Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
FORO 

Suscríbete ya a la newsletter de Música Clásica




Parsifal del Met
De: Le Gouverneur
Fecha: 03/03/2013 11:37:27
Asunto: Parsifal del Met
Excepcional Parsifal que posiblemente será la punta de lanza wagneriana del bicentenario. Todo funcionó a la perfección.

La escena correspondía al francés François Girard, director de la película ?el violín rojo? que según sus propias palabras ha estado trabajando 5 años en la producción de Parsifal. Una producción moderna y a la vez muy respetuosa, donde prima la belleza plástica antes que las aportaciones conceptuales. El vestuario es contemporáneo y la escenografía está ayudada por un fondo de proyecciones de sugerentes vídeos que crean constantemente a través de colores, nubes, nebulosas y planetas una atmósfera apropiada.

El primer acto se desarrolla en un mundo del Grial sobre una tierra yerma y agrietada, donde el manantial es un pequeño surco donde corre escasa agua como preciado líquido. Los caballeros del Grial forman unos cerrados círculos separados de un grupo de mujeres que asisten a la escena apartadas de esta singular comunidad. Se escuchan los monólogos de Gurnemanz dejando claro en los simultáneos y anticipados gestos de los caballeros, la deleitación ceremoniosa del relato, como en la antigüedad clásica, idea que se encuentra desarrollada también en Parsifal. Lo que cuenta Gurnemanz no es una novedad para nadie, lo que escuchan hoy, lo escucharon ayer y antes de ayer. Los caballeros llevan impolutas camisas blancas y en la de Amfortas se hace evidente cómo invade su vestuario la sangre que brota de su herida. La sangre en esta producción es una auténtica protagonista como representación del mal, del pecado y de la caída en la tentación. Según Gurnemanz va relatando el episodio de Amfortas todo el fondo se va tiñendo de rojo.

El castillo de Klingsor en el segundo acto está inundado de sangre, su camisa completamente empapada. Las muchachas-flor no aparecen en un florido jardín, pero sí ejercen la representación de la tentación en sugerentes bailes alrededor de unas columnas de lanzas sobre el ensangrentado escenario.

El tercer acto es de una belleza visual impactante, comenzando en un apocalíptico mundo en donde todos aparecen errantes, abatidos y manchados por la propia tierra y como única actividad el enterramiento de los cadáveres. Parsifal llega casi sin fuerzas y muy envejecido para ofrecer la redención final. El Grial y la Lanza se ven como representación de lo femenino y lo masculino respectivamente y la restitución del orden supone la posibilidad de que las mujeres se desenvuelvan entre los hombres, uniéndose con ellos como hemos visto la unión del Grial y la Lanza. Se respeta la muerte de Kundry y la recupueración de Amfortas con la Lanza. Kundry al final consigue su objetivo y finaliza su desesperado vagar por el mundo, es libre de pecado, ve el interior del Grial y muere en éxtasis al contemplar tan maravilloso secreto, como le ocurre a Sir Galahad en el final del ciclo de la Vulgata. Una muerte bellísima y llena de esperanza. Gurnemanz le cierra dulcemente los ojos. Parsifal levanta el Grial y termina la representación, quizás con un mensaje un tanto pesimista, porque el florecimiento no ha existido nada más que en pequeños símbolos, más que una proyección de crisis-solución para volver a un nuevo ciclo de crisis, parece la visión de un universo abocado a la situación de crisis perpetua. La constitución de un nuevo mundo, no parece realmente despejado de sus problemas.

La dirección musical corrió a cargo de uno de los mejores expertos en la obra. El italiano Daniele Gatti extrajo de la maravillosa formación del Met unos sonidos de calidad extraordinaria en todas las secciones. Tempos lentos pero al mismo tiempo intensos y dramáticos, con un discurso perfectamente construido en el que voces y coros se incorporan a la textura orquestal con total naturalidad. Otorgó toda la trascendencia a la escena de la transformación y consiguió que los momentos celestiales fueran realmente místicos. Un excepcional trabajo que se vio reflejado en las notables interpretaciones vocales de todos los protagonistas.

Parsifal fue Jonas Kaufmann. Su interpretación fue antológica. No hubo ni un pequeño desfallecimiento en un papel que está construido completamente sobre el pasaje. La voz en todo momento sonó heroica y squillante, dando perfecto sentido al texto. Tras una primera incursión hace 7 años en la ópera de Zurich, no tan exitosa, retoma ahora el papel en la cúspide de su carrera, haciendo un Parsifal que difícilmente puede ser superado actualmente. Su Amfortas Die Wunde fue desgarrador. El color de su voz tan oscura y dramática quizás no encaje con el timbre apropiado para el joven puro e inexperto del primer acto, pero el tenor que haga justicia a la partitura, como es el caso, consigue transmitirnos todo el proceso de maduración del protagonista, porque la música está excepcionalmente escrita y todo el vigor juvenil está otorgado en la impulsiva escritura del primer acto, todo el complicado y trascendente proceso dramático en el segundo, dejando para el tercero el legato del sereno discurso final.

Noblemente conmovedor el Gurnemanz de René Pape. Este extraordinario cantante, una de las figuras indiscutibles de nuestro tiempo, está en un momento ideal para cantar este personaje. Quizás ahora a Pape lo que más le estorbe sean las tesituras extremas. Gurnemaz es un rol difícil por la implicación dramática y por todo lo que hay que cantar, especialmente en el largo primer acto, pero es una escritura más bien central. Pape está ahora en un momento glorioso para darle toda la relevancia expresiva y mostrarse durante toda la representación seguro y autoritario vocalmente. Ha sido una auténtica exhibición de buen gusto y emotividad en el fraseo.

Grata sorpresa la Kundry de Katarina Dalayman, que se ha encontrado bastante cómoda dentro de lo que cabe en este rol infernal, que exige una verdadera contundencia en los graves al mismo tiempo que necesita una solvencia importante en los agudos, con innumerables subidas incluyendo complicados Si4. Lo habitual es escuchar en el segundo acto un desfile de gritos y Dalayman ha sabido dar redondez a sus agudos sin perder la contundencia dramática consiguiendo sonidos que si no fueron totalmente perfectos, sí muy aceptables.

Tenía mis dudas sobre la adecuación al rol de Amfortas por parte de Peter Mattei por ser quizás demasiado lírico para un papel tan dramático. Pero este Parsifal ha demostrado que quizás todos los planteamientos que nos hacemos sobre las idoneidades tímbricas quedan en un segundo plano cuando un cantante se expresa con toda la intensidad en el escenario. Solo me queda aplaudir su entrega y su visión del atormentado personaje, consiguió momentos verdaderamente emotivos.

Klingsor fue notablemente interpretado por Evgeny Nikitin, un cantante que le otorga todo su faceta maléfica y que no le supone ningún problema vocal.

Los coros gloriosos, fantásticas las muchachas flor, contundentes los caballeros del Grial y adecuadamente difuminado el sonido de los coros celestiales.

Señoras y señores, esto es ópera. Alcanzar una gran nivel orquestal, vocal y escénico, todo perfectamente interrelacionado. ¿Podrá haber alguna función mejor en el 2013? Lo dudo mucho.

De: fisicamartin
Fecha: 06/03/2013 20:17:52
Asunto: RE: Parsifal del Met
Hola,
comparto con Le Gouverneur que esta versión del MET fue soberbia en el aspecto musical. Kaufmann y Pape me fascinaron. Sin embargo discrepo radicalmente con respecto a la producción. Lo más interesante fue el final del primer acto, esos dos segundos en que la tierra se abre y el segundo acto que no está tan mal. Pero voy a repetir lo que dije en otro foro: Una producción AUSTERA y DESPOJADA. Austera porque la sencillez del vestuario y la escenografía es tal que no sirve a los fines de potenciar en resonante eco la exquisita y grandiosa música del Parsifal. Por el contrario, la música se ve reducida por lo visual lejos de ser amplificada, como debería ser. Despojada porque le quita poder simbólico a la obra. No hay bosques ni praderas en el primer acto. No hay sala del Grial ni grandioso templo de Montsalvat. Dónde están los jardines deliciosos del segundo acto ? La primavera del tercer acto es un yermo, un páramo desierto casi lunar. Dónde están las flores cuando Parsifal las menciona ? Dónde está la vida a la que la obra tributa ?
A mí humilde entender no se le hace justicia a la memoria de Wagner en estos 200 años.
Saludos,
Martín.

De: lorenziano
Fecha: 12/03/2013 14:07:50
Asunto: RE: Parsifal del Met
Totalmente de acuerdo.
Musicalmente creo que esta producción puede suponer el principio de una nueva edad de oro. Hay que retrotraerse al Bayreuth de 1964 para hallar una versión tan redonda como esta.