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Parsifal en Valencia: Gran decepción |
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Hay ocasiones en las que una función no termina de arrancar a pesar de contar con buenos mimbres. Esto es lo que ha pasado en el estreno del Parsifal y en mi opinión tiene un claro culpable, Werner Herzog. Un Parsifal en donde no se conecta y relaciona la música y la escena no tiene muchas posibilidades de triunfo. Uno puede optar por hacer una lectura arriesgada de Parsifal y adentrarse en los aspectos filosóficos y espirituales que encierra esta obra, profundizar en lo que esconde la simbología a la que recurrió el compositor, escarbar en las fuentes literarias que dieron origen al libretto, etc. De esta manera se puede obtener un sonoro triunfo o un estrepitoso fracaso, pero al menos se habrá trabajado en búsqueda de un determinado objetivo. Esto no es lo que ha hecho Werner Herzog, que sólo ha ideado una escenografía desangelada, inapropiada y sin apenas dirección escénica. Esta es una producción futurista de Parsifal, presidida por una escenografía que en los actos primero y tercero recuerdan a la arquitectura del teatro y en donde al final, (que no sigan leyendo los que vayan a acudir al teatro y quieran tener la ?sorpresa?), el teatro es una nave espacial que se aleja por el espacio. Parece ser que Herzog cuando llegó a Valencia se quedó fascinado con la arquitectura del Palau de las Arts y pensó relacionar al teatro con la obra. Me imagino que si el día que llega a Valencia le hubiera impactado una buena comida, lo que hubiese volado al final por el espacio podría haber sido una enorme paella cual OVNI que surca el espacio. Hubiese tenido el mismo sentido. A parte de esta genialidad y de una escena al principio del segundo acto, donde Klingsor busca a Kundry rastreando toda la oscuridad del teatro con un enorme foco, no hay más ideas, aquí termina todo el trabajo de Herzog. Ya sólo queda el mero transcurrir de la obra, con esa escenografía tan desangelada y con unos movimientos de cantantes muy pobres. Especialmente destacable en lo negativo la nefasta colocación del coro, siempre inmóvil en forma de V en sus intervenciones. Ya se podía pensar que la escenografía estaba mal planificada cuando en el primer acto nada más alzarse el telón se podía ver unas grandes paredes blancas, con unas torres metálicas y una pequeña antena parabólica, en vez del bosque cercano al lago donde se baña Amfortas. Con una escenografía tan desangelada, ¿cómo se iba a lograr que en el tercer acto ese lugar se convirtiera en una tierra yerma y desolada? Muy sencillo, en el tercer acto se tuercen un poco las torres metálicas y se tira al suelo la parabólica? efecto nulo. En la sala del Grial, acaba presidiendo la escena un enorme panel de aluminio circular que podría representar una gigantesca parabólica. Esta escena que si se representa con una cierta dignidad siempre me produce fuertes emociones, me dejó totalmente frío en esta ocasión. El Grial era una reproducción del mismo que se guarda en Valencia, pero era tan ajena a la historia la escenografía que no causó ninguna impresión. He visto otros Parsifales futuristas que sí me han conseguido transmitir esa mística tan particular que encierra esta escena, ya sea por el juego de la iluminación, por algún aspecto inquietante, nada de esto ocurre en esta ocasión. El segundo acto es algo más plástico situándose en el interior de un cráter, aunque tampoco convence la escena de las muchachas flor. Además es continua la demostración de Herzog del desconocimiento musical de la obra. Por ejemplo, cuando se escuchan los sonidos del hundimiento del castillo de Klingsor no ocurre nada en escena, en cambio en el último instante cuando se escucha el evocador último trémolo de las cuerdas en si menor es cuando el volcán se fragmenta. Un auténtico despropósito. Al menos la recuperación de la lanza por Parsifal estuvo ejecutada con precisión, creando un buen efecto visual. El tercer acto se desarrolla en la misma escenografía del primero, hasta los coros finales donde se ve la nave-teatro alejándose por la galaxia. La impresión es que es el trabajo de una persona totalmente ajena al mundo operístico y con un escaso conocimiento de la grandiosa obra Parsifal. Leí en una entrevista que sólo había visto dos óperas en directo, que no le gustaba mucho ver representaciones de otros, me pareció muy exagerado, ya serán algunas más, pensé. Después de ver la función me lo creo. Parece ser que fue el mismo Maazel quien tuvo la genial idea y quien convenció a Herzog para que realizara el trabajo. Yo a esto le llamo intrusismo. El aspecto musical de la noche quedó por tanto muy lastrado por la escena. Creo que lo mejor fue el sonido de la orquesta en algunos pasajes, especialmente en donde la orquesta es la única protagonista. Maazel nos otorgó un Parsifal bello pero al que le faltaba algo de profundidad y carga dramática. Las voces en general fueron bastante dignas, pero en todas se notó una falta de expresividad. No sé hasta que punto por las propias carencias de los cantantes o por la falta de ayuda de la escena. Titurel fue Alexander Tsymbalyuck que cantó con fuerza desde el fondo del patio de butacas. Gunermanz era Stephen Milling, un bajo de una voz consistente, con algún problema en zona más alta. Eugueni Nikitin cantó un potente Amfortas. Notable la Kundry de Violeta Urmana, mejor que en Il Ballo de Madrid, donde no le lastra la falta de italianidad. Demostró estar en gran forma. Lo mejor vocalmente fue el final del segundo acto. Ventris es uno de los mejores Parsifales de la actualidad, aunque tampoco sea para tirar cohetes. Le faltó un poco de fuerza en su última intervención, donde se le notó apurado y con un mayor vibrato como si le faltara fuerza en el apoyo diafragmático. Los coros estuvieron flojos. Me sorprendió mucho porque conozco las virtudes del coro de la Generalitat Valenciana que esta ocasión fue reforzado por la escolanía de la Mare de Déu dels Desemparats. Especialmente me defraudó la escena de los coros finales. Quizás tenga que ver con el hecho de la ubicación del mismo. Esta escena está pensada para que suenen los coros desde el techo de manera envolvente y a modo de sonido celestial, algo imposible en este teatro. Sonaron muy distantes, pienso que habría que estudiar la posibilidad de buscar otra ubicación para el final, no sé si podría valer rodeando la pared lateral del último piso. Entre lo distante del sonido y el teatro volando, el peor final de Parsifal que he presenciado nunca. No hay ganas para extenderse mucho en las voces, en general no hay puntos demasiado débiles ni en voces ni en orquesta, se podría pensar que se puede disfrutar bastante sólo del apartado musical, pero no es así y la sensación es de tristeza, porque al final un Parsifal funciona y emociona o no funciona y aburre. Este nunca terminó de arrancar. Una gran ocasión perdida. Un abrazo |
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¡Dioses del Walhalla, menuda nos espera con estos malos augurios! En el periódico Levante, el crítico Brotons va por el mismo camino que nuestro Gobernador, aunque pone mejor la parte musical. Werzog acaba de rodar en la Antártida un documental o película donde se muestra muy pesimista sobre el futuro de la humanidad. La comunidad del Grial sería algo así como los últimos supervivientes. Todo ello sucede en un ambiente futurista. Finalmente, un OVNI viene a la tierra y les salva/redime. esto es lo que he entendido en una lectura rápida del artículo crítico titulado "Mal empieza lo que mal acaba". resumiendo, que el ilustre director alemán no stá a la latura de lo esperado y nos da una escenografía de aquellas que no casan con lo que se canta. Una pena. Sin embargo, en la parte musical, Brotons es mucho más optimista, ya que afirma deja en buen lugar canto a la orquesta como al coro y los solistas, especialmente a Urmana. En fin, ya veremos qué tal va la cosa cuando me tome ir a mí. ¡Ojala la música pueda con todo y el efecto negativo de la puesta no lo empañe, como me ha pasado más de una vez, y pasemos una buena velada. Voto a Wotan para que no me pasa como en el Tannhäuser pintor, que me puso de una mala leche que no veas... Rex. |
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No es una escenografía que vaya indignando en el transcurso de la misma, no es de aquellas realizadas en revisión de la dramaturgia y que puede aborrecer a los partidarios de las puestas más tradicionales. Te deja frío la primera escena y así te quedas. Es una producción totalmente vacía y desangelada, quizás en tu caso, conociendo tus gustos, tu rechazo a Carsen etc, sea más fácil concentrarte en el aspecto mucical o te moleste menos. Ahora leyendo esa crítica de Brotons, que comparto bastante, me entero del hecho de que Herzog ha realizado ese documental de la antártida. Esto me recuerda a Bieito que mientras preparaba el Don Carlo realizaba la dirección escénica de Plataforma, obra teatral que trata de un atentado terrorista, resultado... Elisabetta muere haciendo explotar un cinturón de dinamita. Mi pregunta es, ¿Si el documental hubiera sido sobre submarinismo, Gunermanz hubiese sido Moby Dick? Un abrazo |
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Un par de fotillos: http://www.richard-wagner-werkstatt.com/inszenierungen/?l=1&io=372_186 Saludos. |
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Gracias por las fotos woglinde, por cierto esa página web es fantástica para ver producciones. Os pego un extracto de la crónica del mundo con un comentario que comparto 100% sobre la puesta en escena. "(Habla bien de lo musical)...como el moribundo Titurel completan el logro de un reparto vocal que, muy bien sostenido por la prestación orquestal, habría alcanzado la difícil meta de la excelencia wagneriana a no ser por la pobreza, el despiste y la frivolidad de la puesta en escena de Werner Herzog. Un espacio entre la calera y una fábrica parece buscar un despojamiento que no apunta a lo esencial, sino que reduce la riqueza de sugerencias de la obra a un despliegue de imágenes que no contribuyen a que el espectador, oyente fascinado por la música, se entregue a las emociones de esta vigilia eucarística que debería tocar el cerebro y el corazón no sólo a través del tímpano, sino también gracias al temblor de la retina. Habría que recomendar a los directores de escena un ejercicio que a veces no parecen haber realizado: leerse atentamente el libreto de la ópera en cuestión; no para que sigan fielmente las instrucciones de un autor con una concepción del teatro con siglo y medio de antigüedad, pero sí como guía y fuente de inspiración sobre aspectos tan decisivos como el espacio, la luz, el trato entre los personajes, o los efectos de grandeza, espiritualidad o erotismo buscados por el autor." Me ha parecido muy pertinente el comentario de Alvaro del Amo sobre la escena por dos motivos especialmente, primero por recalcar la importancia en esta obra del aspecto visual y segundo por la acertada reflexión sobre las fuentes de inspiración y la fidelidad al libreto. Un abrazo |
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Pues... ¿sabéis qué os digo?, que me quedo más tranquilo. La verdad es que no me han desagradado las fotitos, aunque el tío peludo que yace sobre el blanco antártico(supongo que Amfortas)no es un Robert Redford que diganos , ni el trajecito que la Kundri resulta demasiado agradable. En fin, que cuando vaya, que me toca el viernes, ya os contaré. Cuando representaron Carmen, con escenografía de Saura -similar a la de su película ·Salomé", a la mayoría de los espectadores no les gustó, sin embargo a mi mujer le encantó (yo no pude ir). O sea, que sobre gustos, ya se sabe.... Saludos. Rex. |
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- cantantes: Notable alto general. Ventris/Parsifal: reservón en el primer acto, sobresaliente en el segundo (a partir de ?Amfortas, die wunde?), notable en el tercero. Voz de no mucha presencia, manejada con aseo. Cantó, no gritó. Urmana: Segundo acto para el recuerdo. Desde ?Ich sah das kind? hasta el final, arrasó. Nikitin/Amfortas: vozarrón contundente, un auténtico cañón. Un pelín desmelenado. Milling / Gurnemanz: Notable. Sólido por abajo y con apuros por arriba. Leiferkus / Klingsor: Bien, y punto. Notable alto para las muchachas flor. - orquesta: Desde el lateral del tercer piso, se la oía en todo su esplendor (en el patio de butacas, el sonido era más mate). Hizo honor a su bien ganada su fama. - Maazel: Irritantemente vertical en primer y tercer acto. Emanaba del foso un bello río sonoro, pero la obra no avanzaba. Deleitóse el maestro en la parsimoniosa exposición de la música, pero se olvidó de hacer valer ese fuego interior que hace que la música de Parsifal te arrastre y te eleve. Eso sí, de vez en cuando Maazel sacaba el conejo de la chistera y nos maravillaba (encantamiento del Viernes Santo). El primer acto, lo peor: premiosa exposición de Gurnemanz, emborronada transición del primer acto, inane final (los caballeros diciendo eso de Nehmen vom Brot, Nehmen vom Wein cual si recitaran las páginas amarillas). El tercer acto pretendió ser extático, y se quedó en estático. Ahora bien, lo del segundo acto fue otro cantar: voluptuosidad en el jardín de las muchachas y garra en progresión en la escena Parsifal-Kundry. Chapeau. - dirección escénica / escenografía: Desconfíen de quienes califiquen esta puesta en escena como ?moderna?. De ?moderna? no tiene nada, por mucha nave espacial o antena parabólica que salga. No es ni moderna ni tradicional (categorías que deberíamos ya ir olvidando): es un timo. Carece del más mínimo esfuerzo intelectual. El bosque el grial: se ponen cuatro paneles blancos creando perspectiva y un fondo de cielo antártico, se proyecta una luz uniforme y se acabó. Y si el libreto dice que fíjense Ustedes cómo reverdece el bosque y cuán bellos son los brotes y tal y tal ? pues nada: no pasa nada, ni un mísero cambio de iluminación. La transición al templo del Grial: desplazamiento de los paneles y movimientos banales de grúas que a la postre resultan tapadas por la super-paella. Jardín de las muchachas flor: hilera de corales-cactus y media docena de figurantes moviendo los brazos cual anémonas/algas. Destrucción del castillo de Klingsor: Se suprime, y ya está. Bautizo de Parsifal: se suprime, y ya está. Sanación de Amfortas: se le abrocha el abrigo, y ya está. ¿Y el movimiento de actores? Pues se suprime, y ya está. ¿Cuántos minutos de su tiempo ha gastado Herzog en pensar qué hacer con los caballeros del grial? ¿un minuto, dos? Que desfilen en dos hileras, que se queden en V, y que se vayan por donde han venido. ¿Y el cortejo fúnebre de Titurel? Pues se suprime y después se saca un ataúd. Yo no quiero que si el libreto dice flor, tenga que aparecer una flor. O que si el libreto dice castillo que se derrumba, tenga que aparecer en escena un castillo que se derrumba. Pero, caramba: si el libreto dice algo, hay que calentarse la sesera para que en escena pase algo. Pero lo que no puede hacerse es salvar los escollos escénicos que exigen un esfuerzo intelectual mediante el mecanismo de suprimir tales escollos. Como dice Le Gouv en su mensaje: no hay ideas. Lo del palau-nave-espacial se queda en ocurrencia, y de dudoso gusto. En resumen: Magnífico segundo acto. Notable prestación de los cantantes. Dirección musical bella pero inane. La escena, de pena. Anecdotario: - Muchos asientos vacíos. La zona 6 y los palcos, despoblados; visibles huecos en patio. Tras el primer acto, hubo recolocaiting general, vaciándose los laterales. Yo compré la entrada en el last-minute, y quedaban a puñados. - Preocupante sinfonía de toses en el respetable. - Mucha deserción tras el segundo acto. Saludos. |
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Está habiendo en las crónicas sobre este Parsifal una gran disparidad de criterios acerca de la puesta en escena. He llegado a leer joyas como esta: "La escenografía es sobria, con lo que el director de escena se limita a servir de plataforma para que la música se eleve lontananza ?como efectivamente se logra al final de la obra?, haciendo de nuevo una alegoría muy wagneriana, en la que el templo de adoración de la música ?en este caso del Palau de les Arts? se convierte en una especie de tercer ojo divino y se eleva en el cosmos, difuminándose en un cielo estrellado y hermoso. Otra manera de decir que el ?arte redentor por excelencia es la música?." Me reconforta leer crónicas como la del gran wagneriano Pepe Ferrandiz que comparto casi en su totalidad, la única diferencia es que las voces me gustaron, en especial Urmana, pero las encontré un tanto inexpresivas, en especial a Milling y Nikitin. Un abrazo |
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¿gran? Se excede Ud. Le Gou. Huelga tener que aclarar que mi opinión es sólo una más. A la vista está que la producción está generando diversidad de opiniones. Por lo que puede leerse por aquí y por allá, hay a quien la producción le ha entusiasmado. Escribe García-Alcalde: ? ? El héroe puro y tonto, Parsifal, llega a la cima del conocimiento por el camino de la compasión, pero ya es tarde para su especie en la Tierra. Apenas investido rey del Grial, una nave espacial con la imagen del propio Palau de Calatrava emprende el vuelo cósmico llevando supuestamente en su interior a la secta de los puros, los caballeros salvados de la corrupción del Eros klingsoriano, bien por la perfección del saber, bien por la salvaje autoemasculación (si se da crédito a las tradiciones medievales). En consecuencia, es irreversible la ruina de la especie, cuya capacidad generadora queda entre interrogantes cuando el «Palau Volant» -como algunos valencianos han dado en designar la ocurrencia de Herzog- enciende los motores y se pierde en la niebla espacial. Extravagantes o no, los mensajes de éste y de otros directores de escena tienen siempre en Wagner el argumento conciliador de una música de suprema perfección e inefable belleza, que puede con todo. Sea lo que sea lo que la vista percibe -y en este caso es todo hieráticamente hermoso-, la ideología escénica subordina todos sus efectos al influjo intelectual y emocional de la música con la que Wagner se aproximó más peligrosamente a la noción del arte como religión y del artista como dios creador. Una música que Lorin Maazel, casi octogenario, dirige en Valencia por primera vez en su carrera y lo hace con una lucidez, una intensidad y una ternura incomparables. La orquesta que él mismo ha creado para el Palau le responde con los cinco sentidos puestos en la consecución de la espiritualidad diatónica de los memorables momentos del Ágape o el turbio y carnal cromatismo del Eros. El director no se deja vencer por su propia facilidad, por su técnica total; lejos de ello, atiende el detalle, el giro armónico, la graduación de la permanente lentitud en valores de concentración sonora. ?? Ya lo saben: vayan, vean, oigan, ? y opinen. Saludos. |
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Hola, amigos: Por lo que había leído, me temía lo peor, así que mis expectativas no eran muy altas. Para colmo, ese era el único día que no actuaba Violeta Urmana. Mi impresión fue altamente positiva, tanto, que pienso repetirla el viernes 7, para ver a la Urmana y, si me veo con fuerzas ?ya que cae entre semana ? también me apunto el 4 comparando una entrada baratilla y bajando al patio de butacas a la primera de cambio. Vayamos por partes. Escenografía. Pienso que Herzog, a pesar de que a Brotons no le gustara el final - que luego comentaré ? y que varios foreros han calificado de ?timo? o de ?Parsifal decepcionante?, ha hecho un buen trabajo. Creo que tanto la Tetra, como Parsifal son las obras que más se prestan a interpretaciones filosóficas y políticas. En ambas, el mito ocupa un lugar central. Para mí, el mito es intemporal y hay que situarlo en tiempos remotos no concretos, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, pudiéndose combinar ambas opciones. Esto es lo que está haciendo la Fura con el Anillo. La diferencia es que en el caso de los catalanes, son más barrocos, más sobrecargados, más mediterráneos. El alemán es más sobrio, más minimalista, pero va por el mismo camino. Ni en un caso ni otro hay tomadura de pelo a lo Parsifal conejero, ni aparecen Kundris momias o Parsifales ridículamente disfrazados de Último Mohicano, Samuráis, ni trenecitos, ni cosas por el estilo. Este señor es serio. No es un estafador ni un provocador de pacotilla. No cabe duda de que su experiencia antártica se refleja en su puesta. En su película, según he leído, se muestra muy pesimista sobre el futuro de la vida en el planeta. No future. En ello coincide con el científico postrado en silla de ruedas Stephen Hacking (disculpad si yerro en el ?spelling?, seguro que sabéis de quién estoy hablando) fervoroso wagneriano, por cierto. Este señor se muestra muy pesimista sobre el futuro de la humanidad. La única solución que ve es colonizar otro planeta, ya que este nos lo estamos cargando sin remedio. Un señor como Herzog, que ha podido contemplar in situ los efectos del calentamiento global, el agujero de la capa de ozono, etc. Si tiene un mínimo de sensibilidad, es normal que se vea afectado y que esto influya en una obra como Parsifal que podemos considerar como la continuación de la Tetra, que nos habla de la redención, del futuro de la humanidad. Así entiendo yo el final de la obra, cuando en lugar de paloma aparece una nave espacial que tiene la forma del Palau de les Arts. Me parece muy wagneriano a la vez que científico: la redención a través del Arte, simbolizado en el coliseo valenciano, es decir, en la música, el ballet, el teatro? la obra de arte total. Al mismo tiempo, esta transmutación en nave espacial es la respuesta científica al futuro de la humanidad de acuerdo con lo mencionado anteriormente: el hombre, cegado por la maldición del oro, la codicia, la ambición de poder? no sólo es el causando del dolor y la miseria en el mundo, del hambre que sufren millones de seres humanos, sino que también ha creado un sistema depredador que está destruyendo el planeta. Es consciente de ello, pero no hace nada. No hay ?compasión parsifaliana? ni hacia el ser humano oprimido ni hacia el medio ambiente esquilmado. Hemos de colonizar otro planeta e intentarlo de nuevo. Esta podía ser la respuesta al interrogante final de la Tetralogía. Quizá os llamen la atención mis palabras, máxime cuando me considero partidario de respetar a Wagner tanto en lo musical como en lo escénico y que aborrezco las patochadas en las que lo que se oye no tiene nada que ver con lo que se ve. Aquí, no pasa eso. Lo que vemos y oímos está relacionado: en el acto tercero Gurnemaz habla de un caballero armado y un caballero armado aparece con armadura, yelmo y lanza; Kundri le lava los pies y se los seca con sus cabellos; Grurmenanz unge a Parsifal, etc. De manera que sí que se siguen las indicaciones de Wagner. La escenografía no es literal respecto a las indicaciones de Wagner, pero yo creo que sí que respeta su espíritu y no solamente eso. Además, no olvidemos que el mismo Wagner no estaba satisfecho de las limitaciones de las técnicas escenográficas de su época y que ni la escenografía de la tetra, ni de Parsifal le convencieron. No seamos más papistas que el Papa. La escenografía es sobria, pero bella, minimalista conjugando elementos tecnológicos futuristas (el famoso ?ovni?) con otros de carácter remoto del pasado (Parsifal con armadura, yelmo y lanza). Se juega con la luz, como hacía Wieland. Cuando se menciona el bosque, aparece el verde; cuando las muchachas flor tratan de seducir a Parsifal, aparece el rojo de Venus, mientras que el azul de la castidad envuelve al héroe. No es cierto que no haya dirección actorial, basta con observar a Kundri (Judit Németh) o a Amfortas (Evgeni Nikitin). Németh nos muestra en su interpretación de Kundri las diferentes facetas del personaje: desde la desvergüenza pecadora y seductora hasta la sumisión que busca el perdón. El eslavo, hace un Amfortas doliente de antología: se puede sentir su sufrimiento. Parsifal evoluciona desde la ingenuidad inicial hasta la sabiduría final que le conduce con determinación a su propósito. Gurnemanz (Stephen Millin) se nos muestra en el primer acto en plena fortaleza física, mientras que en el tercero, da muestras de envejecimiento y debilidad tras haber estado ayuno de los beneficios del Grial. Que la obra es estática, sin movimiento?. Aquí hay que comentar que el Festival Sacro escénico tiene carácter de oratorio en el primer y tercer acto cuando aparecen los caballeros del Grial y las celebraciones religiosas. Sería ridículo que se pusieran a correr escalera arriba, escalera abajo o a arrastrarse como reptiles (lo que ya hemos visto en otras producciones) cuando lo que se requiere es estatismo y solemnidad. Hay movimiento, muy bello por cierto, en las celebraciones eucarísticas. El Grial es el Santo Cáliz de València, que según la tradición es el que usó Cristo en la última Cena y José de Arimatea para recoger su sangre tras la crucifixión. Recordemos que Wagner concebía así el Grial, como escribió a Matilde Wesendonk (no que fuera el que tenemos en la catedral de València, sino que era el que Cristo y José de Arimatea utilizaron). Muy bella esta escena, cuando se descubre el Grial y una potente luz celestial sale de él hacia las alturas. Los caballeros avanzan en dos hileras, tocan el Grial y su luz penetra en ellos. Se realiza este movimiento de manera solemne y el conjunto adopta una forma de cruz. Como es natural, en las largas intervenciones salmódicas de Gurnemanz hay estatismo. ¿Qué esperamos: que le presten atención a sus palabras o que se pongan todos a dar saltos en el propio terreno como sucede en el Don Giovanni de Bieito? Hay movimiento cuando debe haberlo, como sucede en la escena de las muchachas- flor. Los llamados por otros ?cactus rojos?, a mí se me antojan corales rojos y el movimiento de las muchachas el de algas marinas iluminadas el mismo color: el que simboliza la tentación sexual, un color caliente, como el rojo, frente al otro frío, el azul, que representa la castidad. Sí que hay juego cromático en esta escenografía. Que el uso de símbolos valencianos como el Santo Cáliz o el Palau de les Arts es una deferencia bien justificada de Herzog hacia la capital del Turia. Como dije, según la tradición, este cáliz es el Grial tal y como lo concebía Wagner y el Palau sería el símbolo del arte (precisamente lo que Wagner consideraba redentor. Véase ?Religión y Arte? entre otros escritos del maestro). En cuanto a lo musical, aquí sí que coincido con Brotons. Fue algo maravilloso, sublime, diría yo; una experiencia digna de ser recordada. Todos estuvieron excelentes, destacando Evgeni Nikitin, que cantó e interpretó un Amfortas sobrecogedor. Fue el más aplaudido de la velada. La voz de Alexander Tsymbalyuk (Titurel) sonó con una potencia y rotundidad mayúsculas, como si viniera de ultratumba. Al señor no se le veía, ya que no estaba en el escenario. Hay dudas de si estaba o no amplificada; si no lo estaba, tengo que decir, que el vozarrón de Salminen se queda corto en comparación con éste. En cuanto a Judit Németh, deciros que cuando me enteré que sería ese día no haría la parte de Kundri Violeta Urmana, me puse de mal humor, aunque sin fundamente, ya que cantó e interpretó su papel con gran maestría y potencia vocal, tanta que daban miedo sus alaridos, sin dejar de sonar seductora su voz cuando trata de conquistar a Parsifal. Su voz de mezzo no quedaba nada mal en comparación con mi Kundri favorta, mi adorado W. Meier, que nos volverá a visitar otra vez, ya que actuará en el Palau de la Música de València esta temporada. Los coros fueron de antología. Hay que decir que el Cor de la Generalitat Valenciana, preparado por Francesc Perales se ha convertido en uno de los mejores de España y que convence en todas sus actuaciones. No cabe duda de que la señora Chova, profesora del conservatorio valenciano ha hecho una excelente labor durante años y que su trabajo ha dado sus frutos en este coro y en toda una serie de solistas que con ella han estudiado. Incluso el coro de niños de la catedral de València ? que a mí no me había gustado hasta esta ocasión ? sonó de manera excelente, haciendo unas voces celestiales que llegaban al corazón. La orquesta estuvo maravillosa, yendo de menos a más. A mi modo de ver desde la obertura hasta que aparece Parsifal, Maazel no estuvo acertado: demasiado lento, sin alma. A mí me emociona esta obertura, pero con Maazel, me quedé frío, le faltaba ese algo especial que Thielemann, por ejemplo, sabe imprimirle. Me recordó a Levine y su soporífero Parsifal. Esta sensación de falta de garra aumentó en la larga intervención de Gurnemanz. Para hacer ?digerible? este extenso racconto salmódico hace falta tener un don que el director no demostró en esta ocasión. (La verdad es que antes había estado escuchando la grabación de Thielemann y no había color). Sin embargo, aparece Parsifal y la cosa cambia. Maazel imprime más vitalidad a la orquesta que culmina con una escena final de celebración eucarística que hacía estremecer. Belleza sonora y plástica, pura maravilla. El segundo acto estuvo tan bien en lo musical que se me pasó en un suspiro. El tercero fue también maravilloso. Cuando llegó la intervención de Gurmemanz temí que sucediera lo mismo que en el acto primero, pero no fue así. En esta ocasión, Maazel estuvo acertado y no produjo aburrimiento. Milling hizo un papel excelente y estuvo bien acompañado por Maazel. Resumiendo: una jornada inolvidable, un Parsifal plenamente recomendable. Ya os contaré qué tal encuentro a Violeta Urmana (palabras mayores) cuando la vea y escuche. Saludos. Rex. |
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Estimado Rexvalrex, ya le anticipé que este Parsifal podría ser de su agrado, porque me imaginaba que a usted le molestan más las salidas de tiesto que la falta por omisión, que es de lo que peca este Parsifal principalmente. Lo que sí me parece curioso es sus argumentos es su defensa del final, que son muchos de los que varios foreros han argumentado contra usted en otras ocasiones en defensa de la libertad de explicar la esencia de un libretto sin recurrir a la literalidad. Me alegro que al menos haya servido para romper el cascarón. No tengo problema en admitir la propuesta de Herzog, aunque Parsifal no es eso y parece claramente la idea un intruso que en vez de adentrarse en las profundidades de Parsifal, expone lo primero que tiene en la cabeza, en este caso su documental sobre la Antártida y su admiración por la arquitectura del teatro, pero podría haber sido cualquier otra cosa. El problema real es cómo lleva a cabo su propuesta. Sólo hay una escenografía gélida en todo momento que es inadecuada para Parsifal. ¿Si no tenemos esos 10 segundos donde el Palau vuela por la Galaxia, en qué se basa todo su catastrofismo? En nada, nos quedaría lo que realmente ha sucedido durante 4 horas, una producción hueca de ideas y que pasa por alto muchas situaciones importantes del libretto. Al menos en la producción de Lenhoff que ya lleva a escena esa idea catastrofista-futurista, aunque también de planteamientos muy discutibles, sí se refleja en escena esa situación de caos, con esas fosas comunes de cadáveres y esa sensación de sociedad postnuclear. En Herzog apenas apoya esa idea una antenita parabólica caída. Luego nos hablas del estatismo en escena. No es necesario que los coros de Parsifal corran por el escenario para hacer verdadero teatro. Tienen que mostrar en escena la profunda espiritualidad de la colectividad y mostrarse vivos en escena. Lo que ocurre en Valencia es, venga chicos salir, poneros en ?v?, cantar y vuelta a los camerinos. Incluso en las puestas más tradicionales, como puede ser la de Wolfgang Wagner, el coro se movía con una solemnidad que irradiaba su profunda devoción. La manera de situarse, unos se arrodillan, otros quedan casi en trance, eran personas humanas vivas viviendo una experiencia absolutamente mística. El Valencia se ha visto simplemente que a sus integrantes del coro les han puesto un vestuario determinado y les han plantificado allí en el escenario. Si no trabajar escénicamente el coro en cualquier obra es un grave error teatral, en el caso de Parsifal es un pecado irreparable. Wagner precisamente luchó toda su vida contra la antinaturalidad en escena, algo que el Parsifal de Herzog desborda por todos los poros. Creo que el problema de Herzog con el coro empieza por la propia escenografía, al ocupar todo el escenario con la gigantesca parabólica e impedir el normal transcurso de la escena del Grial con el coro en círculo. Por cierto nos hablas de la belleza de la escena cuando se muestra el Grial. Normalmente en esa escena se me produce un nudo en la garganta. Aquí no sentí nada. Además de la falta de preparación emocional por la escenografía, el coro acartonado, cuando sacan el Grial y se ve de ese TAMAÑO, me vino a la mente que Cristo y los Apóstoles en vez de la Última Cena, estarían celebrando la recopa del Valencia. Me pareció una falta de respeto. Y por último la escena final me parece demencial, no por la idea que puede ser discutible, sino por la poca preparación escénica durante el desarrollo de toda la producción. Si quería sorprender lo logró. Pero ese momento tan especial, tan profundamente emocionante con el coro celestial, que no se oía envolvente por la mala ubicación, en este caso no producía ninguna emoción. Y lo que es peor, en un momento tan trascendente de la historia de la ópera, se oyeron hasta risas. Qué decepción y qué Parsifal más malo. En mi opinión la peor escenografía que se haya hecho hasta ahora. Un abrazo |
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En este foro ya me conocen por mi temperamento explosivo (aunque trato de controlarlo) y mi lejanía tercermundana. Leo esta clase de hilos con mucho interés y deleite, si bien no suelo participar. Pero esta vez me gustaría comentar algo. Puede que nos "estemos cargando" el planeta, pero no acepto el pesimismo imperante. Sospecho incluso que los reportes más negros sobre la depredación del medioambiente y el crecimiento poblacional están manipulados o exagerados para crear un clima abrumador y paralizante, resumido en la fórmula "lo sabemos pero no hacemos nada, no se puede hacer nada, los poderosos no nos dejarán hacer nada". Stephen Hawking será diez mil veces más inteligente que yo, pero creo que se equivoca si propone la colonización de Venus o Marte como la mejor salida a los problemas globales de hoy. Las colonias de burbuja son carísimas, frágiles y dependen de la Tierra (en teoría por lo menos); la terraformación siquiera parcial de Marte tardaría siglos, si no milenios. Es aquí y ahora que debemos reaccionar con ecuanimidad y justicia. Es cierto, yo quisiera salir de este país de gentes malditas y gentes desesperanzadas, pero también lo miro del otro lado: ¿por qué no me quedo, como hasta ahora, y hago algo para ayudar a crear aquí mismo el desarrollo que busco en el extranjero? Sólo me dura un instante, pues la cochina realidad me avasalla. Además, cuentan los factores exógenos: la presión lobbysta de los grandes emporios comerciales y de los ideólogos e "ingenieros sociales" detrás del capitalismo criminal. Pero, ¿qué factores exógenos existen en el caso de la humanidad entera? ¿No será más bien que dormimos junto al castillo del enemigo? Parece que es el mismo grupito de monstruos ambiciosos e irracionales el que deteriora la vida en la Tierra (humana o no) y siembra este desaliento palpable, y pregona también los "remedios" del ecologismo más estúpido y filocavernario. Richard Wagner habló de redención, no de ESCAPISMO ni de escape (a otros planetas) a secas. Saludos. |
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La orquesta magnífica, claro que sin llegar a las excelencias de un Bayreuth, pero ratifico, con un nivel que me sorprendió. Creo que el metal podía ser más contundente. La puesta en escena, es decir "Die Inszenierung"...ejm, ejm. Discrepo mucho de esta escenografía, del desproporcionado Cáliz, de los efectos de las luces y sobre todo de la antena parabólica (vía directa con Dios?) y de la porquería, así como lo pienso lo escribo, del fiasco y poco acierto de la escena final de la redención. El señor Herzog no ha entendido para nada la obra. Para mí uno de los momentos más bellos de la obra es roto por el Ovni o lo que sea. Una lástima. Maazel convincente pero no para un 10.(Quién tuviera la dicha de haber estado en un Parsifal dirigido por Knappertsbusch) Y el Amfortas de lo mejor de la noche. |
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Me alegro de haber salido del cascarón, si es que alguna vez estuve en él... Como dije, soy partidario de las puestas "tradicionañes", lo que no significa que me cierre en banda cual un talibán fanático ante todo tipo de "moderneces" que se tomen alguuna licencia. A mí me gustó esta puesta.. Pues mejor para mí. Ya os conté lo mal que lo pasé en el Tannhäuser pintor, y eso que el tenor es de mis favoritos. Se han citado ciertas elipsis. En concreto que no aparece la destrucción del castillo-jardín de Kingsor. Pues, lo ciero, es que sí que aparece. El que tenga el programa de mano podrá v er la imagen correspondiente en la página 13. Los dominios demoniacos de este señor están representados por algo así como el interior de un cráter. El mago ocupa la zona izquierda en una especie de almena en la que dispone de una especie de catalejos-proyector que usa, p.e. para localizar a Kundri. Tras el vano intento de seducir a Parsifal, el mago le tira una lanza (que es un lanza) y el héroe santurrónla coge al vuelo (haciendo un pequeño truco, evidentemente). Lo que no es posible es que se quede suspendida en el aire... Parsifal, lanza en mano, pronuncia sus palabras y se destruye el mundo maligno. Las rocas que forman el interior del cráte se separan acompañadas del estruendo de la música; KIngsor cae dentro de su almena y poco a poco desaparece (separándose) todo el conjunto. Sólo queda el héroe en un trozo de roca comunicando a Kundri lo que debe hacer para ser redimida. En cuanto al cáliz, amí nio me resultó molesto que fuera más grande del habitual. Lo era para que se pudiera ver bien desde cualquier asiento, y no olvidemos que se trata de una reproducción a escala del Santo Cáliz de València, reliquia de veneración para los creyentes. No comprende como se puede uno efender, ya que se le está rindiendo homenaje. Pîenso que un católico valenciano, bien orgulloso se sentiría de ello. Además, se nos proporcionó un folleto con la historia del cáliz, con palabras de López-Chávarri (espero ¡no errar el nombre) wagneriano valenciano de antaño relacionando este cáliz con el grial que cita Wagner. ¿Qué más quieres Baldomero...? En cuanto a final, yo hubiera preferido la paloma preceptiva (como hubiera preferido una mayor fidelidad al libreto y las indicaciones escénicas en general), pero dadas las circunstancias, amí no me pareció mal. Ya expliqué cómo lo interpreto y me pareció correcto. Yo no condenaría esta puesta. Puestos a condenar puestas (parece un trabalenguas) recuerden un poco la del conejo de Bayreuth o la de la momia y el Mohicano con Domingo en el Liceu, para mí esas sí que no tenían ni pies ni cabeza. De todos modos, esto es cuestión de gustos, preferencias, sensibilidad.. algo muy personal. Lo importante es que disfruten del espectáculo. A mí me pasó, y así lo cuento, y, como os dije, repito. Un saludo. Rex. |
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Rex, hay resoluciones escénicas de Herzog que no son cuestión de gustos, sino de desconocimiento de la partitura. Lo que yo había escrito sobre la destrucción del castillo es lo siguiente: "...Además es continua la demostración de Herzog del desconocimiento musical de la obra. Por ejemplo, cuando se escuchan los sonidos del hundimiento del castillo de Klingsor no ocurre nada en escena, en cambio en el último instante cuando se escucha el evocador último trémolo de las cuerdas en si menor es cuando el volcán se fragmenta. Un auténtico despropósito." Es decir que no sólo no destruye el castillo cuando nos lo pide la música, sino que lo hace en un momento posterior improcedente. El efecto fue devastador. Un abrazo |
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Estimado Rex: Como bien dices, esto es cuestión de gustos, preferencias, sensibilidad.. algo muy personal. 1.- La puesta en escena de este Parsifal no es nada ?trasgresora? (tipo ?el conejo?, ?el mohicano?, etc). En este Parsifal, la ubicación espacio-temporal en un pseudo-futuro y en un paraje pseudo-antártico desde luego no tiene nada de trasgresor en los tiempos que corren, y más cuando hay respeto a muchos de los hitos escénicos de la obra (cisne, lanza, sangre en la herida de Amfortas, grial, etc.). 2.- Mi queja principal está en el poco esfuerzo intelectual que rezuma tanto la dirección escénica como la escenografía. Da la impresión de que al dúo Herzog/Balò se le echó el tiempo encima y solventaron el expediente recurriendo al argumento de los vagos: estatismo y minimalismo. Por eso hablé de timo. Hay a quien le encantó. A mí me aburrió. 4.- Lo peor de Herzog, para mí, es que no supo resolver lo fundamental, lo difícil: el movimiento de los coros y personajes en las dos escenas de la Sala del Grial. Ambos momentos me defraudaron e incluso afectaban al resultado musical (con los coros no escénicos perdidos por algún remoto lugar entre bambalinas). Lo fácil (sendas escenas en el bosque del Grial), lo resuelve cualquiera recurriendo al estatismo. Pero ese estatismo también me aburrió. En la escena de las muchachas-flor, se apuntaba alguna idea (juego de las muchachas-alga figurantes, y las muchachas-cantantes), si bien el resultado no terminaba de convencer. 5.- Esa falta de esfuerzo intelectual se resentía más en la escenografía: - La transformación del bosque a la Sala del Grial trajo a mi mente los trucos para cambio de escena que gastan las compañías de ópera itinerantes del este de Europa que recalan en mi pueblo a ofrecernos la enésima Traviata, Boheme o Nozze. Lo mismo: cuatro paneles que se desplazan lateralmente. A lo anterior sumamos un banal movimiento de grúas totalmente gratuito, pues van a quedar tapadas por la super-parabólica-con-las-bombillitas-de-verbena que sorprendentemente constreñirá la acción a medio escenario, cuando lo que la música pide es precisamente lo contrario: inmensidad. - el segundo acto no me desagradó tanto. Ahora bien, el lunes 27 el castillo de Klingsor se ?derrumbó? (con un efecto escénico algo cutre) muchísimos segundos después del estruendo de la música. - Sólo aprecié aciertos con la iluminación al descubrirse el Grial (sobraba el humo). Lo demás luz blanca por doquier (actos I y III)y leves toques de color. Tampoco aprecié que el bosque/iceberg se tiñera de verde el viernes santo. - que el grial figurara el Santo Cáliz valenciano me parece un acierto, ya que se trata de una producción propia. Téngase en cuenta que el Teatro, junto al escuálido programa de mano, adjuntaba un cuadernillo como ?complemento? en el que se aseguraba que el Santo Cáliz es el de la Santa Cena pues no existían pruebas irrefutables que acreditaran lo contrario. 6.- Lo del palau-volant es un pegote: no tiene nada que ver con las cinco horas anteriores de espectáculo ni resiste una explicación lógica. Su fúnción parece ser la de justificar la vacuidad con una "ocurrencia". O como si Herzog nos dijera: ¿han visto ustedes que ocurrente soy? En resumen, hagan caso Uds. a Rex: esto es muy personal. Lo importante es que disfruten del espectáculo ? y que luego nos cuenten qué tal. Saludos. |
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Excelente señor Ferrandiz sus conclusiones sobre la puesta de Herzog. Las comparto en su totalidad. Yo sólo añadiría que si bien me parece acertado que el Grial sea el Santo Cáliz valenciano, me parece innecesario el aumento tan desproporcionado del mismo para que la gente se de cuenta de ello. Creo que los símbolos religiosos tienen unos determinados tamaños y hacerlos crecer tanto me parece grotesco. En el sentido inverso sería también absurdo representar una Pasión de Cristo con una Cruz del tamaño de una raqueta de tenis. Nadie se imagina una Última Cena con un Cáliz del tamaño de un trofeo futbolístico. Un abrazo |
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Es cierto lo que me gusta a mi puede no gustar a mi vecino, pero en el caso de la puesta en escena del Parsifal de Valencia aprecié mucho estatísmo, poca imaginación y un recurrir a unos decorados poco acordes con el argumento. También tengo que decir que tuve la suerte de aistir a un Tristan und Isolde en Bayreuth el verano del 2007 y la puesta en escena era, en mi modesta opinión, lo más alejado del argumento que se pueda imaginar.(Cuatro tablas, una chaise longe y fotografías colgando del techo) Recuerdo las palabras de Wieland Wagner sobre que el continuismo en las puestas en escena de Wagner serían su muerte, más o menos, pero no todo lo nuevo significa que tenga calidad. Y ese si que puede ser el mayor peligro para la obra de Wagner. Creo que la frialdad de este decorado, la ausencia de referentes claros, las antenas parabólicas y los juegos de luces, favorecían muy poco a una obra que se basta con un escenario desnudo o insinuado.(Veánse montajes de Bayreuth de los años 1957 hasta aprox 1965) La música de Wagner no necesita de nada más, ella por si misma es tan grande que le sobra cualquier adorno supérfluo; pero ya que se recurre al decorado que por lo menos éste tenga la dignidad que merece semejante maravilla. Sigo pensando que el platillo final condenó al fracaso a uno de los momentos más bellos y líricos de las óperas de Wagner en particular y de la ópera en general. Pero, para gustos los colores. |
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Hola amigos: No voy a respitir mis opiniones, que os aburriría. Tan sólo hacer una alusión al "tamaño" en respuesta a Le Gouverneur. Opine que si el cáliz era más grande del original era para que se viera mejor (como comenté) y se trata de una práctica habitual. Pensad en alguna Tetra que hayáis visto, seguro que el anillo aparece más grande de lo habitual, a menudo emite destellos brilantes, etc para hacerse ver. recuerdo una producción donde el tal anillo era algo similar a un puño americano, ya que se insertaba en varios dedos de la mano y sobresalía una forma anular central. Creo que Siegfried Jerusalem lo lució así en aquella ocasión. Saludos. Rex. PD. Espero que ewsto no sirva de excusa para hablar de si "el tamaño importa...", ya que entonces podríamos desviar el tema hacio otro tipo de derroteros... |
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Señor Alemán, ese Tristan de Bayreuth es la peor producción que he visto nunca. Qué desastre. Y Rex, sobre la "importancia del tamaño..." quizás dentro de las virtudes y defectos de la propuesta de Herzog es una cuestión menor, pero creo que es un contrasentido buscar el realismo en la reproducción del Santo Cáliz valenciano y luego cambiarle el tamaño. No es lo mismo un anillo que un Cáliz, que se ve perfectamente desde cualquier posición. Al final lo importante es el efecto que produce en el espectador y personalmente al cambiar el tamaño, un símbolo religioso se transformó en un trofeo futbolístico. Esta sensación personal he visto que ha sido compartida por numerosos aficionados, por eso creo que Herzog se equivocó. Pero vamos, ha sido uno de sus errores menos importantes. Un abrazo |
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Señor Gouverneur: menos mal que pensamos lo mismo en cuanto a la producción tan horrible que fue ese Tristan. Después del gasto que supone ir hasta Bayreuth y con la ilusión que va uno esperando encontrar las fuentes auténticas................¡¡¡que decepción!!!!! Muchas veces se confunde lo moderno con lo mejor y descartamos lo que siempre ha triunfado pensando que es antiguo y obsoleto. QUé grave erro. Saludos: aleman. |
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Hola, amigos: El vierne 7 repetí mi experiencia parsifaliana. Tenía ganas de ver y oír a Violeta Urmana. Valió la pena. Si el 31, la estrella fue el señor que hacía de Amfortas, en esta ocasión brilló por encima de los demás esta estupenda cantante, y eso que la anterior Kundry, Nemeth, también lo hizo muy bien. En cuanto a Maazel, en esta ocasión me sonó mejor la obertura (menos mal, que es muy hermosa), sin embargo le sucedió como la vez anterior: demasiado lento y falta de fluidez, aspectos necesarios para que el "acto de Gurmnemanz" no se eternice y se haga pesado. De todos modos, el segundo acto fue de antología y el tercero no se le quedó a la zaga. Como digo, valió la pena este Parsifal. Un a feliz experiencia. Por cierto, se dijo ern el foro que Herzog suprime el bautizo de Kundri. Puse atención esta vez, no fuerta que me pasara desapèrcibido, y lo cierto es que no se suprime. Junto a las palabras del libreto Parsifal hace el gesto de bautizarla poniéndole au mano redentora sobre la cabeza, tras ser ungido de pies a cabeza por Kundriy y Gurnemanz. Herzog sigue con bastante fidelidad el libreo y las indicaciones de Wagner, aunque se toma alguna licencia ya mencionada, pero no contradice al Maestro. La escenografía no "chirría" ni es una tomadura de pelo, como sucedió en Bayreut con el conejito podrido, por ejemplo. Un cordial saludo a todos, especialmente a Woglinde y marido, Conxa y Robber, a los que espero volver a ver de nuevo por aquí, que nos espera la Tetralogía completa. Rex. |
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En el plano conceptual la producción del conejo era muy disparatada, pero desde el punto de vista teatral y de dirección escénica le da muchas vueltas a la producción de Herzog. Al menos en el escenario se creaban personajes vivos, por no hablar de los movimientos del coro, inexistentes en la producción de Valencia. Lo de la mala colocación del coro final, no tengo clara de quien es la responsabilidad, pero creo que este error tan garrafal creo que se debe también a la falta de tradición wagneriana en Valencia. En Alemania nunca se hubiese dejado tan alejado y se hubiese buscado otra solución para darle más sonoridad, de esto estoy seguro. El trabajo de Christoph Schlingensief aunque no me agradó en su conjunto por el feismo de la escena y algunos conceptos no compartidos, me produjo un profundo respeto. El "no trabajo" de Herzog, como bien dice Pepe Ferrándiz, es un timo de cuidado. Un abrazo |
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Dijo Monsieur Le Gouverneur: "En Alemania nunca se hubiese dejado tan alejado y se hubiese buscado otra solución para darle más sonoridad, de esto estoy seguro." ¿No es Herr Herzog, alemán? Por cierto, ¿Porqué duró tan poco la escenografía de Christoph Schlingensief? ¿No será porque no le gustaba ni a los mismísimos alemanes? Da la casualidad de que se trata de una de las puestas que menos ha durado en cartel en la alemana Bayreuth, acaso sea la que menos en unas cuantas décadas... Yo no estuve allí, pero conozco personalmente a varias personas que sí que estuvieron y la describen como lo más tremegundo y repulsivo que hayan tenido que soportar. Aunque, sobre gustos... ya se sabe... Saludos cordiales. Rex. |
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Hola a todos. Yo he tenido la oportunidad de ver la producción un par de veces, el 31 y el 4, con las dos Kundris, siendo ambas excelentes intérpretes del personaje. En general el reparto es de lo mejorcito que podían haber seleccionado. Lástima que todo quede desfigurado por la producción. Mis apreciaciones coincinden bastante con las del señor "Le Governeur". Realmente la producción es cuanto menos un aburrimiento, y creo que no es una cuestión de presupuesto. Entiendo que el señor Herzog tiene muy poco que aportar a Parsifal. Su interpretación de los hechos es arbitraria. Los cráteres de la Antartida, los corales, el hielo...son escenarios completamente ajenos a la temática y a los personajes. El unico momento medio caldeado es el segundo acto y es porque los cantantes se ocupan de ello. El tercer acto es lo más mortalmente aburrido que he visto sobre un escenario operístico. La producción "del conejo" tenía infinitamente más miga que esta "insulsez". Por cierto, acaba de aparecer un nuevo DVD con una producción de Zurich que cuenta con la dirección de Haitink y con Ventris como Parsifal. La primera audición no decepciona. Habrá que incarle el diente. Saludos. |
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La producción de Schlingensif duró 4 años, que fué uno más de los previstos. Yo sí la vi en 2005, y si bien hubo abucheos, diría que hubo una gran parte del público que si la disfrutó y la vitoreó, yo incluido. Me sorprende ver como hay quien hace afirmaciones guiado únicamente "de oidas". A los alemanes les gustó, y yo lo ví. Saludos. |
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Perdón, quise decir "hincar" el diente. Cosas del directo. |
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Apreciado ersten knabe, No puedo opinar sobre la representación del Parsifal de Herzog en Valencia pero sí sobre la de Schlingensief en Bayreuth y no me cansaré de repetir ?ya lo he hecho anteriormente varias veces- que fue el peor bodrio teatral ?no únicamente operístico- que he visto en mi vida, el peor de los peores, con toda la carga de subjetividad, por mi parte, que usted quiera. Usted dice respecto de la producción de Herzog que ?Su interpretación de los hechos es arbitraria. Los cráteres de la Antartida, los corales, el hielo...son escenarios completamente ajenos a la temática y a los personajes.? Y yo me pregunto, ¿y no es arbitrario ambientar el Parsifal en el África Boer? O, ¿convertir a Gurnemanz en una especie de Robinson Crusoe vestido de blanco y a los escuderos en canívales de aventura del circo de Televisión Española (es lo que, desde mi punto de vista parecían), hacerlos ir a cuatro patas y que Gurnemanz les propinase una colleja cuando intentaban levantarse?, ¿o convertir la escena de las muchachas flor en una ?rue carnavalesca pseudobrasileira??, por no hablar de la repugnante ceremonia budú, con sacrificio del pollo incluido (con todo mi respeto a otras religiones, hasta allá donde es respetable, por supuesto), o vestir a Kundry de arlequina, a cuadros de tablero de ajedrez y bolso a juego, con doble incluida, etc. ¿No es todo ello, como usted dice ?ajeno a la temática?? Vaya por delante mi ignorancia, mi cortedad y mi incapacidad de no haber sabido desentrañar, interpretar o descifrar la ?dramaturgia Schlingensiefiana?. En mi opinión, lo peor de aquella producción era su deshonestidad, la tomadura de pelo, el buscar el escándalo por el escándalo, para mayor fama de su autor (el de la escenografía, no el de la música y el libreto). No en vano, en una rueda de prensa anterior al estreno, supongo que para caldear el ambiente, declaró que nunca había presenciado una ópera y que Wagner no le interesaba lo más mínimo. Y, en particular, la mayor deshonestidad era el hecho que la incesante y constante entrada y salida de personajes, tanto del libreto como inventados, filminas, proyecciones, etc., te impedía concentrarte en los aspectos musicales. ¿No es eso hacer parasitología del arte a costa de los artistas universalmente consagrados? Yo no creo que lo peor que le pueda pasar a una producción es que sea insulsa, sino deshonesta e insisto, que creo que la de Schlingenshief lo era y mucho, repito, con toda la carga de subjetividad e ignorancia, por mi parte, que usted quiera, ya que como se ha apuntado, sobre gustos no hay nada escrito. |
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Discúlpeme Assur, no pretendo establecer de nuevo uno de esas acaloradas discusiones que al final no llevan a nada bueno. Por muchos argumentos que pueda darle está claro que si a ud le disgustó el Parsifal de Bayreuth con lo que yo pueda decirle no va a cambiar de parecer. Desde mi percepción de la obra wagneriana, Parsifal es un compendio de los avatares del espíritu de occidente desde su nacimiento a lo que se consideró su colapso en el momento de la composición de la obra hace ya más de cien años. Dicho espíritu ha seguido evolucionando y por ello (desde mi parecer) es lícito incorporarle más aún de lo que hemos vivido hoy en día. Occidente ha gobernado el mundo "civilizado" en los últimos 1000 años y ha impregnado todo con su moral judeoárabecristiana, todo ello además con el sentimiento de que es la única buena y posible, excluyendo cualquier otra. La culpa es uno de los sentimientos que se han extendido. La necesidad de redención, la moral del bien y el mal al estilo occidental, ajustado a su propio interés y el individualismo. Todo ello ha impregnado todos y cada uno de los campos en los que nos movemos: la educación, la política, la economía. Es esto fácil de expresar? Una representación de Parsifal no puede ser sencilla si se le quiere hacer justicia. Para eso que se haga en versión concierto y te quitas el problema de encima. Quizá la propuesta de Schlingensief se sobrepasa porque la universaliza, pero hay quien dice que Parsifal intenta unificar el espirítu occidental y el oriental. Para mí que aquí más vale pasarse que quedarse corto. Herzog ha respresentado Parsifal como si fuera "el Trovador" de Verdi o cualquier otra cosa, y además en plan cutre (perdón por la palabra). Desde mi punto de vista ha sido de nuevo una ocasión desaprovechada por parte del staff artístico de Les Arts para deslumnbrar al mundo. Mucho edificio singular y mucho oropel para luego mostrar producciones más que mediocres. Como esto siga así me doy de baja. Saludos. |
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La verdad es que la propuesta de Herzog me parece hasta cierto punto visualmente atrayente. No puedo entrar en valoraciones más profundas porque no la he visto. El mensaje realmente no es malo, pero si es posible que peque de efectismo barato y todo ello se quede en cartón-piedra sin mucho más detrás. Un saludo. |