Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
DISCOS 

ANILLO DEL NIBELUNGO. HANS KNAPPERTSBUSCH. BAYREUTH 1957

INTRODUCCIÓN A LA SECCIÓN "DISCOS"

        Tendrán cabida en esta sección grabaciones de obras de Wagner, generalmente novedades o reediciones. Dado que, de momento, los redactores de esta sección pagan los discos sobre los que escriben, no podrán recogerse aquí todas las novedades o reediciones, por razones obvias, no sólo económicas. Próximamente se abrirá una sección dentro de ésta, "La Isla del Tesoro", por la que desfilarán rarezas, discos difíciles de encontrar, descatalogados... Como anticipo, en el próximo número de Wagnermanía aparecerá  la reseña de un Siegfried histórico del MET (30 de Enero de 1937), con Lauritz Melchior, Kirsten Flagstad, Friedrich Schorr y Kerstin Thorborg, entre otros.

 

LA GRABACIÓN DEL MES

        En este primer número de Wagnermanía nos ocupamos de una importante reedición que acaba de aparecer: El Anillo del Nibelungo que se representó en el Festival de Bayreuth de 1957 (concretamente entre el 14 y el 18 de Agosto), dirigido por el sumo sacerdote wagneriano Hans Knappertsbusch, y con reparto de los de antes: Varnay, Hotter, Vinay, Greindl, Neidlinger, Nilsson, Windgassen... El extraordinario sonido (incluso mejor que el del Anillo de 1956 en GOLDEN MELODRAM) añade atractivo a este documento excepcional (Ref. GOLDEN MELODRAM GM 1.0048, 14 Cds; Distribución: Diverdi).

        Debido a su longitud, hemos dividido la reseña en dos partes.La segunda parte aparecerá en el próximo número de Wagnermanía, y seconcentrará en la descripción de las dos últimas jornadas, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses.

 

LLEGAR, VER, VENCER

        Hace unos meses un pájaro del Bosque me dijo: "GOLDEN MELODRAM" está  en condiciones de sacar, con el mismo excelente sonido que el de 1956, los Anillos de Bayreuth 1957 y 1958 dirigidos por Hans Knappertsbusch; "¿a ti que te parece? ¿por cuál empezamos?". Yo conocía completos los de 1956 y 1958, pero el de 1957 sólo de manera fragmentaria, así que, aunque grandes eran mis deseos de escuchar el de 1958 en las mejores condiciones de sonido, pudo la idea de llenar una de las escasas lagunas en mi discografía del Kna, y di mi voto particular favorable al de 1957. En Junio pasado, durante un intermedio de una de las funciones de Tristán e Isolda en el Teatro Real de Madrid, me encontraba tumbado bajo un tilo cuando volvió a aparecérseme el pájaro del Bosque: "está hecho: el próximo Otoño saldrá, el que tú querías, el Anillo de 1957 del Kna". Y aquí está por fin, y de ello me ocuparé‚ en estas líneas.


Representación de La Walkiria en 1951

        Hay una foto del Kna examinando cuidadosamente un tablón de anuncios con los horarios de los ensayos del Festival de Bayreuth. Sin duda estaría pensando: "¡hay que ver lo que trabajan estos!, quizá me pase por aquí una tarde". Seis Tetralogías dirigió en Bayreuth (el primer ciclo de 1951, el segundo de 1956 y los dos ciclos de 1957 y 1958). Se dice que, en 1951, Kna hizo un ensayo general de toda la Tetralogía (1); en 1956, un ensayo general del Ocaso de los Dioses (2). Como señala Ángel-Fernando Mayo en un reciente número del Boletín de Información Discográfica editado por la distribuidora Diverdi (nº 88, Diciembre 2000), en 1957 el rodaje debió de estar a cargo de Maximilian Kojetinski, viejo amigo de Karajan (3) que trabajó de répétiteur en Bayreuth. Lo cierto es que la orquesta suena a puro Kna: hay mil detalles inconfundibles de tempi (retenciones antes de los clímax o un tremendo ritardando no escrito en la Cabalgata de las Walkyrias), de color (violas ásperas), los clímax se alcanzan por acumulación y suenan con enorme poderío (¡que increíble rango dinámico el de la orquesta de Kna!), pero sin relación alguna con las ensordecedoras descargas decibélicas que acostumbran otros directores y que pillan por sorpresa al oyente poco avisado. La dirección es matizada, de amplia gama expresiva y atenta con los cantantes. Por si esto fuera poco, la ejecución, salvo algunos pequeños desajustes y errores, es más precisa que en 1956. Y todo esto se aprecia, por un lado gracias a la excelente calidad de la cinta original y al cuidado y respetuoso reprocesado de GOLDEN MELODRAM y, por otro, porque está ahí, lo que puede sonar a verdad de perogrullo, pero conviene decirlo y repetirlo porque hay quien insiste en no darse por enterado.

        El Oro del Rin, particularmente la Primera Escena, marca, junto con La Walkyria, el punto más alto de este Anillo. El signo de lo excepcional asoma ya desde los primeros compases del Preludio (CD1, pista 1). Este genial fragmento de música, 136 compases construidos a partir de la tríada Mib (contrabajos, desde el primer compás), Sib (fagots, desde el quinto compás), Sol natural (trompa, en el vigésimo compás, tras un arpegio ascendente iniciado en el compás 17), recibe aquí, en opinión del firmante, la más perfecta ejecución que jamás haya escuchado. Es sorprendente que, pese a durar rácticamente lo mismo que en 1956 (3'47'' aproximadamente, descontados los ruidos iniciales), es bien distinto. Aquí el impulso, la sensación de movimiento, es mucho más acusado que el año anterior. El agua cobra auténtica vida en esta imagen sonora, la corriente llega a ser torrencial (2'56''). Knappertsbusch experimenta con las dinámicas, y a partir de 3'22'' hay un crescendo apenas perceptible (manteniendo el tempo) que funciona a la perfección.

        Y sin darnos cuenta llegamos a la Primera Escena. El trío de ondinas (Dorothea Siebert, Paula Lenchner y Elisabeth Schärtel) es de excepción y, en el Prólogo, Gustav Neidlinger muestra porqué es el Alberich por antonomasia de la segunda mitad del Siglo recién acabado. Por destacar algunos momentos en esta escena sublime: la frase de la Siebert "Durch die Fluten hin / fliebt sein strahlenden Stern" (pista 6, 0'45'') y la intervención posterior de las tres ondinas al alimón; el momento (4'21'') en que la orquesta expone, perfectamente diferenciados, los cambios de humor en la música, contrastando el tono frívolo y juguetón de las palabras de Wellgunde con la solemnidad del motivo de la renuncia al Amor en boca de Woglinde; esas olas del Rin en forma de figuraciones de la cuerda (arpegios de semicorcheas) al final de la Escena (pista 7, 2'04''), tras la maldición del Amor de Alberich y la desesperación de las ondinas.


El Oro del Rin de Bayreuth en 1955

        El resto de El Oro del Rin se desarrolla a un nivel similar. Hans Hotter (Wotan) no muestra aun la fatiga que deslucirá algo su intervención en Sigfrido. Georgine von Milinkovic cumple como Fricka, aunque uno se acuerda de Rita Gorr (en 1958). Cualquiera está siempre dispuesto a comer las manzanas de Elisabeth Grümmer, quien compone una Freia de gran dulzura, con una voz que es una fiesta para los oídos. Magníficos los gigantes de Arnold van Mill (Fasolt) y Josef Greindl (Fafner). Van Mill canta maravillosamente, con impecable acompañamiento de Kna, su estrofa "ein Weib zu gewinnen, / das wonnig und mild / bei uns Armen wohne: / verkehrt nennst du den Kauf?" (pista 11, 5'55''). Muy bien el Loge de Ludwig Suthaus (¡el Tristán de Furtwängler!) y el Froh de Josef Traxl, quien hace una espectacular entrada ("Zu mir, Freia!", pista 12). Paul Kuën es a Mime lo que Neidlinger es a Alberich. Quizá los más flojos del reparto sean el Donner de Toni Blankenheim y la Erda de Maria von Ilosvay, solventes aunque claramente inferiores a los de 1956 (Alfons Herwig y Jean Madeira).

        La dirección es en todo momento soberbia. Algunos ejemplos: el acompañamiento a la frase de Fricka: "Gewänne mein Gatte / sich wohl das Gold?" (pista 15, 2'40''); el ominoso descenso al Nibelheim (pista 20, 1'05'' en adelante), reforzado con yunques eléctricos; el monólogo de Alberich, magníficamente cantado por Neidlinger (CD2, pista 12, 0'37''), que culmina con la maldición del Anillo: la música que sigue a la desaparición de Alberich de la escena (pista 12, 3'50'') suena, como siempre con Kna, dramática y potente, pero sin la rabia y la vertiginosidad de Solti o Furtwängler. De aquí al final de la obra todotranscurre perfectamente engranado y el oyente acaba entrando en elWalhall en inmejorable compañía. ¡Quién dijo que El Oro del Rin es aburrido?

        La Walkyria también es espléndida. El Primer Acto se abre con una tormenta que, en ninguno de los ejemplos que conozco de Kna en vivo, me suena con el mismo sentido de la progresión e impulso que en el prodigioso registro en estudio (DECCA) del Primer Acto, grabado en Viena tan solo dos meses y medio después de esta Walkyria que aquí se comenta. Y eso durando virtualmente lo mismo, en torno a los 4'. Hay que esperar unos 70 compases para empezar a respirar el drama, que llega en 1'37'' con la entrada de los violines en mezzofort repitiendo con insistencia el mismo arpegio ascendente de semicorcheas. No es en mi opinión el Primer Acto lo mejor de esta Walkyria, aunque está notablemente servido. Ramón Vinay, que ese año sólo cantó Parsifal y el Siegmund del segundo ciclo (en el primero lo cantó Suthaus), estaba fresco y compuso un buen Siegmund, papel que había pulido considerablemente desde que lo debutara en Bayreuth en 1953. Cuesta acostumbrarse a su voz engolada, sofocada en ocasiones, pero este Siegmund de acentos dramáticos a mí me convence más que el de Windgassen (en 1956, sustituyendo precisamente a Vinay; en 1960 con Kempe) y, cuanto más le escucho, más me gusta (aunque pronuncie "Waaaaaaeelsä!"). Josef Greindl es indiscutible como Hunding, para nada monótono, como a veces se dice de él en este papel. Quien no me termina de convencer en este Primer Acto es...¡Birgit Nilsson como Sieglinde!. No es, obviamente, un problema de cantidad o calidad, de las que anda sobrada, sino de adecuación de la voz a un papel que siento no le va en absoluto. Además, me da la impresión de que no termina de encontrarse a gusto con la dirección de Kna (¿falta de ensayos?) y algunos momentos encuentro su fraseo algo dubitativo. Quien esto escribe se queda con Gré Brouwenstijn (1956) o Leonie Rysanek (1958, en la mejor Walkyria de la trilogía tetralógica 1956-58 del Kna, con un Siegmund antológico de Jon Vickers, gallo incluido). Todo parece funcionar mucho mejor con la llegada de la primavera (pista 13, 0'57''), primorosamente servida por Kna. Vinay canta un excelente Winterstürme, Nilsson se redime con su "Du bist der Lenz" y su frase "Siegmund / so nenn ich dich!" (pista 17, 1'17'') y, salvo un despiste sin importancia de Vinay (comienzo de la pista 18), se llega a toda máquina y sin novedad al apoteósico final. Curiosidad: la Nilsson da el grito no escrito al sacar Siegmund la espada del tronco.

        El crucial Segundo Acto es, junto con el Tercero y la Primera Escena de El Oro del Rin, la cima de esta Tetralogía. Tras el apasionado Preludio, la entrada de Brünnhilde es espectacular, con una Astrid Varnay en forma, lanzando unos Hojotohos que cortan el aire. La escena de Wotan y Fricka es magnífica dramáticamente. Von Milinkovic no tiene un timbre especialmente grato, pero canta impecablemente. Hotter, simplemente, ES Wotan. Es fascinante cómo comunica con la voz los distintos estados de ánimo que atraviesa el personaje. Su "Nimm den Eid!" es acongojante y muestra a un acorralado y vencido Wotan cediendo ante la atosigante Fricka. Kna dirige con concentración total y la orquesta responde con precisión y expresividad. Escúchense, por ejemplo, las breves frases de la orquesta antes de la intervención de Fricka "Deiner ew'gen Gattin..." (CD 4, pista 6, 2'37'') y el acompañamiento a ésta, o el impresionante crescendo de la orquesta sobre la intervención de Wotan "O heilige Schmach! / O schmählicher Harm!" (pista 8, 1'23''). La difícil siguiente escena, entre Wotan y Brünnhilde, es incluso mejor, con Hotter y Varnay en perfecta sintonía y en buena forma vocal, acompañados por el mejor Kna. Desde el punto de vista de la ópera tradicional, aquí no pasa nada, pero todos sabemos que en esta escena, tan estática ella, pasa todo. Son particularmente impresionantes la intervención de Wotan que se inicia con "Fahre denn hin!" y termina con "das Ende!" (pista 11, 0'54'') y el breve interludio orquestal que sigue a la frase de Wotan "Siegmund falle! / Dies sei der Walküre Werk!" (pista 12, 4'23''), en el que diversos motivos se suceden, reflejando las emociones cambiantes de Wotan. En la Escena Tercera los Wälsungos, mejoran sus prestaciones del Primer Acto. Tras una introducción de gran dramatismo (comienzo de pista 14), la primera intervención larga de Siegmund ("Nicht weiter nun!") es excelente (pista 14, 1'38''). Kna es profundamente lírico (pista 14, desde 3'14'') antes del "Hinweg! Hinweg!" de Sieglinde, muy bien cantado por Nilsson, y lamentablemente ya en el siguiente disco. La Cuarta Escena, el Anuncio de la Muerte, está magníficamente cantada por Vinay y Varnay. En la Quinta y última escena de este Acto siempre sobrecoge oir los "Geh!" de Hotter, justo antes de fulminar a Hunding (pista 9, 0'32'').

       El Tercer Acto (CD 6) se abre con la celebérrima Cabalgata de las Walkyrias, en la que Kna hace una de las suyas. Según el crítico estadounidense William H. Youngren, Kna dirigía peor en el teatro aquellos pasajes que solía dirigir en concierto, pues trasladaba al foso sus vicios. Este es uno de esos pasajes. En la versión de concierto, no existen los interludios vocales, en que cantan las Walkyrias, y el todo consiste en hacer cada vez más pesadas las sucesivas exposiciones del tema principal (cabalgata). En concierto, Kna solía hacer un tremendo "ritardando" en la última exposición, para acentuar el tema. Aquí se muestra fiel a sus principios y, aunque está en el foso, hace el ritardando. Cosas del Kna. Luego viene el recital Hotter: "Walküre bist du gewesen: / nun sei fortan, was so du noch bist!" (pista 6, 2'31''), "der Mann dann fange die Maid, / der am Wege sie findet und weckt" (pista 6, 5'), esta última frase dicha con enorme pesar. La Escena Tercera, con Varnay, Hotter y Kna es otro de los grandes momentos. Hay quien dice que, en la Walkyria de la Tetralogía de 1956, Varnay sobreactúa en su intervención "War es so schmählich / was ich verbrach" (pista 9). Yo creo que estaba perfecta, como lo está también aquí, aunque le falte fiato para alargar un poco más su "ihm innig vertraut_" (pista 10, 4'57''), que el año anterior fue absolutamente espectacular. Kna retiene el tempo en el clímax que precede a los Adioses de Wotan (pista 13, 5'26''), cantados magistralmente por Hotter.

 

(1) Herbert von Karajan, quien dirigió el segundo ciclo de 1951, ensayó concienzudamente y dejó la orquesta "a punto de caramelo". Las malas lenguas comentan que eso se nota en el "Ocaso" de "Kna" editado por TESTAMENT. También he leído en alguna parte que Karajan "preparó" a la Orquesta Philharmonia de cara a los dos conciertos dedicados a Brahms que Arturo Toscanini dirigió en Londres los días 29 de Septiembre y 1 de Octubre de 1952, de ahí que este Brahms suene poco toscaniniano.
(2) Joseph Keilberth había dirigido los cinco ciclos anteriores: los dos de 1954 y 1955 así como el primero de 1956.
(3) Karajan y Kojetinski, ambos austriacos, compartieron podio en Ulm durante la temporada de 1933.