Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
DISCOS 

LOS MAESTROS CANTORES DE NUREMBERG: DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Y COMENTADA (III)

WOLFGANG SAWALLISCH.

Bernd Weikl, Kurt Moll, Siegfried Lorenz, Hans-Joachim Ketelsen, Ben Heppner, Deon van der Walt, Cheryl Studer, Cornelia Kallisch. Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Baviera. (Munich, Abril de 1993, E).

 

EMI 555 142-2 (4 CDs, 1994, estéreo, con libreto en alemán, inglés y francés) (257' aprox.)

En 1993, 17 años después de la anterior grabación es estudio de Los Maestros cantores de Nuremberg (Solti en DECCA), la EMI reunió a un equipo vocal solvente en torno al maestro muniqués Wolfgang Sawallisch y sus, por aquel entonces, huestes de la Ópera Estatal de Baviera, santuario wagneriano donde Maestros es un título querido que se pone todas las temporadas. La grabación, en colaboración con la Radio Bávara, se realizó en Munich, en el Estudio 1 de la Bayerischer Rundfunks y la Herculessaal der Residenz.

Wolfgang Sawallisch es un director de probada competencia y solidez, pero al que falta ese soplo de inspiración que distingue a los verdaderamente grandes. En la Obertura (9'38'') hay claridad, solemnidad, quizá demasiada seriedad, y poca fantasía. La dirección de Sawallisch es irregular. En "Am stillen Herd in Winterszeit" (CD 1, pista 14) acompaña primorosamente a Ben Heppner, especialmente en la tercera estrofa. Todo el final del Primer Acto, desde "Fanget an!" (CD 2, pista 1) es muy bueno, está lleno de vida. También es notable la labor de Sawallisch en el Quinteto, donde tanto el maestro como sus cantantes brillan a gran altura. Sin embargo, en otros pasajes, Sawallisch está poco efusivo, casi frío (encuentro Walther-Eva en la Escena Quinta del Segundo Acto, CD 2, pista 11); su acompañamiento es neutro ("Ach, nein! Du irrst: der Freundin Hand", CD 2, pista 11, 1'20'') o directamente resulta aburrido (dúo Sachs-Eva del Segundo Acto, CD 2, pista 9). En el Preludio del Acto Tercero el tempo es bastante rápido y hay poca emoción. La entrada del tema de la renuncia de Sachs en 4'30'' (la partitura indica "espressivo") es como una molesta explosión de sonido, pero no se refleja la angustia, la soledad. Tampoco hay tensión, que se consigue reteniendo ligeramente la entrada del melancólico tema, algo que hacía muy bien Knappertsbusch...y ahora hace Christian Thielemann.

El vienés Bernd Weikl (n. 1942), Hans Sachs y Holandés de los 80, hace valer su experiencia en el papel para componer un zapatero creíble, con algunos momentos muy buenos y otros no tanto, pero que resuelve con profesionalidad y recursos. Es una lástima que no grabase el rol unos años antes. Weikl brilla especialmente en los dúos y en las escenas de conjunto. Así, en su intervención "Ihr mahnt mich da gar recht" (CD 2, pista 4) en la Tercera Escena del Primer Acto, o en "Das sagt ihr jetzt"" (CD 2, pista 16, 4'48'') en la Sexta Escena del Segundo Acto, exhibe una dicción perfecta y un fraseo cargado de intención, matizando cada palabra. Está espléndido en su escena con Beckmesser del Tercer Acto (a partir de "Das Gedicht?", CD 3, pista 11), con frases llenas de comicidad e ironía. El monólogo de la ilusión (CD 3, pista 4) está muy bien cantado, pero falta poesía en la última sección, "Ein Kobold half wohl da" (4'19''). En "Hat man mit dem schuhwerk nich seine Not!" (Escena Cuarta del Tercer Acto, CD 3, pista 14, 0'16'') Weikl está francamente mal, todo el pasaje resulta muy atropellado. Además, muestra un molesto vibrato en torno al Re3. Muy floja la arenga final "Verachtet mir die Meister nicht", en la que Weikl se toma bastantes libertades con la duración de las notas y vuelve a mostrar problemas con el Re3 y el Mi3.

Siegfried Lorenz es un Beckmesser con escasa personalidad, monocorde. Canta bien, y es cómico sin caer en excesos, pero muchas veces resulta gris. Donde mejor está es en la serenata del Segundo Acto (CD 2, pista 17), en la que consigue un justo equilibrio entre el histrionismo y el canto. Pero en la escena con Sachs del Tercer Acto (CD 3, pista 10) se pone de manifiesto que la voz no es de mucha calidad, con apuros en los pasajes de agilidad, y en general pasa desapercibido frente a un experimentado Weikl.

El tenor canadiense Ben Heppner (nacido el 14 de Enero de 1956 en Murrayville, British Columbia) posee una de las voces más importantes de la actualidad: lírica ancha, timbrada, de gran volumen y belleza, es ideal para encarnar a Walther von Stolzing. En la grabación que nos ocupa, deslumbra de principio a fin la precisión y la engañosa facilidad de Heppner, fruto de una excelente técnica. Keiner wie er so hold zu werben weib. Pocos como él (por no decir que ninguno) son tan respetuosos con la altura y duración de las notas, las dinámicas, los adornos. La canción del Premio es prácticamente perfecta, y es una gozada seguir a Heppner partitura en mano. A sus innegables dotes canoras, une una pulida dicción alemana. En el lado negativo, señalemos una seriedad excesiva, falta de empuje y espontaneidad. Escúchense como ejemplos de lo dicho el "Am stillen Herd in Winterszeit" (CD 1, pista 14), donde no termina de transmitir el espíritu soñador del caballero de Franconia o el "Fanget an!" (CD 2, pista 1), espléndidamente cantado, pero excesivamente calculado. Para redondear su magnífico Walther, le falta algo de calidez en el fraseo, ese "dejarse ir" de un Sandor Konya o un Wolfgang Windgassen, menos precisos pero más expresivos. En cualquier caso, debe destacarse que desde un punto de vista "estrictamente vocal", el de Heppner es posiblemente el mejor Walther von Stolzing en disco.

La estadounidense Cheryl Studer (Midland, Michigan, 24-X-1955) es una Eva con demasiada voz para el papel (es -o era- una spinto), poco dulce y carente de frescura. Canta muy bien, pero apenas se mete dentro del personaje. En el dúo con Sachs del Segundo Acto, "Gut'n Abend, Meister!" (CD 2, pista 9) las palabras parecen no tener significado para ella, le falta picardía ("Könnt einem Witwer nicht gelingen?", 2'48''), y este distanciamiento de la Studer contrasta con un Weikl que, como ya se ha indicado, en estas escenas donde prima la actuación sobre el canto puro, se muestra muy fino. Más ajustada suena la voz de la Studer en el Tercer Acto. En la Escena Cuarta (dúo con Sachs, CD 3, pista 12) exhibe un cierto temblor que le da un aire candoroso. En el "O Sachs! Mein Freund!" (CD 3, pista 15) está mucho más expresiva que de costumbre, y la voz se mueve con comodidad.

Magnífico el Pogner del veterano Kurt Moll (n. 1938) poseedor de una bellísima voz de bajo, noble, aterciopelada, con gran cuerpo. Carente de interés, aunque no ofende al oído, el Kothner de Hans-Joaquim Ketelsen, con una voz fea e impersonal.

El surafricano Deon van der Walt es un David suficiente, con una voz un punto chillona, sin la técnica de un Anton Dermota o un Peter Schreier y la adecuación idiomática de estos y otros David clásicos (Witte, Unger, Stolze). Estupenda la Magdalene de Cornelia Kallisch. A destacar en el breve papel del Sereno un joven René Pape (ya no prometedor, sino firme realidad), aquí recogiendo el testigo de otros cantantes señeros que han registrado el papel en sus comienzos (Hermann Prey con Kempe en 1956, Kurt Moll con Karajan en 1970).



DANIEL BARENBOIM.

Robert Holl, Matthias Hölle, Andreas Schmidt, Hans-Joachim Ketelsen, Peter Seiffert, Endrik Wottrich, Emily Magee, Brigitta Svendén. Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth. (Bayreuth, , Junio de 1999, E).

 

TELDEC 3984-29333-2 (4 CDs, 2000, estéreo, con libreto en alemán, inglés y francés) (267' aprox.)

Daniel Barenboim ha estado vinculado al Festival de Bayreuth desde 1981 ininterrumpidamente. En él ha dirigido 161 representaciones (Knappertsbusch "sólo" lo hizo en 95 ocasiones), entre las que se cuentan 15 ciclos completos del Anillo y 62 Tristanes. En 1996 dirigió por fin Maestros en la Colina Verde (lo ha hecho en 28 ocasiones), pero con esta obra no cosechó el éxito indiscutido que obtuvo con el Tristan de Heiner Müller (1993-97). En 1999, año de su marcha de Bayreuth, se realizó esta grabación en el Festspielhaus, con un reparto mediocre, en varias tomas (se aprecian diferencias de sonido y de balance voces-orquesta a lo largo de las cuatro horas y media de música), durante los días de ensayo (en algunos pasajes de la grabación se escuchan ruidos de escena, ausentes en otros) y sin público en la sala.

La dirección de Barenboim es decepcionante, más conociendo lo que es capaz de hacer con Tristan. En general, el maestro argentino parece más preocupado por la armonía, de la verticalidad, que por el fluir de la música, la horizontalidad. La elección de los tempi y las dinámicas en algunos momentos se antoja algo caprichosa (algunos ff son atronadoras descargas decibélicas). Tras una magnífica Obertura (en 9'28'', misma duración que Karajan '70), de gran claridad expositiva, pronto da muestras Barenboim de fraseo cuadriculado y a ráfagas, falto de poesía (CD 1, pista 3, desde 3'36'' hasta el final de la pista). En "Am stillen Herd in Winterszeit" (CD 1, pista 14) hace caso omiso de la indicación sforzando (0'12''). En el Preludio del Acto Tercero (CD 3, pista 1), la entrada del melancólico tema de la renuncia de Sachs (5'08'') no es ni "Sehr breit", ni "espressivo" ni fortissimo (ff). El final del Primer Acto, bien que la partitura indique "Sehr schnell", resulta caótico, enloquecido, tal es el infernal tempo que imprime la batuta (CD 2, pista 3, 4'23'' y especialmente de 6'25'' a 6'41''). Durante el desilusionante monólogo de la ilusión (aburridísimo), Barenboim se muestra nuevamente "original", y no hace el habitual (¡la tradición!) ritardando seguido de la entrada de la orquesta en fortissimo (ff) después de la frase de Sachs "mein liebes Nürenberg!" (3'01''). Un poco más adelante (5'09'') queda muy difuminado ese amplio arco orquestal ("Sehr breit" dice la partitura) sobre el "Johannistag!" de Sachs, al mantener el tempo bastante animado. Debe ser que al maestro le gusta así, porque a finales del pasado mes de Junio dirigió Maestros en el Teatro Real de Madrid y las cosas discurrieron sobre los mismos cauces. Por supuesto, y como no podía ser menos tratándose de una batuta tan ilustre, hay momentos muy buenos, como la ya mencionada Obertura, un extraordinario dúo Sachs-Eva del Segundo Acto "Gut'n Abend, Meister" (CD 2, pista 8), con un poético y detallista Barenboim, la agitación y arrebatamiento que precenden a la llegada de Walther en la Quinta Escena del Segundo Acto (CD 2, pistas 11). Toda esta Escena Quinta es magnífica: préstese especial atención al pasaje que va de 3'28'' a 3'57'', que culmina con un imponente crescendo.

El bajo-barítono holandés Robert Holl (Rotterdam, 1947) tiene una voz de timbre gutural, emisión dura, poco grata, gastada, muy apurada en la zona alta, y que además mueve con dificultad. Es, por lo general, bastante monótono, no transmite nada (las notas a duras penas, y no todas). Esto es especialmente palpable en sus dos grandes monólogos. Curiosamente, en Bayreuth, en vivo, el verano de 2000, cuando Christian Thielemann se hizo cargo de estos Maestros (1), Holl pareció transfigurarse en otro cantante, más rico en matices, más expresivo. En el monólogo de la ilusión, por ejemplo, aquí totalmente plano y falto de convicción, con Thielemann Holl siente en voz alta ("wenn er sich wühlt ins eigene Fleisch"), las palabras realmente laceran el alma y el "Wahn" cobra vida. ¡Qué fácil parece! (2). Por no hablar de la dirección del joven maestro berlinés, que es de otra galaxia comparado con lo que aquí se nos ofrece. Está bien Holl en la segunda mitad del dúo con Eva del Segundo Acto "Gut'n Abend, Meister" (CD 2, pista 9), sin duda favorecido al tratarse de una toma efectuada durante un ensayo (hay ruido escénico, y las voces a veces parecen desvanecerse al no cantar directamente frente al micrófono). Le va mejor a Holl en la faceta de zapatero, como en el "Jerum!" (CD 2, pista 14), donde la voz, menos fatigada, suena con la nobleza y personalidad que uno espera en Hans Sachs.

Andreas Schmidt (Düsseldorf, 1960) es un convincente Beckmesser; ha preparado muy bien el personaje y en los últimos años es insustituible como escribano. Un tanto exageradamente algunos críticos han comparado con Hermann Prey. El Beckmesser de Schmidt es refinado, bien cantado (3), aunque quizá le falte algo de mordacidad y acritud.

Peter Seiffert (Düsseldorf, 1954) es un buen tenor lírico, con una voz agradable sin ser especialmente bella. No tiene la consistencia ni los apoyos de la de Heppner, por comparar con un contemporáneo. También es menos técnico que el canadiense, aunque tiene recursos suficientes. En disco no parece que el volumen sea muy grande. En el "Fanget an!" (CD 2, pista 1), por ejemplo, canta con entrega y efusividad, pero se echa de menos una voz con más de cuerpo. Está apurado en los La3 de "stimmte an" (1'46'') y "liebes Lied" (3'38''), y Sib y Do centrales en "Erlaubt Ihr's, Meister, dab er mich stört?" (pista 2, 0'33'') son apenas audibles.

La joven soprano neoyorkina Emily Magee no canta mal, pero tiene un timbre oscuro, un punto matronil, que cuadra más con el papel de Magdalena que con la lozana juventud y el encanto y picardía de Eva. Esto puede apreciarse claramente en el dúo con Sachs del Segundo Acto (CD 2, pistas 8 y 9). Son de agradecer la entrega y la pasión puestas en el "O Sachs! Mein Freund!" (CD 3, pista 15), pero la Magee pasa muchos apuros, con notas abiertas y casi bordeando el grito, como en el inicial "Freund", en "du liebest mich erblüh'n" (0'55'') o "du warest mein Gemahl" (1'26'').

El Pogner de Matthias Hölle (4) es muy molesto: canta sin legato ninguno, es pedestre, muy basto. En el primer verso del "Das schöne Fest Johannistag" (CD 1, pista 11, 0'26''), ya tiene problemas con el Mi3. Interpreta con liberalidad la duración de las notas. Pasa sobre los tresillos como un bulldozer, el Fa3 de "Pogner" (4'30'') prácticamente lo escupe. Es,con diferencia, lo peor de esta grabación. Repite Hans-Joachim Ketelsen como Kothner, de quien ya se ha hablado más arriba al comentar la grabación de Sawallisch.

Endrik Wotrich, con su voz fea, dura y engolada, no es lo suficiente lírico que requiere el papel de David. En "Der Meister Tön und Weisen" (CD 1, pista 7) exhibe un timbre gutural muy desagradable. Además, tiene problemas insuperables con las notas. El La3 sobre "Schwarz" (0'50'') es un grito ahogado. La nota (Sib 2) sobre "die englische Zinn" (1'35'') y "Mit dem Atem spart" (2'41'') está eructada. Los trinos sobre "summt" (2'50'') y "brummt" (2'54''),especialmente este último, parecen dados bajo el agua. Muy chillona y con la voz muy cascada la Magdalene de Birgitta Svendén. Magnífico como siempre el Coro del Festival de Bayreuth.

 

(1) El mismo reparto que en la grabación que nos ocupa, a excepción de Walther von Stolzing (Peter Seiffert con Barenboim, Robert Dean Smith con Thielemann) y Augustin Moser (Helmut Pampuch con Barenboim, Arnold Bezuyen con Thielemann.
(2) Cuentan que Thielemann mantuvo varias sesiones de ensayos, preparando el papel de Sachs con Holl, con el propio director al piano.
(3) La voz me ha gustado más aquí y en la retransmisión radiofónica desde el Festival de Bayreuth de la temporada 2000 que el pasado mes de Junio en los Maestros que pudimos presenciar en el Teatro Real de Madrid.
(4) Nació en Rottweil, Baden-Würtenberg. O sea, es un rottweiler, y oyéndole en esta grabación no me cabe duda alguna.