Hola. Acabo de presenciar en la Sala Sinfónica del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid el Acto I de la Walkiria en versión concierto con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín dirigida por Marek Janowsky. Elenco de primera fila: Robert-Dean Smith, Ricarda Merbeth y Martin Snell. Ya era hora poder escuchar Wagner en Valladolid, aunque sea en versión concierto, y con tan alta calidad, que para eso hay un Auditorio tan grande como el Miguel Delibes y con una acústica tan buena.
Comencemos por la dirección: la primera parte se dedicó a Muerte y Transfiguración de Strauss, donde Janowski, a mi modo de ver, estuvo muy bien tanto en el comienzo como en el final (la grandiosa transfiguración), pero por el medio estuvo más pendiente de buscar un sonido asentado, firme y vertical, más que en la fluidez de la música, echándose de menos ese tono más meloso, juguetón o fresco tan característico de Strauss. No obstante, no se le puede negar un desconocimiento de la partitura, donde todo estuvo en su sitio y la transparencia orquestal fue palpable.
Y en la segunda parte, Wagner. El preludio comenzó bien, pero la cuerda en trémolo se fue apagando por momentos donde pide mantenerse con la misma potencia hasta que se produzca el desarrollo de la frase, que termina con los golpes secos de los metales y los timbales. Ofreció lo mejor en la tercera escena, vibrante y apasionada, mientras que la segunda en cambio sonó algo más suave, e incluso, dubitativa en alguna de las intervenciones de Hunding. Resulta curioso que en varias ocasiones, en los frecuentes solos de maderas, hiciese gestos para que se subiera el volumen, y esto más de una y de dos veces. No entiendo el porqué, cuando en Strauss esto había funcionado de maravilla.
Robert-Dean Smith en su línea, bella voz, fresco y con unos Wälse! de 8 y 11 segundos respectívamente. Bien es cierto que parece que el frac le encorseta más su interpretación, medida y comedida en todo, pero eso siempre se ha dicho. La acústica del Auditorio Miguel Delibes permitió que se le escuchase perféctamente en todo momento. Creo que ya se conocen sus virtudes y también sus defectos, y en el Siegmund hay que hablar de lo primero. Ricarda Merbeth como Sieglinde resultó en cambio más apasionada, con una voz bella y resultó más convicente en escena, con unas miradas que resultaban muy convincentes. No hubo grito tras sacar la espada, aunque sí una mirada y un gesto que resultó algo así como un alivio. Martin Snell (que en Bayreuth ha hecho de uno de los maestros en los Maestros Cantores de Weigle) resultó toda una sorpresa. Un bajo con una presencia vocal importante para el papel y firme en todo el registro, aunque escénicamente no ofreciese mucho. Salió de un lateral del escenario, se colocó en una esquina al fondo, al lado de los metales y cantó desde allí. A pesar de estar detrás de la barrera orquesta, se le escuchó perfectamente, aunque creo que Janowski lo sufrió, porque tuvo alguna discordancia en la segunda escena en sus intervenciones. A ver si en Bayreuth le dan papeles de más relieve, porque el cantante tiene material para ello, por ejemplo el Rey Marque o Daland.
Este concierto debe ser una especie de gira de la Sinfónica de la Radio de Berlín, y mañana domingo será en San Sebastían y el lunes en Oviedo. Si alguno más asiste, que opine qué le ha parecido. A mí desde luego, me ha dejado muy buen sabor de boca. Un saludo.
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