Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
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Bach y Wagner.
De: rexvalrex
Fecha: 04/04/2009 20:25:46
Asunto: Bach y Wagner.


Hola amigos:

Se acerca la Semana Santa y, con ella, en gran número de auditorios se programa la Pasión según San Mateo, una de las obras más impactantes de toda la historia de la música. Mañana, domingo, podré asistir a la actuación de Al Ayre Español que interpretará esta obra bajo la dirección de Eduardo López.

Tras haber asistido a la Misa de Bach, le comentaba no hace mucho a una forera amiga que encontraba cierta influencia de Bach en Wagner, o al menos, cierto homenaje del sajón del XIX a su paisano del siglo anterior.

Esta similitud fue primeramente emocional para mí. Cada vez que oía el lamento de Amfortas, haciendo alusión a su padre y a la herida, me venía a la mente el Erbarme dich, mein Gott de la Pasión. Se trataba de algo intuitivo.

Ahora lo veo más claro. En su famosos ?Credo?, Wagner cita a Bach, Mozart y Beethoven. El maestro conocía bien la obra de Bach, al menos la Pasión, ya que otro compositor tan próximo a él geográfica como temporalmente, Mendelsohn, la había recuperado por esa época. Desgraciadamente Wagner no fue justo con el autor de Las Hébridas, ya que lo vituperó movido por una mezcla de envidia y de antisemitismo, ya que estamos hablando del hijo de un banquero de origen judío que triunfaba mientras a él no se le daba una oportunidad. Lo cierto es que alguna relación cabe establecer entre ambos. Solamente con escuchar sus correspondientes marchas nupciales, ya vemos cierta similitud.

En dos obras wagnerianas veo la impronta de Bach: en Maestros y en Parsifal, la pieza sacra de Wagner. Si en la primera obra podemos escuchar corales que recuerdan a Bach y Lutero, e incluso, pasajes musicales herederos del padre de su música, con fugas y contrapunto, en el caso de Parsifal, es el dolor lo que las une. Aunque Wagner expresara que Parsifal no era Cristo en absoluto, yo sí que encuentro un cierto paralelismo entre el dolor del Cristo de la Pasión y el del Amfortas de Parsifal, sus alusiones al padre y cierta transcendencia que eleva la música por encima de lo puramente musical para alcanzar lo que podríamos demonizar una experiencia ?religiosa? por lo profunda y humana que es.

Esa es mi intuición. Tanto la Pasión como Parsifal me ponen la piel de gallina y me dejan en una especie de estado de trance, que me hace parecer casi ?sacrílego? aplaudir tras su ejecución.

¿Qué opináis al respeto, amigos foreros?

Un saludo cordial.

Rex.

PD. Otto Klemperer tiene una versión ultrarromántica de la Pasión en la que participan cantantes wagnerianos y/o straussianos, y la orquesta es de grandes dimensiones, a la wagneriana. Quizá esté fuera de estilo para los puristas del barroco, pero a mí me emociona hasta la médula y la veo muy cercana al romanticismo musical de Wagner. Recordemos también, un par de cosas: una, según parece, Klemperer se bautizó (era judío) para abordar esta obra y dos, el director citado fue un excelente director wagneriano, aunque no grabara mucho. Ahí tenemos su Holandés de referencia y sus momentos orquestales (oberturas, preludios, etc.)


De: llll
Fecha: 04/04/2009 22:18:22
Asunto: RE: Bach y Wagner.
Con todas las distancias, que son muchas (no hay que olvidar que cuando Wagner evoca a Bach en Los Maestros, está evocando intencionadamente el pasado), encuentro un dato bastante relevante que los hermana: ambos odian detenerse a cada paso y aman un discurso musical contínuo, aunque lo busquen por procedimientos distintos.

-Bach al tiempo que termina una idea musical suele iniciar otra nueva, de manera que la atención del oyente no pueda detenerse hasta que concluya el movimiento o el número.

-Wagner simplemente evita que las ideas musicales adopten giros conclusivos, colocando un acorde de dominante donde correspondería por tradición uno de tónica, dejando abierta la puerta cadencial.

De: rexvalrex
Fecha: 06/04/2009 9:17:26
Asunto: RE: Bach y Wagner.
Hola, amigos:

Os escribo tras haber asistido a la Pasión. Ha sido una experiencia de las que no se olvidan. Al Ayre Español y el coro Vozes de Al Ayre Español dirigidos por Eduardo López no han estado a la zaga de otros grupos que han venido al Palau valenciano en años anteriores de la categoría de los capitaneados por Herrewege, Pinnock, Jacobs y otras primeras espadas internacionales especializadas en este tipo de música barroca con instrumentos de época.

Cada vez que oía un quejumbroso ?Mein Vater? me venía a la cabeza Parsifal, no sé si con razón o sin ella, pero así era.

Todos han estado soberbios, de notable, más alto en la segunda parte ? que es la que contienen los momentos más atractivos- que en la primera. Solamente, el tenor, Helge Ronning no ha estado a la altura de los demás. Ha destacado el contratenor Carlos Mena, que ha interpretado un ?Erbarme dich, mein Gott? que emocionaba hasta a las piedras. El acompañamiento que le ha hecho la corcertino, ha sido excepcional, su solo conclusivo ha sido técnicamente perfecto y artísticamente insuperable. Sólo con ver la cara que ponía mientras lo ejecutaba, la emoción subía muchos enteros. Finalmente, la intervención del coro a capella que sigue este hermoso momento, ha dado un broche de oro a un momento que casi podríamos calificar de experiencia religiosa, muy catártico, muy humano, muy divino, algo que te eleva como persona. Maravilloso.

Ahora os hago un comentario un tanto OFF TOPIC, aunque no tanto. En el Palau de la Música de València estamos acostumbrados a que año tras año vengan las mejores formaciones barrocas internacionales a interpretar esta obra. Esta vez era una agrupación española la que tenía el encargo. Algún hueco se podía ver en la zona de abobados -cosa no habitual cuando se interpreta esta obra, ya que se vende todo- que no había acudido, posiblemente por la nacionalidad del Al Ayre. Esto suele pasar por mucho que se les llene la boca a estos señores de su patriotismo español y otras cosas similares, como su defensa de la ?valencianía?. Naturalmente, estamos ante un problema sociológico y político que se resume en una cosa: complejo de suboficial, que no es más que una clase de complejo de inferioridad que se manifiesta en sentirse superior a los que se considera por debajo e inferiores quien se cree por encima.

En los corrillos he podido oír comentarios de este tenor. ?Vaya, son españoles?, ?Sí, maños?, ?Pues, menuda nos espera?, ?Y los solistas?, ?Bueno, por lo menos aquí ha habido suerte, la mitad son extranjeros?.

Esta gente desconoce que hay grupos españoles especializados en música antigua y barroca que son reconocidos fuera de nuestras fronteras: No sólo el presente Al Ayre Español, sino también los de Jordi Savall, Javier Paniagua o La Capella de Ministrers capitaneados por mi paisano Carles Magraner. El público suele huir de estos grupos, ya que piensan que por el hecho de no ser extranjeros, ya son peores. Recuerdo una excelente actuación de la Capella de Ministrers que actuó en la sala Rodrigo, de unas 400 localidades a media entrada. La calidad fue muy alta, pero claro está, como son valencianos, tienen que ser malos, que nadie es profeta en su tierra.

Además, estas buenas personas acomplejadas que hacían estos comentarios ni siquiera se habían fijado en los nombres de los músicos y del coro, ya que una buena proporción son extranjeros. Se han fijado en el nombre del grupo, en el del director y que estaban subvencionados por instituciones públicas y sus prejuicios han actuado. Os puedo asegurar que la actuación no ha tenido nada que envidiar a la media de las mejores.

Os cuento esto porque me hace gracia ciertas personas que se rasgan las vestiduras cuando leen País Valencia, Nafarroa, Abur, Unha aperta... o algún texto en valenciano y en cambio no sacan su espadita cuando hay en el foro quien afirma que la única lengua que se habla en España es el español, que el resto son dialectos a los que compara al suajili (escrito con J). Así son las cosas. Todos somos más españoles que nadie o más valencianos que nadie, según el caso, pero a la hora de la verdad pensamos que lo de fuera es lo mejor.

Esto ya le pasó a Falla, que aquí, en España, no le hacían ni caso y tuvo que irse a Francia para hacerse un nombre. Una pena. Pero es así.

Yo procuro no tener prejuicios y valorar a los intérpretes según su trabajo, sean de donde sean. Esto no lo hace la generalidad de los abonados. Y os estoy hablando de la parte más cara del coliseo, donde se supone que van los más pudientes y los de mayor nivel cultural. Se supone, claro.

Un saludo.

Rex.