Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
LEITMOTIVACIONES 

MURMULLOS DEL BOSQUE (I)

Siguiendo con los momentos más populares de la Tetralogía, este mes empezamos a analizar la parte conocida como "Murmullos del bosque", que comprende desde que Siegfried se queda solo bajo el tilo hasta que aparece el dragón.

Para entender el desarrollo motívico de esta pieza debemos retroceder dos jornadas hasta El oro del Rin. Allí escuchamos por primera vez el motivo de Erda,

que en Sigfrido sufrirá una variación: la cuerda grave empieza a tocarlo de forma arpegiada y escalonada.

El famoso musicólogo Deryck Cooke, en su "Introducción al Anillo del Nibelungo", denomina a este motivo "Murmullos del bosque en forma embriónica". Esta forma embriónica se repite, en sentido ascendente o descendente, durante 36 compases, mientras Siegfried se alegra de que Mime no sea su padre. Tras preguntarse cómo sería su verdadero padre, el joven welsungo se asquea recordando la figura del nibelungo que lo crió. Conforme aumenta su enfado, se hace más frecuente una figura rápida en los violines primeros, que va aumentando de tono, mientras las violas interpretan al mismo tiempo el tema de Mime.

El oyente notará que el tema que representa a Mime es la misma que en El oro del Rin representa a los nibelungos.

A continuación, se escucha en un compás de 6/8 lo que Deryck Cooke llama "forma intermedia de los murmullos del bosque", que acompaña los pensamientos que el joven Siegfried tiene acerca de su madre.

Sobre este fondo, escuchamos el motivo que Deryck Cooke denomina "Vínculo de los welsungos".

Este motivo será interpretado por el clarinete, y después por chelos. Sin embargo, se ha escuchado por primera vez en La walkyria, cuando Sieglinde acaba de rogar a Siegmund que se quede, porque no puede traer desgracia al lugar donde la desgracia vive.

Mientras Siegfried compara los ojos de su madre con los de la corza, la orquesta sigue con el motivo intermedio de los murmullos del bosque y con el "vínculo de los welsungos".

Tras las palabras "Traurig wäre das, traun!", Siegfried se sume en la melancolía del recuerdo de la madre que nunca conoció. Wagner ilustra este sentimiento con una bellísima melodía en los chelos.

Deryck Cooke rastrea el origen de esta melodía hasta el tema del "cariño de Wotan hacia Brünnhilde".

Sin embargo, creo que el musicólogo cometió un error. Él basa esta relación en las tres notas cromáticas iniciales con las que empiezan ambos temas; pero lo cierto es que ese tema melancólico tiene un precedente más claro en el motivo de Freia, que se escucha por primera vez en El oro del Rin.

Si se vuelve a escuchar el tema melancólico de los chelos en Sigfrido, notamos que es una variación más lenta y expresiva del motivo de Freia.

¿Qué relación puede haber entre la diosa Freia y el recuerdo melancólico de la madre que nunca se ha conocido? Ambas representan un amor desinteresado, y Siegfried no ha conocido ningún tipo de amor en su vida, pues Mime siempre lo ha odiado en secreto; es lógico que la falta del amor de una madre o de una compañera le produzca melancolía. Musicalmente, se puede afirmar, siguiendo la tesis de Deryck Cooke, que el motivo de Freia consta de dos partes: una primera ascendente que refleja el aspecto sensual del amor entre hombre y mujer, y otra descendente que muestra el amor por compasión (tempo lento) o el amor pasional (tempo rápido). Vemos, pues, que la parte psicológica y la musical encajan, no se contradicen, pues Siegfried añora el amor y no ha conocido ninguno de ellos (ni el sensual, ni el pasional, ni el amor por compasión).

Volviendo a donde nos habíamos quedado en Sigfrido, los chelos vuelven a repetir la variación lenta del motivo de Freia, mientras Siegfried expresa con un maravilloso crescendo cuánto querría ver a su madre. Las trompas enuncian una vez más dicha variación lenta, pero no la terminan. Justo cuando Siegfried dice las palabras "Ein Menschenweib!" ("una hembra humana"), la cuerda empieza una figura ondulante, ascendente y descendente, que se va extendiendo hacia la zona aguda.

Esta figura, y también el resto de los elementos musicales que forman esta parte, ya se han escuchado anteriormente en El anillo del nibelungo: es en la segunda escena de El oro del Rin, en el famoso "Himno a la mujer" que Loge canta cuando explica que nadie en el mundo quiere renunciar a la mujer.

Como se ve, los dos pasajes son casi idénticos. Incluso aparece el primer segmento del motivo de Freia, tanto en el "Himno a la mujer" como en los murmullos del bosque. En ambos casos, el resultado tiene un matiz conmovedor y de refuerzo sentimental: uno parece sentir como si toda la naturaleza apoyara la veracidad de lo que Loge dice o se hiciera eco de la melancolía de Siegfried.

El mes que viene veremos cómo este sentimiento de melancolía se ve interrumpido por la súbita aparición de un agente de la naturaleza.

Bibliografía:

- Deryck Cooke, Der Ring des Nibelungen - An introduction, DECCA 443581-2.
- Deryck Cooke, I Saw The World End, Oxford University Press, Oxford, 1979.
- Richard Wagner, Die Walküre, Dover, Nueva York, 1978.
- Richard Wagner, Das Rheingold, Dover, Nueva York, 1985
- Richard Wagner, Siegfried, Dover, Nueva York, 1983