Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
FORO 

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REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
De: rexvalrex
Fecha: 10/07/2008 4:54:48
Asunto: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA


Hola, amigos:

Mirad lo que me he encontrado por ahí... Yo que vosotros le daría al ratón.

Como soy el ?Rey del recorta y pega?, pues eso, voy a recortar y pegar para animaros a entrar en esta revista que trata de temas musicales y filosóficos.

Saludos a los hermanos wagnerianos de allende los mares.

Rex.

PD. La tercera emtrega del estudio de la Tetra es de este mes; así que en octubre saldrá la siguiente (y última, si no me equivoco) entrega. Estad al loro y avisar al foro, que yo soy muy despistado e igual se eme olvida.



http://www.sinfoniavirtual.com/revista/002/wagner_y_nietzsche_transcendencia_nacional.php

http://www.sinfoniavirtual.com/revista/004/tetralogia_wagneriana_sintesis_todas_artes(I).php

http://www.sinfoniavirtual.com/revista/005/tetralogia_wagneriana_sintesis_todas_artes(II).php

http://www.sinfoniavirtual.com/revista/007/tetralogia_wagneriana_sintesis_todas_artes(III).php

http://www.sinfoniavirtual.com/revista/002/anecdotario_wagneriano.php


Mucho se ha opinado, escrito, publicado y debatido a lo largo de los últimos ciento veinte años en torno a la significación real de la figura del ?Übermensch? wagneriano, hasta el punto de realizarse excelentes Simposios...


WAGNER Y NIETZSCHE: LA TRASCENDENCIA NACIONAL O FILOSÓFICA
Por Daniel Alejandro Gómez

La unión de las artes antigua, sin embargo, y tal y como la concebía Wagner, debía ser dejada atrás: la Tragedia Griega pagana debería ser superada por el drama musical pagano germanista, o sea nacional, wagneriano.

dejando de lado muchas veces, como en el faraónico drama de los Nibelungos, al cristianismo por la mitología bárbara. El medievalismo de los escritores cristianos o católicos del Diecinueve fue obviado por el medievalismo pagano y romántico wagneriano, antes de Parsifal al menos.

Wagner, fuera de esa impersonalidad, esa impasibilidad política de la música occidental llamada erudita, estaba imbuido de los contextos culturales y políticos del arte, así como de la política y de la ideología política del romántico y nacionalista siglo Diecinueve.

Las relaciones entre Nietzsche y el cristianismo, antes que con la religión o creencia trascendente afilosófica en general, son interesantes en este contexto. Nietzsche veía a su tiempo, si bien con un Dios muerto, como decadente y cargado de religión, de cristianismo. De una moral de débiles y esclavos.

La semántica de la música wagneriana, el contenido de esa lengua musical nacional y pagana, parecía ir en el sentido de una novedad acristiana congruyente con el filósofo; y con esa apoyatura formal,

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TETRALOGÍA WAGNERIANA O `SÍNTESIS DE TODAS LAS ARTES´: ¿REALIDAD O FICCIÓN? (I de IV)
Pablo Ransanz

El ?sueño en progresión? wagneriano

Cuando Richard Wagner (Leipzig, Alemania, 22/05/1.813 ? Venecia, Italia, 13/02/1.883) vio finalmente cumplido su sueño de estrenar la primera de las cuatro partes de su particular Tetralogía ?El Anillo del Nibelungo? (?El Oro del Rhin?) en el otoño del año 1869, quizá nunca imaginó que el universo filosófico-musical y literario del tumultuoso y fecundo siglo XIX se vería tan fuertemente sacudido en sus propias raíces.

Wagner y la tragedia griega: la ?síntesis de todas las artes?

Leyendo a Esquilo, a Sófocles y a Eurípides ? los tres dramaturgos griegos más insignes -, llegó a la conclusión de que era posible ? y deseable ? reunir en un gran ?acontecimiento espiritual? a todas las Artes conocidas en su siglo: Música, Literatura, Poesía, artes escénicas y artes plásticas - tales como Pintura y Escultura -. A semejante proyecto artístico lo denominó ?Gesamtkunstwerk? (síntesis de todas las artes).

La técnica melódico-musical empleada por Wagner ? partiendo de motivos musicales desarrollados y recurrentes - busca el desarrollo individual y la fusión de unos temas con otros precedentes o posteriores en perfecta simbiosis. Una célula melódica era deliberadamente introducida en diferentes partes de un mismo acto


La redención por medio del amor y la humanidad de ?Die Walküre?

El segundo de los ?dramas? wagnerianos que constituyen la Tetralogía ? Die Walküre -, supone un punto de inflexión ? por varios motivos - en el desarrollo del conjunto de la acción dramática. En esta segunda ópera del ?gran drama? del ?Anillo?, que en realidad es la primera de las tres ?jornadas? que integran la colosal producción de Wagner ? puesto que Das Rheingold debe entenderse como un prólogo a todo cuanto va a acontecer -, aparecen muchos elementos diferenciadores.

En Die Walküre, el espectador-oyente se embarca en una aventura de pasiones humanas y de violentas emociones; incluso, quien más y quien menos, se identifica con parte ? o la totalidad ? de los rasgos psicológicos de un determinado personaje. Wagner extrae

Nothung y Siegmund: la Espada de poder y el héroe

Mientras Siegmund intenta denodadamente alcanzar antes del anochecer un refugio en el interior del bosque, la terrible y estruendosa tormenta que se ha desencadenado parece interminable. Este hijo mortal de Wotan desconoce que, en pocas horas, el transcurso de su vida va a sufrir cambios drásticos.

La Valquiria. ?Cabalgata de las Valquirias?. Tema principal en metales.
Mediante la elección de la tonalidad de Si menor, nuestro protagonista plantea dibujos sinuosos ascendentes y descendentes en los violines ? con pasajes in divisi -, y en las violas ? que también se subdividen en dos grupos tocando a una octava de distancia -. Este ingenioso y esmerado dibujo

El genio de Leipzig siempre hizo un brutal hincapié en la necesidad de encontrar a un cantante (tenor) con un timbre de voz algo juvenil a la vez que viril, rotundo en los graves, profundo y potente en la emisión en el registro medio, así como capaz de alcanzar ciertos sobreagudos difíciles para un tenor convencional sin grandes dificultades. De ahí que se acuñase una expresión ? con mayor o menor fortuna ?, que ha pasado a la historia de la partitura wagneriana: la figura del ?Heldentenor? o ?tenor heroico?.

Quizá exista parte de un público musicalmente culto y muy respetable que opine que Richard Wagner realizó un trabajo incontestable y poco menos que inabarcable ? o inaccesible intelectualmente para casi cualquier otro mortal -, por el que se justifican muchos de los ?dislates?, ?despistes? o ?lapsus? que bien pudo cometer nuestro compositor germano a la hora de delimitar, definir y hacer explícitas las ?virtudes? de su Sigfrido.
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ANECDOTARIO WAGNERIANO
Por cortesía de Pablo Ransanz Martínez

Del ?Musical Times?. Diciembre de 1891:

?El ?Boston Home Journal? informa: la soprano Marie Kilt , que hace unos días se quitó la vida, aprendió el papel de Brunilda en tres semanas. ?Eso ha acabado conmigo?, dijo poco antes de su muerte. Schnorr murió poco después de haber representado ?Tannhäuser?; Anders se volvió loco mientras estudiaba el papel de Tristán, y Scaria también falleció poco después de estrenar ?Parsifal???
















De: llll
Fecha: 11/07/2008 14:01:12
Asunto: RE: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
He mirado el primer enlace, sobre las relaciones entre Wagner y Nietzsche, y me ha parecido bastante flojo. En Valencia hay ahora un buen conocedor sobre las relaciones entre ambos planteamientos en Joan Baptista Llinares.

De: rexvalrex
Fecha: 11/07/2008 23:49:03
Asunto: RE: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
Tienes razón, la verdad es que no es comparable el trabajo del profesor Joan B. Llinares a lo que se refleja en este articulo. Este señor es todo un especialista tanto en Wagner como en Nietzsche y en la lengua alemana. Precisamente, junto con el profesor Francisco López, tradujo, comentó y anotó ?La obra de arte del futuro?. Publicada por PUV (Publicacions de la Universitat de València).

En noviembre de 2000, el profesor Llinares participó en un congreso de filosofía que tuvo lugar en Peníscola: ?XIIIè CONGRÉS VALENCIÀ DE FILOSOFIA?

Intervino con este artículo, en el que habla de Wagner, Nietzsche, Shopenhauer, Adorno, etc. Es muy interesante y documentado.

Joan B. Llinares: "Richard Wagner com a pensador: L?obra d?art del futur, reflexions
filosòfiques d?un músic revolucionari" ........................................................................

COMO CREO QUE ESTE ARTÍCULO ES DE INTERÉS Y NO ES FÁCIL DE ENCONTRAR, VOY A COLGARLO CON LA ÚNICA PRETENSIÓN DE COMPARTIRLO CON LOS QUE PUEDAN ESTAR INTERESADOS, SIN ÁNIMO DE SUSCITAR NINGUNA POLÉMICA. EL ARTÍCULO ESTÁ EN LA LENGUA QUE ESTÁ Y SERÍA MUY TRABAJOSO PONERSE A TRADUCIRLO.

ESPERO DE LA EDUCACIÓN Y DEL RESPETO DE LOS FOREROS QUE NO SIRVA DE EXCUSA PARA VOLVER A LIARLA PARDA.

Hay otra web wagneriana en castellano, la Hemeroteca Wagneriana-Archivo Richard Wagner donde también hay textos en catalán y nadie, que yo sepa, se ha rasgado las vestiduras por ello. Aprendamos a ser respetuosos y que cada cual lea lo que quiera y que deje a los demás leer lo que quiera.

Muchas gracias y un cordial saludo wagneriano.

Rex.
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Joan B. Llinares

Universitat de València

I


POTSER cal començar aquesta ponència amb una mena de justificació, ja que no és
obvi ni evident que la figura de Wagner tinga entrada de seguida dins d?un congrés de
filosofia. Heus ací, doncs, de primer, unes quantes raons per tal de legitimar aquesta
insòlita intromissió.

És clar que el fet de repensar les relacions entre música i filosofia és una tasca fonamental
de la teoria estètica. Tanmateix, i per regla general, en tractar la qüestió hom
tendeix a repassar solament les aportacions dels grans pensadors de la història de la
filosofia, entre les quals destaquen, si ens limitem estrictament a aquest específic problema,
les contingudes dins les obres de Plató, de Schopenhauer i d?Adorno, per citar
tres exemples d?inexcusable referència. No obstant això, practicar la comesa inversa
també és un afer pertinent i fins i tot necessari: hi ha hagut grans músics en la història
l?obra dels quals, per la radicalitat de les seues innovacions, és bastant incomprensible
si no coneixem les reflexions estètiques en què es recolzen i que les justifiquen.
Fet i fet, quan hi ha revolucions dràstiques en la història de l?art, en especial des
del darrer segle, és normal trobar manifests, redactats sovint pels mateixos artistes,
que proporcionen una guia als coetanis, que d?aquesta manera poden assajar de comprendre
una mica més fàcilment els canvis i les innovacions que les noves obres d?art
els presenten amb la seua sorprenent i imprevisible força material. Aquesta és l?opció
que ara voldríem subratllar, en part perquè sol restar més desatesa pels filòsofs, molt
tancats dins la pròpia tradició de les obres essencials de la història de la filosofia, i en
part perquè els mateixos músics professionals, nombrosos al nostre país, i els professors
dels conservatoris, tots generalment amb una digna preparació tècnica i instrumental
de l?ofici, tampoc no tenen massa en compte la inesgotable riquesa teòrica que
de vegades contenen les obres de reflexió d?alguns compositors, com és el cas afortunat
de la personalitat exuberant que ara considerem.

Potser encara no sabem suficientment, o som massa reacis a admetre, que aqueix
home polèmic anomenat Richard Wagner (1813-1883), a més de ser un reconegut músic
i poeta, l?imprescindible autor dels textos dels seus impressionants drames musicals
?veritables i majúscules meravelles d?extraordinària simbiosi entre paraules i melodies?,
també fou no sols un monumental i reincident autobiògraf, sinó així mateix
un notable escriptor i pensador, un excèntric assagista d?abundant producció, si és
que no ens volem referir als milers d?interesantíssimes cartes que componen el seu
epistolari, que en part encara resta inèdit. Com ha dit el professor Ronald Taylor, dels
catorze volums de les Obres completes ?en l?edició de 1914, preparada per Julius
Kapp?, no arriben ni tan sols a quatre els volums que contenen les obres dramaticoliteràries,
tant les acabades i musicades com les que són mers projectes i esborranys,
fragments o relats més o menys ocasionals, com, per exemple, Die Sarazenin (La
sarraïna), Friedrich I (Frederic I Barba-roja), Jesus von Nazareth (Jesús de Nazaret),
Achileus (Aquil·les), Luthers Hochzeit (Les noces de Luter) o l?aconseguit i preciós
esbós, tan premonitori, que és Wieland der Schmied (El ferrer Wieland), la cèl·lula
germinal del qual és la brillant conclusió de L?obra d?art del futur. Els deu restants i
gruixuts volums arrepleguen els escrits autobiogràfics, el conjunt d?assaigs pròpiament
dits ?si volem utilitzar aquest nom tan obert? i els prolífics i constants articles i
crítiques que mai no deixà de redactar, fins l?hora de la mort. Aquest llegat enorme,
que pertany a aqueix gènere imprecís de la ?literatura d?idees?, ple de reflexions i
suggeriments, sembla que és, en l?opinió del seu propi autor, essencial per a poder
comprendre amb un mínim de seriositat i de rigor la decisiva empresa esteticomusical
que va portar endavant el poeta compositor. Tristan und Isolde (Tristany i Isolda), Die
Meistersinger von Nürnberg (Els mestres cantors de Nuremberg), Parsifal i, sobretot,
el pròleg i les tres jornades de Der Ring des Nibelungen (L?anell del nibelung), L?or
del Rin, La Valquíria, Siegfried i El capvespre dels déus, bé mereixen, sense cap mena
de dubte, que l?oient vertaderament estètic i adult, ço és, l?oient integral, aquell que
percep amb els ulls i amb la imaginació, sent amb l?oïda i amb els afectes, i pensa
amb l?enteniment i amb la raó davant d?una representació dins d?un gran teatre o palau
de la música, faça alguns esforços de lectura complementària per tractar de copsar
el sentit ?o el conjunt de sentits i de significacions? d?aquestes obres cabdals. La fruïció
de l?art no implica cap baralla amb la intel·ligència, és a dir, amb la saviesa i la reflexió
crítica, ni encara menys amb la responsable capacitat de donar raó dels propis
gustos i criteris. Heus ací, doncs, una bona oportunitat de conjuminar música i filosofia,
o, si ho preferiu, de coordinar la musicologia i la història de les idees, tot configurant
una primera raó per a llegir Wagner com a pensador: satisfer les mínimes condicions
que possibiliten la vivència antropològicament plena d?uns drames musicals que
ja pertanyen al millor de la història de l?art.

La segona raó que ens ha portat a interessar-nos per aquest artista que fou músic,
escriptor i pensador ?de conseqüències impossibles d?exagerar fins, com a mínim, la
meitat del segle XX? és l?intent de comprendre una mica a fons això tan decisiu i tan
esmunyedís que anomenem ?romanticisme?, les derivacions del qual a hores d?ara a
tots encara ens afecten ?per exemple, la qüestió del nacionalisme, o la superació del
concepte il·lustrat de raó, sense voler en aquest moment anar més lluny ni pretendre
cap silueta identificatòria que siga suficient: si de cas, ens conformem amb una única
referència que voldríem aclaridora, la de les obres d?Isaiah Berlin, que comencen ja a
circular per les nostres llibreries. Doncs bé, en aquest sentit indicat, Wagner sempre
fou una personalitat molt independent, un creador que accentuà incessantment l?originalitat
del seu treball, els trencaments amb la tradició, l?inconformisme permanent, el
romanticisme. Amb un contradictori tarannà de revoltat i de triomfador, d?exiliat i de
protegit reial, en una paraula, motivat per exigències vitals d?artista genuí, compromés
i radical, els assaigs d?estètica, cultura, política, religió i crítica social que escriví,
tan desafiants, poderosos i, en certs moments, genials, també semblen, tanmateix, sa-
turats d?eclèctiques manipulacions dels autors llegits, de grotesques relectures interessades
del passat de la història de l?art i de tràgiques ideologies del moment, com el racisme
i l?antisemitisme; concebuts amb desmesurada autosuficiència, sovint menyspreen
l?elegància i la claredat expositives, s?atapeeixen d?exageracions impertinents i
de grandiloqüències aparentment filosòfiques, i es troben, en definitiva, a gran distància
de l?altura estètica i reflexiva tant del creador d?aquest producte modern, Montaigne,
com dels esplendorosos textos dels seus millors cultivadors en llengua alemanya,
per exemple, Schiller, Schopenhauer, Heine o Nietzsche. L?amalgama que els caracteritza
és un magma peculiaríssim que bé requereix, diguem-ho així, molta paciència
i molta ciència ?geologicogenealògiques? perquè l?exigent lectura resulte profitosa i
gratificant. No obstant això, fer l?experiència paga la pena i ofereix moltes satisfaccions
i ensenyaments, no només a tots aquells disposats a viure-la des d?una reconeguda
passió per la música wagneriana: no oblidem mai que tenim davant nostre una
part central, vulgues no vulgues, de la producció d?una figura que potser condensa en
major mesura que cap altra el complex cúmul de tensions, d?il·lusions i de contradiccions
que foren el camp de lluita de tots els grans creadors romàntics de la passada
centúria. El fet d?haver arreplegat com una gegantina esponja tots els corrents del
temps i d?haver sigut capaç d?expressar-los en l?obra de creació, sia amb sons o amb
paraules, amb imatges o amb idees, amb tota la força de la barreja i amb tot l?esplendor
de l?art, això l?ha convertit en punt de referència obligatori per a qui vulga conèixer
la cultura romàntica, com bé ho ha indicat en els seus llibres el gran mestre de
musicòlegs Enrico Fubini. Com que no parlem d?un fet merament passat, sinó d?un
corrent molt ampli que encara ens empenta, l?estudi de les obres de Wagner permet de
situar-se en els debats del nostre present amb una mica d?orientació, tot sabent d?on
vénen les aigües, i no ens limitem ara i ací al terreny evident on la seua força revitalitzadora
ha estat reconeguda, la creació musical, la llarga ombra fecundant que projecta
el seu prolífic treball de creació, bé sobre els artistes més innovadors del segle XX,
com Arnold Schönberg, bé sobre els a poc a poc més escoltats i estimats pel gran públic,
com Mahler i Bruckner, i també sobre tots aquells que són incomprensibles sense
la lluita per alliberar-se de les seues seduccions, com Claude Debussy i Igor Stravinsky.
Hi ha una tercera raó que només volem indicar amb poques paraules, potser per si
de cas és una mica massa personal, tot i que aquest any ens trobem en la celebració
del centenari de la seua mort. Ens referim, és clar, a la filosofia de Nietzsche, la comprensió
de la qual reclama necessàriament el coneixement i la confrontació amb la
persona, l?obra i les idees de Richard Wagner. No cal repetir que el filòsof de l?etern
retorn escriví tres obres que estan dedicades a aquell que fou, juntament amb Schopenhauer,
un dels seus mestres de joventut: la Tercera consideració intempestiva, titulada
ben clarament Richard Wagner a Bayreuth, de 1876, que és una lloança al gran
músic que acabava de realitzar el somni de disposar d?un teatre per a representar les
seues obres tal com les havia imaginades, i els dos petits i durs textos crítics de 1888,
El cas Wagner. Un problema per a amants de la música i Nietzsche contra Wagner. Actes
d?un psicòleg. Aquest últim fou el darrer escrit que completà abans del col·lapse
dels primers dies de gener de 1889 a Torí, i es publicà el 1895. El recull que acabem
d?enumerar és directe i indiscutible, però deixa un perfil inexacte, ja que des del primer
llibre del filòsof, El naixement de la tragèdia a partir de l?esperit de la música,
de 1872, fins l?Ecce homo, escrit els darrers mesos de vida lúcida i publicat pòstum el
1908, l?obra sencera de Nietzsche medita una vegada i altra l?obra de l?artista més
gran que arribà a conéixer personalment, bé sia per continuar-ne les idees i aprofundir-
les, bé sia per criticar-la sense hipocresies, com de seguida descobrí el mateix
Wagner ?i ho continua descobrint avui qualsevol lector despert? només encetar el primer
volum d?Humà, massa humà. Un llibre per a esperits lliures, de 1878. Potser és
impossible llegir un text de Nietzsche sense trobar-hi la presència de Wagner com a
interlocutor, com a inspirador, com a símptoma, com a paradigma de l?art decadent,
com a exemple de la trista situació de l?art i de l?artista a l?època del treball, de la indústria
i de la cultura burgesa. Així doncs, si hom vol conèixer i explicar Nietzsche
amb una mica de qualitat, si hom vol llegir amb profit i comprendre un tractat tan excepcional
com el tercer de Per a la genealogia de la moral. Un escrit polèmic, de
1887, per exemple, aleshores cal tenir de primer una mínima familiaritat amb l?obra
de Wagner, ço és, cal estar familiaritzat no només amb la música i la persona de Wagner,
sinó també amb els llibres de Wagner, amb les reflexions de Wagner, amb les
complexes relacions d?aquest artista llest amb la filosofia, ja que, tant abans d?encetar
l?amistat amb el jove Nietzsche, ja havia llegit, com de seguida contarem, Hegel,
Feuerbach i Schopenhauer. Tenim, doncs, bastants motius els filòsofs per llegir Wagner,
si de cas no ens sembla suficient l?atractiu estrany que la seua figura irradia, encara
que no visitem amb freqüència els teatres d?òpera i les sales filharmòniques.
?Posem un exemple concret: a l?aforisme 5 de la Tercera secció de La genealogia
de la moral escriu Nietzsche que ?Richard Wagner es convertí a Schopenhauer (com
se sap, persuadit per un poeta, persuadit per Herwegh (l?any 1854)), i això fins a tal
mesura que sorgí de sobte una contradicció teòrica perfecta entre la seua fe estètica
anterior i la seua fe estètica posterior ?la primera expressada, per exemple, en ?Òpera
i drama? i la segona en els escrits que publicà a partir de l?any 1870. Particularment a
partir d?aquí ?això és el punt que em sorprén més?, Wagner canvià el seu judici pel
que fa al valor i a la positura de la mateixa música? (trad. catalana a ed. Laia, p. 149).
Ja que aqueix nou judici no és indiferent per a comprendre i valorar El naixement de
la tragèdia, obra escrita l?any 1871, per exemple, si volem ser coneixedors del pensament
i de l?originalitat de Wagner i de Nietzsche, previament cal tenir les idees clares
pel que fa a les reflexions estètiques del gran compositor: l?argument és fins i tot massa
obvi, és d?una elementalitat que cau pel seu pes. Hem de tractar, doncs, d?aconseguir
aqueixes clarificadores idees?.


II


Tot al llarg de la vida creadora de Wagner, la unió i l?íntima relació que en ella hi
ha entre reflexió teòrica i realizació pràctica és un fet constant. Les obres poeticomusicals
que escriví i composà no sorgeixen a colps d?una pretesa i ultraromàntica inspiració
sobtada i inconscient, pulsional i suposadament racial, sinó que es generen lentament,
després d?haver dilucidat amb lentes meditacions el llampant i revolucionari
objectiu que amb elles pretén aconseguir, i després d?haver assajat i d?haver trobat els
mitjans més adients per a assolir-lo, els quals, per necessitat, hauran de ser també innovadors,
complexos, inaudits i susceptibles d?afectar el camp plural de l?estètica musical,
l?escriptura poeticodramàtica, l?escenografia, la direcció orquestral, l?arquitectura
teatral, i fins i tot la societat on naixen i a la qual van dirigits. Aquesta clau
estructural ajuda a entendre que el vessant assagístic de la seua obra siga tot el contrari
d?allò que hom pot esperar d?un professor acadèmic o d?un erudit especialista, i ni
tan sols el difús rètol d??artista?, expressament reivindicat per l?autor amb ambigua
humilitat en moltes ocasions, no li fa justícia, perquè en el procés d?elaboració d?aqueixa
obra que sempre és més que mera música, hi aborda, sens dubte, qüestions
estètiques directament implicades en el treball de creació, com els mateixos títols ja
indiquen, i també, però, i en no menor mesura, difícils problemes filosòfics, històrics,
culturals, polítics, econòmics, religiosos i socials. No neguem que tracta de resoldre?ls
unes vegades amb la desimboltura de l?espontani que s?atreveix a pensar pel seu
compte, d?altres amb els refregits de l?intel·lectual bastant ben informat que posseeix
una selecta biblioteca, i encara d?altres amb la supèrbia de l?altiu geni que monologa i
que declama amb superlatius, que reclama ja des del to de veu amb què ens parla l?acceptació
incondicional dels seus profètics vaticinis. Hom podrà acusar-lo i criticar-lo
per massa pedant, per excessivament retòric, per megalòman; hom cauria en una flagrant
injustícia, però, si el considerara un artista atabalat i confús que compon des del
descontrol i les presses, és a dir, si el reduïra a un afortunat inconscient que desconeix
allò que porta entre les mans. Per a convéncer-nos del contrari, potser no hi haja cap
remei millor que recordar aquest consell que Wagner va escriure al crític Eduard
Hanslick el 1847: ?No menyspree la força de la reflexió, l?obra d?art produïda de manera
inconscient pertany a períodes que resten lluny del nostre: l?obra d?art del nostre
elevat període formal no pot ser produïda sense tenir-ne consciència?.

?Fet i fet, la dedicatòria a Ludwig Feuerbach de L?obra d?art del futur insisteix en
la personalitat de l?autor, ço és, del propi Wagner, que s?autopresenta com un artista
que es dirigeix a artistes que pensen, ja que ell mateix ho és, és un artista que confesa
que, com a artista, li han afectat molt les idees del filòsof Feuerbach, i, tot demostrant-
ho, reconstrueix breument la seua biografia intel·lectual de la forma següent:
una exigència indeclinable l?ha fet escriptor. Començà, de primer, escrivint poemes i
peces teatrals, i es convertí en músic per tal de compondre la música adequada als
poemes dramàtics que havia escrit. Però els resultats li han servit de ben poc, els literats
el consideren un músic i els músics el tenen per un poeta. Tanmateix, si aconsegueix
d?emocionar el públic, cosa que ja ha passat, els crítics el tiren per terra. Aquestes
contradiccions li han donat prou matèria per a pensar. El problema ara és nou: quan ha
publicat el resultat de les seues meditacions, els filisteus se li han rebel·lat, ja que solament
volen vore els artistes diguent bajanades, però no mai pensant (cf. la nostra
traducció, València, Servei de publicacions de la Universitat, pp. 172-173). Wagner,
pel contrari, s?afirma com a artista i com a pensador en tant que veritable artista?.

Un mínim resum de les principals circumstàncies teòriques de la seua biografia
artística ho provarà amb palmària claredat.
Ja l?any 1834, i com a expressió de les preocupacions que anaven madurant tot al
llarg del procés de composició de les primeres òperes Die Feen (Les fades) i Das Liebesverbot
(La prohibició d?estimar), de 1833 i 1834-36, respectivament, publicà l?assaig
Die deutsche Oper (L?òpera alemanya), on apareixen les concepcions nacionals
sobre aquest gènere musical que aleshores sostenia, gènere que, segons el jove Wagner,
ha de tornar a guanyar l?altura musical que ja havia assolit a l?època de Bach, tot
fent seu també el bo i millor de les posteriors aportacions italianes i franceses. A més
a més, ha de tornar a brostar des de les vertaderes qualitats del poble alemany, amb
tota la veracitat i el calor de la vida d?aquest poble verge i desaprofitat que encara no
ha donat els fruits que pot i que ha de donar. Aquesta doble temàtica, la d?una òpera
que assumesca les millors aportacions de la plural tradició europea i que, a més a més,
sàpiga respondre a les madures exigències dels temps presents, per una banda, i la d?una fe nacionalista en les potencialitats encara inèdites del poble alemany, per l?altra,
romandran constants durant tota la producció teòrica de Wagner. Aquell mateix
any, per al número de novembre de la Neue Zeitschrift für Musik de Robert Schumann,
escriví l?assaig Pasticcio, on reclamava la necessitat d??atrapar la càlida i vertadera
vida? mitjançant un impostergable canvi en la manera de concebre i de composar
l?òpera. La funció del cant i dels cantants s?havia de transformar.

Un paral·lelisme similar podem trobar entre les partitures de Rienzi (1837-40) i
Der fliegende Holländer (L?holandès errant) (1840-41) i els escrits que publicà entre
els 1840 i 1841 a la Gazette musicale de la capital francesa, a saber, la indirecta pintura
quasiautobiogràfica d?Ein deutscher Musiker in Paris (Un músic alemany a París),
on el tràgic heroi dels tres vius relats ?Eine Pilgerfahrt zu Beethoven (Una peregrinació
a Beethoven), Ein glücklicher Abend (Una vetlada feliç) i Ein Ende in Paris (Un
final a París)? no deixa de reflectir les situacions vitals i les opinions personals de
Wagner mateix durant aquells tensos mesos de músic pobre a l?estranger, així com els
articles i assaigs breus següents: Ueber deutsches Musikwesen (Sobre música alemanya),
Der Virtuos und der Künstler (El virtuós i l?artista), Ueber die Ouvertüre (Sobre
l?obertura), Der Künstler und die Oeffentlichkeit (L?artista i el públic), a més d?una
doble introducció sobre l?estrena a París de Der Freischütz (El caçador furtiu) de Weber,
l?una concebuda per alliçonar el públic francés i l?altra per tal informar de l?esdeveniment
els alemanys. El respectuós interès per la figura i pel magisteri de Beethoven
s?expressa reiteradament en aquests articles, així com la incessant reflexió sobre
les peculiaritats de la música alemanya, o sobre la història de determinats gèneres musicals,
com ara l?obertura, analitzada aquí de Haendel a Beethoven, tot insistint sempre
en les característiques distintives del veritable artista.

La tercera parella de les creaciones poeticomusicals wagnerianes, fruit dels anys a
Dresde, Tannhäuser (1842-43) i Lohengrin (1845-48), es va compondre juntament
amb la redacció dels Autobiographische Skizze (Esborranys autobiogràfics) de 1842-
43 i d?un grapat de notables articles programàtics, sorgits directament del treball pràctic
com a Kapellmeister del Teatre de la Cort de la capital de Saxònia: Die Königliche
Kapelle betreffend (En relació a l?Orquestra Real), projecte de reforma de l?any 1846,
i Entwurf zur Organisation eines deutschen Nationaltheaters für das Königreich
Sachsen (Projecte d?organització d?un Teatre Nacional Alemany per al Regne de
Saxònia), redactat l?any 1848. Tots dos plans restaren en l?estat vaporós i polsegós de
purs intents sobre el paper, en mers projectes benintencionats sense cap repercussió
directa ni sobre l?orquestra ni sobre el teatre, a pesar d?haver sigut continuats per altres
dos nous escrits dedicats a la detallada reforma del teatre, ja l?any 1849; malgrat
la ineficàcia administrativa, els projectes demostren que el somni finalment realitzat a
Bayreuth no fou cap capritx sobtat, sinó una necessitat llargament gestada i raonada
des del treball concret d?un compositor que també es fa responsable, en qualitat d?exigent
director de l?orquestra i del teatre, de l?escenificació de diferents òperes, algunes
de pròpies i d?altres, evidentment, alienes, i que fa la seua feina directiva tenint escrupolosa
cura de tots els detalls. A aquesta etapa a Dresde pertanyen, a més a més, no
solament unes versions força aplaudides de la Novena Simfonia de Beethoven, sinó
també un altre parell d?articles sobre aquesta magna i estimadíssima creació amb l?innovador
moviment final, ple de veus humanes i amb la intervenció de tot el cor, publicats
l?any 1846, preludis del famós llibre que dedicà al compositor de Bonn l?any
1870, Beethoven, assaig que tothom reconeix que influencià moltíssim el pensament
del jove Nietzsche.

Des del mes d?abril de l?any 1848, és a dir, des de la finalització de la partitura de
Lohengrin, el compositor guardà uns quants anys de silenci musical, en un estrany i
perllongat parèntesi, excepcional dins la seua biografia, que no s?explica solament pel
desenvolupament rocambolesc dels tràgics incidents de la revolta popular de Dresde a
començaments de maig de l?any següent, el 1849, dels quals va tenir la sort d?escapar
il·lès i lliure gràcies a la col·laboració de certs amics, i es va exiliar a Zuric, amb el
consegüent canvi de circumstàncies vitals i laborals que aquell trasbals significà. El
bloc que formen aquests cinc anys permet d?assistir a la gestació del nucli de tota l?obra
de maduresa en general, i de Der Ring des Nibelungen (L?anell del nibelung) en
particular, i l?atapeïda garba de llibres i d?articles que aleshores arribaren a veure la
llum pública, no es justifica en el fons per les urgents necessitats econòmiques de
l?home responsable d?una família anòmala, la qual sospira per viure segons els cànons
de la comoditat burgesa, perduda ara sense el càrrec de funcionari reial i amb la trista
i crítica situació de l?exili, ja que en tots aquests escrits és ben palesa també la íntimament
necessària i vital clarificació personal del projecte futur que vol escometre un
gran artista en la plenitud de les seues forces: hi vegem com ho va perfilant i com
s?ho va explicant ell mateix, i al mateix temps ho va exposant al públic, perquè qualsevol
interessat i seguidor dispose de tots els antecedents necessaris per tal de poder
comprendre?l en la innovadora labor de creació. Fracassada la revolució sociopolítica i
evitada la presó que altres companys i amics soportaren durant anys, el músic Wagner
optà per dedicar-se en exclusiva a meditar sobre l?ideal artístic que havia anat madurant
des de la joventut. Ja no hi haurà, doncs, cap etapa posterior tan rica com aquesta
pel que fa als treballs teòrics, sinó una ininterrompuda sèrie de composicions i d?estrenes
afortunades, que amb l?encert refermaran i consolidaran les meditacions centrals
d?aquest moment clau i definitori en la vida de l?autor. Fet i fet, la redacció de
llibres i d?articles, d?assaigs i de crítiques i notes mai no deixarà d?acompanyar la moguda
vida d?aquest poderós compositor, i solament la mort podrà interrompre l?íntima
necessitat de comunicar també amb paraules les idees sociopolítiques i els plantejaments
artístics i religiosos més personals, de convéncer l?opinió pública i d?augmentar
d?aqueixa manera la quantitat d?amics i de deixebles.

Efectivament, l?avortada revolució a Dresde i el consigüent exili a Zuric produïren
molts escrits, un dels quals, el segon en importància i en extensió, és precisament l?assaig
que acabem de traduir juntament amb Francisco López i que ha editat aquest curs
el Servei de Publicacions de la Universitat de València, Das Kunstwerk der Zukunft
(L?obra d?art del futur). Redactat a les acaballes de l?any 1849, es publicà, però, per
primera vegada a Leipzig ja l?any 1850 amb la cèlebre dedicatòria al filòsof Ludwig
Feuerbach. El llibre fou precedit i seguit per diversos pamflets, articles i assaigs menors,
escrits tots ells al llarg d?aquell any tan agitat, ple d?esperances i de decepcions.
Aqueixos textos es troben centrats sobre dos eixos capitals, la imminència de la revolució
i les característiques de l?activitat artística que ha d?estar en consonància amb
les noves circumstàncies, generades per la revolució. Els escrits de què parlem són els
següents: Der Mensch und die bestehende Gesellschaft (El ser humà i la societat existent),
Die Revolution (La revolució), Die Kunst und die Revolution (L?art i la revolució),
Das Künstlertum der Zukunft (La vida artística del futur) y Zu ?Die Kunst und
die Revolution? (Per a ?L?art i la revolució?).

Aqueixa fructífera labor assagisticoarticulística es continuà l?any 1850 i l?any
1851 amb altres textos d?obligada citació, capitals dins la vida i la fama i les repercussions
pòstumes de Wagner: Kunst und Klima (Art i clima), Das Judentum in der Mu-
sik (El judaisme en la música) i, en especial, el cim de toda la producció teòrica del
gran compositor, el gran estudi titulat Oper und Drama (Òpera i drama). Aquesta voluminosa
producció d?escrits ?insistim en la tesi que abans exposàrem i la repetim
una vegada més? no fou merament ?alimentària? ni capritxosa, perquè respon a profundes
exigències íntimes i personals. Com podem llegir en una reveladora carta de
setembre de l?any 1849 a l?amic Theodor Uhlig, Wagner confessa que ?és per a mi absolutament
necessari realitzar aquests treballs i enviar-los al món abans de continuar
la meua producció artística immediata; els qui s?interessen pel meu ser artístic han de
coincidir amb mi, i jo també ho he de fer amb mi mateix, en una intel·ligència precisa,
perquè del contrari tots anirem a les palpentes pel mig d?una fastidiosa semiobscuretat,
pitjor encara que l?absoluta i maldestra nit, ja que hom no hi veu absolutament res
i aleshores només hi resta agafar-se pietosament al passamà de la baraneta que ens és
familiar?.

Endinsar-se en aquest bosc és difícil, però com bé ha dit Martin Gregor-Dellin en
la seua gran biografia, ?no hi ha més remei que entrar a fons en els escrits de Wagner,
perquè entre la malesa de la seua prosa es troba la clau del seu pensament?. Amb
el breu recordatori que acabem de fer pensem haver proporcionat les dades essencials
que permeten de situar en la biografia del músic la gestació i les circumstàncies
del llibre al voltant del qual, a partir d?aquest moment, centrarem l?atenció i els comentaris.

III


Les idees i l?estil tan idiosincràtics del Wagner assagista són incomprensibles si no
tenim en compte el context intel·lectual dins del qual sorgiren i prengueren forma. És
ben conegut l?interès jovenívol del futur compositor per tres passions que amb el pas
dels anys es confirmaran com a essencials i permanents en tota la seua vida, a saber:
la mitologia grega, el teatre de Shakespeare i la música de Beethoven. Els grans autors
del romanticisme alemany i les obres que anaren publicant s?entrecreuen sovint en el
procés de maduració de la pluridimensional personalitat artística de Wagner, començant
pel magisteri del Faust de Goethe i del teatre de Schiller, las narracions d?E.
T. A. Hoffmann, els poemes de H. Heine, els estudis dels germans Grimm ?Mitologia
alemanya, Costums alemanys? o el decisiu llegat del filòsof Hegel, que, com és ben
sabut, tant en la dreta com en l?esquerra, tingué una extraordinària influència entre les
files de la joventut del moment. Un conegut escriptor i editor, membre del moviment
anomenat de la Jove Alemanya, Heinrich Laube, amb el qual Wagner arribà a tenir
tracte personal i en el periòdic del qual publicà el seu primer article sobre l?òpera alemanya,
simbolitza bastant bé el conjunt d?idees que el jove músic assumí durant els
anys d?iniciació professional: la revolució antiautoritària, la llibertat personal, la lluita
per la felicitat ací i ara, l?optimisme saint-simonià, certa utopia libertària, defensora
de la fraternitat universal, l?afirmació contundent de l?amor físic, etc. En un volum de
la seua obra Jove Europa Laube havia escrit que solament aquell que puga ?estimar
plenament l?art, la ciència, la sociabilitat, la dona i l?anomenada naturalesa? serà el
millor exponent de la nostra època, dibuixant així el perfil de l?ideari que per aquells
anys defensà Wagner amb oberta franquesa. Potser convinga apuntar que el nacionalisme
o patriotisme germànic en què des d?aleshores milità no deixa d?entrar en contradicció
amb las premisses liberals, personalisticocosmopolites, que també desitjà
defensar simultàniament. Gregor-Dellin ha expressat aquesta incoherència amb gran
encert i molta concisió: ?Ningú no hagué d?experimentar en ell mateix, com ho feu
Richard Wagner en totes les estacions de la seua vida, en quina mesura fou insoluble
al segle XIX la quadratura del cercle nació-estat-societat-humanitat?. L?exili a París,
amb les estretors i la penúria, refermaren aquestes idees i les extremaren: el vertader
artista ha d?estar disposat a morir per la realització de les seues conviccions estètiques,
sense fer cap tipus de concessions davant les intolerables exigències d?una societat
decadent. En l?artista Wagner, certament, la radicalitat estètica fou la màxima
expressió del compromís ètic: és veritat que tingué colps de moltíssima sort en la
vida, però mai no deixà de jugar fort en la defensa del que pensava que havia de fer
per l?acompliment del seu art.

Pel que sembla, Wagner conegué les obres de Proudhon i de Feuerbach gràcies a
l?amistat que el lligà amb el pobre i malaguanyat filòleg jueu Samuel Lehrs durant la
primera de les seues estades a París, des de l?any 1839 fins l?any 1842. De la propiété
(De la propietat), de Pierre-Joseph Proudhon, aparegué l?any 1840, i en les miserables
circumstàncies de l?exili aquest amic lletraferit, sempre ben informat, explicà al compositor
quin era el vertader significat d?aqueixa institució: la propietat és un robatori,
que perjudica els dèbils en benefici dels forts i que corromp tota la societat i, sense
excepcions, també contamina l?art. Des de la pròpia experiència de la pobresa i del
fracàs com a artista, els ideals de revolució social del pensador francès començaren a
prendre forma en l?horitzó mental de l?apassionat compositor alemany: l?or passà a
ser símbol dels diners i causa de la perversió dels ideals més nobles dels éssers humans.
?La persistència de l?interés per l?obra de Proudhon la confessà el mateix Wagner
quan anys després reconegué que, ja fracassada la revolta de Dresde i establert ell
a l?exili, de seguida es consagrà a la lectura dels escrits del pensador francés, sobretot
al De la propietat, on trobà un estrany consol a la seua trista situació (cf. Mein Leben,
I, p. 384), la qual cosa demostra que les idees revolucionàries del compositor no foren
cap accident improvisat, perquè tenien llargues arrels?.

L?any 1841 aparegué publicat el llibre Das Wesen des Christentums (L?essència del
cristianisme), de Ludwig Feuerbach, de seguida àvidament llegit per l?agut amic
Lehrs, greument malalt de tuberculosi i vitalment afectat pel problema de la mort i la
immortalitat. Les converses que llavors mantingué amb Wagner obriren al músic l?interés
per les qüestions filosòfiques, que fins aleshores havien restat en la frontera de
l?incomprensible i de l?inconquerible des del seu autodidactisme impacient. ?Com ell
mateix reconeix al text del volum I de la seua autobiografia (Mein Leben), el tracte
amb Lehrs li donà la possibilitat de conrear la seua vella tendència vers una consideració
seriosa de les coses i li posà els fonaments per a una més immediata ocupació en
les qüestions filosòfiques, en el vast camp de reflexió i de coneixement al voltant del
problema de la mort (cf. trad. cast., pp. 198-199)?. Potser d?aquells diàlegs sorgira el
tema del final dels déus i ?per dir-ho amb l?encertada formulació de Feuerbach? el de
?la reducció antropològica de la teologia?, així com el missatge redemptor de la veritable
religió exclusivament humana, la de l?amor, un amor corporal i material, sensible
i sensual.

Els anys passats a Dresde ofereixen una altra amistat de característiques similars,
la que uní el Kapellmeister Wagner amb el director musical August Röckel, un home
de tarannà polític, imbuït de l?ideari demòcrata radical i anarcosocialista. Tot al llarg
dels constants diàlegs mentre passejaven i caminaven, com ho solien fer per les rodalies
de la ciutat, tornaren a aparéixer, sens dubte, una vegada i altra, les estimades te-
sis de Proudhon i Feuerbach, així com les d?altres joves hegelians ?d?esquerres?, per
exemple, les extremadament individualistes de Max Stirner. Fou aleshores quan es publicaren
Grundsätze der Philosophie der Zukunft (Principis de la filosofia del futur) i
Das Wesen der Religion (L?essència de la religió), obres de Feuerbach que ocasionaren
grans debats nacionals i que serviren de fonament per a les concepcions revolucionàries
de Wagner, que les llegí com a encesos intents de recerca de la felicitat i el
plaer a la terra en la comunitat humana, i no en una futura vida celestial. ?Per això encara
paga la pena llegir el resum de les converses durant les passejades amb Röckel,
escrit per Wagner uns vint anys després, cf. Mein Leben, I, pp. 343-344. ?A la p. 373
Wagner exposa que la primera persona que li cridà l?atenció sobre la conveniència de
la lectura de Feuerbach fou un predicador catòlic que també participà a les revoltes de
Dresde del 1848, Metzdorff?.

L?any 1845 l?inquiet músic llegí amb un gran entusiame el mestre Hegel, concretament
la Phaenomenologie des Geistes (Fenomenologia de l?esperit); el vocabulari
dels assaigs dels anys següents deu molts termes i moltes expressions i idees a aquesta
tempestuosa lectura. Per cert testimoni d?un amic d?aquell temps, el pintor F. Pecht,
bé podem deduir que l?apassionada immersió en les denses aigües de tan difícil i extraordinari
llibre fou una experiència quasipoètica eminentment emotiva, sense arribar
a comprendre a fons, però, de manera conceptual, el contingut de tot el que hi havia
estat exposat pel filòsof. No obstant això, durant l?hivern dels anys 1848-49 el delerós
músic se submergí en les Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte (Lliçons
sobre la filosofia de la història), i va obtenir d?aquesta manera l?ensenyament de saber
estar al nivell dels temps, obeir-ne els comanaments, voler allò que és inevitable i
disposar-se de grat a realitzar-ho. Pel seu desfici vital, insatisfet amb el càrrec de funcionari
reial sense noves iniciatives artístiques i tot desitjant un canvi de situació que
encetara l?adveniment de formes de vida que ja tingueren sensibilitat per a les creacions
que somniava aconseguir en una Alemanya moderna i racional, sembla que estava
totalment convençut del triomf de la revolució que llavors s?apropava pel continent.
El mes de març de l?any 1849 Wagner conegué personalment un altre personatge
característic del moment, l?agitador rus Mikhaïl Bakunin, figura capital de l?anarquisme,
com és ben sabut, i gran crític de la civilització tradicional, tipus d?organització
de la societat que, en la seua opinió, s?havia de destruir de soca-rel per tal de poder
propiciar una nova societat lliure, de consecució imminent. Durant setmanes, al llarg
de freqüents passeigs, tots dos intercanviaren fervoroses esperances. L?eco d?aquelles
converses encara persisteix i hom el pot escoltar amb prou claredat si llegeix el panflet
wagnerià sobre la revolució, on aquesta es presenta en persona i crida un missatge
de destrucció i de nou començament, de transformació de la indigència en fruïció i
joia sobreabundants. Calia acabar amb l?estat modern, generador de tots els mals ?cf.
R. Wagner, Mein Leben, I, pp. 354-355 i 356-357?.

Ja a Suïssa, en ple exili, durant l?estiu, la contemplació dels papers pintats del
?Café literari? de Zuric li recordaren els motius d?un quadre de Buonaventura Genelli,
Dionís educat per les muses d?Apol·lo, tema mític que tant l?havia impressionat quan
el va veure a la gran sala de la casa del seu cunyat Brockhaus, a la ciutat de Leipzig,
al mateix saló justament on anys després, durant una visita, saludarà una jove promesa
de la filologia clàssica que escrivia crítiques musicals i aleshores sentia una desfermada
passió per la filosofia d?Arthur Schopenhauer, i que s?anomenava Friedrich Nietzsche.
La necessitat de la reconstrucció del prodigiós art grec, entés com a model insuperat,
i la defensa d?aqueix imprescindible magisteri dels grecs antics per a tot genuí
renaixement futur de qualsevol tipus d?art que meresca ser considerat com a tal, com a
vertader art, això són dues conviccions que tots dos futurs amics compartiran, i que
permeten de comprendre la ràpida i càlida relació que de seguida encendrà els diàlegs
que mantindran al llarg d?uns pocs anys plens d?intensitat.

Abans de redactar els assaigs sobre la revolució i l?obra d?art del futur sabem que,
com a darrera influència important d?aquesta etapa, Wagner tingué l?oportunitat de
llegir un text que feia mesos que li havia estat recomanat, els Gedanken über Tod und
Unsterblichkeit (Pensaments sobre la mort i la immortalitat) de l?admirat pensador
Ludwig Feuerbach. La radicalitat de les tesis defensades l?acabà de motivar per al treball
de clarificació prèvia que requeria concebre una obra d?art que, de la mateixa manera
que un vertader mite de l?antiguitat grega, fóra quelcom imperible. El respecte
pel filòsof es transformà en veneració quan va consultar l?obra capital i més voluminosa
de tot el que havia publicat, Das Wesen des Christentums (L?essència del cristianisme),
el gran text que motivà la sentida confessió de la posterior dedicatòria, plena
d?humilitat, de L?obra d?art del futur. No anava, doncs, mal informat Nietzsche quan a
l?aforisme 3 de la Tercera secció de La genealogia de la moral escriví: ?Recordem
com s?entusiasmà Wagner amb el camí seguit pel filòsof Feuerbach: la frase de Feuerbach
referent a la ?sensualitat sana? sonà a les oïdes de Wagner durant els anys trenta i
quaranta de la mateixa manera que sonà a les oïdes de molts alemanys (els que s?anomenaren
ells mateixos ?alemanys joves?) com la frase salvadora i redemptora? (ed. catalana,
Laia, p. 145).

(?Potser aquest deute li resultà massa gran al madur Wagner, que tractà de reescriure
les coses en l?autobiografia Mein Leben, I, pp. 392-393, de forma una mica diferent.
Tanmateix, és ben interessant el que confessa, tot dibuixant un esborrany del
context de gestació i de redacció de L?obra d?art del futur.?)

IV


Tots els assaigs dels primers anys de l?estada a Zuric responen a una mateixa
hipòtesi de base, que es podria formular més o menys de la manera següent: la humanitat
ha viscut una mena de decadència creixent i ruïnosa des d?aquell afortunat i fugisser
moment d?esplendor artisticosocial que fou la meravellosa antiguitat grega, en
què floriren aquelles dues magnífiques creacions que són la tragèdia atenesa i la polis.
Des d?aquella llunyana època ?i després de tants segles de mediocritat i d?esclavatge?,
encara ens arriba el caliu de la vitalitat autèntica i ens assenyala que ja ha arribat el
temps d?encetar, mitjançant una revolució alhora política i artística, ço és, mitjançant
la revolta política i l?ajut fecundant d?un art revolucionari, una nova experiència de la
comunitat humana, en què la nova societat i el nou art es complementaran i es recolzaran
recíprocament: el fruit imperible en serà l?obra d?art del futur. Per entendre els
pesants esglaons de la passada degradació i per programar la incipient innovació que
tenim al nostre abast, Wagner es concentra en el drama, el qual, als seus ulls, ha fet, fa
i farà un paper central en tot aquest procés, ja que, d?una banda, reclama la col·laboració
del conjunt de totes les diferents arts i dels respectius artistes, i de l?altra, aquesta
associació de camarades i companys consagrats a l?art integral que els reuneix i conjumina
serà quelcom semblant a una mena de premonitòria cèl·lula paradigmàtica de
la fecunda llibertat de la futura societat i dels meravellosos fruits que s?hi aconseguiran.
És ben obvi que els somnis d?un artista revolucionari, que se sap i es considera el

director plenipotenciari d?aqueixa futura associació de col·legues competents, lluirats
per complet a la tasca que els justifica, es barregen ací, d?una banda, amb els somnis
compartits del socialisme utòpic del moment (tant els de nissaga germànica ?els de
l?esquerra hegeliana?, com els d?arrel francesa ?Proudhon? i russa ?Bakunin?), i amb
les necessitats historiconacionals de l?època, de l?altra, és a dir, amb la construcció del
futur estat alemany modern i l?adopció d?una constitució ja plenament burgesa que reconega
finalment els drets dels ciutadans. Sobre aquest doble pla general van prenent
cos i figura els diferents textos que complementen la reflexió central de L?obra d?art
del futur.

El plantejament té unes innegables dimensions antropològiques, en el sentit que es
vol i es pretén legitimar argumentant que la seua realització es l?únic camí que desenvolupa
i que satisfà de debò les capacitats i les pulsions constitutives de l?ésser humà,
entés com a realitat complexa i múltiple: Wagner concep l?ànthropos conjuminant tres
nivells, el sensible, l?afectiu i l?intel·lectiu, ço és, pensa l?ésser humà en tant que posseïdor
de sentits, sentiments (o cor), i enteniment (o cap). A més d?aquesta perspectiva,
individual i descontextualitzada, Wagner posa en joc altres dues instàncies, la naturalesa
i la societat, amb les necessitats respectives que també s?han de satisfer. En
tant que ésser natural, l?ésser humà és corporal, material i sensual; i en tant que ésser
social, l?humà és ?o, millor dit, ho pot ser i cal que ho siga? un ésser sexual, familiar,
comunitari, diversament associat, nacional i també universal. No és casual al text, en
efecte, la ressonància de les obres de Feuerbach, que hi deixen un rastre omnipresent.
El missatge de revolució anuncia, doncs, no sols un art nou i una nova societat, sinó
també un nou ésser humà, una nova humanitat, que no s?aliene ja mai més amb els
déus i la religió, ni tampoc amb la propietat privada i l?utilitarisme burgés, ni amb la
moda i les modes, el luxe, l?egoisme aïllant i solitari i el poder dels diners, sinó que,
per contra, es desenvolupe gràcies a les creacions artístiques més originàries, originals
i autèntiques, més comunistes, comunitàries i lliures, mitjançant obres totalitzadores,
integradores, globals i assimiladores dels millors guanys dels més grans artistes del
passat. Aqueixes magnes realitzacions seran com uns museus vivents, engendrats des
dels afanys i les ànsies que en cada moment i per a cada ocasió tinga l?associació dels
artistes del futur.

Aquell artista unidimensional amb obres d?art que resten solament el producte
d?una única modalitat artística, per exemple, la música instrumental, ço és, obres que
siguen encara sols pintura, o poesia exclusivament, no tenen entrada en la concepció
wagneriana de l?obra futura, ja que aquest nou art somiat i anunciat ha de sumar i potenciar
les diferents modalitats artístiques, conjuminant-les en creacions multidisciplinars,
en drames miticoexemplars que atorguen permanència al record i a la significació
dels herois, conformant una espècie de tragèdies gregues redivives, novament
musicals, que s?escenificaran dins nous teatres que els arquitectes dissenyaran per tal
que els espectacles es vegen, s?escolten i es comprenguen de la manera que ho demane
i ho exigesca el col·lectiu dels autors que els han creats. Heus ací la meta última
vers la qual L?obra d?art del futur apunta; i en la mesura que la consecució assolida
implica una crítica detallada de les insuficiències de l?òpera europea, contrastada amb
la nova concepció del drama, aquella encara exigirà la redacció d?altres meditacions
posteriors, que prendran la definitiva forma teòrica en Òpera i drama.



De: Beltenebros
Fecha: 12/07/2008 0:58:09
Asunto: RE: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
Estimado Rex, mil gracias por los links que ha colocado últimamente en este y otros hilos.

Lamento mucho que la inclusión de textos en catalán haya producido desencuentros tan apasionados y malsonantes. Yo no hablo catalán, pero si se conoce el castellano y alguna otra lengua romance, es relativamente sencillo descifrar el significado de muchas palabras y el sentido de la mayoría de oraciones.

Le reitero mis saludos.
B.

De: rexvalrex
Fecha: 12/07/2008 22:49:27
Asunto: RE: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
Amigo Beltenebros:

Te agradezco mucho tus palabras y te envío mis mejores deseos, esperando que te vaya bien, que hacía tiempo que no te veía por aquí. Echo de menos tus intervenciones, tan jugosas siempre.

Te diré una cosa, si el texto wagneriano que he adjuntado lo hubiera tenido en español, lo hubiera colgado en esa lengua, ya que este foro es hispanohablante. El problema es que lo tengo en catalán y no hay ? que yo sepa ? una versión castellana. Como creo que es de interés, lo he colgado para quien lo pueda aprovechar, máxime cuando no es fácil de encontrar. Yo lo tengo porque un colega me lo pasó. Lo mismo hubiera hecho si el texto hubiese estado en inglés o francés, pues siempre será mejor tenerlo en alguna lengua que no tenerlo en ninguna, especialmente si es de interés como éste.

Mira cómo son las cosas que estuve a punto de no colgar el artículo para evitar problemas, pero pensé que hubiera sido estúpido ya que sólo se trata de prejuicios que no se tienen hacia otras lenguas. Como es conocido, en este foro se han podido leer cosas en diferentes idiomas sin que nadie se rasgue las vestiduras. Es cuestión de educación y respeto.

Un fuerte abrazo wagneriano.

Rex.

PD1. Si tú o algún otro forero estáis interesados en el artículo y hay algún párrafo que no comprendáis, no dudéis en pedirme la traducción. Si tuviera tiempo, lo traduciría todo, pero ahora mismo, ya estoy traduciendo la adaptación que hice del Anillo en catalán /valenciano y no me queda tiempo, que también estoy preparando una adaptación en inglés para niños del Holandés.

PD2. Como dices, si se conoce alguna lengua románica, no es difícil ?descifrar? lo que esté en alguna de ellas. De hecho, yo no sé ni portugués ni italiano y puedo comprender textos en estas lenguas, muchas veces con más facilidad que si estuviesen en inglés, lengua que llevo estudiando más años que los que tiene algún forero.

De: rexvalrex
Fecha: 13/07/2008 4:03:44
Asunto: RE: REVISTA MUSICAL-FILOSÓFICA
Hola, amigos:

Me han pasado, hace apenas unas horas, un programa traductor automático valenciano-castellano, así que me he puesto manos a la obra y en tan sólo 38 minutos la maquinita ha hecho el trabajo. Ya sabéis que estos programas no son perfectos y que encontraréis errores, tan que es imposible que tenga todas las palabras de ambas lenguas y que reconozca entre la variada polisemia de cada palabra cuál es el término que corresponde a la situación y contexto dado. De todos modos, he dado un vistazo y veo que es bastante preciso. Así que los que tengáis dificultad para seguir el ensayo en catalán, podéis mirar esta versión si os apetece.

A mí me parece muy interesante. La pena es que se acabe cuando Wagner va a redactar Ópera y Drama. Esperemos que el profesor Llinares siga con el tema wagneriano y nos hable también de la etapa shopenhaueriana.

Un cordial saludo para todos. Rex.



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JOAN B. LLINARES: "RICHARD WAGNER COMO PENSADOR: LA OBRA DE ARTE DEL FUTURO, REFLEXIONES
FILOSÓFICAS DE UNO MÚSICO REVOLUCIONARIO"

I


QUIZÁ hay que empezar esta ponencia con una espècie de justificación, ya que no es
obvio ni evidente que la figura de Wagner tenga entrada en seguida dentro de un congreso de
filosofía. He aquí, pues, de primero, unas cuantas razones para legitimar esta
insólita intromisión.

Está claro que el hecho de repensar las relaciones entre música y filosofía es una tarea fundamental
de la teoría estética. sin embargo, y por regla general, al tratar la cuestión se
tiende a repasar solamente las aportaciones de los grandes pensadores de la historia de la
filosofía, entre las que destacan, si nos limitamos estrictamente a este específico problema,
las contenidas dentro las obras de Plató, de Schopenhauer y de Adorno, por citar
tres ejemplos de inexcusable referencia. No obstante, practicar el cometido inverso
también es un asunto pertinente e incluso necesario: ha habido grandes músicos en la historia
cuya obra, por la radicalidad de sus innovaciones, es bastante incomprensible
si no conocemos las reflexiones estéticas en que se apoyan y que las justifican.
Hecho y hecho, cuando hay revoluciones drásticas en la historia del arte, en especial desde
del último siglo, es normal encontrar manifiesto, redactados a menudo por los mismos artistas,
que proporcionan una guía a los coetáneos, que de esta manera pueden ensayar de comprender
un poco más fácilmente los cambios y las innovaciones que las nuevas obras de arte
los presentan con su sorprendente e imprevisible fuerza material. Esta es la opción
que ahora querríamos subrayar, en parte porque solo quedar más desatendida por los filósofos, mucho
acotados dentro de la propia tradición de las obras esenciales de la historia de la filosofía, y en
parte porque los mismos músicos profesionales, numerosos al nuestro país, y los profesores
de los conservatorios, todos generalmente con una digna preparación técnica e instrumental
del oficio, tampoco tienen masa en cuenta la inagotable riqueza teórica que
a veces contienden las obras de reflexión de algunos compositores, como es el caso afortunado
de la personalidad exuberante que ahora consideramos.

Quizá aún no sabemos suficientemente, o somos demasiado reluctantes a admitir, que ese
hombre polémico renombrado Richard Wagner (1813-1883), además de ser un reconocido músico
y poeta, el imprescindible autor de los textos de sus impresionantes dramas musicales
?verdaderos y mayúsculas maravillas de extraordinaria simbiosis entre palabras y melodías?,
también fue no solos un monumental y reincidente autobiógrafo, sino asimismo
un notable escritor y pensador, un excéntrico ensayista de abundante producción, si es
que no nos queremos referir a los miles de interesantíssimes cartas que componen su
epistolario, que en parte aún resto inédito. Como ha dicho el profesor Ronald Taylor, de los
catorce volúmenes de las Obras completas ?en la edición de 1914, preparada por Julius
Kapp?, no llegan ni tan siquiera a cuatro los volúmenes que contienden las obras dramaticoliteràries,
tanto las acabadas y musicadas como las que son meros proyectos y borradores,
fragmentos o relatos más o menos ocasionales, como, por ejemplo, Die Sarazenin (La
sarracena), Friedrich I (Frederic I Barba), Jesus von Nazareth (Jesús de Nazaret),
Achileus (Aquiles), Luthers Hochzeit (Las nupcias de Lutero) o el conseguido y precioso
esbozo, tan premonitorio, que es Wieland der Schmied (El herrero Wieland), la célula
germinal del que es la brillante conclusión de La obra de arte del futuro. Los diez restantes y
gruesos volúmenes recogen los escritos autobiográficos, el conjunto de ensayo propiamente
dedos ?si queremos utilizar este nombre tan abierto? y los prolíficos y constantes artículos y
críticas que nunca dejó de redactar, hasta la hora de la muerte. Este legado enorme,
que pertenece a ese género impreciso de la ?literatura de ideas?, pleno de reflexiones y
sugerencias, parece que es, en la opinión de su propio autor, esencial para poder
comprender con un mínimo de seriedad y de rigor la decisiva empresa esteticomusical
que llevó adelante el poeta compositor. Tristan und Isolde (Tristán e Isolda), Die
Meistersinger von Nürnberg (Los maestros cantores de Nuremberg), Parsifal y, sobretodo,
el prólogo y las tres jornadas de Der Ring desde Nibelungen (El anillo del nibelung), El oro
del Rin, La Valquiria, Siegfried y El atardecer de los dioses, bien merecen, sin ninguna calaña
de duda, que el oyente verdaderamente estético y adulto, ço es, el oyente integral, aquel que
percibe con los ojos y con la imaginación, siente con el oído y con los afectos, y piensa
con el entendimiento y con la razón ante una representación dentro de uno gran teatro o palacio
de la música, haga algunos esfuerzos de lectura complementaria por tratar de copsar
el sentido ?o el conjunto de sentidos y de significaciones? de estas obras cabdals. La fruición
del arte no implica ninguna pelea con la inteligencia, es decir, con la sabiduría y la reflexión
crítica, ni menos aún con la responsable capacidad de dar razón de los propios
gustos y criterios. He aquí, pues, una buena oportunidad de conjugar música y filosofía,
o, si lo preferís, de coordinar la musicología y la historia de las ideas, configurando
una primera razón para leer Wagner como pensador: satisfacer las mínimas condiciones
que posibilitan la vivencia antropológicamente llena de unos dramas musicales que
ya pertenecen al mejor de la historia del arte.

La segunda razón que nos ha llevado a interesarnos por este artista que fue músico,
escritor y pensador ?de consecuencias imposibles de exagerar hasta, como mínimo, la
mitad del siglo XX? es el intento de comprender un poco a fondo eso tan decisivo y tan
escurridizo que nombramos ?romanticismo?, las derivaciones del que en estos momentos a
todos aún nos afectan ?por ejemplo, la cuestión del nacionalismo, o la superación del
concepto ilustrado de razón, sin querer en este momento ir más lejos ni pretender
ninguna silueta identificatòria que sea suficiente: si acaso, nos conformamos con una única
referencia que querríamos aclaratoria, la de las obras de Isaiah Berlín, que empiezan ya a
circular por nuestras librerías. Pues bien, en este sentido indicado, Wagner siempre
fue una personalidad muy independiente, un creador que acentuó incesantemente la originalidad
de su trabajo, las rupturas con la tradición, el inconformismo permanente, el
romanticismo. Con un contradictorio talante de sublabido y de triunfador, de exiliado y de
protegido real, en una palabra, motivado por exigencias vitales de artista genuino, embarazoso
y radical, los ensayo de estética, cultura, política, religión y crítica social que escriví,
tan desafiants, poderosos y, en ciertos momentos, geniales, también parecen, sin embargo, sano-
turats de eclécticas manipulaciones de los autores leídos, de grotescas relecturas interesadas
del pasado de la historia del arte y de trágicas ideologías del momento, como el racismo
y el antisemitismo; concebidos con desmesurada autosuficiencia, a menudo menosprecian
la elegancia y la claridad expositivas, se tupen de exageraciones impertinentes y
de grandilocuencias aparentemente filosóficas, y se encuentran, en definitiva, a gran distancia
de la altura estética y reflexiva tanto del creador de este producto moderno, Montaigne,
como de los esplendorosos textos de sus mejores cultivadores en lengua alemana,
por ejemplo, Schiller, Schopenhauer, Heine o Nietzsche. La amalgama que los caracteriza
es un magma peculiaríssim que bien requiere, digámoslo así, mucha paciencia
y mucha ciencia ?geologicogenealògiques? porque la exigente lectura resulto provechosa y
gratificante. No obstante, hacer la experiencia paga la pena y ofrece muchas satisfacciones
y enseñanzas, no solo a todos aquellos dispuestos a vivirla desde una reconocida
pasión por la música wagneriana: no olvidamos nunca que tenemos delante nuestro una
parte central, vulgues no vulgues, de la producción de una figura que quizá condensa en
mayor medida que ninguna otra el complejo cúmulo de tensiones, de ilusiones y de contradicciones
que fueran el campo de lucha de todos los grandes creadores románticos de la pasada
centuria. El hecho de haber recogido como una gigantesca esponja todas las corrientes del
tiempo y de haber sido capaz de expresarlos en la obra de creación, sia con sonidos o con
palabras, con imágenes o con ideas, con toda la fuerza de la mezcla y con todo el esplendor
del arte, eso la ha ha en punto de referencia obligatorio para quien vulga conocer
la cultura romántica, como bien la ha ha en sus libros el gran maestro de
musicólogos Enrico Fubini. Como no hablamos de un hecho meramente pasado, sino de uno
corriente muy amplia que aún nos empujón, el estudio de las obras de Wagner permite de
situarse en los debates de nuestro presente con un poco de orientación, sabiendo de donde
vienen las aguas, y no nos limitamos ahora y aquí al terreno evidente donde su fuerza revitalizadora
ha estado reconocida, la creación musical, la larga sombra fecundando que proyecta
su prolífico trabajo de creación, bien sobre los artistas más innovadores del siglo XX,
como Arnold Schönberg, bien sobre los poco a poco más escuchados y estimados por el grande público,
como Mahler y Bruckner, y también sobre todos aquellos que son incomprensibles sin
la lucha por liberarse de sus seducciones, como Claude Debussy y Ígor Stravinsky.
Hay una tercera razón que solo queremos indicar con pocas palabras, quizá por si
de caso es un poco masa personal, aunque este año nos encontramos en la celebración
del centenario de su muerto. Nos referimos, evidentemente, a la filosofía de Nietzsche, la comprensión
de la que reclama necesariamente el conocimiento y la confrontación con la
persona, la obra y las ideas de Richard Wagner. No hace falta repetir que el filósofo del eterno
retorno escriví tres obras que están dedicadas a aquel que fue, junto a Schopenhauer,
uno de sus maestros de juventud: la Tercera consideración intempestiva, titulada
bien claramente Richard Wagner a Bayreuth, de 1876, que es una proclamación al grande
músico que acababa de realizar el sueño de disponer de un teatro para representar las
suyas obras tal como las había imaginadas, y los dos pequeños y duros textos críticos de 1888,
El caso Wagner. Un problema para amantes de la música y Nietzsche contra Wagner. Actas
de un psicólogo. Este último fue el último escrito que completó antes del colapso
de los primeros días de enero de 1889 a Turín, y se publicano el 1895. Lo recoge que acabamos
de enumerar es directo e indiscutible, pero deja un perfil inexacto, ya que desde el primero
libro del filósofo, El nacimiento de la tragedia a partir del espíritu de la música,
de 1872, hasta el Ecce homo, escrito los últimos meses de vida lúcida y publicado póstumo el
1908, la obra entera de Nietzsche medita una vez y otra la obra del artista más
grande que llegó a conocer personalmente, bien sia por continuar las ideas y profundizar-
las, bien sia por criticarla sin hipocresías, como en seguida descubrí el mismo
Wagner ?y lo continúa descubriendo hoy cualquiera lector despierto? solo encentar el primero
volumen de Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres, de 1878. Quizá es
imposible leer un texto de Nietzsche sin encontrar la presencia de Wagner como
interlocutor, como inspirador, como síntoma, como paradigma del arte decadente,
como ejemplo de la triste situación del arte y del artista a la época del trabajo, de la industria
y de la cultura burguesa. Así pues, si hom vuelo conocer y explicar Nietzsche
con un poco de calidad, si hom vuelo leer con provecho y comprender un tratado tan excepcional
como el tercero de Para la genealogía de la moral. Un escrito polémico, de
1887, por ejemplo, entonces hay que tener de primero una mínima familiaridad con la obra
de Wagner, ço es, hay que estar familiarizado no solo con la música y la persona de Wagner,
sino también con los libros de Wagner, con las reflexiones de Wagner, con las
complejas relaciones de este artista listo con la filosofía, ya que, tanto antes de encentar
la amistad con el joven Nietzsche, ya había leído, como en seguida contaremos, Hegel,
Feuerbach y Schopenhauer. Tenemos, pues, bastantes motivos los filósofos por leer Wagner,
si acaso no nos parece suficiente el atractivo extraño que su figura irradia, aún
que no visitamos con frecuencia los teatros de ópera y las salas filarmónicas.
?Ponemos un ejemplo concreto: al aforismo 5 de la Tercera sección de La genealogía
de la moral escribe Nietzsche que ?Richard Wagner se convirtió a Schopenhauer (como
se sabe, persuadido por un poeta, persuadido por Herwegh (el año 1854)), y eso hasta tal
medida que surgió de repente una contradicción teórica perfecta entre su fe estética
anterior y su fe estética posterior ?la primera expresada, por ejemplo, en ?Ópera
y drama? y la segunda en los escritos que publicano a partir del año 1870. Particularmente a
partir de aquí ?eso es el punto que me sorprende más?, Wagner cambió su juicio por el
que hace al valor y a la postura de la misma música? (trad. catalana a ed. Laia, p. 149).
Ya que ese nuevo juicio no es indiferente para comprender y valorar El nacimiento de
la tragedia, obra escrita el año 1871, por ejemplo, si queremos ser conocedores del pensamiento
y de la originalidad de Wagner y de Nietzsche, previament hay que tener las ideas claras
por lo que respecta a las reflexiones estéticas del gran compositor: el argumento es incluso masa
obvio, es de una elementalidad que cubil por su peso. Debemos tratar, pues, de conseguir
esas clarificadoras ideas?.


II


Todo a lo largo de la vida creadora de Wagner, la unión y la íntima relación que en ella
ha entre reflexión teórica y realizació práctica es un hecho constando. Las obras poeticomusicals
que escriví y composà no surgen a golpes de una pretendida y ultraromántica inspiración
súbita e inconsciente, pulsional y supuestamente racial, sino que se generan despacio,
tras haber dilucidado con lentas meditaciones el llampant y revolucionario
objetivo que con ellas pretende conseguir, y tras haber ensayado y de haber encontrado los
medios más convenientes para alcanzarlo, los cuales, por necesidad, deberán ser también innovadores,
complejos, inauditos y susceptibles de afectar el campo plural de la estética musical,
la escritura poeticodramàtica, la escenografía, la dirección orquestal, la arquitectura
teatral, e incluso la sociedad donde nacen y a la que van dirigidos. Esta clave
estructural ayuda a entender que la vertiente ensayístico de su obra sea todo el contrario
de lo que hom puede esperar de un profesor académico o de uno erudito especialista, y ni
tan solos el difuso rótulo de ?artista?, expresamente reivindicado por el autor con ambigua
humildad en muchas ocasiones, no le hace justicia, porque en el proceso de elaboración de esa
obra que siempre es más que mera música, aborda, sin duda, cuestiones
estéticas directamente implicadas en el trabajo de creación, como los mismos títulos ya
indican, y también, sin embargo, y en no menor medida, difíciles problemas filosóficos, históricos,
culturales, políticos, económicos, religiosos y sociales. No negamos que trata de resolverlos
unas veces con la desenvoltura del espontáneo que se atreve a pensar por su
cuenta, de otros con los refreídos del intelectual bastante bien informado que posee
una selecta biblioteca, y aún de otros con la supèrbia del altivo genio que monologa y
que declama con superlativos, que reclama ya desde el tono de voz con que nos habla la aceptación
incondicional de sus proféticos vaticinios. Hom podrá acusarlo y criticarlo
por masa pedante, por excesivamente retórico, por megalómano; hom caería en una flagrando
injusticia, sin embargo, si le considerara un artista atolondrado y confuso que compone desde el
descontrol y las prisas, es decir, si le redujere a un afortunado inconsciente que desconoce
lo que puerta entre las manos. Para convencernos del contrario, quizá no haya ningún
remedio mejor que recordar este consejo que Wagner escribió al crítico Eduard
Hanslick el 1847: ?No menosprecio la fuerza de la reflexión, la obra de arte producida de manera
inconsciente pertenece a períodos que quedan lejos de nuestro: la obra de arte de nuestro
elevado período formal no puede ser producida sin tener conciencia?.

?Hecho y hecho, la dedicatoria a Ludwig Feuerbach de La obra de arte del futuro insiste en
la personalidad del autor, ço es, del propio Wagner, que se autopresenta como un artista
que se dirige a artistas que piensan, ya que él mismo lo es, es un artista que confesa
que, como artista, le han afectado muy las ideas del filósofo Feuerbach, y, demostrando-
lo, reconstruye brevemente su biografía intelectual de la siguiente forma:
una exigencia indeclinable la ha ha escritor. Empezó, de primero, escribiendo poemas y
piezas teatrales, y se convirtió en músico para componer la música adecuada a los
poemas dramáticos que había escrito. Pero los resultados le han servido de bien poco, los literatos
le consideran un músico y los músicos le tienen por un poeta. sin embargo, si consigue
de emocionar el público, cosa que ya ha pasado, los críticos le tiran por los suelos. Estas
contradicciones le han dado bastante materia para pensar. El problema ahora es nuevo: cuando ha
publicado el resultado de sus meditaciones, los filisteos se le han rebelado, ya que solamente
quieren ver los artistas diguent bajanades, pero no nunca pensante (cf. la nuestra
traducción, Valencia, Servicio de publicaciones de la Universidad, pp. 172-173). Wagner,
por el contrario, se afirma como artista y como pensador en tanto que verdadero artista?.

Un mínimo resumen de las principales circunstancias teóricas de su biografía
artística lo probará con palmaria claridad.
Ya el año 1834, y como expresión de las preocupaciones que iban madurando todo al
largo del proceso de composición de las primeras óperas Die Feen (Las hadas) y Das Liebesverbot
(La prohibición de estimar), de 1833 y 1834-36, respectivamente, publicano el ensayo
Die deutsche Oper (La ópera alemana), donde aparecen las concepciones nacionales
sobre este género musical que entonces sostenía, género que, según el joven Wagner,
debe volver a ganar la altura musical que ya había alcanzado a la época de Bach, todo
haciendo suyo también el bueno y mejor de las posteriores aportaciones italianas y francesas. Además
además, debe volver a brostar desde las verdaderas calidades del pueblo alemán, con
toda la veracidad y el calor de la vida de este pueblo virgen y desaprovechado que aún no
ha dado los frutos que puede y que debe dar. Esta doble temática, la de una ópera
que assumesca las mejores aportaciones de la plural tradición europea y que, además además,
sàpiga responder a las maduras exigencias de los tiempo presentes, por una banda, y la de una fe nacionalista en las potencialidades aún inéditas del pueblo alemán, por la otra,
permanecerán constantes durante toda la producción teórica de Wagner. Aquel mismo
año, para el número de noviembre de la Neue Zeitschrift für Musik de Robert Schumann,
escriví el ensayo Pasticcio, donde reclamaba la necesidad de ?atrapar la cálida y verdadera
vida? mediante un impostergable cambio en la manera de concebir y de composar
la ópera. La función del canto y de los cantantes se debía transformar.

Un paralelismo similar podemos encontrar entre las partituras de Rienzi (1837-40) y
Der fliegende Holländer (El holandés errante) (1840-41) y los escritos que publicano entre
los 1840 y 1841 a la Gazette musicale de la capital francesa, a saber, la indirecta pintura
quasiautobiogràfica de Ein deutscher Musiker in Paris (Un músico alemán a París),
donde el trágico héroe de los tres vivos relatos ?Eine Pilgerfahrt zu Beethoven (Una peregrinación
a Beethoven), Ein glücklicher Abend (Un velado feliz) y Ein Ende in Paris (Un
final a París)? no deja de reflejar las situaciones vitales y las opiniones personales de
Wagner mismo durante aquellos tensos meses de músico pobre al extranjero, así como los
artículos y ensayo breves siguientes: Ueber deutsches Musikwesen (Sobre música alemana),
Der Virtuos und der Künstler (El virtuoso y el artista), Ueber die Ouvertüre (Sobre
la apertura), Der Künstler und die Oeffentlichkeit (El artista y el público), además de una
doble introducción sobre el estreno a París de Der Freischütz (El cazador furtivo) de Wéber,
la una concebida por aleccionar el público francés y la otra por tal informar del acontecimiento
los alemanes. El respetuoso interés por la figura y por el magisterio de Beethoven
se expresa reiteradamente en estos artículos, así como la incesante reflexión sobre
las peculiaridades de la música alemana, o sobre la historia de determinados géneros musicales,
como la apertura, analizada aquí de Haendel a Beethoven, insistiendo siempre
en las características distintivas del verdadero artista.

La tercera pareja de las creaciones poeticomusicals wagnerianas, fruto de los años a
Dresde, Tannhäuser (1842-43) y Lohengrin (1845-48), se compuso juntamente
con la redacción de los Autobiographische Skizze (Borradores autobiográficos) de 1842-
43 y de un puñado de notables artículos programáticos, surgidos directamente del trabajo práctico
como Kapellmeister del Teatro de la Corte de la capital de Sajonia: Die Königliche
Kapelle betreffend (En relación a la Orquesta Real), proyecto de reforma del año 1846,
y Entwurf zur Organisation herramientas deutschen Nationaltheaters für das Königreich
Sachsen (Proyecto de organización de un Teatro Nacional Alemán para el Reino de
Sajonia), redactado el año 1848. Ambos planes quedaren en el estado vaporoso y polvoriento de
puros intentos sobre el papel, en meros proyectos bienintencionados sin ninguna repercusión
directa ni sobre la orquesta ni sobre el teatro, a pesar de haber sido continuados por otros
dos nuevos escritos dedicados a la pormenorizada reforma del teatro, ya el año 1849; a pesar de
la ineficacia administrativa, los proyectos demuestran que el sueño finalmente realizado a
Bayreuth no fue ningún capricho súbito, sino una necesidad largamente gestada y razonada
desde el trabajo concreto de un compositor que también se hace responsable, en calidad de exigente
director de la orquesta y del teatro, de la escenificación de diferentes óperas, algunas
de propias y otros, evidentemente, ajenas, y que hace su empleo directivo teniendo escrupulosa
cuidado de todos los detalles. A esta etapa a Dresde pertenecen, además además, no
solamente unas versiones fuerza aplaudidas de la Novena Sinfonía de Beethoven, sino
también otro par de artículos sobre esta magna y estimadíssima creación con el innovador
movimiento final, pleno de voces humanas y con la intervención de todo el corazón, publicados
el año 1846, preludios del famoso libro que dedicó al compositor de Bonn el año
1870, Beethoven, ensayo que todo el mundo reconoce que influenció muchísimo el pensamiento
del joven Nietzsche.

Desde el mes de abril del año 1848, es decir, desde la finalización de la partitura de
Lohengrin, el compositor guardó alguns años de silencio musical, en un extraño y
prolongado paréntesis, excepcional dentro de su biografía, que no se explica solamente por el
desarrollo rocambolesco de los trágicos incidentes de la revuelta popular de Dresde a
comienzos de mayo del año siguiente, cuyo 1849, tuvo la chorra de escapar
ileso y libre gracias a la colaboración de ciertos amigos, y se exilió en Zurich, con el
consiguiente cambio de circunstancias vitales y laborales que aquel trasiego significó. El
bloque que forman estos cinco años permite asistir a la gestación del núcleo de toda la obra
de madurez en general, y de Der Ring desde Nibelungen (El anillo del nibelung) en
particular, y el tupido haz de libros y de artículos que entonces llegaran a ver la
luz pública, no se justifica en el fondo por las urgentes necesidades económicas de
el hombre responsable de una familia anómala, la cual suspira por vivir según los cánones
de la comodidad burguesa, perdida ahora sin el cargo de funcionario real y con la triste
y crítica situación del exilio, ya que en todos estos escritos es muy patente también la íntimamente
necesaria y vital clarificación personal del proyecto futuro que vuelo acometer un
gran artista en la plenitud de sus fuerzas: veamos como lo va perfilando y como
se lo va explicando él mismo, y al mismo tiempo lo va exponiendo al público, porque cualquiera
interesado y seguidor dispongo de todos los antecedentes necesarios para poder
comprenderlo en la innovadora labor de creación. Fracasada la revolución sociopolítica y
evitada la prisión que otros compañeros y amigos soportaren durante años, el músico Wagner
optó por dedicarse en exclusiva a meditar sobre el ideal artístico que había ido madurando
desde la juventud. Ya no habrá, pues, ninguna etapa posterior tan rica como esta
por lo que respecta a los trabajos teóricos, sino una ininterrumpida serie de composiciones y de estrenos
afortunados, que con el acierto afianzarán y consolidarán las meditaciones centrales
de este momento clave y definitorio en la vida del autor. Hecho y hecho, la redacción de
libros y de artículos, de ensayo y de críticas y notas nunca dejará de acompañar la movida
vida de este poderoso compositor, y solamente la muerte podrá interrumpir la íntima
necesidad de comunicar también con palabras las ideas sociopolíticas y los planteamientos
artísticos y religiosos más personales, de convencer la opinión pública y de aumentar
de esa manera la cantidad de amigos y de discípulos.

Efectivamente, la abortada revolución a Dresde y el consigüent exilio a Zurich produjeran
muchos escritos, uno de los cuales, el segundo en importancia y en extensión, es precisamente el ensayo
que acabamos de traducir junto a Francisco López y que ha editado este curso
el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, Das Kunstwerk der Zukunft
(La obra de arte del futuro). Redactado a las postrimerías del año 1849, se publicano, sin embargo, por
primera vez a Leipzig ya el año 1850 con la célebre dedicatoria al filósofo Ludwig
Feuerbach. El libro fue precedido y seguido por varios panfletos, artículos y ensayo menores,
escritos todos ellos a lo largo de aquel año tan agitado, pleno de esperanzas y de decepciones.
Esos textos se encuentran centrados sobre dos ejes capitales, la inminencia de la revolución
y las características de la actividad artística que debe estar en consonancia con
las nuevas circunstancias, generadas por la revolución. Los escritos de que hablamos son los
siguientes: Der Mensch und die bestehende Gesellschaft (El ser humano y la sociedad existente),
Die Revolution (La revolución), Die Kunst und die Revolution (El arte y la revolución),
Das Künstlertum der Zukunft (La vida artística del futuro) y Zu ?Die Kunst und
die Revolution’ (Para ?El arte y la revolución?).

Esa fructífera labor assagisticoarticulística se continuó el año 1850 y el año
1851 con otros textos de obligada citación, capitales dentro de la vida y la fama y las repercusiones
póstumas de Wagner: Kunst und Klima (Arte y clima), Das Judentum in der Mu-
sik (El judaísmo en la música) y, en especial, la cima de toda la producción teórica del
gran compositor, el gran estudio titulado Oper und Drama (Ópera y drama). Esta voluminosa
producción de escritos ?insistimos en la tesis que antes expusieramos y la repetimos
una vez más? no fue meramente ?alimentaria? ni caprichosa, porque responde a profundas
exigencias íntimas y personales. Como podemos leer en una reveladora carta de
septiembre del año 1849 al amigo Theodor Uhlig, Wagner confesa que ?es para mí absolutamente
necesario realizar estos trabajos y enviarlos al mundo antes de continuar
mi producción artística inmediata; los que se interesan por mi ser artístico han de
coincidir conmigo, y yo también lo debo hacer conmigo mismo, en una inteligencia precisa,
porque del contrario todos iremos a las palpentes por el medio de una fastidiosa semiobscuretat,
peor aunque el chicha y torpe noche, ya que hom no ve absolutamente nada
y entonces solo resto cogerse pietosament al pasamano de la baraneta que nos es
familiar?.

Adentrarse en este bosque es difícil, pero como bien ha dicho Martin Gregor-Dellin en
su gran biografía, ?no hay más remedio que entrar a fondo en los escritos de Wagner,
porque entre la mataperrada de su prosa se encuentra la clave de su pensamiento?. Con
el breve recordatorio que acabamos de hacer pensamos haber proporcionado los datos esenciales
que permiten situar en la biografía del músico la gestación y las circunstancias
del libro alrededor del que, a partir de este momento, centraremos la atención y los comentarios.

III


Las ideas y el estilo tan idiosincrásicos del Wagner ensayista son incomprensibles si no
tenemos en cuenta el contexto intelectual dentro del que surgieran y tomaran forma. Es
bien conocido el interés juvenil del futuro compositor por tres pasiones que con el paso
de los años se confirmarán como esenciales y permanentes en toda su vida, a saber:
la mitología griega, el teatro de Shakespeare y la música de Beethoven. Los grandes autores
del romanticismo alemán y las obras que fueran publicando se entrecruzan a menudo en el
proceso de maduración de la pluridimensional personalidad artística de Wagner, empezando
por el magisterio del Fausto de Goethe y del teatro de Schiller, laso narraciones de E.
T. A. Hoffmann, los poemas de H. Heine, los estudios de los hermanos Grimm ?Mitología
alemana, Costumbres alemanas? o el decisivo legado del filósofo Hegel, que, como es bien
sabido, tanto en la derecha como en la izquierda, tuvo una extraordinaria influencia entre las
filas de la juventud del momento. Un conocido escritor y editor, miembro del movimiento
renombrado del Joven Alemán, Heinrich Laube, con el que Wagner llegó a tener
trato personal y en el periódico del que publicano su primer artículo sobre la ópera alemana,
simboliza bastando bien el conjunto de ideas que el joven músico asumió durante los
años de iniciación profesional: la revolución antiautoritaria, la libertad personal, la lucha
por la felicidad aquí y ahora, el optimismo sansimoniano, cierta utopía libertària, defensora
de la fraternidad universal, la afirmación contundente del amor físico, etc. En un volumen de
su obra Joven Europa Laube había escrito que solamente aquel que pueda ?estimar
plenamente el arte, la ciencia, la sociabilidad, la mujer y la renombrada naturaleza? será el
mejor exponente de nuestra época, dibujando así el perfil del ideario que por aquellos
años defendió Wagner con abierta franqueza. Quizá convenga apuntar que el nacionalismo
o patriotismo germánico en que desde entonces militó no deja de entrar en contradicción
con laso premisas liberales, personalisticocosmopolites, que también deseó
defender simultáneamente. Gregor-Dellin ha expresado esta incoherencia con grande
acierto y mucha concisión: ?Nadie debió experimentar en él mismo, como lo hacéis
Richard Wagner en todas las estaciones de su vida, en cuál medida fue insoluble
al siglo XIX la cuadratura del círculo nación-estado-sociedad-humanidad?. El exilio a París,
con las estrecheces y la penuria, afianzaran estas ideas y las extremaran: el verdadero
artista debe estar dispuesto a morir por la realización de sus convicciones estéticas,
sin hacer ningún tipo de concesiones delante las intolerables exigencias de una sociedad
decadente. En el artista Wagner, ciertamente, la radicalidad estética fue la máxima
expresión del compromiso ético: es verdad que tuvo golpes de muchísima chorra en la
vida, pero nunca dejó de jugar fuerte en la defensa del que pensaba que debía hacer
por el desempeño de su arte.

por el que parece, Wagner conoció las obras de Proudhon y de Feuerbach gracias a
la amistad que le ató con el pobre y malogrado filólogo judío Samuel Lehrs durante la
primera de sus estancias a París, desde el año 1839 hasta el año 1842. De la propiété
(De la propiedad), de pierre-joseph Proudhon, apareció el año 1840, y en las miserables
circunstancias del exilio este amigo lletraferit, siempre bien informado, explicó al compositor
cuál era el verdadero significado de esa institución: la propiedad es un robo,
que perjudica los débiles en beneficio de los fuertes y que corrompe toda la sociedad y, sin
excepciones, también contamina el arte. Desde la propia experiencia de la pobreza y del
fracaso como artista, los ideales de revolución social del pensador francés empezaréis a
tomar forma en el horizonte mental del apasionado compositor alemán: el oro pasó a
ser símbolo del dinero y causa de la perversión de los ideales más nobles de los seres humanos.
?La persistencia del interés por la obra de Proudhon la confesó el mismo Wagner
cuando años después reconoció que, ya fracasada la revuelta de Dresde y establecido él
al exilio, en seguida se consagró a la lectura de los escritos del pensador francés, sobretodo
al De la propiedad, donde encontró un extraño consuelo a su triste situación (cf. Mein Leben,
Y, p. 384), lo cual demuestra que las ideas revolucionarias del compositor no fueran
ningún accidente improvisado, porque tenían largas raíces?.

El año 1841 apareció publicado el libro Das Wesen desde Christentums (La esencia del
cristianismo), de Ludwig Feuerbach, en seguida ávidamente leído por el agudo amigo
Lehrs, gravemente enfermo de tuberculosis y vitalmente afectada por el problema de la muerte y la
inmortalidad. Las conversaciones que entonces mantuvo con Wagner abrieran al músico el interés
por las cuestiones filosóficas, que hasta entonces habían quedado en la frontera de
el incomprensible y del inconquistable desde su autodidactisme impaciente. ?Como él
mismo reconoce al texto del volumen Y de su autobiografía (Mein Leben), el trato
con Lehrs le dio la posibilidad de cultivar su vieja tendencia verdaderos una consideración
seria de las cosas y le puso los fundamentos para una más inmediata ocupación en
las cuestiones filosóficas, en el vasto campo de reflexión y de conocimiento alrededor del
problema de la muerte (cf. trad. casto., pp. 198-199)?. Quizá de aquellos diálogos surgiere el
tema del final de los dioses y ?por decirlo con la acertada formulación de Feuerbach? el de
?la reducción antropológica de la teología?, así como el mensaje redentor de la verdadera
religión exclusivamente humana, la del amor, un amor corporal y material, sensible
y sensual.

Los años pasados a Dresde ofrecen otra amistad de características similares,
la que unió el Kapellmeister Wagner con el director musical Augusto Röckel, un hombre
de talante político, imbuido del ideario demócrata radical y anarcosocialista. Todo a lo largo
de los constantes diálogos mientras paseaban y caminaban, como lo solían hacer por las rodalies
de la ciudad, volvieran a aparecer, sin duda, una vez y otra, las estimadas te-
seis de Proudhon y Feuerbach, así como las de otros jóvenes hegelianos ?de izquierdos?, por
ejemplo, las extremadamente individualistas de Max Stirner. Fue entonces cuando se publicaran
Grundsätze der Philosophie der Zukunft (Principios de la filosofía del futuro) y
Das Wesen der Religion (La esencia de la religión), obras de Feuerbach que ocasionaran
grandes debates nacionales y que sirvieran de fundamento para las concepciones revolucionarias
de Wagner, que las leí como encendidos intentos de búsqueda de la felicidad y el
placer a la tierra en la comunidad humana, y no en una futura vida celestial. ?Por eso aún
paga la pena leer el resumen de las conversaciones durante las paseadas con Röckel,
escrito por Wagner unos veinte años después, cf. Mein Leben, Y, pp. 343-344. ?A la p. 373
Wagner expone que la primera persona que le gritó la atención sobre la conveniencia de
la lectura de Feuerbach fue un predicador católico que también participó en las revueltas de
Dresde del 1848, Metzdorff?.

El año 1845 el inquieto músico leí con un grande entusiame el maestro Hegel, concretamente
la Phaenomenologie desde Geistes (Fenomenología del espíritu); el vocabulario
de los ensayo de los años siguientes diez muchos términos y muchas expresiones e ideas a esta
tempestuosa lectura. Por cierto testigo de un amigo de aquel tiempo, el pintor F. Pecht,
bien podemos deducir que la apasionada inmersión en las densas aguas de tan difícil y extraordinario
libro fue una experiencia quasipoètica eminentemente emotiva, sin llegar
a comprender a fondo, sin embargo, de manera conceptual, el contenido de cuanto había
estado expuesto por el filósofo. No obstante, durante el invierno de los años 1848-49 el anhelante
músico se sumergió en las Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte (Lecciones
sobre la filosofía de la historia), y obtuvo de esta manera la enseñanza de saber
estar al nivel de los tiempo, obedecer los comanaments, querer lo que es inevitable y
disponerse de grato a realizarlo. Por su desazón vital, insatisfecho con el cargo de funcionario
real sin nuevas iniciativas artísticas y deseando un cambio de situación que
encentara el advenimiento de formas de vida que ya tuvieran sensibilidad para las creaciones
que sonaba conseguir en una Alemana moderna y racional, parece que estaba
totalmente convencido del triunfo de la revolución que entonces se apropava por el continente.
El mes de marzo del año 1849 Wagner conoció personalmente a otro personaje
característico del momento, el agitador ruso Mijail Bakunin, figura capital del anarquismo,
como es bien sabido, y grande crítico de la civilización tradicional, tipo de organización
de la sociedad que, en su opinión, se debía destruir de pura cepa para poder
propiciar una nueva sociedad libre, de consecución inminente. Durante semanas, a lo largo
de frecuentes paseo, ambos intercambiaran fervorosas esperanzas. El eco de aquellas
conversaciones aún persiste y hom lo puede escuchar con bastante claridad si llegeix el panflet
wagneriano sobre la revolución, donde esta se presenta en persona y llamada un mensaje
de destrucción y de nuevo comienzo, de transformación de la indigencia en fruición y
joya sobreabundantes. Había que acabar con el estado moderno, generador de todos los males ?cf.
R. Wagner, Mein Leben, Y, pp. 354-355 y 356-357?.

Ya en Suiza, en pleno exilio, durante el verano, la contemplación de los papeles pintados del
?Café literario? de Zurich le acordaren los motivos de un cuadro de Buonaventura Genelli,
Dionís educado por las musas de Apolo, tema mítico que tanto la había había cuando
le vio a la gran sala de la casa de su cuñado Brockhaus, en la ciudad de Leipzig,
al mismo salón mismamente donde años después, durante una visita, saludará una joven prometido
de la filología clásica que escribía críticas musicales y entonces sentía una desabrochada
pasión por la filosofía de Arthur Schopenhauer, y que se anomenava Friedrich Nietzsche.
La necesidad de la reconstrucción del prodigioso arte griego, entendido como modelo insuperat,
y la defensa de ese imprescindible magisterio de los griegos antiguos para todo genuino
renacimiento futuro de cualquier tipo de arte que merezca ser considerado como tal, como
verdadero arte, eso son dos convicciones que ambos futuros amigos compartirán, y que
permiten comprender la rápida y cálida relación que en seguida encenderá los diálogos
que mantendrán a lo largo de unos pocos años llenos de intensidad.

Antes de redactar los ensayo sobre la revolución y la obra de arte del futuro sabemos que,
como última influencia importando de esta etapa, Wagner tuvo la oportunidad de
leer un texto que hacía meses que le había estado recomendado, los Gedanken über Tod und
Unsterblichkeit (Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad) del admirado pensador
Ludwig Feuerbach. La radicalidad de la tesis defendida lo acabó de motivar para el trabajo
de clarificación previa que requería concebir una obra de arte que, de la misma manera
que un verdadero mito de la antigüedad griega, fuera algo imperecedero. El respeto
por el filósofo se transformó en veneración cuando consultó la obra capital y más voluminosa
de cuanto había publicado, Das Wesen desde Christentums (La esencia del cristianismo),
el gran texto que motivó la sentida confesión de la posterior dedicatoria, llena
de humildad, de La obra de arte del futuro. No iba, pues, mal informado Nietzsche cuando a
el aforismo 3 de la Tercera sección de La genealogía de la moral escriví: ?Recordamos
como se entusiasmó Wagner con el camino seguido por el filósofo Feuerbach: la frase de Feuerbach
referente a la ?sensualidad sana’ sonó a los oídos de Wagner durante los años treinta y
cuarenta de la misma manera que sonó a los oídos de muchos alemanes (los que se nombraran
ellos mismos ?alemanes jóvenes’) como la frase salvadora y redentora? (ed. catalana,
Laia, p. 145).


(?Quizá ésta deuda le resultó demasiado grande al maduro Wagner, que trató de rescribir
las cosas en la autobiografía Mein Leben, Y, pp. 392-393, de forma un poco diferente.
sin embargo, es muy interesante el que confesa, dibujante un borrador del
contexto de gestación y de redacción de La obra de arte del futuro.?)

IV


Todos los ensayo de los primeros años de la estancia a Zurich responden a una misma
hipótesis de baza, que se podría formular más o menos de la siguiente manera: la humanidad
ha vivido una espècie de decadencia creciente y ruinosa desde aquel afortunado y huidizo
momento de esplendor artisticosocial que fue la maravillosa antigüedad griega, en
qué florecieran aquellas dos magníficas creaciones que son la tragedia ateniense y la polis.
Desde aquella lejana época ?y tras tantos siglos de mediocridad y de esclavatge?,
aún nos llega el rescoldo de la vitalidad auténtica y nos señala que ya ha llegado el
tiempo de encentar, mediando una revolución al mismo tiempo política y artística, ço es, mediando
la revuelta política y la ayuda fecundando de un arte revolucionario, una nueva experiencia de la
comunidad humana, en que la nueva sociedad y el nuevo arte se complementarán y se apoyarán
recíprocamente: el fruto imperecedero será su obra de arte del futuro. Por entender los
pesados escalones de la pasada degradación y por programar la incipiente innovación que
tenemos al nuestro alcance, Wagner se concentra en el drama, el cual, a sus ojos, ha hecho, hace
y hará un papel central en todo este proceso, ya que, por una parte, reclama la colaboración
del conjunto de todas las diferentes artes y de los respectivos artistas, y de la otra, esta
asociación de camaradas y compañeros consagrados al arte integral que los reúne y conjuga
será algo semejante a una espècie de premonitoria célula paradigmágtica de
la fecunda libertad de la futura sociedad y de los maravillosos frutos que se conseguirán.
Es muy obvio que los sueños de un artista revolucionario, que se sabe y se considera el

director plenipotenciario de esa futura asociación de colegas competentes, lluirats
por completo a la tarea que los justifica, se mezclan aquí, por una parte, con los sueños
compartidos del socialismo utópico del momento (tanto los de linaje germánico ?los de
la izquierda hegeliana?, como los de raíz francesa ?Proudhon? y rusa ?Bakunin?), y con
las necesidades historiconacionals de la época, de la otra, es decir, con la construcción del
futuro estado alemán moderno y la adopción de una constitución ya plenamente burguesa que reconozca
finalmente los derechos de los ciudadanos. Sobre este doble plan general van tomando
cuerpo y figura los diferentes textos que complementan la reflexión central de La obra de arte
del futuro.

El planteamiento tiene unas innegables dimensiones antropológicas, en el sentido de que se
vuelo y se pretende legitimar argumentando que su realización se el único camino que desarrolla
y que satisface de verdad las capacidades y las pulsiones constitutivas del ser humano,
entendido como realidad compleja y múltiple: Wagner concibe el ànthropos conjugando tres
niveles, el sensible, el afectivo y el intelectivo, ço es, piensa el ser humano en tanto que poseedor
de sentidos, sentimientos (o corazón), y entendimiento (o ningún). Además de esta perspectiva,
individual y descontextualizada, Wagner pone en juego otro dos instancias, la naturaleza
y la sociedad, con las necesidades respectivas que también se deben satisfacer. En
tanto que ser natural, el ser humano es corporal, material y sensual; y en tanto que ser
social, lo humano es ?o, mejor dedo, lo puede ser y es necesario que lo sea? un ser sexual, familiar,
comunitario, diversamente asociado, nacional y también universal. No es casual al texto, en
efecto, la resonancia de las obras de Feuerbach, que dejan un rastro omnipresente.
El mensaje de revolución anuncia, pues, no solos un arte nuevo y una nueva sociedad, sino
también un nuevo ser humano, una nueva humanidad, que no se aliene ya nunca más con los
dioses y la religión, ni tampoco con la propiedad privada y el utilitarismo burgués, ni con la
modo y las modos, el lujo, el egoísmo aislante y solitario y el poder del dinero, sino que,
por contra, se desarrolle gracias a las creaciones artísticas más originarias, originales
y auténticas, más comunistas, comunitarias y libres, mediando obras totalizadoras,
integradoras, globales y assimiladores de los mejores ganancias de los más grandes artistas del
pasado. Esas magnas realizaciones serán como unos museos vivientes, engendrados desde
de los afanes y las ansias que en cada momento y para cada ocasión tenga la asociación de los
artistas del futuro.

Aquel artista unidimensional con obras de arte que quedan solamente el producto
de una única modalidad artística, por ejemplo, la música instrumental, ço es, obras que
sean aún solos pintura, o poesía exclusivamente, no tienen entrada en la concepción
wagneriana de la obra futura, ya que este nuevo arte soñado y anunciado debe sumar y potenciar
las diferentes modalidades artísticas, conjuminant-les en creaciones multidisciplinares,
en dramas miticoexemplars que otorgan permanencia al recuerdo y a la significación
de los héroes, conformando una especie de tragedias griegas redivivas, nuevamente
musicales, que se escenificarán dentro nuevos teatros que los arquitectos diseñarán por tal
que los espectáculos se vean, se escuchan y se comprendan de la manera que lo pido
y lo exigesca el colectivo de los autores que los han creado. He aquí la meta última
verdaderos la cual La obra de arte del futuro apunta; y en la medida en que la consecución alcanzada
implica a una crítica pormenorizada de las insuficiencias de la ópera europea, contrastada con
la nueva concepción del drama, aquella aún exigirá la redacción de otras meditaciones
posteriores, que tomarán la definitiva forma teórica en Ópera y drama.