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Incongruencias en las interpretaciones del Anillo |
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Uno puede entender que quien no conozca la obra de Wagner trague con las interpretaciones de la obra wagneriana que cualquier crítico de tres al cuarto se atreva a publicar en los medios de comunicación. De hecho siempre he pensado, y en algun caso así se ha manifestado públicamente, que cuando un aficionado a la obra de Wagner se encuentra con que el comportamiento mostrado por los personajes considerados como ejemplares va en contra de su siempre buena conciencia, de manera casi mágica surge el "esto debe de ser interpretado", para acallar así las nauseas provocadas por las "células de la buena conducta". Claro, que desvirtuar el contenido de una obra no les produce ningún reparo. Todo sea por preservar la santidad de las buenas conciencias. Sin embargo, nunca he conseguido entender cómo determinado tipo de interpretaciones cuenten con la aceptación de cualquiera que conozca mínimamente la obra de Wagner. Uno de los afirmaciones que me resultan más contradictorias es la que pretende respresentar a Wotan como un tirano, por el hecho de que detenta el poder de los pactos. No estoy muy seguro con que la idea que se deba tener de un tirano coincida con la de gobernar mediante leyes o acuerdos. Me parece que en ese caso, cualquier régimen constitucional sería una tiranía sustentada en la ley. Más aun si consideramos que el mismo Wotan se debe de someter a las leyes, y no puede saltárselas como sería habitual en cualquier tirano. Ni tampoco es característico del tirano la renuncia al poder absoluto, cosa que sí hace el dios. Pero la idea del tirano que ambiciona el poder tiene menos peso aún si tenemos en cuenta que es el mismo Wotan el que alimenta la rebelión, aunque luego sea él mismo el que la sofoque. ¿Pero qué tirano alimenta con convencimiento aquello que supondría su ruina? Pero claro, si no es así, tal vez no se podría centrar el motivo conductor del Anillo en la dialéctica Amor vs. Poder. Pero los que opinan de esta manera, parecen no tener en cuenta que nuestro tirano, en un nuevo alarde de tiránica rareza, se dedica a recorrer el mundo como si fuese un vagabundo en busca del conocimiento. ¿? Y ya que hablamos del conocimiento, ¿porqué no recordar a aquellos que, sin ningún reparo, afirman que Wotan sacrifica uno de sus ojos para forjarse la lanza con la que ejercerá su poder sobre el mundo, olvidándose que lo que dice el libreto es que el ojo se sacrifica para adquirir sabiduría. Pero ¿qué más da es epequeño detalle sin importancia? Además, ¿no sería un poco retrogrado afirmar que la ambición de poder de Wotan surge tras su cruenta adquisición de sabiduría, estableciendo un vínculo siniestro entre poder y conocimiento? ¡Salvemos a Wagner de una postura tan "políticamente incorrecta"! ¡Mintamos por amor a Wagner! No voy a negar que la dualidad Amor Poder se manifieste de forma constante en la tetralogía, pero me niego a aceptar que sea el tema central, sobretodo cuando esta disyuntiva es superada por el personaje principal de la obra, que, de acuerdo con muchas opiniones, es Wotan. Incluso podríamos recurrir al comentario del mismo Wagner sobre el modo en que el veía a su propio personaje. En fin, que cuando se trata de interpretaciones, deberíamos en primer lugar considerar la calidad moral e intelectual del intérprete. Y aún así, hacernos después un montón de preguntas dejando nuestra "buena conciencia" en blanco. No creo que Wagner escribiese un cuento de personajes ejemplarizantes para que nuestra buena conciencia se sintiese a gusto identificándose con la conducta del que nos resultase más simpático. Eso es más propio de los guiones hollywoodienses. Los personajes wagnerianos se desenvuelven en un mundo que les resulta absolutamente antagónico, y como lo héroes de las tragedias griegas, deben enfrentarse a su destino, tratándo de ser todo lo justos en la medida que su actitud y las circunstancias se lo permiten. Saludos. Javier |
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Hola: Concuerdo en que Wotan no es un tirano, entendiendo por tal a quien ejerce el poder sin límites (es curioso este dios, que no es ni omnisapiente ni ubicuo, ni todopoderoso... y hasta tiene pensamientos suicidas, "humano, demasiado humano", diríamos con Nietzsche). Pero me parece claro que, cuando menos en los comienzos del drama, Wotan ambiciona el poder total (ambiciona lo que no posee) y con miras a ese fin se apodera del anillo. Y, por cierto, lo hace de una manera bastante innoble, arrebatándoselo por la fuerza al impotente Alberico. Loge, "el astuto", seguramente hubiese preferido algún tipo de ardid, en todo caso algún método más refinado que aquel latrocinio vulgar e indigno, (observa la escena con evidente actitud de reproche). Sólo después de la ominosa advertencia de Erda, renuncia Wotan a la posesión del anillo y trata de restituirlo al su legítimo dueño, pero no con un fin altruista, ni movido por un sentimiento de justicia, sino precisamente para evitar el ocaso, vale decir, para conservar su poderío amenazado por la maldición. No puede hacerlo personalmente, porque ha pactado antes la entrega del oro a los gigantes y siendo él, garante de los pactos, no puede traicionar su propia palabra. Debe hacerlo en su lugar alguna criatura libre, no sujeta a las leyes y ambiciones humanas y divinas... un salvaje... Quién mejor que el Siegmund, que ha quebrantantado las más sagradas prohibiciones(Wotan incita a sus criaturas a la rebelión... cierto, pero para que se cumpla la restitución de anillo... para enmendar el entuerto, "el atentado original" en que él ha participado torpemente y evitar así la tragedia)... pero interviene Fricka y ya se sabe lo que ocurre... Y aquí se muestra la complejidad del personaje, pues Wotan cambia radicalmente de actitud, consciente del fracaso de su idea, de la imposibilidad de conseguir el poder sin renunciar al amor, acepta el ocaso como inevitable, como una liberación y asume su destino trágico... le susurra a Brünhilde, "sólo deseo una cosa...el fin...el fin..." Su peregrinaje por el mundo no es, por tanto, un viaje tras la sabiduría, pues ya tiene el conocimiento del fin y lo anhela, así se lo confirma tras consultar a Erda por segunda vez... su peregrinaje es una despedida, un último vistazo al mundo que abandonará completamente fracasado, su actitud es pasiva ante los acontencimientos que inexorablemente conducen al ocaso, incluso la resistencia a Siegfried es puramente formal... y luego se sienta silenciosamente en su trono a la espera del fin. H.v.B. |
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¡Hombre! Esperaba la respuesta de algún jurista (si no recuerdo mal). Te advierto que en cuanto a situaciones legales estoy en inferioridad de condiciones para juzgar, pero aun así, plantearé mis dudas o puntos de desacuerdo :). Me parece que tu mensaje hace hicapié en que no hay mucha nobleza en el comportamiento de Wotan. Estoy de acuerdo, Wotan es un personaje que actúa en el mundo, con un propósito no muy claramente definido que bascula entre la ambición de poder y el deseo de un gobierno justo. Y para ello comete injusticias o adopta posturas innobles. Pero no creo que puedas defender la inocencia de Alberich, después del discurso que le ha largado a Wotan, detallándole la manera en que pretende arruinar el mundo a través del poder del Anillo. Wotan, por supuesto, pretende acabar con Alberich de un mamporro, pero es Loge el que le detiene y decide tender una trampa a Alberich. Desde mi criterio de valoración ético, es mucho más noble pegar un mamporro y enfrentarte abiertamente a tu enemigo, que engañarlo con ardides. Por eso, en este caso, pienso que Wotan es innoble por no seguir sus impulsos y hacer caso a Loge. Y en cuanto a la decisión que toma Wotan respecto a Siegmund, creo que es uno de los momentos más confusos de la obra, pero si uno se lee línea a línea el diálogo entre Brunhilda y Wotan en la escena de los adioses, puede descubrir que no ha sido por temor a la hipótesis de Fricka de que favorecer a Siegmund haría declinar el poder de los dioses. ¿Porqué sino iba a desear Wotan el Fin? Y justo, cuando piensa en el Fin es cuando se da cuenta de que eso mismo es lo que está esperando Alberich. Y es su responsabilidad frente al mundo (concretamente "por amor a un mundo" dice en el libreto) la que le mueve a decidir la ruina de Siegmund, en contra de su propio deseo (que es Brunhilda). Por eso no siente ningún miedo cuando ve próximo su fin frente a Siegfried. Al saberle dueño del Anillo, y unido pronto a Brunhilda (lo que supondrá su propio fin), confía en que ésta lo devolverá al Rhin, cosa que después no ocurre. En fin, que no me gustan ciertas interpretaciones del Anillo, sobretodo las que se me vienen abajo con el libreto en la mano. Saludos. Javier |
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Hola: Je, je, gracias por lo de "jurista"... aunque no me considero tal, pues del mismo modo que no es filósofo todo licenciado en filosofía, no puede decirse de todo abogado que es jurista... pero mejor volvamos al tema. Tengo la impresión de que Wotan se apodera del anillo no sólo para frustrar los oscuros planes del oscuro Alberich, sino sobre todo para utilizarlo para sus propios fines...sea cuales sean éstos(concuerdo contigo en que no están definidos con nitidez). En cambio, no logro percibir el matiz valorativo entre aturdir al enano de un "mamporro" para luego quitarle el anillo o arrebatárselo mientras se halla maniatado. Desde luego ninguna de ambas acciones merece el calificativo de digna de un dios. Tampoco lo es "el precio" por la construcción del Walhala acordado con los gigantes (la entrega de Freia) y su declaración posterior de que "solo bromeaba"... que huele a estafa. No sé cual será tu opinión al respecto, pero yo creo que pese a la profusión de dioses, enanos, gigantes, náyades, parcas, walkirias y dragones, vale decir, no obstante todo el aparato mitológico de que se sirve Wagner, el Anillo es un drama humano y que, aunque el libreto diga otra cosa, todos sus personajes son humanos y, por tanto, sujetos a las pasiones, contradicciones, grandezas y miserias propias de nuestra naturaleza. Yo no digo que Wotan se haya asustado por la advertencia moralista de Fricka de que la proliferación del incesto y del adulterio provocará la decadencia de los dioses... Fricka amenaza además con una rebelión de los demás dioses... de ella cuando menos... vale decir, una especie de guerra civil entre los dioses que anticiparía todavía más que la maldición el ocaso del mundo y es eso tal vez lo que determina a Wotan a sacrificar a Siegmund. Atentamente, H.v.B. |
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Bueno, el modo de proceder depende del gusto particular de cada cual, pero si a mí me dice un nibelungo tipo Alberich, que pretende esclavizar el mundo y ahogar la felicidad de todo lo que en él habita, con la simple finalidad de satisfacer un ego dolido porque la naturaleza le ha negado aquello mismo con lo que le tienta, yo no le daría un mamporro, sino dos (otra cosa es que pueda :) ). En cuanto al hecho de que el sometimiento a las pasiones al que se ven sometidos los dioses los convierta en menos divinos y más humanos, mantengo un punto de vista antipódico. Pienso, en contra de lo que parece el credo de algunas religiones, que lo pasional es precisamente aquello que nos permite participar en el universal banquete de los dioses. Uno sólo tiene que fijarse, por ejemplo, en los relatos homéricos, para darse de cómo el furor bélico, el éxtasis poético o la pasión amorosa, son el resultado de la influencia de algún dios. Es más, uno diría que la presencia de los dioses se manifiesta siempre a través de un humano embriagado por las pasiones. En fin, qué tristes aquellos credos que nos han privado del precioso sabor de estos licores. Por último, lo que digo sobre el "affaire" Siegmund no está en contradicción con una posible rebelión de los dioses. Wotan simplemente se plantea la posibilidad del fin, venga éste de donde venga. Y lo único que le preocupa de este fin es la posibilidad de que el mundo quede en manos del nibelungo. Saludos. Javier |