Wagner era creyente, sin embargo sus escritos teóricos de la época lo desmienten. No obstante, nuestro compositor fue acusado de pertenecer al ?partido católico? por haber escrito una obra al servicio de este grupo en oposición a ?Los hugonotes? de Meyerbeer, que era defendido por el ?partido protestante?. Esto sucedió en un momento en el que hubo disputas, muertos incluidos, por motivos religiosos.

3- Hay quien afirma, Maseda (?El Wagner de las ideologías?) que Wagner cayó en una especie de depresión tras la derrota de Dresde y que encontró su salvavidas en la filosofía de Shopenhauer, desentendiéndose de la política y la revolución. Mientras que otros Küng, Gregor-Dellin, Françoise Giraud (?Cósima Wagner?) sostienen que siempre fue un revolucionario, incluso tras la derrota de las revoluciones del mitad de siglo; de hecho, la francesa le llama ?el viejo anarquista?.

¿Quién estará en lo cierto?

En fin, que cuanto más lees, más te das cuenta de lo complicado que es el tema y de la multiplicidad de las interpretaciones. Sólo con remitirnos a la explicación del final de la Tetralogía, ya podríamos estar dándole y dándole a la tecla...

Corto el rollo y me despido, esperando que alguien se anime a comentar sus particulares ?meditaciones? sobre el tema, que supongo yo que para esto está el foro y no para otras cosas...

Un cordial saludo wagneriano.
Rex.



De: rexvalrex
Fecha: 05/07/2008 5:47:21
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Fe de erratas:

Me he dado cuenta de dos errores. El ensayo con el que Wagner pretendía dar base teórica a su Parsifal era ?Religión y arte? (1880), aunque el que cité, ?Heroísmo y cristianismo? (1881) se puede considerar como un complemento del anterior, ya que va en la misma línea. Ambos textos fueron publicados por ?Bayreuther Blätter?, algo así como el periódico de Wagner.

Así empieza ?Religión y Arte?:

?Se podría decir que allí donde la religión se hace artificiosa, está reservado al arte el salvar el núcleo sustancial, penetrando los símbolos míticos - que ésta pretende que sean creídos como verdaderos en el sentido literal del término- según sus valores simbólicos, en los que reconoce, a través de su representación ideal, la verdad ideal que en ellos se esconde. ?


El segundo error está en el título del drama budista que Wagner no llegó más que a esbozar en prosa: ?Die Sieger?, que ha de traducirse por ?Los vencedores? y no por ?Los invencibles? (aunque de las dos maneras lo he visto traducido), ya que ?sieg? significa ?victoria?.

Si veis más errores, haced el favor de comentarlo. Se admiten aportaciones...

Saludos. Rex.



De: woglinde
Fecha: 05/07/2008 13:43:19
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Estimado Rex:

En relación al aspecto religioso en Wagner, pienso que tal y como el desarrollo de su obra demuestra y como él mismo apunta en sus escritos, está en íntima relación con el mito.

Decía Nietzsche lo siguiente: "Nuestra salvación se encuentra no en el conocimiento, sino en la creación." Wagner tenía plena consciencia de que sólo el arte y en especial la música puede dar respuesta a las preguntas que el mito plantea.

Como explica Jung, las estructuras míticas son "estructuras innatas" de la mente. Éste es el planteamiento desarrollado por Jung en su teoría del psicoanálisis cuando propone su definición de "arquetípo". Según esta definición, los arquetipos son estructuras mentales innatas, análogas en el plano psicológico, a los instintos biológicos. Los arquetipos provienen de la herencia milenaria de lo que Jung denomina "inconsciente colectivo". El arquetipo es la llamada "participación mística" del primitivo con la tierra que habita. La activación de un arquetipo provoca en el hombre el despertar de una fuerza extraordinaria.

Aquí radica, según Jung el secreto del efecto del arte:" El proceso creador consiste en una vivificación inconsciente del arquetipo y en un desarrollo y conformación del mismo en la obra de arte acabada", y acerca de su relevancia social afirma:" El arte siempre trabaja en la educación del espíritu de una época pues convoca a esas figuras que más faltan al espíritu de la época.(...)El hombre normal puede soportar la tendencia general sin perjuicio. La relativa inadapatación del artista es su verdadera ventaja, le permite permanecer alejado de la corriente general, ceder a su propio anhelo de encontrar lo que a otros, sin saberlo, les falta."

En este sentido es en el que Wagner, a mi modo de entender, desarrolla sus inquietudes religiosas: se siente impelido a hacer del arte algo sagrado.

Saludos. Wog.



De: llll
Fecha: 05/07/2008 16:51:34
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Hola.

Lo que Wagner entendía por religión, era una especie de reconstrucción de un sentido de totalidad y de transcendencia en el hombre y en la cultura, y la posibilidad de compartirlo. Es decir: en el fondo, una aspiracìón romántica. Es muy significativo que la única experiencia religiosa que recoge en Mein Leben como exttraordinaria, fuese una comunión (protestante, por supuesto), que no repitió solamente ante el temor de no poder sentir lo mismo. Al menos así lo cuenta.

Es normal que esto no lo encontrase perfectamente accesible en las religiones que tenía a su alcance (sólo muy accesoriamente consideraban eso como una finalidad propia) y que acogiendo un concepto muy elevado del arte -genuinamente romántico, también- considerase que podía lograrse con la obra de arte y con la participación (pasiva) del público en la misma. Esta es una idea que precede a Wagner, y que llega bastante más lejos que Wagner (Scriabin, por ejemplo).

En cuanto a los temas que mantenía en cartera, eran muchos, pero creo haber notado (en un escrito que publiqué, y que creo recordar que te pasé), que Wagner gozaba de un extraordinario sentido de la oportunidad a la hora de escoger a cual de los asuntos le tocaba el turno de llevarlo hasta el final. Este sentido de continuidad en los argumentos estaría relacionado con los problemas de relación entre los planos mítico y empírico, y con la sobrepuesta dualidad de sexos actuando en diferente grado de relación en uno y otro.

El tema de Jung es algo más complejo que la mera alegación a un inconsciente colectivo. Para Jung había un inconsciente colectivo, un inconsciente personal, y un montón de estratos intermedios que nunca definió bien, porque probablemente estaba convencido de que era imposible definirlos, y que serían inconscientes más o menos estables en determinados grupos humanos y circunstancias culturales compartidas. Es muy difícil encontrar un sistema para separar unos estratos de otros. Por ejemplo, cuando se pretende analizar un sueño desde un punto de vista junguiano, la separación entre lo que pertenece al inconsciente individual del soñante y lo que pertenece a diferentes estratos colectivos, se hace de manera principalmente intuitiva, a pesar de ser un dato muy relevante.

Pasando de Jung a Wagner, un arquetipo como Wotan es bastante claro que ha tenido mucho peso en la cultura alemana, y sobre todo en la anterior a la Segunda Guerra mundial, y el de Siegfried se activó especialmente en los momentos inmediatamente precedentes, pero es más que dudoso que ambos pertenezcan, sin importantes modificaciones, al acerbo común de cualquier cultura (a ver si me explico, no me refiero a que Wotan sea un mito de origen nórdico, sino a lo que significa como arquetipo, como patrón de comportamiento y de destino, que es un tema distinto).

Probablemente sí pertenece a un estrato mucho más colectivo de la humanidad los personajes que aluden a símbolos de renovación en la naturaleza (hijas del Rhin-Freia), o los símbolos materiales con que se asocian: agua que fluye, frutas de un árbol.

De: Fátima
Fecha: 06/07/2008 1:26:18
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Muy de acuerdo con las intervenciones de nuestra ondina y IIII.

En lo que se refiere a la religiosidad de Wagner, desde mi punto de vista, si se toman en cuenta sus escritos, el asunto está bastante claro. Inmediatamente antes de la Revolución de Dresden (en un artículo al que llama La Revolución y aparece sin firma, el 8 de abril de 1849), Wagner afirma que: "lo único sagrado que hay es el hombre libre, y no hay nada más elevado que él." Creo que esto es una clara profesión de ateísmo que, además, se proyecta en los cambios que empieza a hacer, en el final lo que, muchos años después, será la Tetralogía.

No sabría decir si esto se debe a la influencia de Feuerbach, pq no sé si a Wagner le influencia nadie o si, simplemente, descubre en los escritos de algunos filósofos la confirmación de su propio pensamiento. Lo que sí se puede afirmar es que, en este momento hay "confluencias" entre las ideas de Feuerbach y las de Wagner.

Ahora bien, de ahí a separar su vida en dos periodos antagónicos, va un abismo. A mi juicio eso es simple y reduccionista.

Wagner, zarandeado por los acontecimientos históricos y personales, como todo romántico defraudado por el fracaso de la revolución (48/49), siente que el hombre no lo puede todo y menos "redimir" el mundo desde la lucha política y empieza a concebir el arte como la nueva religión que podrá llevar a cabo esta tarea redentora, que no son capaces de lleva a cabo las iglesias establecidas (con las que siempre será muy crítico, especialmente con la católica) desde sus dogmas estereotipados y vacíos de sentido (ese sentido que conservará el mito). Esta misión redentora del arte la termina de confirmar a través de los escritos de Schopenhauer que, como sabemos, descubre maravillado pq le explican su propia obra. De nuevo las "confluencias"...

Al final de su vida (y esto lo podemos seguir a través de sus propios escritos y a través de los Diarios de Cosima), sigue sin adscribirse plenamente a ninguna iglesia oficial pero no hay duda de que considera a Cristo como Dios (probablemente influenciado por la fe de Cosima que es cristiana: primero católica y, después de casarse con Wagner, protestante). El que el "cristianismo" de Wagner sea absolutamente heterodoxo y más cercano al orientalismo que al judaísmo es otra historia. De lo que no hay tampoco la menor duda, pq él mismo lo desmiente (en los Diarios de Cosima), es que Parsifal no es Cristo.

Creo que si queremos tener una idea clara de la "religión" de Wagner, deberíamos centrarnos en el concepto de "redención" y en cómo evoluciona a través de su obra hasta llegar a Parsifal.

De todos modos, el tema es inagotable por sus enormes matices.

Saludos


De: rexvalrex
Fecha: 06/07/2008 19:54:53
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Woglinde, llll y Fátima:

He leído con sumo placer vuestras reflexiones. Ya echaba de menos leer cosas de este calibre en un foro cultural dedicado a Wagner. Esto me hace seguir pensando que vale la pena participar en él, ya no todo es mala educación, descalificación, insulto gratuito y aprovechar la ocasión para salirse por la tangente con la intención de fomentar el odio y dividir a los foreros. Muchas gracias por estar ahí.

Habéis hablado de Jung. Siento mucho interés por el tema, aunque no he leído gran cosa sobre el mismo. Creo recordar que Jung o algunos de sus seguidores analizaron la obra de Wagner desde la perspectiva del mito y del inconsciente colectivo. Si es así, os agradecería la referencia de algún libro que trate el tema.

llll: Sí que me pasaste el escrito que publicaste sobre el sentido de la tragedia en Wagner. Me interesó un montón. Lo imprimí y le puse tapas. Estoy seguro que sería de gran interés para el foro; así que ?si no es un abuso y te parece bien ? te recomendaría que lo colgases y pusieras a disposición de los foreros. Seguro que te lo agradecerían quienes se acercan a él con la intención de aprender cosas sobre Wagner, su obra y su pensamiento. A mí me mantuvo el interés desde el principio hasta el final. Fue una de esas lecturas que lees despacio para que dure más. Te reitero mis felicitaciones.

Gracias a todos por vuestra participación.

Rex.

De: Fátima
Fecha: 07/07/2008 0:38:11
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Rex, no conozco ningún estudio de Jung sobre la obra de Wagner y ya me gustaría saber si existe alguno (desde luego, su "Wotan" no se puede considerar como tal), a ver si algún forero nos aclara el tema.

Por cierto, sobre la publicación de "cuatro palitos", ¡¡¡me han dado unas ganas de leerla...

Petonets (sin perdón)

De: llll
Fecha: 07/07/2008 9:27:56
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Aquí teneis el artículo:


http://rapidshare.com/files/127793463/Art_culoWagner-imagen_revisada.doc.html

Publicado en Educación Estética nº3, Universidad de Colombia, Bogotá.
Revista de distribución gratuita, pero me temo que en españa ni gratuita ni pagando.

De: woglinde
Fecha: 07/07/2008 12:53:34
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Señor IIII:

Su ensayo acerca de la Tragedia en Richard Wagner, me parece un documento impagable, impresionante e imprescindible. Mi más sincera enhorabuena y mi más profundo agradecimiento.

Un cordial saludo.

De: Fátima
Fecha: 07/07/2008 14:39:11
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
¡¡¡Muchísimas gracias, me lo bajo ahora mismo!!!

Saludos

De: rexvalrex
Fecha: 07/07/2008 18:26:46
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Antes que nada, volver a felicitar a nuestro forero llll, un señor que cuando escribe sabe de lo que está escribiendo y que tiene la generosidad de compartirlo con los que estén interesados. Más foreros como éste quisiera yo para el foro. Un señor como la copa de un pino.



Hablando de Jung, Nietzsche y Wagner, mirad con qué me he encontrado en Internet:


C. G. JUNG: ?LO INCONSCIENTE?
LO INCONSCIENTE EN LA VIDA PSÍQUICA NORMAL Y PATOLÓGICA

TRADUCCIÓN DE EMILIO RODRÍGUEZ SADIA
Ed. Losada, Buenos Aires

CAPÍTULO III - EL OTRO PUNTO DE VISTA. LA VOLUNTAD DE PODERÍO

?¿Se ha comprendido claramente lo que significa decir "sí" al instinto? NIETZSCHE lo quiso y lo enseñó, y lo tomó muy a pecho. Con extraño apasionamiento ofrendó su persona y su vida a la idea del SUPERHOMBRE, es decir, a la idea del HOMBRE, QUE, OBEDECIENDO A SU INSTINTO, TRASCIENDE DE SÍ MISMO. ¿Y cómo transcurrió su vida? Transcurrió como el mismo Nietzsche profetizara en el Zaratustra, en aquella caída mortal premonitora del volatinero, del "hombre" que no quiso ser vencido en el salto. Zaratustra dice al moribundo: "Tu alma morirá aún antes que tu cuerpo." Y más tarde dice el enano a Zaratustra: "¡Oh, Zaratustra!, piedra de la sabiduría, te lanzas a lo alto; pero toda piedra lanzada a lo alto. . . tiene que caer. Condenado estás a ti mismo y a tu propia lapidación. Arroja lejos, ¡oh, Zaratustra!, la piedra..., pero la piedra caerá luego sobre ti."

Cuando pronunció sobre sí mismo su Ecce homo, así como cuando nació esta expresión, ya era demasiado tarde. La crucifixión del alma había comenzado antes de que el cuerpo muriese. Hay que contemplar críticamente la vida de aquel que enseño a decir "sí" al instinto de la vida; hay que investigar los efectos de esta enseñanza en el mismo hombre que predicó la doctrina. Pero si contemplamos esa vida, habremos de decir: Nietzsche vivió allende el instinto, en la atmósfera elevada de la "sublimidad" heroica, altura que hubo de mantener con la más cuidadosa dieta, en escogido clima y, sobre todo, con numerosos narcóticos hasta que. . . la tensión del cerebro estalló. Hablaba de afirmación y vivió la negación. Era demasiado su asco a los hombres, al animal humano, que vive del instinto. No pudo deglutir ese sapo, con el que tantas veces soñaba, temiendo verse obligado a engullirlo. El león de Zaratustra ha espantado a los hombres "superiores", afanosos de convivencia, y los ha obligado a refugiarse en la caverna de lo inconsciente. La vida de Nietzsche no nos convence de su doctrina. Porque el hombre, por muy "elevado" que sea, quiere dormir sin cloral; quiere vivir en Hamburgo o en Basilea, a pesar de las "nieblas y las sombras"; quiere mujer y descendencia; quiere gozar de aprecio y consideración en el rebaño; quiere muchas trivialidades e, incluso, pedanterías de filisteos. Nietzsche no vio estos instintos, es decir, los instintos animales de la vida.

¿Pero de qué vivió Nietzsche sino del instinto? ¿Puede acusársele, realmente, de haber dicho "no" a su instinto? No estaría él conforme con esto. Es más, podría demostrar sin dificultad que vivió su instinto en el más alto sentido. ¿Pero cómo es posible que la naturaleza instintiva del hombre pueda llevarle al alejamiento de la humanidad, al absoluto aislamiento humano, a un "más allá del rebaño", a una soledad protegida por el asco? Siempre se ha pensado que el instinto asocia, aparea, procrea, tiende al placer y al bienestar, a la satisfacción de todos los deseos sexuales. Pero hemos olvidado por completo que ésta es sólo una de las direcciones posibles del instinto. E1 INSTINTO DE LA CONSERVACIÓN DE LA ESPECIE (INSTINTO SEXUAL) no es el único; también hay el INSTINTO DE LA CONSERVACIÓN PROPIA (INSTINTO DEL YO).

Nietzsche se refiere manifiestamente a este último instinto, esto es, a la VOLUNTAD DE PODERÍO. Todos los demás instintos son, para él, consecuencia de la voluntad potencial. Desde el punto de vista de la psicología sexual de Freud, es éste un crasísimo error, un desconocimiento de la biología, un defecto de la naturaleza decadente del neurótico. Pues a todo partidario de la psicología sexual le será fácil demostrar que esa violenta tensión, ese heroísmo en la concepción nietzscheana del mundo y de la vida, no es sino una consecuencia de la represión y negación del "instinto", es decir, de ese instinto que esta psicología considera como fundamental.

Con esto se nos plantea el problema de la visión o, mejor dicho, de los distintos cristales por los que el mundo puede ser contemplado. En verdad no es lícito declarar que una vida como la de Nietzsche, vivida con extraña consecuencia, hasta su término fatal, de acuerdo con la naturaleza del instinto potencial, yaciente en su fondo, es una vida falsa, inauténtica. Decirlo sería caer en el mismo injusto prejuicio que Nietzsche expresaba sobre su antípoda WAGNER cuando decía: "En él todo es ilegítimo; lo que es legítimo se oculta o se decora. Es un cómico en el buen y el mal sentido de la palabra". ¿De dónde procede este juicio? WAGNER es precisamente un representante de aquel otro instinto fundamental que Nietzsche desdeñó, y sobre el que se levanta la psicología de FREUD. Si investigamos en la doctrina de Freud aquel otro instinto, el instinto de poderío, hallamos que Freud lo conoce y lo denomina "instinto del Yo". Pero estos "instintos del Yo" arrastran en su psicología una existencia miserable y clandestina, junto al amplio, harto amplio, desarrollo del momento sexual. En realidad, la naturaleza humana es la protagonista de una cruel y casi interminable lucha entre el principio del Yo y el principio del instinto informe; el Yo es todo limitación; el instinto no conoce límites, y ambos principios poseen la misma potencia. En cierto sentido, el hombre puede considerarse dichoso de no tener conciencia más que de uno de los dos instintos; y en ese sentido es prudente abstenerse de conocer el otro. Pero cuando conoce el otro instinto, está perdido. Entonces el hombre cae en el conflicto de Fausto. En el Fausto (parte primera) nos muestra Goethe lo que significa la aceptación del instinto; y en la parte segunda, lo que significa la aceptación del Yo y de su tortuoso mundo inconsciente. Todo lo insignificante, mezquino y vil que hay en nosotros, se abate y humilla por de pronto. Y para esto hay un buen medio: se descubre que "lo otro" que hay en nosotros es "el otro", o sea un verdadero hombre que piensa, obra, siente e intenta todas las cosas más abominables y despreciables. Sorprendido el coco, se emprende con satisfacción la lucha contra él. De aquí proceden aquellas idiosincrasias crónicas, de que la historia de la moral nos ofrece algunos ejemplos. Uno de estos ejemplos, y bien claro, es, como ya se ha dicho, "Nietzsche contra WAGNER", "Saulo contra S. Pablo", etc. Pero en la vida diaria de los hombres abundan casos semejantes. Con este ingenioso medio se salva el hombre de la catástrofe fáustica, para la que le faltan ánimos y fuerzas. Pero un hombre cabal sabe que, aun su enemigo más acérrimo, y aun toda una banda de enemigos, no compensa y anula la contradicción peor, la del propio "otro", que "reside dentro de su pecho". Nietzsche llevaba a WAGNER dentro de sí; por eso le envidió el Parsifal. Pero aún más: Saulo llevaba también dentro de sí a Pablo. Por eso Nietzsche llegó a ser un estigmatizado del espíritu y hubo de experimentar la cristificación, como Saulo cuando el "otro" le inspiró el "ecce homo". ¿Quién se prosternó ante la cruz? ¿WAGNER o Nietzsche?. Quiso el destino que precisamente uno de los primeros discípulos de Freud, Adler (6) fundase una teoría sobre la esencia de la neurosis, que descansa exclusivamente en el principio del poderío. No es de pequeño interés, sino de singular atractivo, el ver cuán diversas se nos ofrecen las mismas cosas si reciben iluminaciones opuestas.?

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Aparecen temas interesantes, como se desprende de los títulos de los capítulos:

?CAPÍTULO II - LA TEORÍA SEXUAL
Como es sabido, el proceso cultural consiste en una doma progresiva de lo animal en el hombre; es un proceso de domesticación, que no puede llevarse a cabo sin rebeldía por parte de la naturaleza animal, ansiosa de libertad.

Más interesante y útil resulta investigar atentamente los antecedentes de estos movimientos de nuestra época, que sumarse a los lamentos de las plañideras morales, que profetizan la decadencia moral de la humanidad. Privilegio es de los moralistas el fiarse lo menos posible de Dios y creer que el hermoso árbol de la humanidad sólo prospera gracias a puntales, ligaduras y espalderas, siendo así que el padre Sol y la madre Tierra le han hecho crecer. Pero, ¿por qué tantas limitaciones morales? ¿Acaso proceden de las consideraciones religiosas debidas a un Dios iracundo? Prescindiendo de la incredulidad, tan extendida, el mismo creyente puede quizá preguntarse si, en caso de ser Dios, castigaría un desliz de mozo y moza con la condenación eterna. Tales ideas no pueden ya conciliarse en manera alguna con nuestro respetuoso concepto de Dios. Nuestro Dios es necesariamente harto tolerante para hacer de esto una gran cuestión. De esta suerte, ha quedado despojada de su fondo eficaz la moral sexual, algo ascética y, sobre todo, de hipócrita inspiración, en nuestra época.

Por lo demás... ¿hay algún punto de vista más moral que la teoría de la vida sin trabas? ¿Hay alguna concepción de la moral más heroica que ésa? Por eso el heroico Nietzsche es su particular adepto.

El defecto imperdonable de la teoría de la vida intensa es su carácter demasiado heroico, demasiado ideológico. Por eso, donde mejor prospera es en los cerebros enfermizos.

CAPÍTULO V - LO INCONSCIENTE PERSONAL Y LO INCONSCIENTE SUPRAPERSONAL O COLECTIVO

Los más altos y mejores pensamientos de la humanidad se forman sobre estas imágenes primordiales, que son antiquísimo patrimonio de la humanidad.

El error que en ambos casos comete consiste en atribuirse personalmente los contenidos del inconsciente colectivo. Así se considera a sí mismo como Dios y como diablo. Esta es la causa psicológica por la que los hombres necesitaron siempre de demonios y nunca pudieron vivir sin dioses, exceptuando algunos ejemplares, particularmente listos, del homo occidentalis de ayer y de anteayer, superhombres, para quienes Dios ha muerto, porque ellos mismos se han hecho dioses, o más bien diosecillos racionalistas con cráneos de gruesas paredes y corazones fríos. EL CONCEPTO DE DIOS ES UNA FUNCIÓN PSICOLÓGICA, ABSOLUTAMENTE NECESARIA, DE NATURALEZA IRRACIONAL, QUE NO TIENE NADA QUE VER CON LA CUESTIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. Pues a esta última cuestión, el entendimiento humano no puede contestar nunca; y mucho menos puede dar prueba alguna de Dios. Además, sería enteramente superflua semejante prueba; porque la idea de un ser divino todopoderoso se encuentra en todas partes, si no consciente, por lo menos inconsciente, porque es un arquetipo.

Por eso considero más avisado reconocer conscientemente la idea de Dios, pues de lo contrario convertimos en Dios cualquiera otra cosa, por lo general algo muy insuficiente y necio, fraguado, acaso, por una conciencia "ilustrada".

Nuestro entendimiento sabe ya de antiguo que no podemos concebir a Dios adecuadamente, y mucho menos aún representarnos la forma en que realmente existe;

Así sucede también con la existencia de Dios: constituye definitivamente un problema imposible. Pero el común consenso de las gentes habla de dioses desde hace muchos eones, y seguirá hablando de ellos durante otros muchos. Por bella y perfecta que el hombre pueda considerar su razón, ha de estar muy cierto también de que es solamente una de las posibles funciones espirituales, y corresponde solamente a una faceta de los fenómenos del mundo. En todas partes se encuentra lo irracional, lo discordante con la razón. Y este elemento irracional es también una función psicológica; es precisamente lo inconsciente colectivo, mientras que la función de la conciencia consiste esencialmente en la razón.

No debemos identificarnos con la razón, pues el hombre no es simplemente racional, ni puede serlo, ni lo será nunca. Esto debieran advertirlo todos los domines de la cultura. Lo irracional, ni puede ni debe ser extirpado. LOS DIOSES NO PUEDEN NI DEBEN MORIR. Antes dije que parece como si hubiera en el alma humana una especie de fuerza superior, y que si esta fuerza no es la idea de Dios, es el vientre. Con esto quise expresar el hecho de que, según mi parecer, hay siempre un instinto o complejo representativo que reúne en sí la mayor suma de energía psíquica, sometiendo a su servicio al Yo.

Como indica el antiguo Sinesio, el "alma espiritualizada" (pneumatiké psyché) se trueca en Dios y en demonio, y padece en este estado los castigos divinos, a saber, el desgarramiento interior del Zagreus, que también Nietzsche experimentó al principio de su enajenación, cuando en el Ecce Homo le asaltó por la espalda Dios, ese Dios contra quien se defendiera desesperadamente antes. La enantiodromia es la dislocación interior, en la pareja de los contrarios que pertenecen a Dios, y también AL HOMBRE DIVINIZADO, EL CUAL DEBE SU DIVINIZACIÓN A LA VICTORIA SOBRE SUS DIOSES.

CAPÍTULO VII - LAS DOMINANTES (LOS ARQUETIPOS) DEL INCONSCIENTE COLECTIVO

Mas esto es MITOLOGÍA, es decir, PSIQUE COLECTIVA y no psique individual. Por cuanto participamos, por nuestro inconsciente, en la psique colectiva histórica, vivimos, naturalmente, de un modo inconsciente en un mundo de ogros, demonios, magos, etc.; pues éstas son cosas en las que han depositado poderosos afectos todas las épocas anteriores a nosotros. También tenemos participación con dioses y diablos, con salvadores y criminales. Pero sería insensato quererse atribuir personalmente estas posibilidades, que existen en lo inconsciente. Se impone, pues, una separación lo más honda posible entre lo personal y lo impersonal. Con eso no negamos de ningún modo la existencia, a veces muy eficaz, de los contenidos del inconsciente colectivo. Sin embargo, como contenido de la psique colectiva, se contraponen a la psique individual y se distinguen de ésta. En el hombre ingenuo, estas cosas no estaban separadas naturalmente de la conciencia individual, porque LA PROYECCIÓN DE DIOSES, DEMONIOS, ETC., NO ERA ENTENDIDA COMO UNA FUNCIÓN PSICOLÓGICA, SINO QUE ESOS SERES ERAN CONSIDERADOS COMO REALIDADES SENCILLAMENTE ACEPTADAS. Su carácter proyectivo no era visto nunca. Hasta la época de la Ilustración (siglo XVIII) no se comprendió que LOS DIOSES NO EXISTEN REALMENTE, SINO QUE SÓLO SON PROYECCIONES. Con esto quedaron eliminados. Pero no estaba eliminada en modo alguno la función psicológica correspondiente, sino que pasó al inconsciente, con lo cual los hombres mismos fueron envenenados por un exceso de libido, que antes se desahogaba en el culto de las imágenes de los dioses. La depreciación y eliminación de una función tan fuerte, como es la religiosa, tiene, naturalmente, importantes consecuencias para la psicología del individuo. Estas dominantes son las potestades, los dioses, es decir, imágenes de leyes y principios dominadores, de regularidades promediadas en el curso de las representaciones que el cerebro recibió a través de procesos seculares. Por cuanto las imágenes depositadas en el cerebro son copias relativamente fieles de los acaecimientos psíquicos, corresponden sus dominantes (es decir, sus rasgos generales, acusados por acumulación de experiencia idéntica), a ciertos rasgos físicos generales.

Las religiones han establecido este círculo energético por medio del trato litúrgico con los dioses (las dominantes del inconsciente colectivo) en forma concretista. Pero esta forma y manera está para nosotros demasiado en contradicción con el entendimiento y su moral cognoscitiva; no podemos considerar esta solución del problema ni como ejemplar ni siquiera como posible.

El paralelo con el mito del héroe salta a la vista.?

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He resaltado en mayúsculas los conceptos que me han llamado más la atención acerca del pensamiento de este señor. Tendría que leer más y meditar sobre ello (el texto completo que he encontrado en Internet se hace un tanto pesado de leer, aunque no es muy extenso.

Me ha llamado la atención la coincidencia con la concepción de Feuerbach y Shopenhauer de los dioses y los demonios como proyecciones de la mente humana. También me ha parecido similar el hecho de que tanto Shopenhauer como Jung consideren que sean necesarios aunque por motivos diferentes, no necesariamente excluyentes. El filósofo de Dantzing consideraba que el pueblo llano necesitaba creer en ellos y que esto era bueno, mientras que las personas más cultas no precisaban tener esta creencia. Esto es lo que más o menos dice en ?El amor y otras pasiones?. Jung sostiene que dado que la noción de Dios es una función psicológica de carácter irracional y que responde a un arquetipo, los dioses no pueden ni deben morir, ya que lo irracional no puede ser extirpado del hombre y la función psicológica que los ha creado no deja de existir en el inconsciente, de manera que es preferible reconocer conscientemente la idea de Dios antes que divinizar cualquier otra cosa, que pudiera ser insuficiente y necia, proveniente de la razón.

Es posible que el último Wagner compartiera esta idea de Jung, dada la relación entre mito, arquetipo e inconsciente colectivo y la defensa de lo irracional frente al dominio exclusivo de la razón, fundamental en el romanticismo y crucial para las teorías psicoanalíticas tanto de Freud como de Jung.

Esta idea de aceptación irracional de lo que se rechaza racionalmente (afirmando o no que se trata de algo que se escapa a la razón) es algo que me llama la atención. Aquí entramos, lógicamente, en lo personal. No entiendo cómo es que Shopenhauer ?que comparte con Feuerbach la idea de que los dioses son invenciones humanas ? pueda concebir una metafísica que no excluye lo religioso, siendo una especie de ?religioso ateo?, como creo que se calificaba a sí mismo. De manera similar, no puedo entender a Jung cuando afirma al mismo tiempo que los dioses no existen realmente y preconiza su reconocimiento consciente por responder al inconsciente colectivo y a una función cerebral. Quizá sea demasiado racionalista; el caso es que no puedo comprender cómo se puede aceptar una cosa y su contraria simultáneamente. Afirmar que es buena la creencia en Dios porque es algo que responde a un deseo o necesidad humanos me parece tan erróneo e ilógico como aceptar que algo existe sólo porque nos lo figuramos así. De manera similar, habríamos de creer en la existencia de seres imaginarios como los unicornios o las sirenas.

Me gustaría mucho que me comentarais vuestras ideas al respecto. Muchas gracias.

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Otra cosa que también me ha llamado la atención es la oposición que hace Jung entre Wagner y Nietzsche como representantes de los dos instintos básicos: el compositor se encuadraría con el sexual o de conservación de la especie, mientras que el filósofo sería el representante del instinto de la conservación propia o del yo, es decir, de la voluntad de poder. La opción del segundo, desdeñadora del impulso sexual, despreciadora del ?rebaño? y ?heroica? es lo que le condujo al aislamiento y la neurosis, ya que es propia de una mente enferma.

Esto me hace pensar en el lema pacifista. ?Haz el amor y no la guerra? y en ciertos personajes históricos con una gran ?voluntad de poder? y con un abultado ?yo? que coinciden con el temor expresado por Jung en el sentido de que, si renunciamos a la idea de Dios, convertimos en Dios a cualquier otra cosa, como ha sucedido en el siglo XX merced a doctrinas políticas totalitarias que, como apuntaba B. Russell en su ensayo ?¿Por qué no soy cristiano?, son auténticas religiones modernas y tan falsas y dañinas como aquéllas.

¿Tendría razón Jung? Se admiten opiniones.

Un cordial saludo wagneriano. Rex.







De: llll
Fecha: 07/07/2008 20:33:28
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Rex, celebro mucho esa alusión junguiana, pues Jung ha sido durante mucho tiempo uno de mis temas preferidos.

Se trata -a mi juicio- de la escuela psicoanalista más interesante, y sin duda la más adecuada para el que le interesen los mitos. Absurdamente desconocida y proscrita en las universidades españolas (no se si recientemente habrá cambiado algo), donde uno puede escuchar desde el desconocimiento las opiniones más peregrinas y alucinantes, como que Jung fuese nazi. Los mismos fragmentos que citas ya sirven para atestiguar que estaba en las antípodas de ese movimiento, con su visión de Nietzsche como un enfermo desde su propio planteamiento, no desde una patología "externa". Lo que sí ofrece, de manera bastante dispersa, es una de las visiones contemporáneas a dicho movimiento más clarividentes sobre lo que representaba y a dónde conducía.

Creo que hay una diferencia esencial entre Wagner y Jung sobre la religión. Wagner consideraba la posibilidad de que la religión fuese sustituida por el arte. Jung, evitando escrupulosamente pronunciarse sobre si Dios existía o no existía (asunto que consideraba ajeno a su disciplina de psicólogo), considera que la creencia religiosa tiene una función psicológica de efectos positivos, a menudo irreemplazable. Lo que sí comparten en considerar todo el mundo religioso, mítico y legendario en un plano de equivalencia, como expresiones simbólicas del mismo tipo.

Jung estaba muy familiarizado con los asuntos mitológicos wagnerianos (como con una cantidad inmensa de mitologías y cuentos), pero no le conozco obra específica sobre Wagner. Sí alusiones dispersas, pero no a conceptos de Wagner, sino a los arquetipos que Wagner había tratado y que según él estaban tomando fuerza en la Europa germánica de su tiempo. Hay que tener en cuenta lo que significa un arquetipo en Jung: no es un modelo consciente, sino un cauce inconsciente compartido, que puede estar más o menos activo según circunstancias, y que tiende a dirigir la acción consciente humana con un resultado previsible (si conoces el funcionamiento del arquetipo en cuestión). Es decir: desde el punto de vista junguiano, no es que los alemanes de entonces estuviesen copiando determinados modelos de actuación de las obras de Wagner, sino que estos modelos estarían ya de alguna manera en un inconsciente compartido, se estaban activando, y Wagner simplemente habría sabido captarlos con intuición de artista.

No se si me he salido demasiado de las cuestiones que proponías.

Por cierto, que la obra completa de Jung está siendo traducida al castellano por editorial Trota, pero acabar el proceso (si es que alguna vez termina) todavía puede llevar muchos años. Las traducciones al castellano anteriores suelen ser malísimas, y los junguianos más junguianos prefieren leerlo traducido al inglés, si no saben hacerlo en alemán.

De: rexvalrex
Fecha: 10/07/2008 2:30:02
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Estimado llll:

Ése es uno de los problemas que tenemos los wagnerianos: las traducciones. Según parece, es bastante complicado traducir el alemán. Últimamente he leído varias traducciones del Anillo, tanto en castellano como en catalán e inglés, para preparar mi adaptación infantil y me ha llamado la atención la divergencia entre unas y otras.

Esto se hace más grave a la hora de enfrentarse a sus escritos teóricos, ya que pueden haber incluso manipulaciones interesadas. Lo mismo, o peor, sucede con Nietzsche. Estas manipulaciones no sólo consisten en comentarios a pie de página, sino en la misma traducción, algo que va más allá del dicho: Tradutore, traditore. ¡Qué pena no saber alemán para poder leerlos estos textos directamente!

El final, mejor dicho, los finales de la Tetra me han llamado la atención. Ahora no recuerdo dónde fue, el caso es que en el llamado ?final shopenhaueriano? la frase que Brünnhilde sobre el final del mundo la he visto escrita de dos manera bien distintas:

1-?Yo vi el fin dEL mundo?
2-?Yo vi el fin de ESTE mundo?

Una sola palabra hace que el significado (y el mensaje wagneriano) cambie totalmente.

En 1, se da a entender que todo acaba. Catástrofe final. No hay posibilidad de futuro. Mensaje ?pesimista?.
En 2, lo que se afirma es que se acaba un mundo en concreto, una determinada forma de vida, dejando abierta la posibilidad de futuro. Mensaje ?optimista? o al menos ?no tan pesimista? o ?abierto? ya que no se nos dice si el mundo nuevo será mejor, peor o igual que el anterior.

?Vi el final de ESTE mundo? es lo que escribe el teólogo católico progresista Kühn y añade este comentario, tras recordar que la primera edición del Anillo es de 1853 (un año antes de su lectura de Shopenhauer) y que el final anterior no lo llevó al pentagrama:

?En ciertos aspectos, Wagner se siente, en verdad, desde un principio emparentado con Shop., pero igual que el pesimista S. no era, decididamente, un revolucionario, el revolucionario W. no era un pesimista. Al fin y al cabo, en la obra de Wagner en modo alguno se derrumba el mundo, ni tampoco la humanidad, sino precisamente el mundo de los dioses nada más....? Acaba la cita haciendo alusión a los humanos que contemplan este final.

Un cordial saludo.

Rex.


De: rexvalrex
Fecha: 10/07/2008 6:44:11
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Interpretación jungiana del Anillo.

¡Por fin lo encontré! Se cita en Wikipedia (donde hay, por cierto, un extenso artículo sobre Jung muy interesante y esclarecedor). Se trata de Robert Donington en su libro ?Wagner?s Ring and its Symbols ?(El anillo de Wagner y sus símbolos). Ahora falta que esté traducido al castellano, cosa que dudo.

Saludos. Rex.

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Interpretaciones [editar]
Desde su inicio, el Anillo ha estado sujeto a un sinnúmero de interpretaciones. George Bernard Shaw en The Perfect Wagnerite (El perfecto wagneriano) sostiene la visión de que el Anillo es una crítica socialista en esencia sobre la sociedad industrial y sus abusos. Robert Donington, en Wagner?s Ring and its Symbols (El anillo de Wagner y sus símbolos), interpreta la ópera en términos de la psicología junguiana como un relato del desarrollo de arquetipos inconscientes de la mente conducidos a través de la individuación.

(Wikipedia)

De: llll
Fecha: 10/07/2008 7:26:06
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Acabáramos

Tengo ese libro desde hace tiempo, lo pedí por internet de segunda mano y me llegó.

Efectivamente, Donington aplica todas las categorías junguianas más habituales para analizar el anillo paso a paso (el ánima, la sombra,...). Es un libro interesante. Va cogiendo cada escena paso a paso y la transporta a arquetipos junguianos. Lo que menos me gusta es que cita a Jung lo menos posible, cuando en realidad prácticamente todo lo que está haciendo es repetir a Jung y adaptarlo a cada caso.

De: llll
Fecha: 10/07/2008 7:59:55
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Por cierto, otra cosa que no me gusta de ese libro es que utiliza el inglés más rebuscado que he leído nunca.

De: Fátima
Fecha: 10/07/2008 14:38:53
Asunto: RE: Meditaciones wagnerianas, un tanto dispersas.
Gracias y, sobre todo, enhorabuena por su artículo. Es magnífico. Por cierto, la figura de Adolf Wagner, que yo desconocía, me parece fascinante y digna de ser la protagonista de una novela.

Saludos