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Meditaciones |
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Hola, Hoy la actividad a la que he estado dedicada durante todo el día me ha permitido escuchar con bastante atención gran parte del Anillo. Mañana, que me toca continuar con la misma actividad, acabaré la parte pendiente y seguramente continuaré con los Maestros ? Knap ? 60. Bueno os cuento esto porque el Anillo que he estado escuchando ha sido el del B-56. ¡Qué placer!!! Hacía mucho tiempo que no le dedicaba una audición completa. Todo es perfecto y maravilloso en ese Anillo, bueno no todo, hay algunas cosas que siguen sin gustarme, pero es igual, hoy me ha parecido maravilloso. En fin, que dejándome llevar por la música, casi me he puesto a aplaudir con el público al final de los discos, y entonces, me ha dado por recordar todas las representaciones en directo que he visto hasta la fecha, la última como ya sabéis Die Meistersinger en Madrid, y no se salva ninguna. ¡Qué horror!! ¿Por qué siempre tengo que salir insatisfecha del teatro? Que envidia me ha dado todo ese público que tuvo la suerte de asistir a representaciones que siempre te dejaban buen ?sabor de boca?, fallaba alguna que otra cosa, pero el conjunto en general era satisfactorio y no como ahora (al menos en mi caso y siempre refiriéndome a Wagner), que es al revés el conjunto en general es insatisfactorio y hay alguna que otra cosa que puede salvarse y algunas veces ni eso. Cómo me gusta Hotter y Greindl y Neidlinger y... para que seguir. Y de la música... qué decir de ella... No soy capaz de transmitir lo que hoy he experimentado escuchando ese Anillo, ha sido algo muy especial, pero es igual, a pesar de todo me apetecía comentar esto con todos vosotros. Un saludo, Ana |
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Ana, creo que has transmitido perfectamente tu alegría, gracias por compartirla. Yo estuve escuchande hoy el Tristán de Furtwängler del 52 con Flagstad y Suthaus y te comprendo, necesita uno comunicar la experiencia, pues eso es lo que inspira Wagner, amor. Un saludo alfonso. |
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¡Ay!... ayer mismo conseguí el "Kna’nillo" del 56... y ¡que emoción!: toda la tarde escuchándolo... no podía resistir la tentación y saltaba de un fragmento a otro... pero pronto me di cuenta de mi error y me prometí que una experiencia como la del Anillo del 56 me la iba a escuchar toda seguida desde el principio y sin saltos... así que, hoy no porque toca escuchar Bayreuth, mañana me encierro en mi habitación y me hago una maratón knappertsbuchiana... jajaja Por cierto, una vez puestos a suspirar por la afortunada audiencia de aquellas representaciones casi míticas (¿creeis que ellos serían realmente conscientes del milagro que presenciaron?)... ¿qué me decís si nos ponemos a pensar en aquellos que vivieron el momento histórico de Bayreuth de 1876?... ¡madre mia que suerte! en fin, saludos a todos - Juan Vte. Ramírez - |
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Estoy escuchando Die Meistersinger desde Bayreuth y creo que con Thielemann, ha llegado algo especial que hace tiempo, desde el Tristan de Barenboim, no escuchaba. Transparencia, claridad, ritmo, etc parece mentira como puede sonar asi de bien. Lástima que hoy por hoy, Holl no sea el Sachs idel, pero está mucho mejor que con Barenboim. Me ha decepcionado el David, pero Robert Dean Smith parece que va a salir del empeño, en fin ya veremos, el tercer acto. Si la cosa sigue asi, nos espera un Parsifal grandioso. Saludos Josep Mallol |
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Sobre lo que leído por aquí, quisiera añadir lo que pienso yo. Por un lado, estoy más que satisfecho en vivir en esta época y no en los 50, por ejemplo. En los 50 uno tenía la oportunidad de presenciar en directo aquellas magníficas representaciones (el que podía, claro), pero poco más. En la actualidad no sólo podemos reescuchar aquellas míticas versiones en un sonido que, si bien está a años luz del directo, permite apreciar la calidad de las interpretaciones; además, tenemos la posibilidad de escuchar las de los años 20-30, la llamada Edad de Oro, y muchas otras posteriores. Y escucharlas una y otra vez. Yo esto no lo cambiaría por ningún directo. En fin, es lo que yo pienso. Por otra parte, me gustaría saber si el público asistente a las representaciones del nuevo Bayreuth llegó a valorar realmente lo que pudo presenciar. Lo digo porque, al menos ahora, cuando se anuncia algo como la reapertura de un nuevo teatro, por ejemplo, se crea una expectación que hace que todo el mundo espere algo grandioso y espectacular, y casi siempre uno se queda un poco decepcionado porque esperaba más. Esto ocurrió un poco cuando se reinauguró el Liceo después de su reconstrucción. Aparte de eso, siempre hay una cierta tendencia a comparar las cosas con otros tiempos pasados teóricamente mejores. Entonces, teniendo en mente las fabulosas representaciones de la Edad de Oro, ¿no se quedaría el público algo decepcionado, tal como nos quedamos ahora con las actuales? Recuerdo haber leído en algun sitio (no recuerdo dónde) que en su tiempo Windgassen, el gran Sigfrido, no gustaba. No sé si es cierto. En fin, quizás en épocas posteriores se llegue a admirar las interpretaciones actuales más de lo que las admiramos hoy día. (Aunque personalmente creo que Wolfgang Schmidt no llegará a gustar nunca, aunque quién sabe. El otro día descubrí que tiene una página web!). Eso era todo lo que tenía que decir. Gracias por leerme. Un abrazo a todos Gunther |