Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
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A Josep, contestación tardía.
De: José Alberto Pérez
Fecha: 12/09/2008 13:34:57
Asunto: A Josep, contestación tardía.
Estimado Josep:

Como no puede ser de otro modo, le agradezco mucho la puntualización y ruego disculpe la tardanza en contestar a su amable mensaje. De 1962 recuerdo dos grabaciones de London en las que apenas pueden percibirse esas iniciales imperfecciones que usted apunta: en el ’Sigfrido’ del mes de enero en el Met con Leinsdorf, que reseñé hace unos meses en el Boletín, London aparece casi en óptimo estado vocal, y en el ’Parsifal’ de Bayreuth del verano de ese mismo año, que recuerde, sólo se le nota un ligero problema en alcanzar los dos sol 3 agudos de primer y tercer actos, a los que años antes (escúchese en 1951) llegaba con insultante facilidad.
Sea como fuere, intentaré que se publique una pequeña nota rectificando el dato en el próximo Boletín de Diverdi, aunque no sé si el formato actual lo permitirá. También le agradezco la recomendación bibliográfica: tengo ya encargado un ejemplar del libro de Nora London, y prometo leerlo con el máximo interés.
Para cualquier otra consulta o intercambio de mensajes, le dejo mi dirección personal de correo electrónico: niblungen@wagnermania.com.

Un saludo muy cordial,

José Alberto Pérez Díez


De: Josep
Fecha: 18/09/2008 1:36:16
Asunto: RE: A Josep, contestación tardía.
Le agradezco mucho su mensaje. Como admirador de London creí oportuno hacer esa puntualización, no querría que nadie pensara que lo de su Wotan en Bayreuth fue un capricho de divo cuando fue en realidad una gran tragedia personal.

De: José Alberto Pérez
Fecha: 18/09/2008 15:27:02
Asunto: RE: A Josep, contestación tardía.
No puedo estar más de acuerdo con usted. Hace un par de días me llegó el libro de la viuda de London, y he estado leyendo los últimos capítulos con mucho interés, y también con dolor: el relato de los últimos años del gran George London, en situación de dependencia absoluta, reducido a una silla de ruedas y con el habla perdida, que no el raciocinio, es absolutamente estremecedor.

Vaya desde aquí nuestro tributo a su altura artística y humana.

Un saludo afectuoso,

José Alberto Pérez Díez