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Otra sobre Angel Fernando Mayo |
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Parece que hasta a la frase más escondida le sacan punta: http://perangulo.blogspot.com/ De lo que son capaces algunos por poner su "disco";¿qué opinan? |
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No está mal que se introduzca una aclaración sobre las diferencias entre los cometidos del escenógrafo y director de escena. Ahora, no puedo evitar sonreírme ante las definiciones de cada uno. Profundizo un poco: "Los directores de escena asumen así el riesgo de la dramaturgia; conocen a fondo el lenguaje teatral y relacionan la realidad del momento en el que fue concebida la obra con la realidad del presente, justificando así su representación." Manda... manda... ¿Así que la representación hay que justificarla? Es que me lagrimean los ojos de la risa. Tal vez podrían acompañar en la zona de los subtítulos unos mensajes que vayan "justificando" la representación. Por otro lado eso de relacionar la realidad del momento en que se concibe la obra con la realidad del presente debe de querer decir que la obra ha perdido aquello que la convierte en un clásico, pq necesita ser retocada para que siga teniendo vigencia en el presente. Y sorprende que director y escenógrafo tengan ideas propias, pero en ningún momento se diga que tengan obligaciones con respecto a la obra. Nno puedo evitar pensar que ese modo de entender la dirección convierte a los directores en los tiranos que especulan a placer con el trabajo de otros. |
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La verdad es que no le imagino riendo, pero bueno, por otro lado, ¡claro que la puesta en escena debe justificarse, obviamente! ¿O acaso lo clásico inmutable? Desde luego no me imagino a Sófocles, a Cervantes o a Tapies justificandose por lo que hacen, puesto que quien busque esa justificación la va a encontrar implícita en la misma obra. Pero ningún artista, nunca, ni siquiera Warholl o Duchamp, han hecho nada "por que sí", o "por que le ha parecido bien", o sin saber por qué; detrás de cualquier obra artística hay un por qué, una razón, implícita en el tiempo y en la cultura del artista, y si esa razón no tiene ya sentido hoy día, la obra sólo tiene mero valor testimonial. De hecho los mitos se renuevan y no tiene el mismo interés una ópera hoy que mañana; de hecho si miramos la cartelera de un Teatro cualquiera hace cien años el repertorio era bien distinto. Un mismo texto no significa lo mismo para el público de París hoy que para el público de Santiago de Chile treinta años; el lenguaje no es el mismo. Y el significado tampoco. La propia cultura griega clásica no consideraba arte ni la escultura ni la arquitectura con las que sin embargo ahora se nutre cualquier libro de historia del arte. Con lo cual no es que "haya que" justificar una representación, es que no tiene sentido ninguno montar una ópera "por que sí", al margen de su interés musical. Por otro lado, ¿qué tienen de clásico "El elixir del amor", o "Tancredi", o "Fausto" de Gounod? Al margen de lo musical, estas como muchas otras obras del repertorio necesitan una importante revisión dramaturgia, ya que no se pueden comparar lo universal de los textos de Shakespeare, de las tragedias griegas o del texto de Goethe -lo clásico que mencionaba el forero-, con los libretos simplemente funcionales de esas óperas. Cierto que nunca ha sido necesario un gran drama para sustentar una buena música, pero es deber de todo artista explorar al máximo las posibilidades que ofrece la puesta en escena de un texto teatral. ¿Obligaciones respecto a la obra? Se dan por hecho, aunque el forero debía aclarar a qué se refiere. De todas maneras llama la atención la ciega veneración que tiene el público respecto al arte; es especialmente perceptible aplicado al arte clásico en comparación con el contemporáneo. A muchos espectadores se les llena la boca con palabras cuyo significado desconocen profundamente, como "obra", "arte" o autor". Se refieran a ellas como a totems sagrados e intocables, adoran algo sin saber qué es ni por qué lo adoran, ignorando completamente la flexibilidad y articulación de las obras artísticas y su vulnerabilidad al paso del tiempo y al intercambio cultural. Con el teatro y sobre todo con la ópera pasa mucho. Se habla de "respeto al autor" y cosas por el estilo, encumbrando sin saber por qué montajes profundamente aburridos y mediocres, neutros e inofensivos. Ya se ha hablado de este tema en la entrada del ?.. de marzo. Lo peor de todo es cuando sientan cátedra dando por sentado que una supuesta tradición, autoproclamada como legítima, está de su parte. |
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Ya están nuevamente al ataque los sinvergüenzas, loa manipuladores, los apropiadores del arte ajeno, con "la necesaria revisión dramatúrgica", o sea "mi revisión". Inventen algo, creen algo propio, personal, original, y dejen de meter mano a lo ajeno, que no necesita de sus servicios interesados. Las obras que ustedes manipulan llevan más de 100 años programándose, sin necesidad de "genios de la escena" que las recuperen o revitalicen; en cambio, sus "drmaturgias" se apolillan en menos de una década. Esa es la pura verdad. Lo demás es confusión interesada de pesebreros del arte que viven de lo ajeno y de la subvención. |
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Opino que a mí lo que me llama la atención de tal artículo es esto: "pero el caso que nos ocupa en esta entrada no es ese, sino la habitual confusión entre escenógrafo y director de escena, imperdonable si cabe al tratarse de un intelectual de la talla del desaparecido Mayo." ¿Mayo intelectual? Seamos serios, era un aficionado a la ópera, lo que hoy llamaríamos un friki de Wagner, que hacía críticas discográficas y, como el hombre sabía alemán, traducía documentos interesantes. Pero ser intelectual es otra cosa, por Dios bendito. |
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Además, no es que se saque punta a frasecitas escondidas. La cuestión es que cuando se critica las puestas en escena y a sus responsables muchas veces no se sabe ni lo que se critica ni a quien. Y es lo que trata de aclarar, acertadamente, el autor del artículo. Otra cosa es que pueda debatirse si los directores de escena tienen demasiado poder en una producción, al punto de trascender los límites de la interpretación, pues imprimen a la obra mensajes que le son completamente ajenos e ignoran aquellos que sí le son propios. El problema también está cuando tramposamente se generaliza, pues hay muchos casos en las puestas en escena vanguardistas y que sin embargo, sirven a la obra. Pero algunos todo lo que no sea ver un belén en la escena parece que tampoco lo entienden. |
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Lea bien el artículo del blog, y no utilice interesadamente el hilo para lanzar sus críticas a otros. "Los directores de escena asumen así el riesgo de la dramaturgia; conocen a fondo el lenguaje teatral y relacionan la realidad del momento en el que fue concebida la obra con la realidad del presente, justificando así su representación." Esto es el manifiesto de un sibvergüenza. - "Conocen a fondo el lenguaje teatral": viendo algunas producciones, esto es más que discutible, cuando no directamente falso. - "... y relacionan la realidad del momento en el que fue concebida la obra con la realidad del presente, justificando así su representación." Debería decir "intentando justificar mi sueldo". Una obra no necesita justificación, no necesita de alguien que la manipule para ser representada. Pero, claro, quien vive instalado en la rapiña, en la utilización de obras de otros, quien es incapaz de crear y debe servirse de otros como vehículo, tiene que justificar su trabajo. De ahí la necesidad de actualización del mensaje, de relación con el presente. Todo falso, indecente. ¿Se habla en alguna parte de servir a la obra? ¿Se puede leer en ese blog tendencioso de autobombo ("espacio para la reflexión", ¿mande?) algún comentario humilde sobre las obras de las que se sirven? No. Es un monumento al ego de unos chiquilicuatres del teatro. |
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Bueno, el título del hilo alude a Mayo, y lo único que he dicho al respecto es que no es un intelectual -que nadie se moleste por lo de que era un friki de Wagner, porque lo digo como apelativo cariñoso-. Ahora yendo a lo que comenta: " "Los directores de escena asumen así el riesgo de la dramaturgia; conocen a fondo el lenguaje teatral y relacionan la realidad del momento en el que fue concebida la obra con la realidad del presente, justificando así su representación." Esto es el manifiesto de un sibvergüenza. " Me parece que decir que esto es el manifiesto de un sinvergüenza es no haber entendido qué es la interpretación. Toda interpretación de una obra del pasado hace lo que ahí se dice de una manera u otra, ya que se parte de una obra del pasado y se pone en relación con el público del presente, y se tratan de buscar en ella los valores de la misma que puedan hablar a las personas de hoy. La cuestión es cómo se resuelve esto, y si se hace mejor o peor, si uno actualiza lo que está en la obra o si inventa a partir de la obra (lo cual no es malo, siempre que se deje claro desde el principio). "... y relacionan la realidad del momento en el que fue concebida la obra con la realidad del presente, justificando así su representación." Completamente de acuerdo con el artículo. "Una obra no necesita justificación, no necesita de alguien que la manipule para ser representada." Una muestra mas de no haber entendido nada. Una obra de arte expresa algo, y la justificación para representarla es si eso que expresa se considera interesante o no, si merece la pena representarla y contemplarla. Y obviamente las artes escénicas necesitan intérpretes, y un intérprete es alguien (tanto sea escénico o musical) que da su visión. Si no da su visión, no interesa asistir, ya hay versiones grabadas de sobra. Un intérprete ha de servir a la obra, pero la obra también ha de reflexionar a través de ella. Si no es así, la está transformando en un asqueroso kitsch (al más puro estilo cultura del III Reich). El problema es cuando se trasciende ese "a través" para pasar al "servirse de", y a que el director de escena ocupe el centro de la función, el cual pertenece a la obra y al autor de la misma, no a él. La hermenéutica también tiene sus límites. |
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...menos mal que no estoy solo en este foro, ya empezaba a sentirme un poco acomplejado, por que a mi los "belenes" la verdad es que me empiezan a aburrir en seguida. Sobre lo de la justificación, me parece importante que se trate ese tema, yo lo que entiendo es que un texto o una historia puede cambiar de significado según los tiempos, y consecuentemente algo que antes tenía algún interés podría no tenerlo ahora; prueba de ello es que el repertorio de ahora no es el mismo que el de hace cincuenta o cien años. Con lo cual, si hoy en 2011 se repusiera, por ejemplo, "L’Almanzore" de Meyerbeer, o algo por el estilo, de alguna manera habría que encontrar su relación con este momento a través de la puesta en escena, de lo contrario parecería un museo de arqueología, es decir, algo perteneciente exclusivamente al pasado, y que como curiosidad puede tener su gracia, durante diez minutos, quizás, pero como retazo de vida teatral, sería totalmente estéril. Creo que van por ahí los tiros de la "justificación", tan necesaria por parte de un director de escena. Sin llegar a ciertos excesos, claro. Y lo de servir a la obra..... no creo que ningún intérprete sea la chacha de ningún autor, mientras, eso sí, respete la obra en vez de apropiarse de ella; la discrepancia está en dónde situar el límite entre una cosa y otra. A Niemand querría aclararle un par de cosas, pero como no me gustan esas maneras de decir las cosas, paso. Saludos |
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Hola Kalender: Sobre lo de la justificación, a eso es a lo que me refería yo. Totalmente de acuerdo. Sobre lo de servir a la obra: un intérprete es como un filtro por el cual pasa la obra, con lo de "servir a la obra" (quizás expresión poco afortunada) me refiero a que el intérprete, de todos los mensajes contenidos en la obra, potencia mas unos u otros, según su propia visión, y hasta ahí no solo es legítimo, sino que es interesante y es lo que se le pide (y cuando no lo hace, o lo hace con poco talento e imaginación, belenazo al canto, para goce de aquel sector del público que también es superficial y poco imaginativo). Hay muchos ejemplos de puestas en escena actuales y que invitan a reflexionar sobre la obra de esta manera, por ejemplo el Anillo de Kupfer-Barenboim en Bayrueth. Lo que ya trasciende estos límites y a mí no me parece legítimo es que el intérprete incorpore a la obra mensajes propios que ésta no contiene ni de coña (un caso flagrante fue lo que pasó con la Flauta Mágica de la Fura hace unos años, donde incluso sustituian el texto original de los recitativos por unos empalagosos poemas de no se quien). Otro caso sería sugerir la homosexualidad de Tristán e Isolda, cuando es obvio que nada más lejos de la intención de Wagner que esto. No digo que estas cosas no se hagan, pero es donde sí se debería poner el cartel de "libre versión basada en..." |
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El público es mayor de edad. No necesita que un iluminado (sí, un iluminado, muchas veces un imbécil, no alguien "que conoce a fondo el lenguaje teatral", porque lo normal es que, más allá de la provocación, no haya nada teatralmente destacable) le actualice el mensaje de la obra, lo presente, completamente distorsionado, en un contexto actual en el que muchas veces la obra no encaja o encaja mal. Eso es, lisa y llanamente, servirse de una obra ajena para contarte su vida, lo que al director de escena le interesa, ante la imposibilidad de crear una obra de teatro o una ópera en la que expresar esas inquietudes. Eso no tiene nada que ver con la interpretación, y sí mucho que ver con terrorismo cultural. Recientemente se ha visto en el Teatro Real Rey Roger, de Szymanowski, en producción de Krzysztof Warlikowski. La obra original es flojilla dramáticamente. Se salva por la espléndida música. Warlikowski ha perpetrado un bodrio infumable que no se salva ni con el consabido "manual de instrucciones", cada vez más necesario para desentrañar lo que pasa por la mente de esos oligofrénicos torturados dizque directores de escena, sus manías, fijaciones, traumas de niños maltratados, abusados o vaya usted a saber. Y no, no se trata de "belenes", se trata de servir a la obra, no de servirse de ella. Una puesta en escena debe sostenerse por sí misma y hacer la obra inteligible. Si se precisa de manual de instrucciones, y si alguien que no conozca previamente la obra sale de la función sin enterarse de qué va la obra, entonces la producción es una mierda, una apropiación de una obra ajena para contarnos no sé qué. Las grandes obras perviven un siglo. La mayoría de puestas en escena caducan en menos de diez años. Eso quiere decir que las obras no necesitan de un idiota para comunicarlas al público, pues la obra sigue vigente, mientras que el trabajo del idiota se olvida nada más salir del teatro. |
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Pues si el público es mayor de edad y no necesita de nadie, que agarre la partitura y el libretto y se interprete la obra en su cabeza. ¿A que no mola?. Aparte, no se trata de ser mayor o menor de edad, es que por su propia naturaleza el teatro y la música, y como consecuencia la ópera, necesitan de intérpretes, y un intérprete es alguien que se quiera o no, da su punto de vista. Incluso cuando montan los repugnantes belenes están dando un punto de vista: nos están diciendo que no son capaces de hacer sinapsis neuronal y que, por tanto, no tienen ninguno. "lo normal es que, más allá de la provocación, no haya nada teatralmente destacable" O muy poca ópera has visto, o no sabes mirar. Hay casos en que es así, pero realmente no tantos como se pretende. A diferencia de lo que se suele hacer en sentido inverso, no hablaré de la producción que usted cita, porque no la he visto. Pero por ejemplo, también en el Teatro Real, hace unos años, Bieito, tan denostado por los ultracarcas, puso en escena de manera excelente el Wozzeck de Berg -obviamente había cosas objetables, pero en un 95% la cosa merecía la pena-. Por supuesto, los de siempre echaron pestes. "Y no, no se trata de "belenes", se trata de servir a la obra, no de servirse de ella. Una puesta en escena debe sostenerse por sí misma y hacer la obra inteligible." Más importante que hacerla inteligible es generar puntos de vista e interpretaciones. Si absolutamente todo se explica como para tontos, se priva a la obra de valor artístico, entonces sí que es una mierda. Lo de la apropiación para contar no se qué, es otra cosa -la cual yo también he criticado- que no tiene nada que ver con esto que está usted diciendo. "La mayoría de puestas en escena caducan en menos de diez años. Eso quiere decir que las obras no necesitan de un idiota para comunicarlas al público" Cualquier puesta en escena caduca cuando acaba la producción, porque la propia esencia -y parte de la gracia- del teatro es que cada vez se interprete de una manera diferente. Otra cosa es que las grandes puestas en escena generen ideas (todavía se habla de las de Wieland, Chéreau y algunas de Kupfer, todas con mas de diez años) y tengan influencia en otras posteriores. La interpretación teatral es un arte ¡y menos mal! en constante renovación. |
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"Pues si el público es mayor de edad y no necesita de nadie, que agarre la partitura y el libretto y se interprete la obra en su cabeza. ¿A que no mola?." Y que el público la cante y la toque ¿no? Pensé que discutía con un adulto. Desde luego, yo, personalmente, antes que ver tanta mierda escénica como abunda por los teatros, prefiero imaginarme la puesta en escena. La puesta en escena de Bieito de ese Wozzeck fue poco Bieito. Lo suyo es violentar los clásicos para epatar al público. Cuando la obra sobre la que pone sus sucias manos es de por sí transgresora y su envoltorio fuerte, violento, Bieito no sabé qué hacer. Su Wozzeck fue neutro, salvo cuando se carga la música de Berg haciéndonos ver a unos tíos en pelotas. La típica subnormalidad de un oligofrénico, de un tío lleno de complejos (caca, culo, pis, paja) que no sabe estarse quieto, atenerse a la obra, dejarse seducir por ella (entenderla, vamos) y quiere mostrar a toda costa que él es quien manda. "Más importante que hacerla inteligible es generar puntos de vista e interpretaciones." Si la obra no se entiende, cualquier "interpretación" es apropiación. Rey Roger no se ha visto en Madrid, perque lo que nos dieron no fue el Rey Roger de Szymanowski, fue una fantasía de Warlikowski. "Cualquier puesta en escena caduca cuando acaba la producción, porque la propia esencia -y parte de la gracia- del teatro es que cada vez se interprete de una manera diferente." Las óperas se siguen poniendo porque tienen algo que ofrecer, pese a los imbéciles que nos cuentan otra cosa apropiándose de ellas. Las películas clásicas (y aquí no hay interpretación) siguen siendo vigentes. La música buena lo sigue siendo. Todo lo que es bueno, lo que tiene algo que decir, pervive en el tiempo. Todo lo que se vale por sí mismo, sin necesidad de idiotas que nos lo expliquen y de su manual de instrucciones y de otros idiotas que aplauden a los idiotas para mostrar a los demás que son personas de su tiempo, aunque no han entendido nada. |
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Hola Sigfrido: Sí, está claro que el intérprete debe saber lo que hace y no tomarse las cosas a la ligera; es lo que ocurre con la parte musical, solo que al ser otro lenguaje la cosa cambia. Lo de La flauta mágica de la Fura es un buen ejemplo, aunque los hay peores; de ese montaje lo que peor me parece es la total inadecuación con la música: uno ve las imágenes sin saber qué es y podría pensar que la música que acompañaba podría ser de Berlioz o algo por el estilo, más "grande", nunca algo del formato mozartiano. Y es que es lo que pasa con el teatro, que a diferencia de otras artes plásticas -pintura, escultura, etc,- es que no están "terminadas" hasta que no se ponen en escena. Hay quien compara el teatro con el cine, cuando son dos cosas muy distintas: la película es siempre la misma, y se esperan que el teatro o la ópera también lo sean, una especie de "lote: música + puesta en escena; cuando en realidad su naturaleza es otra muy distinta, cambiante y con capacidad de adaptación a los tiempos, por muy "clásicas" que quieran ser. Es un error de concepto por parte del público. De hecho el concepto "clásico" es renovable, y cambia según la época: no se considera clásico hoy lo que se consideraba clásico hace veinte, cincuenta, cien, cuatrocientos años. Es curioso que alguien tan prudente como Wernicke subtitulara su Giulio Cesare como suyo propio, aludiendo a la potente intervención dramatúrgica que hizo sobre texto y partitura, cuando su montaje resultó por tono y estilo más adecuado que muchos otros, lo mismo que Los cuentos de Hoffmann de Louis Erlo. Saludos |
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"Lo de La flauta mágica de la Fura es un buen ejemplo, aunque los hay peores; de ese montaje lo que peor me parece es la total inadecuación con la música" La "total inadecuación con la música" es una lacra de muchas producciones model-nas. No se sabe qué pinta esa escena con esa música. "Es un error de concepto por parte del público." Eso, a cargar contra el público. Me indigna que esta panda de idiotas subvencionados que se apropian de las obras ajenas cargue siempre contra el público. Me gustaría ver a estos dizque directores de escena ganándose la vida en el MET, en vez de ir de pesebreros de los Ministerios de Cultura. El Rey Roger de Warlikowski es una mamarrachada, por mucho que sea de anteayer y Mortier diga que es una obra maestra. Como la Flauta de la Fura o El ballo de Bieito. Estupideces de estúpidos subvencionados para estúpidos modernos, que sólo con ver protestar a un pastoso que ha pagado 150 eutros por una butaca tiene bastante. |
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"Y que el público la cante y la toque ¿no? Pensé que discutía con un adulto." Pues por eso mismo hacen falta intérpretes. Precisamente el problema es la falta de imaginación, como mucho te imaginarás un belén. "Su Wozzeck fue neutro, salvo cuando se carga la música de Berg haciéndonos ver a unos tíos en pelotas." ¿Eso te escandaliza? Creí que discutía con un adulto. Los desnudos de ese Wozzeck no me parecieron para nada fuera de lugar. "Si la obra no se entiende, cualquier "interpretación" es apropiación." ¿Y qué es que la obra se entienda? Las obras de arte se caracterizan por no tener un mensaje único y unívoco (mal que les pese a los contempladores de belenes). Ahí entra el intérprete y, sobre lo que hay en la misma, resalta unos u otros aspectos, y da su visión. Como ya dije el problema es cuando esa visión pasa por añadir aspectos que no están en la obra. Ánimo, Nienmand, no es tan difícil de comprender. "Las óperas se siguen poniendo porque tienen algo que ofrecer, pese a los imbéciles que nos cuentan otra cosa apropiándose de ellas." Exacto, pero lo que tienen que ofrecer hoy día no es lo mismo que tenían que ofrecer cuando se compusieron. "Las películas clásicas (y aquí no hay interpretación) siguen siendo vigentes." ¿Que no? Para empezar el propio espectador (cosa que también, a mayores, pasa en las óperas). Es un modelo de arte más cerrado que una ópera sin duda, pero no completamente cerrado, porque tal cosa no existe. "La música buena lo sigue siendo." Y sus intérpretes e interpretaciones... "Todo lo que es bueno, lo que tiene algo que decir, pervive en el tiempo." Más bien todo lo que tiene algo que decir en un momento dado, amén de un sinfín de hechos azarosos que propician que sea conocido, pervive en el tiempo. Unas veces es muy bueno, otras no tanto, pero tiene algo que decir en un momento y lugar. "Todo lo que se vale por sí mismo, sin necesidad de idiotas que nos lo expliquen y de su manual de instrucciones y de otros idiotas que aplauden a los idiotas para mostrar a los demás que son personas de su tiempo, aunque no han entendido nada." Sin intérpretes no hay ni teatro ni música, y aun sobre otras artes que podrían no precisar intérpretes... siempre surgen intermediarios con el público que no entiende nada... como Ángel Fernando Mayo, por ejemplo :D |
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"Eso, a cargar contra el público." Anda, vuelve a leerte el mensaje de KALENDER, a ver si entiendes lo que ha dicho (con mucha razón, por cierto) y dejas de responder majaderías que no tienen nada que ver. |
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"¿Eso te escandaliza? Creí que discutía con un adulto. Los desnudos de ese Wozzeck no me parecieron para nada fuera de lugar." No me escandaliza, pero no pintaba nada ahí. Sólo refleja la alarmante falta de ideas de un Bieito desbordado por la obra, que sin embargo no resiste dejar su cagada-firma. "¿Y qué es que la obra se entienda? Las obras de arte se caracterizan por no tener un mensaje único y unívoco" Bla bla bla... El consabido raca raca modernoide. La traviata ¿cuántos mensajes tiene? ¿3000? ¿7000? Cuando digo entender, digo el argumento. Así de simple. Cuando se programa una obra poco conocida, lo primero es que la mayoría del público entienda el argumento. Y eso tiene que hacerse a través de la puesta en escena. Cuando sales peor que entraste, sin enterarte de nada, porque el oligofrénico de turno te contó sus taras y manías, con música de X, mal asunto. so fue el Rey Roger de Warlikowski, que no de Szymanowski. "Sin intérpretes no hay ni teatro ni música, y aun sobre otras artes que podrían no precisar intérpretes... siempre surgen intermediarios con el público que no entiende nada..." Ya llegó la falacia idiota. Parte del público habitual sabe más de ópera que todos los Mortier y los Warlikowskis de este mundo, que son una panda de sectarios. Mortier dice que no programa Bellini y Donizetti porque son compositores de segunda, pero pone unas mierdas como la copa de un pino de compositores de quinta, porque son amigos suyos y a él le interesan. El Sr. Mortier, en la presentación de su libro, dijo que Aida tenía gran música pero que no sabía qué hacer con ella, cómo representarla. Son tan engreídos y canallas que si no saben cómo apropiarse de una obra, minimizan su valor. Y Mortier, y Warlikowski, y Bieito, y todos los sinvergüenzas del planeta, que viven de apropiarse de los genios, morirán y serán olvidados a los 10 minutos, pero la Aida de Verdi seguirá programándose, aunque los oligofrénicos no sepan cómo meterla mano. Cualquier Wagner, gran parte de Verdi, Mozart, Puccini, el belcanto, el verismo, etc, etc, etc, siguen ahí, en rtepertorio, y no necesitan de ningún idiota que venga a explicárnoslo. |
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"Es un error de concepto por parte del público." Lea usted bien. |
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"No me escandaliza, pero no pintaba nada ahí. Sólo refleja la alarmante falta de ideas de un Bieito desbordado por la obra, que sin embargo no resiste dejar su cagada-firma." Porque tu lo digas. ¿Al margen de insultar a Bieito alguna idea de por qué eso no pintaba ahí?¿no verdad? La alarmante falta de ideas me parece que es la tuya. Veamos el libretto: "MÉDICO ¡La mujer duró cuatro semanas! (se detiene, misterioso) Cáncer uteri. Ya he atendido a veinte como ella... (continúa caminando despacio) Sólo cuatro semanas... CAPITÁN ¡Doctor, no exagere! Hay gente que muere simplemente de miedo. MÉDICO ¡Cuatro semanas! La autopsia será interesante." Bieito escenifica todo esto con el médico examinando el cadáver desnudo. Viene perfectamente al caso. "Bla bla bla... El consabido raca raca modernoide." El consabido raca raca rancioide de quien confunde un poema de García Lorca con la lista de la compra, que sí que tiene un mensaje único y unívoco. Si quiere las cositas claritas y explicaditas para tontos vea las series de Antena 3, pero no vaya a la ópera. "La traviata ¿cuántos mensajes tiene? ¿3000? ¿7000? Cuando digo entender, digo el argumento. Así de simple." El tema está en que el mismo argumento se puede entender de muchas maneras, y de hecho esa es la gracia de una obra de teatro ¿a que eso no se te había ocurrido? La Traviata sobre qué va ¿sobre el amor?¿la exclusión social?¿la muerte?¿el dolor ante la pérdida de lo que no podrá ser recuperado?¿cuantos mensajes tiene la Traviata?: muchísimos, por eso se sigue representando. "Cuando sales peor que entraste, sin enterarte de nada, porque el oligofrénico de turno te contó sus taras y manías, con música de X, mal asunto. so fue el Rey Roger de Warlikowski, que no de Szymanowski." Un ejemplo cinematográfico: 2001 de Kubrick es una obra maestra precisamente porque, al meos la primera vez, sales sin entender nada. La continuación que hicieron 2010 es una película mediocre porque te lo explica todo. El valor artístico de algo es directamente proporcional a las interpretaciones posibles que genera, así de sencillo. "Parte del público habitual sabe más de ópera que todos los Mortier y los Warlikowskis de este mundo, que son una panda de sectarios" Parte del público actual, la mayoría, son señoras y caballeros que van a exhibir pieles y joyones y a escuchar gorgoritos, a dejarse ver en sociedad, y a los que la ópera les importa tres cojones. Hay otra parte que son snobs que se consideran muy entendidos mientras reclaman belenes al director de escena porque no les gusta que les hagan pensar. "Cualquier Wagner, gran parte de Verdi, Mozart, Puccini, el belcanto, el verismo, etc, etc, etc, siguen ahí, en rtepertorio, y no necesitan de ningún idiota que venga a explicárnoslo." Al contrario siguen ahí porque hay personas dispuestas a explicarlos y otras dispuestas a reflexionar sobre la explicación. Aparte de los idiotas que solo quieren belenes. |
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Cuando hablé del Wozzeck de Bieito y de como la caga sacando unos tíos en pelotas, algo que no pinta absolutamente nada ahí, me refería al final de la obra. Bieito no sabe qué hacer con la música de Berg, porque la música de Berg no le importa, no le interesa. Lo que le interesa es cómo puede manipular el texto. Todas las bobadas que dice usted de Traviata y otras óperas vienen del error, generalizado entre los directores de escena y los pseudoaficionados modernoides a considerar que la ópera es teatro y sólo eso. En el fondo les molesta que haya gente cantando. Les importa un bledo que lo que cantan no tengan nada que ver con la escena y la dirección de actores. Para ustedes el canto es un estorbo, porque pone de manifiesto el terrorismo cultural de los manipuladores. Preferirían cambiar el texto o representar óperas mudas. De momento no se atreven a tanto. Bueno, la FUra lo hizo con aquella basura de Flauta mágica. Lo que dice del público en general ("señoras y caballeros que van a exhibir pieles y joyones y a escuchar gorgoritos") son prejuicios de pseudointelectual modernoide falto de talento. A quien no le importa la ópera es a los imbéciles que gustan manipular los argumentos de las óperas porque carecen de talento para componer óperas nuevas o escribir obras de teatro nuevas. Viven de la apropiación, de la manipulación del arte ajeno, arte grande que pervive década tras década pese a la mediocridad de los manipuladores. Pese a quien pese, la ópera en general, y cierta ópera en particular más que ninguna, se basa en la voz humana. No es música sinfónica ni es teatro. Por eso aplaudir una modernez con un reparto deleznable plagado de jóvenes guapos es de anormales y de gente a quien no le importa la ópera "tres cojones", por emplear su término. Prefieren una azafata de Ryanair afónica a una gorda que cante como dios, porque, en su mediocridad, son unos esteticistas superficiales, que se contentan con saciar su vista (para eso lo mismo vale el Playboy) y salir pensando que han visto algo muy interesante porque no entendieron nada. Eso sí, la música de fondo era de Verdi, muy agradable. Y esos tarados superficiales y estériles, incapaces de crear algo propio, son los que hablan de arte. Así nos va. |
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"Parte del público habitual sabe más de ópera que todos los Mortier y los Warlikowskis de este mundo, que son una panda de sectarios" Eso es lo que parte del público se cree, por desgracia, inconsciente de la falta de tradición musical y sobre todo teatral que le rodea, lo que hace que haya una visión inerte y estéril del teatro, que se confunda con cine y también con arqueología, y lo peor de todo, que se tuerza el gesto y no se disfrute por que no están viendo lo que esperaban: ¿pero dónde está escrito que la ópera deba montarse siempre con un belén, y peor todavía, siempre con el mismo? Con bodegones monumentales para tontos que sólo van al teatro a calentar la butaca; es como el que viaja sólo para acumular fotos. Pues no, querido Niemand, me temo que el equivocado es usted; se equivoca cuando piensa que los artistas son las chachas del público y tienen que darle la mediocridad y la falsedad que espera; se equivoca cuando cree que un escenario teatral es un escaparate de telas bonitas, ideales, que pegan muy bien, y no un lugar de acción, y de reflexión sobre todo, ya que el teatro más que ninguna otra expresión artística, es una metáfora del lugar y el momento que lo crea, y por ello una fuente inagotable de creatividad y expresión. Cada vez siento más ternurilla por las mentes incautas que vieron "La traviata" en "Pretty woman" y se piensan que la ópera es eso: trapos, putas y un mearse de gusto en las bragas. Saludetes :-) |
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Al final de la obra, Berg ponía al hijo de María y Wozzeck subido en un caballito de madera y con una máscara de oxígeno puesta. No había tios en pelotas. Pero bueno, como hay que desbarrar, pues qué mas da que lo que se diga corresponda con la realidad o no ¿verdad?. Vamos con La Traviata (de la que no he dicho ninguna bobada, y si no, señales cuales y en qué son bobadas). Ahora a falta de argumentos se sale otra vez por la tangente, con una cosa que no tiene nada que ver con lo anteriormente comentado, pero bueno, entremos en ello: la ópera es teatro, y también es música, claro que sí. Y entre los directores de escena (también los modernoides) los hay que en este sentido son mas cuidadosos y los hay que menos. Pero si lo que se critica es que a un cantante, además de cantar, se le pida que sea actor, pues el propio Wagner fue de los primeros en defenderla, lea un poco lo que decía al respecto antes de decir tonterías. "Lo que dice del público en general ("señoras y caballeros que van a exhibir pieles y joyones y a escuchar gorgoritos") son prejuicios de pseudointelectual modernoide falto de talento." Es un hecho fácilmente constatable acudiendo a un teatro de ópera. Directamente proporcional al precio de las localidades, en términos generales. Aunque también hay snobs en las localidades baratas :D "A quien no le importa la ópera es a los imbéciles que gustan manipular los argumentos de las óperas porque carecen de talento para componer óperas nuevas o escribir obras de teatro nuevas." Esta gilipollez sería comparable a decir que Knappertsbuch era un imbécil que gustaba de manipular las músicas de los demás porque carecía de talento para componer músicas propias. En el mundo del arte hay creadores e intérpretes. Los compositores y librettistas son creadores y los directores de escena, directores de orquesta, cantantes e instrumentistas son intérpretes. El que tiene talento para una de estas cosas no tiene por qué tenerlo para todas. Se llama especialización. Ánimo, que no es tan difícil de comprender. "Pese a quien pese, la ópera en general, y cierta ópera en particular más que ninguna, se basa en la voz humana." Si Wagner levantara la cabeza... "Por eso aplaudir una modernez con un reparto deleznable plagado de jóvenes guapos es de anormales y de gente a quien no le importa la ópera "tres cojones", por emplear su término." Yo estoy citando casos de "moderneces" que no son para nada así. Usted solo divaga sobre ambigüedades. "Prefieren una azafata de Ryanair afónica a una gorda que cante como dios, porque, en su mediocridad, son unos esteticistas superficiales, que se contentan con saciar su vista (para eso lo mismo vale el Playboy) y salir pensando que han visto algo muy interesante porque no entendieron nada." Bueno esto es un tema (que también es salirse por la tangente por su parte) sobre el que se podría debatir. Hagamos de abogado del diablo: lo que está claro es que la ópera es la única arte escénica en la que no siempre se exige a los actores/cantantes que den el físico que requiere su papel, lo cual también hace un efecto un tanto rídículo. Thomas Quasthoff se ha especializado en lo que se ha especializado por algo. "Y esos tarados superficiales y estériles, incapaces de crear algo propio, son los que hablan de arte. Así nos va." En los foros se ve mucho, por ejemplo usted. |
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"Al final de la obra, Berg ponía al hijo de María y Wozzeck subido en un caballito de madera y con una máscara de oxígeno puesta." ¿Y dónde salían esos 20 o 30 figurantes avanzando bajo la lluvia hacia la boca del escenario en pelota picada? ¿Unos minutos antes? ¿Qué pintaba eso ahí? ¿Qué decía el libreto o qué podía sugerir la música de Berg pqara sacar eso? Nada. Fue una imbecilidad del oligofrénico de Bieito. Y usted no vio ese Wozzeck, pues no hace más que marear la perdiz y no recuerda algo tan evidente y tan estúpido. Entre el público hay señoronas con joyones, señorones, y gente que entiende y no quiere ver esa basura modernoide que lo impregna todo. Gente que quiere ver algo que tenga que ver con el texto, con la música y con lo que están cantando, gente que no quiere ver productos manipulados por mentes estériles que viven de lo ajeno, ladrones de ideas que viven de poner sus pobres nombres junto a los de genios de la ópera. Alguien que pone sobre la escena algo que nada tiene que ver con texto y música es un terrorista cultural, alguien que solo piensa en su cuenta corriente y a quien nada importa la ópera o el teatro. La música sinfónica es totalmente diferente. Incluso entre interpretaciones llamadas historicistas, hechas desde el "respeto a la partitura", difieren. Además, un Beethoven historicista o un Beethoven de un director subjetivo difieren menos, entre sí y con la partitura, que un montaje operístico modernoide de Traviata y el original. Usted ha hablado de dos montajes que dice conocer. Vale, dos es plural. Yo he hablado del Rey Roger, que usted no ha visto; estoy dando detalles del Wozzeck de Bieito, que parece que usted no ha visto aunque diga lo contrario. No, usted no habla de cosas concretas mientras yo divago sobre ambigüedades. Y me parece que he visto más ópera que usted. En ópera lo primero debe ser cantar. Si, además, los cantantes dan el físico, mejor que mejor. Yo prefiero a Pavarotti cantando como dios antes que a un modelo afónico, que es lo que prefieren los directorcillos de escena modernoides que piensan que la ópera es teatro y a quienes la ópera les importa una m ierda, más allá de hacerse un nombre en ella asociando el suyo ignoto a Puccini, Verdi o Wagner. |
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Y dale con los belenes. La falacia de siempre. Usted piensa que o son moderneces idiotas o belenes y se apunta a las moderneces idiotas. Hay amplio terreno. Warlikowski ha hecho una mierda infumable de Rey Roger, pero firmó un interesante Caso Makropoulos. Carsen no siempre acierta, pero en sus trabajos, los que resultan y los fallidos, hay siempre conocimiento y trabajo. Se ve, se nota. Si Mimì habla de la "cuffietta rossa" y vemos un casco de combate, si en vez de una cama en una buhardilla vemos una camilla en una trinchera, el director de escena es un hijo de puta, no un intérpret. Así de claro. Basta de manipulación, de apropiación, de poner el nombre de un sinvergüenza junto al de Puccini. Ni belenes ni nada. Si quiere hablarnos de guerra, que el sinvergüenza meta mano una ópera que hable de guerra o escriba una o se dedique a otra cosa. La ópera será lo que será, pero no debería ser la sopa boba de una panda de sinvergüenzas que viven de lo ajeno, terroristas culturales que se arriman a los genios para ver si les cae algo. |
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Tomemos un clásico como la Ilíada. A mí me gusta mucho, y la he releído dos o tres veces. Es el mismo texto (siempre leo la misma traducción, la de mi adolescencia). No necesito un imbécil que me la recree, que me la explique. Es una obra siempre viva. Ahora tomemos una ópera, por ejemplo La Bohème. Cada vez que la veo, es la misma música, es el mismo texto pero... no es (literalmente) la misma escena. Vale. Esto, en principio, no debería ser un problema. No es un problema en sí mismo. Ahora bien, yo quiero una buhardilla, una estufa, libros, papeles, una plaza, el Café Momus, la barrera de aduana, la nieve, la "vecchia cimarra" de Colline, etc. No necesito otra cosa. Bohème NO ES OTRA COSA. Por eso no debe interesarle a Mortier y a los pelagatos dizque directores de escena. A Mortier porque no puede pagar a uno de sus esbirros para que manipule la ópera y nos cuente su vida con música de algún compositor conocido. "Aida, gran música... pero... ¿qué hacer con Aida", dijo en una presentación de un libro. Ese "¿qué hacer?" es paradigmático. No hay que hacer nada. Hay que ponerla en escena. Nada más que eso. ¿Qúe no da para una metáfora de la "revolución árabe"? Tanto mejor, así nos ahorramos la sandez de turno. |
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En efecto, fue como usted dice, lo he comprobado, pero, honestamente no la recuerdo, señal de que no me llamó la atención en absoluto. "gente que entiende y no quiere ver esa basura modernoide que lo impregna todo" Entonces no entiende. Eso no quiere decir que cualquier estética interpretativa no pueda ser criticable, pero hacerlo en los términos que usted hace (esos mismos que presenta) demuestra que no se tiene ni puta idea (ojo a lo que digo, NI PUTA IDEA, léalo bien) de lo que es ni el teatro, ni la música, ni la ópera, ni nada. Usted no ha comprendido absolutamente nada. Llevo unos cuantos mensajes explicando por qué. "Alguien que pone sobre la escena algo que nada tiene que ver con texto y música es un terrorista cultural, alguien que solo piensa en su cuenta corriente y a quien nada importa la ópera o el teatro." El problema está en que muchas veces sí tiene que ver aunque los beleneros como usted digan que no. En este mismo foro se criticó (algunos escandalizándose de manera asaz mariquita) que Kupfer comenzara su Anillo de Barcelona poniendo en escena, antes del preludio, el Fresno del Mundo, antes de el preludio. Y luego resulta que lo que allí se muestra es algo que, más adelante, nos cuenta el texto. Así que no está ni mucho menos fuera de bolos, y ni siquiera entorpecía el desarrollo del texto ni de la música, pero ya se sabe... "La música sinfónica es totalmente diferente. Incluso entre interpretaciones llamadas historicistas, hechas desde el "respeto a la partitura", difieren." Pues ya está. Igual que dos puestas en escena diferentes. "Además, un Beethoven historicista o un Beethoven de un director subjetivo difieren menos, entre sí y con la partitura, que un montaje operístico modernoide de Traviata y el original." ¿Y no será que nos llama más la atención porque la percepción humana es un 80% visual? Bueno, yo he puesto un ejemplo de ese Wozzeck que sí he visto (lo he visto, no me lo he aprendido de memoria), y un par de ejemplos de Kupfer. "Y me parece que he visto más ópera que usted." Pues puede ser, pero no mejor. "En ópera lo primero debe ser cantar" Primera opinión discutible, según en qué tipo de ópera (Wagner y Strauss, mismamente tienen muchos momentos en que la orquesta tiene mucha más improtancia que la voz, y en la ópera contemporánea esto pasa mas todavía) y según como se enfoque la interpretación (entre si importa más la faceta de actor o la de cantante es algo sobre lo que también cabe opinar) y a qué se de mas importancia. "Si, además, los cantantes dan el físico, mejor que mejor." Me remito a lo anterior. "Yo prefiero a Pavarotti cantando como dios antes que a un modelo afónico, que es lo que prefieren los directorcillos de escena modernoides que piensan que la ópera es teatro y a quienes la ópera les importa una m ierda" Obviamente yo también, pero no es descabellado que además de voz se pida capacidad actoral y también, como en cualquier arte escénico, dar el físico. La ópera es teatro y música, ambas cosas. Como defendía ese compositorcillo modernoide en su día llamado Wagner, antes que él Glück, antes que el la Camerata Fiorentina. Para usted, imbéciles perdidos todos, supongo. |
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"Y dale con los belenes. La falacia de siempre. Usted piensa que o son moderneces idiotas o belenes y se apunta a las moderneces idiotas. Hay amplio terreno" Precisamente eso es lo que estamos diciendo Kalender y yo todo el rato. Hay "moderneces" muy, muy buenas, y otras en las que se le va la olla y el director de escena se pasa de listo, y sale una cagada. Ya era hora de que ud. lo entendiera. Y luego están los siempre deleznables belenes. |
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Tomemos otro clásico, Hamlet. Uno puede leerlo recrearlo en su cabeza y todo muy bien. Ahora va uno al teatro (que es para lo que fue escrito). Hay unos actores y una puesta en escena que llaman la atención sobre algún aspecto del texto en el que uno no había caido. Enriquecedor. Por eso merece la pena ir al teatro. De eso va la interpretación. ¿Ya se entiende, o va ud. a seguir diciendo gilipolleces? Tomemos otro ejemplo: Chéreau presenta a Wotan, además de como al dios que es, como un político. Wotan, al menos hasta la mitad de "La Walkiria", es alguien que ansía el poder, que teme perderlo, que hace pactos por obtenerlo y mantenerlo y que los traiciona. Wotan es un dios, sin duda, pero también actúa como un político. No se traiciona a la obra al presentarlo así, simplemente se llama la atención sobre este aspecto que sí está en la obra. El belenero imbécil será incapaz de captarlo y echará pestes. Eso sí, pagará su abono, verá muchas óperas y se la gozará escuchando al barítono, pero no ha entendido de qué va esto. |
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Es algo que me llama mucho la atención de los aficionados a Wagner, y creo que a lo he comentado antes en este o en otro foro: adoran al que quizá haya sido el músico más revolucionario de la historia, pero quieren verle siempre igual, como una reliquia, como un bisonte rupestre, en vez de mantenerle vivo, traicionando por completo su espíritu y sus ideales. A mi me resulta muy ridículo y muy triste que su música se vea lastrada por montajes que no sólo no están en absoluto a su altura, sino que sobre todo son incapaces de darles vida y sentido, como los de Otto Schenk o Peter Hall, que torpemente y sin motivo alguno, intentan recrear el estilo de un pasado que en realidad nunca funcionó, ya que las demandas escénicas de Wagner superaban con creces las posibilidades del teatro decimonónico, sobre todo en el Anillo. De hecho, el venerado Anillo del Met de Schenk, que poco favor le hace a la música, no hace más que "ilustrar", en el sentido más simplón y estéril del término, llenando el escenario de humos de colores, y poco más? Pero bueno, es el problema de siempre: siempre hay que tener una opinión, y ante una propuesta como la de Kupfer o Chereau hay que pensar, un poco, nada más, participar de forma avtiva como espectador, o de alguna manera tomar partido, a favor o en contra; en cambio, parece que lo del Met se justifica sólo; son inofensivos. Y ese es el error clave: por alguna razón no escrita, ese estilo costumbrista está autodefinido como legítimo, como el único válido, cuando no es más que una ausencia total de ideas y una falta de compromiso brutal con el público y los compositores. Y es que la falta de reflexión es de lo más cómodo. |
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Claro, en ese pasaje Bieito se caga en la música de Berg, rellena un bello interludio con toda su mierda escénica que no vale nada ni pinta nada ahí, pero usted no se dio cuenta. El modernoide no se da cuenta de esa imbecilidad chirriante, porque como modernoide no puede irritarle (es de Bieito, estará bien traído, aunque no entienda nada). ¿Dónde vio usted ese Wozzeck, en youtube, en el DVD? La basura modernoide es basura modernoide. Usted es quien no tiene ni puta idea, pues se traga cualquier mierda siempre que sea moderna, y no ve o no repara en las estupideces que le ponen delante, como en el Wozzeck de Bieito. Y usted no está explicando nada, absolutamente nada. Está haciendo una apología de la mierda modernoide, sea la que sea. Se equivoca. No soy "belenero", como usted dice, pero prefiero mil veces una puesta en escena inocua, donde salgan las cosas que están en el libreto, que tenga que ver con lo que están cantando, antes que cualquier mierda infumable, fruto de una paja mental del oligofrénico dizque director de escena de turno, como el Rey Roger de Warlikowski. El problema de la ópera, actualmente, es que se basa en un alto porcentaje en el componente visual, y así nos va. Cantantes inadecuados muchas veces, incapaces de cantar lo que pone la partitutra, y, sobre todo, protagonismo excesivo de los oligofrénicos dizque directores de escena. Que estos oligofrénicos son irrelevantes lo demuestra el hecho de que se dan óperas en versión de concierto, pero no se representan obras teatrales con los libretos de las óperas. Desde luego, antes que una mierda modernoide infumable, prefiero una ópera en versión de concierto. Así no tengo que mirar para otro lado. Hablé de la opinión de Mortier sobre Aida, concretamente, y en ese contexto dije que en ópera lo primero es cantar. Pero para los modernoides y oligofrénicos varios, la ópera es teatro, materia manipulable para contarnos sus taras, obras para ser apropiadas, tergiversadas, deformadas, y así ganar unos eurillos. La ópera será teatro y lo que usted quiera, pero si en vez cantantes pone en escena a Brad Pitt y Angelina Jolie, me temo que nada bueno puede salir de eso. Y si lo envuelve en una estupidez bieitiana, apaga y vámonos. |
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Nunca dije lo contrario. En uno de mis primeros mensajes dije que Warlikowski había firmado un interesante Caso Makropoulos, aunque su Rey Roger es una mierda. Los "belenes" no son deleznables per sé. Tienen que ver con la obra, con el texto, al que no contradicen, no estorban, son agradables, tienen muchas ventajas. |
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Habré visto media docena de Hamlets, y nunca vi las mierdas y los despropósitos que he visto en ópera. Los que se especializan en dirección de escena operística son especialmente sañudos con las obras a las que meten mano. Tenga en cuanta que Shakespeare impone a cualquiera, pero a estos cuatreros de la ópera, Verdi o Puccini les resbalan. Lo primero son ellos, hacerse un nombre en el mundillo apropiándose de algunas óperas, a las que envuelven en un halo de oscuridad e incomprensión, porque así se sienten ellos importantes y se ríen de las señoronas y sus collares. Que lo que ellos ponen en escena no tenga nada que ver con la ópera les trae al fresco. Los modernoides estúpidos hablan siempre con veneración del Anillo de Chéreau, un clásico. Sin embargo, después de Chéreau ha habido muchísima mierda. Hoy en día es difícil encontrar una puesta en escena en la que haya dirección de actores. Si acaso, hay impacto visual, pero luego los cantantes hacen lo que pueden en medio de ese decorado de mierda. "No ha entendido de qué va esto". Claro, esto va de apropiarse de obras ajenas, de puro terrorismo cultural, de mediocres elevados a la categoría de gurús por imbéciles que aplauden lo moderno por sistema, como un acto reflejo, como el perro de Paulov. |
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¿Qué es compromiso brutal con público y compositor, la mierda de Rey Roger de Warlikowski? ¿Los tíos en pelotas en el Wozzeck de Bieito, cargándose el interludio? Eso es egoísmo elevado a la enésima potencia, es querer estar por encima de las obras a las que debería servir, no propiarse de ellas para elevar su ego. |
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Dije "brutal falta de compromiso"; o sea que brutal es la falta, no el compromiso. A pesar de la falta de lectura comprensiva por su parte, y que los espumajos de su bilis me están aburriendo, sigo. El montaje de Warlilowsky no era una mierda, ni mucho menos, era más que digno, incluido el final. Pero sobre todo, ni los directores de escena ni los escenógrafos son las chachas de nadie, como he dijo ya, así que no tienen por qué servir a la obra ni a nadie, sino al igual que los músicos, limitarse a interpretarla, con todo lo que eso supone. |
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Esta es buena. Revela la sinvergonzonería que hay detrás de todos esos teroristas culturales dizque directores de escena. No son la chacha de la obra ni de nadie, sólo son chachas de su ego. Ellos no tienen que servir a la obra, se sirven de ella porque debido a su gigantesca mediocridad, son incapaces de crear nada propio, sólo de tergiversar lo ajeno. Toman una obra, con una música y un texto, y la "interpretan". Hacen lo que les da la gana, aunque lo que se ve en la escena no tenga nada que ver con el texto cantado. El Rey Roger de Warlikowsky era una mierda, y el final más mierda todavía. Una paja mental de un oligofrénico, aplaudida por los estúpidos modernoides. Mortier dijo "me da igual lo que diga el público, la puesta de Warlikowsky es una onbra maestra". Una mierda maestra. |