Gracias, Llorenç, por mencionar aquí a Boulez.
Sí, sus interpretaciones en Bayreuth fueron controvertidas e inicialmente incomprendidas, pero con los años ha quedado demostrado que el de Boulez fue un acercamiento muy válido y de altísima calidad a la obra de Wagner, fruto además de un estudio concienzudo de las obras, y (aunque algunos piensen lo contrario), de profundo amor y admiración por Wagner. De hecho, en alguna entrevista en la que a D. Pierre se le hizo la tan manida pregunta de con quién de la historia querrá poder tener un encuentro, su respuesta fue justamente "con Richard Wagner".
Yo también vi, siendo un adolescente, el "Anillo del Centenario" en 1979, en mi primera visita al festival. Una experiencia única, y tras el telón final de Götterdämmerung, ya tenía claro que había vivido algo extraordinario y que perduraría en la historia.
La pequeña anécdota bouleziana en mi caso es la siguiente: Al llegar a la estación de tren, compré un póster (no oficial) con el retrato de Wagner, su firma y la leyenda "Richard-Wagner-Festpiele Bayreuth 1876-1979". Siendo Bayreuth tan pequeño, era fácil conseguir que los cantantes, directores de orquesta y escena firmaran el póster. Un buen día, en el restaurante del Bayerischer Hof estaba almorzando Pierre Boulez con otra persona. Subí a la habitación, y cuando vi que ya estaba menos viva la conversación en su mesa, me acerqué y le pedí su autógrafo. Me dijo que encantado, vio el póster y me dijo en tono socarrón "firmaré por ENCIMA de la firma de Wagner", para inmediatamente decir "no, mejor DEBAJO", y estampó su minúscula firma bajo la grandísima (impresa, claro) de Wagner. Huelga decir que este póster tiene un lugar de honor en mi casa.
La obra de Pierre Boulez, como compositor, director, ensayista y pensador me ha acompañado continuamente durante casi 40 años, y yo al menos sólo puedo decir "¡gracias!" por todo lo que nos ha dado durante su larguísima y tan fructífera carrera. Nos deja uno de los grandes. Descanse en paz.
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