Según se dijo en su momento, Eva se ocupa de la parte musical, Katharina de la escénica. Si es cierto y efectivamente tienen esta división de funciones, me creo que quiera dejar su puesto de directora y pasar a ser asesora, pues los escándalos de Bayreuth están única y exclusivamente provocados por los directores de escena, no por la parte musical.
Las batutas que han circulado durante su mandato, han sido de primer nivel, quizás excluyendo a Schneider, rutinario que venía de la producción de Tristán de la era Wolfgang, y Axel Kober, rutinario dirigiendo Tannhäuser el año pasado y éste. Gatti, Nelsons, Jordam, y sobre todo Thielemann y Petrenko, dan prueba de que la gestión en este aspecto es buena.
Sobre los cantantes, en general creo que ha habido cierta mejoría respecto a los últimos años de la era Wolfgang. Bien que hay algunos lunares importantes, pero se ha conseguido mantener a Vogt, la vuelta de Torsten Kerl y Anja Kampe, el debut de Johan Botha, y bajos de excelente calidad como Georg Zeppenfeld, Gunther Gröissbock o Franz-Josef Selig. En su momento supuso una mejora el debut de Lance Ryan como Siegfried (hoy ya la voz se encuentra muy desgastada).
Puedo entender que esta señora crea (y no le falta razón), que si el Festival a día de hoy pivota sobre las producciones (cuatro años, misma dirección musical, reparto prácticamente invariable), poco puede hacer si éstas son auténticos desaguisados. No olvidemos que el Parsifal de Herheim es de la era Wolfgang, y que tras él, todas las producciones han resultado un fracaso.
Resulta curioso ver la evolución del Festival: estas producciones con mensaje un tanto metido con calzador, muchas veces tergiversando la obra y con dudoso gusto estético, vienen del Anillo del 2000, la producción de Jürgem Flinn. Desconozco si en los últimos años de la era Wolfgang ya azubaba Katharina por detrás, pero esto no ocurría en los años noventa. Hubo discrepancias en el primer año del Tristán de Heiner Müller (luego la obra fue acogida con los años hasta ser poco menos que objeto de culto, para mí desde luego lo es, en su edición en DVD), y en el vestuario del Anillo de Alfred Kirchner, pero el resto de montajes no encolerizó al público, al contrario, algunos como Parsifal o Mestros de Wolfgang fueron muy alabados, mientras que las producciones heredadas de los ochenta (Tannhäuser de Wolfgang y Lohengrin de Herzog, eran verdaderos baluartes del Festival).
Desde luego, creo que no es el rumbo adecuado. Una cosa es que una obra genere discrepancia, debate, etc... sobre las posibilidades de la propia obra, y que ésta, con un trabajo de año en año, se vaya perfeccionando hasta redondearse, que utilizar la obra como pretexto ridículo o con un mensaje insulso. Y los cantantes no son tontos, y seguro que se encuentran más cómodos en una producción donde lo que se les exige sea lo que demanda el papel, no que tengan además que interpretar la personalidad paralela que les exige el director de escena de turno.
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