El
mes pasado habíamos terminado de explicar las semejanzas entre el
motivo del beso de Otello y cierto pasaje de los “Adioses
de Wotan”. Ahora continuaremos buscando puntos comunes entre Wagner
y Verdi en el principio del dúo de amor entre Otello y Desdemona,
al final del primer acto.
También
aquí se da un caso semejante en La walkyria de Wagner, concretamente
en el breve interludio orquestal que suena entre las palabras de
Sieglinde “Wasser, wie du gewollt” y las de Siegmund “Kühlende Labung
gab mir der Quell”. Este delicioso interludio ilustra las miradas
de amor que se dirigen Siegmund y Sieglinde, mientras él sacia su
sed para recuperarse de la persecución que ha sufrido.
La
primera semejanza es obvia, puesto que se refiere a la instrumentación.
En ambos casos se trata de un chelo solo al que luego acompañan
más chelos marcando la armonía. Como diferencias, diremos que en
la instrumentación de Wagner, el acompañamiento de chelos consta
de 8 instrumentos a cuatro partes (en Verdi, sólo son tres chelos
a tres partes) y la parte grave del chelo es reforzada durante cuatro
compases por dos contrabajos.
El
carácter y la línea melódica con que el chelo solista empieza en
ambas piezas es también muy semejante. Empieza con una línea casi
dubitativa, de dos compases en el caso de Wagner y de uno en el
de Verdi.
Después,
esa misma célula se repite en sentido ascendente hasta llegar a
una nota aguda que se sostiene.
En
la prolongación de esa nota sostenida entran los otros chelos, haciendo
la armonía. Por su parte, el chelo solista prosigue con una melodía
ahora descendente, hasta que en los últimos compases antes de que
entre el tenor (Siegmund en Wagner, Otello en Verdi), la melodía
asciende ligeramente.
Hay
que destacar que el acorde con el que acaban ambos pasajes es el
mismo y ejerce la misma función tonal: un acorde de dominante con
séptima y novena. Lo único en que se diferencian es en las tonalidades:
en Wagner se trata de Fa mayor y en Verdi de Sol bemol mayor. Para
que el lector lo perciba mejor, las reproduciremos aquí en la misma
tonalidad. Así pues, tanto el acorde
final de Wagner como el
de Verdi estarán en Do mayor con séptima y novena.
Por
último, hay otro pasaje en Otello que podría decirse que está inspirado
en Wagner. El pasaje en cuestión es el motivo del asesinato que
suena cuando Otello entra en su habitación con la intención de matar
a Desdémona (justo después del Ave María), y está interpretado por
un contrabajo solo.
Sin
embargo, nos interesa ver más este mismo motivo en otro momento,
que aparece 25 compases después, justo antes del motivo del beso
que precede al despertar de Desdemona. Es aquí cuando parece rastrearse
mejor la influencia wagneriana.
Aquí
se escucha un fagot y un corno inglés sobre un trémolo de la cuerda
aguda. Este tipo de orquestación nos suena del preludio de Parsifal,
concretamente del pasaje que sigue al desarrollo del motivo de la
fe (justo cuando se cambia el ritmo de 6/4 a 4/4).
Como
se ve, al principio empieza acompañado por la cuerda grave marcando
sólo la tónica, pero enseguida esta cuerda grave se ve relevada
por los violines primeros y segundos marcando la armonía.
Analicemos
ahora la melodía de las maderas. En ambos casos empieza desplegando
un acorde.
En
Verdi, la tonalidad es La menor. La secuencia de notas que forman
la melodía son: tónica, tercera, quinta y sexta. Tras la sexta,
la melodía vuelve a caer a la quinta. Y esta caída de medio tono
se repite en los mismos tonos dos veces más.
En
Wagner, la tonalidad es La bemol mayor. La secuencia de notas que
forman la melodía son: tónica, tercera, quinta, sexta, séptima,
octava, y tras la octava hay una caída de medio tono a la séptima
otra vez, para después continuar con un salto a la tercera, seguido
de una cuarta aumentada y una quinta. La caída de medio tono (seguida
del salto y el ascenso por grados conjuntos) se repite una vez más.
Cinco
compases después, se escucha una nueva exposición de esta frase,
en Re menor, en la que se percibe mejor el parecido con Verdi: la
tonalidad es menor (igual que en Otello) y la cadencia con la caída
de medio tono se repite no una, sino dos veces más (otra vez igual
que en Verdi). Además, la melodía lleva en esta ocasión siempre
el acompañamiento de la cuerda aguda.
También
están claras las diferencias: el ritmo sincopado de Wagner contrasta
con el ritmo marcado en tiempos fuertes de Verdi. Esto es especialmente
evidente en la mencionada caída de medio tono, que en Otello se
percibe muy distinta que en Parsifal, por el simple hecho de que
Verdi colocó la primera nota en el primer tiempo del compás, mientras
que Wagner colocó la segunda nota en el primer tiempo del compás.
El resultado es que esta célula musical suena acentuada
en la primera nota en Verdi y acentuada
en la segunda en Wagner.
Como
se ve, todas estas semejanzas dan qué pensar acerca de una posible
influencia de las obras de Wagner en el Otello de Verdi. La confirmación
de esta hipótesis debería estar avalada por un examen exhaustivo
de la correspondencia de Verdi, de las representaciones de Wagner
a las que el compositor italiano asistió, así como una investigación
de las partituras wagnerianas que Boito podría haber enseñado a
Verdi.
Sirva
este artículo como granito de arena para quien decida emprender
tal investigación.
Bibliografía:
-
Richard Wagner, Die Walküre, Dover, Nueva York, 1978.
-
Giuseppe Verdi, Otello, Dover, Nueva York, 1986.
-
Richard Wagner, Parsifal, Dover, Nueva York, 1986
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