Esforzados, Anton, caballareos de ridículo no entienden, pues puras són sus acciones y de gozo llenan sus intenciones! mas si la Fortuna, ciega diosa, de final feliz nos prohibe, que culpa és la nuestra, lejano amigo? haya ella el ridículo, pues ella impide a los mejores caballeros del mundo de bien hacer siempre hasta el fin y sus conceqüencias. Lo que de mi lengua dices, otorgale este don a Amadís, pues por su gracia agora yo escribo así.
Vive bien!
A los otros esforzados Wagnarianos sigo aún pidiendo este don, pues haya alguno la bondad de el dicho crepúsculo me lo pasar!
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