Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
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Barenboim y su wagnerismo
De: Biterolf
Fecha: 23/10/2001 7:42:21
Asunto: Barenboim y su wagnerismo
Salud Wagnerianos!
Quisiera compartir con ustedes este articulo sobre Barenboim que salio hoy aqui en Buenos Aires

"El siglo XX sería impensable sin su música", dijo el pianista y director argentino
"Barenboim quiere adueñarse de Wagner"
Después de su controvertido concierto en Israel presentó, en Nueva York, una serie dedicada al autor de "Tristán e Isolda"
Procura obtener el cetro que dejó vacante el gran Wilhelm Furtwängler Sólo otros dos directores orquestales están en condiciones de disputárselo: James Levine y Christian Thielemann

(The New York Times/LA NACION).- Actualmente, todo el mundo sabe que Daniel Barenboim es un director wagneriano. El gran escándalo de la música clásica fue la interpretación del preludio de "Tristán e Isolda", en la que Barenboim dirigió a la Staatskapelle Berlin, en Jerusalén. Esa interpretación -un bis no programado, luego de que Wagner había sido eliminado del programa a pedido del presentador del concierto- produjo una avalancha de críticas nacionales e internacionales, concitó la atención de los medios y hasta la censura en Israel.
En realidad, Barenboim ha sido, desde hace tiempo, uno de los wagnerianos más importantes. Dirigió en el Festival Wagner de Bayreuth durante dos décadas y tiene en su haber allí más funciones de ópera que cualquier otro director vivo. Como director musical de la Opera Estatal Alemana (Unter der Linden), de Berlín, desde 1991, ha montado nuevas producciones de las 10 óperas del canon wagneriano standard, desde "El holandés errante" hasta "Parsifal"; ha grabado casi todas ellas (en Teldec) y las dirigirá a todas, dos veces cada una, en dos ciclos que se desarrollarán casi todas las noches, en marzo y abril próximos.
Y ahora está dedicado a subrayar su íntima relación con Wagner en los Estados Unidos. La semana pasada llevó la Chicago Symphony Orchestra al Carnegie Hall para una serie de conciertos, titulada "Wagner y el modernismo".
En realidad, el título sólo denota la yuxtaposición de dos nuevas obras con fragmentos de "El ocaso de los dioses" (el jueves último) y el primer acto de "Las walkirias" (el viernes), seguidas por una interpretación completa de "Tristán e Isolda". Con el título de "Wagner y el modernismo", por acertado que sea, Barenboim pretende diluir la discusión sobre Wagner y sus asociaciones con el nazismo, concentrándose en la influencia que ejerció sobre el mundo de la música.
"El siglo XX sería impensable sin Wagner", dijo el director recientemente. "Si imagino que no existió Mendelssohn, que jamás vivió, perdería cierta música bella, pero, ¿sería diferente la historia de la música? No. Bach, Beethoven, Wagner, Debussy, en cambio, fueron quienes cambiaron todo. La música no volvió a ser igual después de ellos." Se nos invita a suponer que sin "El ocaso de los dioses", el Concierto para Cello de Elliott Carter, obra con la que comparte el programa, jamás hubiera sido compuesto.
Una obra escalofriante
Barenboim no pretende simplemente desviar la atención de la turbulencia provocada por su interpretación de julio. En realidad, el director ha llegado a recomendar calurosamente el libro "Wagner´s Hitler: The prophet and his disciple", de Joachim K?hler, una obra escalofriante y producto de una intensa investigación, donde se plantea la tesis de que Hitler basó toda su filosofía y toda la estructura nazi en ideas explícitamente extraídas de los escritos y óperas de Wagner.
"Fue Hitler el que dispuso la muerte en términos wagnerianos", dijo Barenboim. Y agregó que el tema está rodeado por tanta ignorancia e intensidad emocional que "mucha gente cree que Wagner estaba vivo en 1942 y se niega a interpretar su música porque sería conceder a Hitler una victoria póstuma".
Políticamente, el rol de Wagner en la historia alemana puede evaluarse de diversas maneras. Artísticamente, su posición es incuestionable. Y Barenboim, al defenderlo, se inscribe también en la gran tradición de la música alemana. En sus dramáticas interpretaciones, con su intensa corriente narrativa, procura continuar con el nivel de antecesores suyos, como Wilhelm Furtwängler, considerado uno de los más grandes directores de Wagner.
El sello distintivo de Furtwängler fue una especie de intensidad visionaria. Su enfoque subjetivo, marcado por variaciones de tempo y cierta espontaneidad de interpretación, fue contrastado, en su época, con el enfoque de Arturo Toscanini, que seguía las máximas de Wagner en cuanto a interpretación.
En su infancia, Barenboim fue influido por el breve período durante el que estudió con Furtwängler, pocos meses antes de la muerte de este último. Uno de sus recuerdos más vívidos es que Furtwängler sólo ensayaba los fragmentos de transición entre una sección y otra, en vez de toda la obra completa. Esta enseñanza emerge como un rasgo característico de las interpretaciones que Barenboim ofrece de Wagner. Al concentrarse en las transiciones de esta música calidoscópica, no permite que se diluya la tensión. En vez de fijarse en los finales o las pausas, el oyente anticipa todo el tiempo el nuevo comienzo, como un lector que no puede parar de dar vuelta la página.
Barenboim no es, por cierto, el único director actual que reclama el cetro wagneriano o la corona de Furtwängler. El otro wagneriano importante de su generación es James Levine, quien da su propio sello a la interpretación visionaria y subjetiva. Mientras Barenboim ofrece una interpretación móvil, siempre dinámica, Levine encarna un sonido diáfano que se expande hasta dar forma a los preludios de "Tristán..." y "Lohengrin", compartiendo la misma claridad esencial de esas obras, en interpretaciones que se encuentran entre las más lentas que pueden escucharse en nuestros días.
Pero la verdadera contraparte de Barenboim, en la Deutsche Oper de Berlín, es Christian Thielemann. Una generación más joven, Thielemann ya está surgiendo como heredero en Bayreuth, donde ha conducido dos producciones muy aplaudidas, y que la temporada próxima dirigirá "Tannhäuser" y "Meistersinger".
Thielemann es una de las razones por las que Barenboim desea erigirse en dueño de Wagner. Como las finanzas se deterioran en Berlín, las dos salas de ópera más importantes de la ciudad luchan por demostrar su primacía. En vez de concentrarse en no superponer sus producciones, ambas se aferran al mismo repertorio, y en la misma temporada. Esta yuxtaposición refleja una herencia compartida, y no sólo porque Thielemann haya sido el asistente de Barenboim. Thielemann es también un director expresivo y romántico, en la tradición de Furtwängler.
La mayor diferencia de enfoque entre ambos se plantea en cuanto a la construcción. En las interpretaciones de Thielemann hay siempre un sentido de orden y lugar, en vez de la energía casi eléctrica típica de Barenboim. Por lo que parece, Thielemann puede llegar a ser demasiado pomposo, y Barenboim -que no deja nunca de insinuar el próximo paso- podría perder a veces la especificidad de un momento determinado de la música. Pero cuando la encuentra, Barenboim es magnífico. Un punto alto de su grabación de "Tristán", en 1995, es el monólogo del segundo acto, en el que dirige tiernamente a Matti Salminen. Por supuesto, Barenboim no acepta a ninguna Isolda del pasado. Para él, la grabación más verdadera y emocional sigue siendo la realizada por Kirsten Flagstad en el disco de Furtwängler de 1952 (de EMI): a pesar de un elenco menos que ideal, la música logra la clase de trascendencia que requiere el momento. En manos de Furtwängler, ese pasaje se convierte en una expresión absoluta del modo en que debe interpretarse. Es una cumbre a la que Barenboim y Thielemann -y cualquier otro director de Wagner- deberían aspirar.
Anne Midgette

Espero lo disfruten
Cordiales Saludos
Biterolf
"Freudig begrüss ich die edle Forum"

De: Juan Vte.
Fecha: 23/10/2001 10:30:49
Asunto: Wagner´s Hitler: The prophet and his disciple"...
¿Alguien sabe o ha leído algo de este libro?...

Yo lo ví hace algún tiempo en amazon y nada más con ver la portada sientes escalofríos de pensar que libros de ese tipo circulen por ahí...

¿cómo es posible que Barenboim recomende un libro así?, pensaba que este hombre trataba de limpiar la leyenda negra de Wagner y ¿ahora recomienda ese libro?... no se, quizá no lo haya entendido del todo bien.
¿estará haciendo un poco la pelota a los judios radicales para que le "perdonen" por el suceso de hace unos meses?

En fin, repito que no se exactamente en que se centrará ese libro, pero por la pinta que tiene no creo que sea bueno para wagner y los wagnerianos... en cierto modo me recuerda a ese libro que salió hace un año o más en que el autor se comió el tarro dándole vueltas e intentando demostrar que IBM estuvo de parte de los nazis haciendo ordenadore para catalogar judíos...

Un saludo a todos

De: Germán
Fecha: 23/10/2001 20:02:39
Asunto: RE: Wagner´s Hitler: The prophet and his disciple"...
Pues yo lo vi en Bayreuth (¡cómo no!), pero tenía cosas mejores en las que gastarme el dinero.

No obstante, creo que es esclarecedor el comentario que hace Ian Kershaw en su ya famosa biografía de Hitler. Refiriéndose a la admiración que Hitler sentía por Wagner, comenta (las mayúsculas son mías):

"Se ha dicho acertadamente que sería difícil de imaginar sin él la reducción de la política en el Tercer Reich a teatro y representación. Pero ES UNA SIMPLIFICACIÓN GROSERA Y UNA TERGIVERSACIÓN REDUCIR EL TERCER REICH AL RESULTADO DE LA SUPUESTA MISIÓN DE HITLER DE MATERIALIZAR LA SUPUESTA MISIÓN DE WAGNER, como hace Köhler en ’Wagners Hitler’"
(Ian Kershaw, Hitler 1889-1936, pág.602, nota 121, Península, Barcelona, 1999)

¿Para qué decir más?

Un saludo,



Germán

De: Ossian
Fecha: 23/10/2001 22:25:00
Asunto: RE: Wagner´s Hitler: The prophet and his disciple"...
Sí, estoy muy de acuerdo con Kershaw, sería como pretender reducir la URSS a la materialización de las ideas de Marx.

Saludos. Javier