Wagnermania
 


 LIBRETTO ESPAÑOL

PRELUDIO

ACTO I

Escena primera

(un bosque)

Mime
¡Dura labor!
¡Trabajo en vano!
La mejor espada
que jamás soldara
se mantendría firme
en los puños de un gigante:
pero éste para quien la forjé,
el muchacho abusivo,
la tira y la rompe en pedazos
como si le hubiera hecho un juguete.
Para hay una espada
que no destrozaría.
Los Restos de Notung
no podría tirarme a la cara
si tan sólo pudiera soldar
esos duros fragmentos
que mi habilidad
es incapaz de unir.
Si tan sólo pudiera forjarla para ese intrépido muchacho,
pagaría por la vergüenza que me ha hecho pasar.
Fafner, el dragón salvaje
habita en el oscuro bosque,
y allí protege
con el terrible peso de su cuerpo
el tesoro del Nibelungo.
La fortaleza juvenil de Siegfried
quizás logre matar a Fafner.
Entonces me conseguirá
el anillo del Nibelungo.
Tan sólo se necesita una espada para matarlo,
tan sólo Notung puede servirme para conseguir lo que ambiciono,
si Siegfried el asesino la blande:
Y yo no puedo soldar esa espada
llamada Notung.
¡Dura labor!
¡Trabajo en vano!
La mejor espada
que jamás soldara
no servirá para lo que yo quiero.
Golpeo con el martillo
sólo porque el muchacho me obliga;
él me lo arranca y lo tira,
y me riñe si no trabajo para él.

Siegfried
(Ha atado un oso enorme con un trozo de cuerda y muy contento lo coloca frente a Mime)
¡Hoiho, hoiho!
¡Atácale, atácale!
Cómetelo, comete
a ese viejo y feo herrero.
¡Ja, ja, ja, ja!

Mime
Llévate a ese animal.
¿De qué me sirve a mi un oso?

Siegfried
Hemos venido los dos
para así atormentarte mejor.
Oso pídele la espada.

Mime
¡He! Deja que se vaya esa bestia.
Aquí tienes tu espada.
La he acabado de forjar hoy.

Siegfried
Entonces hoy te quedas sin castigo
¡Vete, oso!
Ya no te necesito.

Mime
No me importa
que mates a los osos,
pero cuando están vivos
¿por qué traerlos a casa?

Siegfried
Estaba buscando mejor compañía
que la que tengo en casa.
En lo más profundo del bosque
hice sonar mi cuerno
para ver si me animaba
con la compañía de un buen amigo.
Lo pedí con mi música,
y un oso salió de entre los arbustos
y gruñó mientras me escuchaba.
Lo preferí a él más que a ti,
aunque tal vez encuentre alguien mejor.
Rápidamente lo até con la cuerda
y te lo traje a ti,
sinvergüenza, para reclamarte la espada.

Mime
He afilado la espada;
te gustará el poder que tiene para cortar.

Siegfried
¿De qué sirve que esté tan afilada
si el acero no es duro y firme?
¡Hei! ¿Qué significa
esta baratija de juguete?
¿a esta cosa debilucha
llamas espada?
Ahí tienes sus fragmentos
chapucero vergonzoso.
Debería haberlos aplastado
en tu cabeza
¿Seguirá el jactancioso
alardeando ante mi?.
Me habla de gigantes
e intrépidas batallas,
de hechos valerosos
y armas valientes.
Quiere forjar armas para mi,
y me fabrica espadas;
alaba su habilidad
como si pudiera hacer armas de verdad.
Y sin embargo si yo pongo mi mano
sobre lo que el ha fabricado con su martillo,
con un sólo apretón
destrozo la tontería que me ha dado.
Si no pensara que la criatura
ya está demasiado estropeada,
yo mismo destrozaría
al viejo y absurdo gnomo
junto con su forja.
Entonces se me pasaría el enfado.

Mime
Ya te has vuelto a enfadar como un loco
¡Déjame que te diga que tu ingratitud es vil!
Si no le doy al chico malo
sólo lo mejor,
con que rapidez se olvida
de todo lo bueno que he hecho por él.
¿Es que nunca te acordarás
de lo que te he enseñado sobre la gratitud?
Deberías estar contento de obedecer al hombre que
ha hecho tanto por ti.
No te gusta volverlo a oír,
pero apuesto que te gustaría comer algo, ¿No?.
Te traeré carne del asador.
¿O prefieres caldo?
Te lo he hervido bien.

Siegfried
Puedo cocinarme la carne yo mismo,
y tú te puedes beber tus bazofias solo.

Mime
Así que esa es la amarga
recompensa del amor.
Así es como se pagan las molestias:
con deshonra.
Cuando no eras más que un niño de pecho
yo te crié,
e hice ropa para abrigar
al pequeño cachorro.
Te traje comida y bebida,
y te cuidé
como si fueras de mi propia carne.
Y mientras crecías,
yo te esperaba,
y te construí una cama
para que durmieras bien.
Te hice juguetes
y un cuerno para que lo hicieras sonar.
Yo era feliz trabajando
para hacerte feliz:
te acosé con buenos consejos
y con un brillante aprendizaje
moldeé tu inteligencia.
Ahora me quedo en casa
trabajando y sudando,
mientras que tú alegremente
vas de aquí para allá.
Yo, un pobre y viejo enano,
me consumo preocupándome
por tu bien y sufriendo por ti.
Y por todas esas molestias,
ahora mi recompensa
es este muchacho petulante
que me riñe y odia.

Siegfried
Me has enseñado mucho Mime,
y de ti he aprendido mucho,
pero aquello que más deseabas
enseñarme nunca he podido aprender:
cómo soportarte.
Aunque me traes
bebida y comida,
sólo el odio me alimenta.
Cuando me haces una cama blanda
para dormir,
yo no puedo dormir en ella.
Cuando intentas enseñarme a ser inteligente,
prefiero no escucharte
y seguir siendo tonto.
Cada vez
que te miro con mi ojos,
veo la maldad
en todo lo que haces.
Cuando te miro estando de pie,
dando tumbos cuando caminas,
arrastrando los pies
y moviendo la cabeza,
y abriendo y cerrando los ojos,
me dan ganas de cogerte
por el cogote de tu cuello balanceándose y
poner fin
a ese parpadeo cadavérico.
Así es como he aprendido a soportarte Mime.
Si eres listo,
ayúdame a entender
algo que me he estado preguntando en vano:
Si yo corro al bosque
para huir de ti,
¿cómo es que vuelvo?
A cualquier animal
aprecio más que a ti.
Soporto mejor que a ti
a los árboles y los pájaros,
y a los peces del río.
¿Cómo es que vuelvo aquí?
Si eres listo, podrás decírmelo.

Mime
Mi niño, eso te enseña
a ver cuánto me quieres.

Siegfried
Pero no te olvides tan fácilmente
de que no te soporto.

Mime
Entonces tu espíritu salvaje tiene la culpa,
y debes aprender a controlarlo, chico malo.
Las cosas jóvenes anhelan y
suspiran por el nido de las viejas.
Y de la misma manera, tú me anhelas a mí,
tu también amas a Mime.
¡Tienes que amarle!
Lo que el pájaro representa para el pajarito
cuando le da de comer en el nido
antes de que aprenda a volar, eso es lo que yo,
mi niño, soy para ti,
aquél que te enseña y cuida:
¡Así debe ser!

Siegfried
¡Oh, Mime! Si eres tan inteligente,
dime otra cosa.
Los pájaros cantan
tan dulcemente en la primavera:
uno hace la corte al otro.
Así me lo dijiste tú mismo cuando
yo quise averiguar que eran marido y mujer.
Se besuquean con tanto amor y
nunca se separan el uno del otro.
Construyen un nido y ponen en él sus huevos,
de donde nacen las crías a las que cuidan.
En el bosque, los ciervos también se unen,
como los zorros salvajes y los lobos,
el marido lleva la comida al nido
y la mujer alimenta a los cachorros.
Y así aprendí lo que es el amor
y nunca le quité un cachorro a su madre.
Ahora, Mime, ¿dónde tienes tú
a tu amante esposa
para que yo la llame Madre?.

Mime
¿Se puede saber qué te pasa, idiota?
¡Mira que eres tonto!
¿Acaso eres un pájaro o un zorro?

Siegfried
Soy el niño que lloriqueaba
y que tu criaste,
el pequeño cachorro
al que hiciste ropa para abrigarlo.
Pero, ¿cómo te hiciste
con el pequeño cachorro?
¿De verdad me hiciste
sin una madre?.

Mime
Debes creer
lo que te digo.
Yo soy tu padre
y también tu madre.

Siegfried
Eso es mentira, odioso desgraciado.
Los jóvenes se parecen a su mayores,
por suerte me he dado cuenta de eso.
En las cristalinas aguas del río,
vi reflejados los árboles y los animales;
el sol y las nubes
aparecían en el agua
tal como son en realidad.
Y allí también vi reflejada
mi propia imagen y
ésta me pareció totalmente diferente a la tuya.
Se parecían tanto como un sapo
se parece a un pez resplandeciente.
Pero, un pez nunca ha nacido de un sapo.

Mime
Eso es una terrible tontería
que te estás inventando.

Siegfried
Mira, ahora creo
que he adivinado por mí mismo
lo que me he estado preguntando en vano:
¿cómo es que vuelvo a ti
después de correr por el bosque
para alejarme?
Primero debo saber por ti
quienes eran mi padre y mi madre.

Mime
¿Qué padre? ¿Qué madre?
¡Que pregunta más tonta!

Siegfried
Tengo que maltratarte para averiguar
cualquier cosa que quiera saber,
pues con amabilidad
nunca aprendo nada.
He tenido que forzarte
a decírmelo todo,
ni siquiera habría aprendido
a hablar si no te lo hubiera sonsacado
por la fuerza, villano.
¡Dímelo, pícaro piojoso!:
¿Quienes eran mi padre y mi madre?

Mime
¡Me estás matando! ¡Déjame!
Lo que tanto deseas saber,
apréndelo ahora tal como yo lo sé.
¡Oh, niño cruel y desagradecido!
Ahora escucha porqué me odias.
No soy tu padre,
ni ningún pariente tuyo,
y sin embargo deberías estarme agradecido.
Para mí eres un completo extraño
aunque yo sea tu único amigo.
Sólo por pena te cobijé aquí;
¡y mira que recompensa más bonita
obtengo por ello!
¡Que tonto fui al esperar
que me darías las gracias!.
Un día una mujer
lloriqueaba en el bosque silvestre;
yo la ayudé a que se metiera en la cueva
para cuidarla aquí junto al fuego.
Llevaba un niño en su vientre,
y tristemente dio a luz aquí.
Se retorció hacia adelante y atrás
y yo la ayudé lo mejor que pude,
pues se hallaba en gran agonía.
Ella murió, pero Siegfried sobrevivió.

Siegfried
¿Mi madre murió por mi causa?

Mime
Te entregó a mi para que te protegiera,
y yo te protegí gustosamente.
¡Los problemas que ha tenido Mime!
¡Los problemas que se creó
para calmar la agonía de la mujer!
Como un niño un niño que lloriqueaba te crié.

Siegfried
Creo que eso ya lo has dicho.
Ahora dime: ¿Por qué me llamo Siegfried?

Mime
Tu madre me dijo
que así debería llamarte;
como Siegfried crecerías
fuerte y hermoso.
Yo hice ropa para abrigar
al pequeño cachorro.

Siegfried
Ahora dime: ¿cómo se llamaba mi madre?

Mime
De verdad que no lo sé.
Yo te traje
comida y bebida

Siegfried
Debes decirme su nombre

Mime
¿Acaso se me ha olvidado?
No, espera. Quizás se llamaba Sieglinde
la que te entregó a mí con tanto dolor.
Te cuidé como si fueras
de mi propia carne

Siegfried
Ahora debo preguntarte:
¿cómo se llamaba mi padre?

Mime
Nunca llegué a verle.

Siegfried
¿Mi madre no te lo dijo?

Mime
Sólo me dijo
que lo habían matado,
y como no tenías padre
te entregó a mí.
Mientras crecías,
yo te esperaba.
Te hice una cama
para que durmieras bien

Siegfried
¡Deja de repetir esa vieja canción!
Si he de creerme la historia,
si no me has estado mintiendo,
entonces déjame que vea
alguna prueba de lo que has dicho.

Mime
¿Y cómo puedo probártelo?

Siegfried
Mis oídos no te creen,
sólo mis ojos te creen.
¿Qué prueba me demostrará que lo que has dicho es cierto?

Mime
(Después de una pausa, saca los dos fragmentos de la espada rota)
Tu madre me dio esto.
Me lo dejó como pago por mis molestias,
los alimentos y los cuidados.
Mira, una espada rota.
Me dijo que tu padre la llevaba
cuando murió en su última batalla.

Siegfried
Esas piezas
has de volver a forjar para mi,
y así podré blandir mi verdadera espada.
¡Levántate! ¡Date prisa Mime!
¡Muévete rápido!
Si eres capaz de hacer algo como es debido,
ahora es el momento de que demuestres tu habilidad.
No intentes engañarme
con basura de pacotilla,
pues sólo en estos trozos
deposito me confianza.
Si te encuentro holgazaneando,
si los forjas mal,
si haces un mal arreglo del duro acero,
te arrancaré tu débil cuero cabelludo:
¡te enseñaré lo que es una purga!
Porque hoy, lo juro,
quiero esa espada, y hoy la tendré.

Mime
¿Qué harás hoy
con la espada?

Siegfried
Me dirigiré al mundo
lejos del bosque,
y nunca volveré:
¡Qué feliz me siento de ser libre:
nada me detiene ni me obliga!
Tú no eres mi padre;
lejos de aquí encontraré me hogar.
Tu hogar no es mi casa,
mi morada no está bajo tu techo.
Tan feliz como el pez que nada en la corriente,
libre como el pinzón que vuela,
me alejaré de aquí
y nunca más volveré a verte Mime.

Mime
¡Detente, detente!
¿dónde vas?
¡Hola, Siegfried!
¡Siegfried, hola!
Se aleja corriendo,
y yo me quedo aquí;
encima de los problemas que ya tenía,
ahora tengo otro,
ahora si que estoy confundido de verdad.
¿Cómo puedo ayudarme a mi mismo?
¿Cómo puedo detenerle?
¿Cómo lograré llevarle
hasta la cueva de Fafner?
¿Cómo conseguiré arreglar
las piezas de este difícil acero?
Ningún fuego me forjará
la espada de verdad.
Ningún martillo de enano
moldeará su dureza.
Ni el odio por el Nibelungo,
ni el sudor, remacharán Notung por mí,
ni soldarán la espada.

Escena segunda

El Viandante (Wotan)
Saludos herrero listo.
Un visitante cansado del viaje
te pide el favor de que le hospedes
en tu casa y en tu hogar.

Mime
¿Quién es el que me busca
en el bosque silvestre?
¿Quién me persigue en el bosque desolado?

El Viandante
En el mundo me llaman "Viajero",
y he venido desde muy lejos:
por la faz de la tierra
me he movido mucho.

Mime
Entonces sigue tu camino
y no te pares aquí
si en el mundo te llaman "Viajero"

El Viandante
He descansado como invitado en la casa de buenos hombres y,
muchos me han hecho regalos,
ya que la gente sólo teme a la mala suerte cuando
ellos mismos son malos.

Mime
La mala suerte
vive conmigo siempre.
¿Acaso quieres traerle aún más a un pobre hombre?.

El Viandante
He explorado mucho
y aprendido mucho.
He podido explicarle a mucha gente
cosas importantes
y aconsejar a
muchos sobre aquello que les preocupaba:
los continuos problemas del corazón.

Mime
Puede que pienses de manera inteligente
y que hayas espiado mucho,
pero yo no necesito pensadores espías aquí.
Quiero soledad y mi propia compañía.
Dejo que los paseantes
se vayan por donde han venido.

El Viandante
Algunos piensan
que son inteligentes,
pero no saben
que es lo que les causa problemas;
para su provecho,
yo les dejo que me hagan preguntas:
su recompensa consiste en aprender de mis palabras.

Mime
Puede que la gente se aferre
al conocimiento inútil,
pero yo ya sé suficiente de lo que necesito.
Mi inteligencia me basta,
y no quiero más.
Hombre sabio, deja que te muestre tu camino.

El Viandante
Aquí me quedaré, junto al fuego
y me juego la vida
en una competición de sabiduría.
Mi cabeza será tuya,
te la habrás ganado
si no aprendes de mí
aquello que te será útil,
si no te contesto de manera instructiva.

Mime
¿Cómo puedo deshacerme de este paseante?
Tengo que hacerle preguntas astutas.
Me quedaré tu cabeza como prenda,
por mi hospitalidad.
Ahora intenta salvarla con tu ingenio.
Te haré tres preguntas
que yo quiera.

El Viandante
Debo darte tres respuestas correctas.

Mime
Te has movido mucho por la faz de la tierra,
has viajado por lo alto y ancho del mundo;
entonces, espero que seas lo suficientemente inteligente
como para decirme
¿cuál es la raza
que habita en las profundidades de la tierra?.

El Viandante
En las profundidades de la tierra
viven los Nibelungos,
y su tierra es Nibelheim.
Son espíritus de la oscuridad;
el oscuro Alberich
una vez fue su dueño y señor.
Con un anillo mágico
y con el poder que este otorgaba
dominó a la multitud trabajadora.
Para él hicieron
una pila reluciente de ricos tesoros.
Con esto debería haberse hecho con el mundo.
¿Cuál es tu segunda pregunta, enano?

Mime
Mucho más, Viajero,
has de contarme
de la casa que es el ombligo de la tierra.
Así que, contéstame sin rodeos
¿qué raza
habita sobre la faz de la tierra?

El Viandante
Sobre la faz de la tierra crece
la raza de los gigantes.
Su país es Tierra de Gigantes.
Falsot y Fafner,
jefes de los rufianes,
envidiaban el poder del Nibelungo.
Se ganaron un enorme tesoro,
y también obtuvieron el anillo,
la posesión del cual
encendió una pelea entre los hermanos.
Falsot resultó muerto,
y bajo la forma de un dragón salvaje
Fafner ahora guarda el tesoro.
Todavía me falta tu tercera pregunta.

Mime
Mucho me has dado a conocer,
Viajero,
de la rugosa faz de la tierra.
Ahora dime sinceramente
¿Que raza
vive en las altas cimas?

El Viandante
En las altas cimas
habitan los dioses.
Su hogar se llama La Casa de las Batallas: Valhalla.
Son espíritus de la luz y
el Señor de los Señores de la luz,
Wotan, los gobierna.
De la rama sagrada del primer fresno
se hizo una lanza;
el tronco puede marchitarse,
pero la lanza nunca perderá su esplendor.
Con la punta de esa lanza
Wotan controla el mundo.
En su puño ha grabado con símbolos
de confianza los pactos sagrados.
La custodia del mundo posee
la mano que controla la lanza,
y es el puño de Wotan que la agarra.
Ante él se inclinó el ejército Nibelungo;
sus órdenes dominaran a la raza de los gigantes,
y por siempre obedecerán al poderoso señor de la lanza.
Ahora dime, enano listo
¿sabía las respuestas a tus preguntas?
¿Puedo quedarme con mi cabeza?

Mime
La competición y tu cabeza
te has ganado.
Ahora, Viajero, sigue tu camino.

El Viandante
Deberías haber preguntado
lo que necesitabas saber.
Hasta me jugué la cabeza para decírtelo.
Ya que todavía no sabes
qué es lo que necesitas saber,
ahora yo pido tu cabeza como prenda.
Con inhospitalidad me saludaste,
y yo puse mi cabeza en tus manos
para así poder disfrutar de tu hospitalidad.
Pero, según las reglas del juego,
ahora yo puedo quedarme
con tu cabeza si no me contestas
a tres preguntas con facilidad.
Así que devánate los sesos Mime.

Mime
Hace mucho tiempo
que dejé la tierra donde nací.
Hace mucho que salí
del vientre de mi madre.
Los ojos de Wotan, brillaron sobre mi,
asomaron en mi cueva.
El ingenio de mi madre flaquea ante él.
Y sin embargo, ahora he de ser listo.
Pregúntame, Viajero.
Si tengo suerte, quizás
logre conservar mi cabeza de enano.

El Viandante
Bien, enano honesto,
primero dime
¿a qué tribu maltrató Wotan
aunque sus vidas sean para él
las más queridas?

Mime
Poco he oído de genealogía de héroes,
pero puedo contestar a tu pregunta.
Los Volsungs son
los hijos de amor
que Wotan engendró
y amó profundamente
aunque se mostró desfavorable a ellos.
Siegmund y Sieglinde,
un par de gemelos
salvajes y desesperados,
fueron engendrados por Volsa.
Ellos tuvieron a Siegfried,
el fuertísimo niño Volsung.
Bueno, Viajero
¿puedo conservar mi cabeza con esta primera pregunta?

El Viandante
¿Con que exactitud
me has nombrado a la familia!
Creo que eres astuto, granuja.
Has respondido a la primera pregunta.
Ahora, por la segunda, dime enano:
un Nibelungo ingenioso
está cuidando de Siegfried,
quien debe matar a Fafner por él,
para así poder hacerse con el anillo
y convertirse en el señor del tesoro.
¿Qué espada debe blandir Siegfried
para poder matar a Fafner?.

Mime
Notung se llama
la gloriosa espada.
Wotan la clavó en el tronco del fresno
para que perteneciera
a aquél que la extrajera del árbol.
Ninguno de los fuertes héroes
logró hacerlo,
sólo Siegmund, el valiente pudo.
Con coraje la llevó en la batalla
hasta que la lanza de Wotan se la arrancó.
Un ingenioso herrero
guarda ahora los fragmentos,
ya que él sabe
que sólo con la espada de Wotan,
Siegfried, un niño tonto y valiente,
matará al dragón.
¿Puedo yo el enano, quedarme
con mi cabeza esta segunda vez también?

El Viandante
Ja, ja, ja, ja.
Eres el más listo de los listos.
¿Quién puede igualarte en inteligencia?
Pero si eres tan listo como para conseguir
que el joven héroe
lleve a cabo los deseos del enano,
déjame que te amenace con la tercera pregunta.
Dime, herrero ingenioso:
¿quién cogerá los fuertes fragmentos
de la espada Notung, y los soldará de nuevo?

Mime
Los fragmentos, la espada
¡Oh desgracia!
¡Me estoy desmayando!
¿por dónde empiezo?
¿cómo puedo encontrar una manera de arreglarla?.
Maldita arma, ¿por qué la robé?
Lo único que ha hecho
es darme problemas y dolor.
Su dureza se me resiste y
no puedo moldearla con el martillo.
No puedo remacharla, ni soldarla.
El más sabio de los herreros no sabe qué hacer.
¿Cómo puedo soldar la espada si no sé hacerlo?
El milagro, ¿cómo puedo conseguir el milagro?.

El Viandante
Tenías que hacerme tres preguntas;
tres veces te di la respuesta adecuada.
Me preguntaste por cosas sin importancia,
por temas ya remotos,
y sin embargo,
no se te ocurrió preguntarme
lo que tienes más a mano,
lo que necesitas saber.
Ahora cuando yo te lo digo,
te vuelves loco.
Me he ganado tu inteligente cabeza.
Ahora, valiente conquistador de Fafner,
enano maldito, escúchame:
"Sólo para aquél
para quien el miedo nunca ha existido
volverá a forjarse Notung".
¡A partir de ahora,
guarda mejor tu inteligente cabeza!.
Yo la dejo como prenda para aquél
que nunca ha conocido el miedo.

Escena tercera

Mime
¡Maldita luz!
¿Se está quemando el aire allí?
¿Qué es esa llama vacilante,
ese resplandor y ese zumbido?
¿Qué es ese crujido,
ese ruido y ese rugido?
Viene hacia aquí haciendo un ruido estrepitoso.
Se dirige hacia mi prorrumpiendo por el bosque.
Una horrible boca se abre ante mi.
¡El dragón me persigue!
¡Fafner, Fafner!.

Siegfried
Hei tú, gandul, ¿ya has acabado?
Rápido, ¿cómo te ha ido con la espada?
¿Dónde se ha ido el herrero?
¿Se ha ido arrastrándose?
Hei, Hei, Mime, cobarde
¿Dónde estás?
¿dónde te has escondido?

Mime
¿Eres tú, hijo?
¿Estás sólo?

Siegfried
¿Detrás del yunque?
Dime ¿qué estás haciendo ahí?
¿Me estabas afilando la espada?

Mime
La espada, la espada
¿cómo puedo soldarla?
"Sólo para aquél
para quien el miedo nunca ha existido,
volverá a forjarse Notung".
Fui demasiado listo
para una tarea como ésta.

Siegfried
¿Me lo dirás?
¿Debo echarte una mano?

Mime
¿Dónde puedo hallar buenos consejos?
Me jugué mi inteligente cabeza,
y la he perdido como prenda
para aquél
"que nunca ha conocido el miedo".

Siegfried
¿Toda esta tontería es por mi bien?
¿Estás intentando alejarte de mi?

Mime
Con gusto me alejaría de cualquiera
que sepa reconocer lo que es el miedo.
Pero yo me olvidé de enseñárselo al muchacho.
De qué manera tan estúpida me olvidé
de enseñarle algo bueno.
Se supone que tenía que aprender a amarme,
pero por desgracia
eso también ha fallado.
¿Cómo podría inculcarle el miedo?

Siegfried
Eh, ¿tengo que ayudarte?
¿Que has hecho hoy?

Mime
Preocupado por ti,
me perdí pensando
cómo enseñarte algo de vital importancia.

Siegfried
Justo debajo del asiento te perdiste.
¿Qué cosa de vital importancia
has perdido por ahí?

Mime
Por ti he aprendido lo que es el miedo,
para poder enseñártelo, idiota.

Siegfried
¿Qué es eso del miedo?

Mime
¿Acaso nunca lo has sabido y aún así
intentas dejar el bosque
y adentrarte en el mundo?
¿De qué te sirve la espada más fuerte
si desconoces el miedo?

Siegfried
Has estado pensando
en consejos inútiles ¿no?.

Mime
Es el consejo de tu madre
lo que ahora te repito.
Debo cumplir su promesa
tal como se lo prometí:
no te dejaré ir al astuto mundo
hasta que hayas aprendido
lo que es el miedo.

Siegfried
Si es un arte,
¿cómo es que no lo sé?
Dímelo, ¿qué es eso del miedo?

Mime
¿No has sentido nunca
cuando te hallabas en el bosque tenebroso,
al anochecer, en algún lugar oscuro,
cuando de lejos se oye
un gran estrépito rugiente,
un rugido salvaje
que retumba acercándose a ti,
una llama mareante
que se enciende a tu alrededor,
un torbellino que crece
y se lanza hacia ti, no sentiste
un escalofrío feroz que te agarra los miembros?
¿No hizo el miedo ardiente
que todo tu cuerpo temblara de terror?
¿No te explotó el corazón jadeante
que en tu pecho temblaba de ansiedad?
Si nunca te has sentido así,
entonces tú y el miedo
todavía sois unos extraños
el uno para el otro.

Siegfried
Debe de ser realmente curioso.
Mi corazón es fuerte y firme,
pues así lo noto.
Esta ferocidad y este escalofrío,
el ardor y el temblor,
la fiebre y el mareo,
el jadeo tembloroso
me gustaría sentir esa ansiedad;
me muero de ansias
de experimentar ese placer.
¿Pero cómo me lo enseñarás, Mime?
¿Cómo un cobarde como tú
puede ser mi maestro?.

Mime
Sólo tienes que seguirme:
yo seré tu guía,
pues lo descubrí mientras lo pensaba.
Conozco un malvado dragón
que ha matado y se ha comido a muchos.
Fafner te enseñará lo que es el miedo
si me sigues hasta su cueva.

Siegfried
¿Donde está la cueva en la que se esconde?

Mime
La Cueva del Odio
se llama:
está al este, al final del bosque.

Siegfried
Entonces no puede estar lejos del mundo.

Mime
No, el mundo está bastante cerca de la Cueva del Odio.

Siegfried
Debes llevarme allí.
Aprenderé lo que es el miedo,
y después me marcharé al mundo.
Así que date prisa y hazme la espada.
Quiero usarla en el mundo.

Mime
¿La espada? ¡Oh, que desastre!

Siegfried
Corre a la forja y enséñame lo que has hecho.

Mime
Maldigo la espada
pues no sé como arreglarla.
Está hechizada de una manera tan dura
que ningún enano la puede doblegar con la fuerza.
Alguien que no sepa lo que es el miedo
podría fácilmente descubrir como soldarla.

Siegfried
Una buena sandez
me está diciendo el gandul.
Debería admitir que es un chapucero.
Pero miente y engaña
para librarse del castigo.
¡Tráeme esos fragmentos aquí!
¡Apártate, chapucero!
Para mi, será fácil
unir la espada de mi padre.
Yo mismo soldaré la espada.

Mime
Si hubieras estudiado mucho
para aprender la técnica de soldadura,
ahora podrías conseguirlo.
Pero nunca prestaste
mucha atención en tus clases.
Así que ¿crees que lo harás bien?

Siegfried
Lo que no puede hacer el maestro,
¿puede lograrlo el alumno, incluso
si siempre ha prestado atención?.
Ahora, vete, no me estorbes,
te caerás dentro del fuego.

Mime
¿Qué estás haciendo?
Ten, toma el soldador.
He estado calentando la mezcla durante bastante rato.

Siegfried
¡Saca eso de aquí!
No lo necesito.
Yo no sueldo espadas con pegamento.

Mime
Ya has afilado la lima,
raspado la escofina hasta romperla.
¿Cómo vas a golpear el acero hasta romperlo?

Siegfried
Debo reducirlo a astillas,
y después ya veré.
Cuando also se rompe, así es como lo arreglo.

Mime
Un experto no sirve de ayuda aquí,
eso lo veo claro.
La ayuda para este estúpido
sólo le viene de su locura.
Mira que ocupado está
y cuánto trabaja.
Ha limado el acero
hasta que no ha quedado nada de él
y en cambio, no le ha caído ni una gota de sudor.
Y aquí estoy yo,
tan viejo como las cuevas y el bosque,
y nunca he visto nada parecido.
Logrará soldar la espada, eso ya lo veo.
El valiente muchacho
la volverá a recomponer.
El Viajero lo sabía muy bien.
Y ahora ¿dónde voy a esconder mi pobre cabeza?
Caeré ante el intrépido muchacho
si Fafner no le enseña qué es el miedo.
Pero ¡pobre de mi!
¿Cómo podrá matar al dragón
si de él aprende qué es miedo?
¿Cómo me conseguirá el anillo?
¡Maldito dilema!
Me quedaré sin nada
si no encuentro una manera sutil
de tener a ese Valiente bajo mi dominio.

Siegfried
¡Hei, Mime! ¡Rápido!
¿Cómo se llama la espada
que he reducido a astillas?

Mime
Notung se llama
la fiel espada.
Eso es lo que me dijo tu madre.

Siegfried
¡Notung, Notung!
¡Fiel espada!
¿Por qué tuviste que romperte?
Ahora he convertido
tu afilado esplendor en picadillo,
y en este cazo cocino las astillas.
¡Hoho! ¡Hoho!
¡Hohei! ¡Hohei! ¡Hoho!
¡Soplad fuelles!
¡Soplad las llamas!
Un árbol crecía
silvestre en el bosque
y yo lo talé:
al fresno castaño
quemé hasta convertirlo en carbón,
y ahora se amontona en mi fuego.
¡Hoho! ¡Hoho!
¡Hohei! ¡Hohei! ¡Hoho!
¡Soplad fuelles!
¡Soplad las llamas!
¡Con que bravura se quema el carbón del fresno!
¡Con que brillo y esplendor reluce!
Sus chispas se alzan por el aire,
y el mismo fuego derrite
las astillas de mi acero.
¡Hoho! ¡Hoho!
¡Hohei! ¡Hohei! ¡Hoho!
¡Soplad fuelles!
¡Soplad las llamas!

Mime
Forjará la espada
y matará a Fafner.
Eso lo veo claro.
En la lucha se hará
con el tesoro y el anillo.
¿Cómo saldré victorioso?
Con inteligencia y sutileza
me haré con los dos,
y conservaré intacta mi cabeza.

Siegfried
¡Hoho! ¡Hoho!
¡Hohei! ¡Hohei! ¡Hoho!

Mime
Cuando esté cansado después de luchar contra el dragón,
una bebida le ayudará a calmar el dolor.
Con el jugo de las especias
que he recogido para él,
le prepararé un brebaje.
Sólo unas cuantas gotas
serán necesarias
para que se quede inconsciente y dormido.
Con la espada
que él mismo se habrá forjado
fácilmente me desharé de él y
me haré con el anillo y el tesoro.

Siegfried
¡Notung! ¡Notung!
¡Fiel espada!
Ya he deshecho tus astillas de acero.
En tu propio sudor
te sumerges ahora.

Mime
Hei. Viajero, inteligente
¿verdad que pensaste que era tonto?
¡Que contento estarías ahora
de mi inteligencia!
¿He encontrado un plan
para tranquilizarme?

Siegfried
Pronto te soldaré para que seas mi espada.
En el agua se formó
un fiero remolino
que produjo un ruido fuerte y feroz,
flotó como una herida,
pero ahora ese remolino
ya no se ve en el agua.
El duro acero se ha hecho firme
y fuerte y magistral.
Pero sangre caliente
pronto se deslizará por él.
Ahora suda un poco más
para que pueda forjarte,
¡Notung, fiel espada!.
¿Qué hace ese idiota
con ese cazo?
¿Te dedicas a cocinar bazofias
mientras yo deshago el acero?

Mime
Un herrero pasa mucha vergüenza,
cuando recibe lecciones de su pupilo:
ello significa que al anciano
le ha llegado la hora de retirarse,
y ahora trabaja como cocinero para el joven.
Mientras tú preparas tu caldo con el acero,
yo, como viejo que soy, cocino unos huevos para hacerte sopa.

Siegfried
Mime, el artesano,
está aprendiendo a cocinar ahora.
La forja ya no le gusta.
He destrozado
todas sus espadas.
Lo que cocina ni siquiera lo probaré.
Quiere llevarme a donde yo pueda
aprender el miedo,
pero creo que sería mejor
que me lo enseñara un forastero,
ya que Mime por mucho que lo intente,
no puede: sólo se le dan bien las chapuzas.
¡Ho! ¡Hoho! ¡Hohei!
Fórjame, martillo
una espada resistente
¡Hoho! ¡Hahei!
¡Hoho! !Hahei!
La sangre antes tiñó
tu azul pálido;
el hilo de sangre
te hizo ruborizar.
Te reíste fríamente
y convertiste su calor en frío.
¡Heiaho! ¡Haha!
¡Haheiaha!
Ahora el fuego
te ha calentado al rojo vivo;
tu dureza se ha debilitado
y te doblegas bajo el martillo.
Con rabia me lanzabas chispas
porque había dominado tu orgullo.
¡Heiaho! ¡Heiaho!
¡Heiahohoho!
¡Hahei!

Mime
Mientras él forja su espada
para matar a Fafner,
el enemigo del enano,
yo he preparado una bebida envenenada
para Siegfried,
cuando Fafner sea derribado
mi astucia triunfará,
la recompensa debe sonreírme.

Siegfried
¡Hoho! ¡Hoho!
¡Hahei!
¡Fórjame, martillo
una espada resistente!
¡Hoho! ¡Hahei!
¡Hahei! ¡Hoho!
Cómo me alegran
estas chispas brillantes.
La fuerza de la cólera
conviene al valiente
Alegre me sonríes
aunque parezcas
enojada y ofendida
¡Heiaho! ¡Haha!
¡Haheiaha!
El fuego y el martillo
me traen suerte
Con fuertes golpes
yo te enderezaré
Ahora deja tu rubor
y vuelve tan fría y dura como puedas
¡Heiaho! ¡Heiaho!
¡Heiahohoho!
¡Heiah!

Mime
Mi hermano forjó
el resplandeciente anillo
y le concedió
un gran poder:
el oro brillante convierte
a quien lo posee en señor
¡y yo me he hecho con él!
¡Es mío!
Ahora condeno
incluso a Alberich
quien una vez me subyugó
a la esclavitud
con los demás enanos.
Allí volveré como
señor de los Nibelungos
y todo su ejército
me obedecerá.
¡Como respetarán
al enano que tanto odiaban!
Dioses y héroes llegarán
atraídos por el tesoro,
pero con un solo
movimiento de cabeza
haré que el mundo entero se incline ante mi;
y cuando esté furioso
todos temblarán de miedo.

Siegfried
¡Notung! ¡Notung!
¡Fiel espada!
¡Ya vuelves a estar en tu puño!

Mime
Bien, entonces es hora
de que Mime se retire

Siegfried
Aunque estabas rota en pedazos,
yo te volví a soldar;
ningún golpe volverá a romperte nunca más.

Mime
otros trabajarán para él
y le fabricarán el tesoro incalculable.

Siegfried
Cuando mi padre murió,
la espada se rompió,
pero su hijo siguió vivo
para recomponerla de nuevo.
Ahora su resplandor brilla sobre my
y su afilado poder cortará para mi con avidez.

Mime
Mime el valiente,
Mime el rey,
Señor de los duendes,
Soberano del universo.

Siegfried
¡Notung! ¡Notung!
¡Fiel espada!
Te he devuelto a la vida,
en ruinas
yacías muerta,
y ahora brillas desafiante y gloriosa.

Mime
¡Hei, Mime! ¡Que suerte tienes!

Siegfried
¡Muestra tu resplandor
a los villanos!

Mime
¿Quién lo habría pensado?

Siegfried
Un golpe engañoso
mató al canalla.
Mira, herrero Mime,
mira como corta la espada de Siegfried.

(De un golpe rompe el yunque en dos).


PRELUDIO

ACTO II

Escena primera
(En las profundidades del bosque)

Alberich
En el bosque por la noche,
vigilo La Cueva del Odio.
Mis oídos escuchan atentamente
y mis ojos observan con avidez.
Oh día terrible,
¿ya te acercas a toda prisa?
¿Ya sale el sol
por entre la oscuridad?
¿Qué es esa luz que brilla allí?
Su brillo se va acercando
como rayos luminosos.
Viene corriendo como un caballo ardiente
y con gran estruendo
se abre camino por el bosque.
¿Ya viene el asesino del dragón?
¿Se trata del hombre que ha de matar a Fafner?
La luz ha desaparecido
y no puedo ver su resplandor.
Ya vuelve a ser de noche.
¿Quién se acerca, brillando entre las sombras?

El Viandante
Hasta La Cueva del Odio
he venido por la noche y,
¿A quién veo aquí entre la oscuridad?

Alberich
¿Te atreves a ser visto aquí?
¿Qué es lo que quieres?
Vete, fuera de mi camino, márchate ladrón sinvergüenza.

El Viandante
Oscuro Alberich
¿estás escondido por ahí?
¿Acaso estás vigilando la casa de Fafner?

Alberich
¿Estás buscando nuevas fechorías
que llevar a cabo?
Pues, no necesitas pararte,
¡vete de aquí!
Ya hemos tenido villanías suficientes
como para hundir nuestras tierras en desgracia.
Así que, muchacho sinvergüenza,
déjanos en paz.

El Viandante
He venido sólo para mirar,
y no para tomar parte en lo que ocurra.
¿Impedirás el paso de un viajero?

Alberich
¡Portavoz de intrigas desesperadas!
Si te complaciera en lo que me pides,
y actuara de manera tan estúpida
como cuando te dejé capturarme tan tontamente,
te sería muy fácil hacerte con el anillo
robándomelo otra vez.
¡Ve con cuidado!
Recuerdo muy bien tus métodos,
y tampoco he olvidado tu punto débil.
Pagaste tus deudas
con mi tesoro;
mi anillo sirvió como recompensa
a los gigantes por su trabajo
cuando te construyeron tu castillo.
Aquello que el terco par
acordó una vez contigo
todavía permanece inscrito
en el magistral puño de tu lanza.
Después de haber pagado
tus deudas con el oro,
no te atreves
a arrancárselo a los gigantes,
pues si lo hicieras tú mismo
romperías el puño de tu lanza.
En tus manos,
el magistral bastón,
con toda su fuerza se abriría en dos como la paja.

El Viandante
Ningún símbolo de lealtad
te une a mí, villano.
Mi lanza te sometió a mí
con todo su poder,
y ahora, la guardo preparada para luchar.

Alberich
Tú inquebrantable fuerza
te permite amenazarme con orgullo,
pero dentro de ti, tu corazón tiembla de miedo.
El guardián del tesoro
está condenado por mi propia maldición
¿Quién ha de ser el heredero?
¿Acaso el preciado tesoro
volverá a pertenecer al Nibelungo?
Esa es la cuestión que tanta
y tanta preocupación te causa,
pues si yo lograra hacerme con él otra vez,
poner mis manos sobre él,
tan sólo una vez más,
a diferencia de esos tontos gigantes,
me valdría de todo el poder del anillo.
Y empieza a temblar sagrado guardián de héroes,
las cumbres de Valhalla
asaltaré con las huestes del Infierno.
Entonces yo gobernaré el mundo.


El Viandante
Bien conozco tus intenciones,
pero no me preocupan.
Deja que aquel que consiga el anillo,
lo controle.

Alberich
¡Con cuánto misterio
hablas de lo que yo sé perfectamente!
Tu desafío depende
de los hijos de los héroes,
engendrados con tu amorosa sangre.
¿Acaso no estás criando un muchacho
que sin problemas recogerá el fruto
que a ti no te está permitido tocar?.

El Viandante
¡No deberías discutir conmigo
sino con Mime!
Tu hermano es quien te traerá problemas:
hasta aquí se dirige con un muchacho
que deberá matar a Fafner por él.
Él no sabe nada de mí.
El Nibelungo lo está utilizando para sus propósitos.
Así que dejarme que te diga amigo,
lo que es mejor para ti.
Escúchame atentamente,
y ten cuidado.
El muchacho no sabe nada del anillo
pero Mime sí.

Alberich
¿Mantendrás tus manos apartadas del tesoro?

El Viandante
A quien amo
dejo que se cuide por sí mismo.
Puede ganar o perder,
pues sólo él es su señor.
A mi sólo me sirven los héroes.

Alberich
¿La lucha será sólo
entre Mime y yo?

El Viandante
Aparte de ti,
él es el único que ansía el oro.

Alberich
¿Y aún así quizás no logre hacerme con él?

El Viandante
Un héroe viene hacia aquí
para liberar el tesoro.
Dos Nibelungos codician el tesoro.
Fafner, quien guardaba el anillo, muere.
Aquel que se lo arrebate,
se lo habrá ganado
¿Quieres más?
Ahí está el dragón.
Si le previenes de su muerte,
quizás te recompense con sus juguetes.
Yo lo despertaré por ti.
¡Fafner! ¡Fafner!
¡Dragón, despiértate!.

Alberich
¿Qué intenta provocar ese loco?
¿De verdad permitirá que me quede con el anillo?

Fafner
¿Quién me ha despertado de mi sueño?

El Viandante
Alguien ha venido
a prevenirte de un peligro:
te recompensará con la vida
si tú le pagas por la tuya
con el tesoro que guardas.

Fafner
¿Qué quieres?

Alberich
¡Despierta, Fafner!
¡Despierta, dragón!.
Un fuerte héroe se acerca
para conquistar tu honor.

Fafner
Tengo hambre de él

El Viandante
El muchacho es valiente y fuerte,
y su espada corta con avidez.

Alberich
Lo único que ansía es
el anillo de oro,
dámelo como recompensa
y yo evitaré la lucha.
¡Tú podrás guardar el tesoro
y vivir en paz durante mucho tiempo!

Fafner
Aquí descanso y aquí soy el amo.
Déjame dormir.

El Viandante
Bueno, Alberich, esto ha fallado,
pero deja de abusar de mí como un villano
y permíteme que te prevenga de una cosa:
Presta mucha atención:
Todo ocurre según ha de ocurrir,
y tú no puedes cambiar nada.
Te dejo este sitio
para que lo ocupes con firmeza.
Prueba tu suerte con tu hermano Mime:
quizás puedas esperar algo mejor de los de su clase.
Y en cuanto al resto,
ya lo aprenderás cuando llegue el momento
(Rápidamente desaparece por el bosque)

Alberich
Ya se va cabalgando
en su radiante caballo,
dejándome lleno de preocupación y humillación.
Bueno, seguid riendo,
frívola banda de dioses
que sólo buscáis el placer.
Con tiempo,
os veré morir a todos.
Mientras el oro
brille bajo la luz,
alguien que conozca su poder, lo guardará,
y su tenacidad os engañará a todos vosotros.

(Se esconde en una grieta de las rocas. El escenario se queda vacío. Amanece)

Escena segunda

Mime
Ya hemos llegado. Detente.

Siegfried
¿Aprenderé aquí lo que es el miedo?
Me has traído hasta muy lejos:
toda una noche hemos caminado
los dos por el bosque.
Ahora Mime,
debes apartarte de mi camino.
Si no aprendo aquí
lo que he de aprender,
seguiré adelante yo solo,
y por fin me desharé de ti.

Mime
Mi más querido, créeme,
si hoy y aquí,
no aprendes lo que es el miedo,
con dificultad lo aprenderás
en otros lugares
y en otros momentos.
¿Ves allí una
caverna oscura?
En ella vive un espantoso
y salvaje dragón,
muy feroz y enorme:
de su cabeza se abre
un terrible par de mandíbulas,
de un solo bocado,
el bruto se te engullirá entero.

Siegfried
Entonces sería una buena idea cerrarle la boca.
Así no me mordería.

Mime
De su boca sale veneno:
la piel y los huesos de aquél
a quien su saliva
salpique se consumen hasta morir.

Siegfried
El veneno no me hará ningún daño,
pues me mantendré a un lado del dragón.

Mime
Detrás de él tiene una cola
que se mueve como una serpiente.
Si dejas que te enrolle
y te apriete con fuerza,
tus miembros se romperán como el cristal.

Siegfried
Cuando mueva la cola,
ya me defenderé.
Mantendré los ojos en la bestia.
Pero dime ¿el dragón tiene corazón?

Mime
Un corazón cruel y duro.

Siegfried
¿Y su corazón late en el mismo lugar
donde nos late a todos,
hombre y animales?

Mime
Por supuesto, muchacho.
El dragón lo tiene en el mismo lugar.
¿Ya te está entrando miedo?

Siegfried
Le clavaré Notung
en su orgulloso corazón.
¿Es eso lo que llaman tener miedo?
Tú, viejo tonto,
¿es eso todo lo que tu astucia
puede enseñarme?
Si es así, vete de aquí,
aquí aprenderé lo que es el miedo.

Mime
Espera un momento.
Lo que te digo puede sonarte
a charlatanería sin sentido,
pero por ti mismo
has de ver y oír al dragón,
y entonces perderás el conocimiento.
Cuando se te nuble la vista
y el miedo haga temblar
tu corazón en tu pecho,
me agradecerás
que te haya traído hasta aquí,
y sabrás cuanto te quiere Mime.

Siegfried
¿No te he dicho ya
que no debes quererme?
¡Sal de mi vista!
Déjame en paz o
ya no podré soportarte más
si empiezas a hablar del amor.
¿Cuándo dejaré por fin de ver
ese odioso movimiento de cabeza
y ese parpadeo de tus ojos?
¿Cuándo lograré deshacerme de este idiota?

Mime
Te dejaré solo
y me quedaré allí junto al río.
Tú quédate aquí.
Cuando el sol esté bien alto,
busca al dragón.
El saldrá de la cueva raptando
y pasará por aquí
para beber del arroyo.

Siegfried
Si me esperas junto al arroyo,
entonces seguro que dejaré que el dragón vaya para allí.
Le clavaré Notung en los riñones,
pero sólo cuando te haya
tragado a ti al beber agua.
Así que sigue mi consejo
y no te quedes junto al arroyo.
Vete tan lejos como puedas y no vuelvas junto a mí.

Mime
Si después de la feroz lucha,
te traigo algo de beber para refrescarte,
me lo aceptarás ¿no?
Y llámame si necesitas consejo si el miedo se apodera de ti.
Fafner y Siegfried
Siegfried y Fafner,
¡Oh, ojalá se mataran el uno al otro!

(El desaparece)

Siegfried
¡Cuánto me alegra
saber que no es mi padre!
Por fin puedo disfrutar
de la frescura del bosque;
por fin puedo sentir la sonrisa
de la alegre luz del día,
ahora que ese feo rufián se ha ido
y no volveré a verle.
¿Qué aspecto tenía mi padre?
¡Se parecía a mí por supuesto!
Pues, si Mime tuviera un hijo,
¿no sería el vivo retrato de Mime?
Tan feo como él,
tan canoso y viejo,
pequeño y encorvado,
jorobado y cojo,
con las orejas caídas
y ojos nublados
¡que se vaya el duende!
No quiero verle nunca más.
Pero ¿cómo era mi madre?
Eso ni me lo puedo imaginar
¡Seguro que sus ojos
brillaban aún más hermosos
que los de la gama
de relucientes ojos!
¿Por qué tuvo que morir de dolor
cuando me trajo al mundo?
¿Se mueren siempre
las madres al dar a luz?
¡Eso sería muy triste!
Mi madre
¡esposa de un hombre!
¡Pájaro hermoso
al que nunca antes oí cantar!
¿Estás aquí en tu casa del bosque?
Si pudiera entender tu gorgoteo,
seguro que me diría algo
Quizás algo de mi querida madre.
Un enano chocho me dijo
que se podía llegar a entender
perfectamente el canto de un pájaro.
¿Cómo podría lograrlo?
Bien, intentaré cantar como él;
con una flauta tocaré sus notas.
Si me equivoco con la letra,
pero acierto con la música,
aún así estaré hablando su lengua
y quizás entienda lo que dice.
Ahora ha dejado
de cantar y escucha.
Bien, ahora hablaré yo.
(Sopla la flauta)
Eso no suena bien.
No consigo tocar
una música hermosa con la flauta.
Creo, pequeño pájaro,
que tendré que quedarme sin saber
lo que me quieres decir.
No es fácil aprender de ti.
Estoy totalmente avergonzado
del pícaro que me está escuchando.
Me mira y no oye nada.
¡Hei, tú! ¡Escucha mi cuerno!
No puedo hacer sonar bien
esta estúpida flauta,
pero ahora oirás
algo que sí se tocar:
una alegre canción del bosque.
Yo la tengo como buena compañera,
y a su llamada
sólo contestaron lobos y osos.
Ahora, veamos que me traerá,
quizás un amigo a quien amar!

Siegfried
¡Haha! ¡Mira!
Mi música me ha traído algo bonito.
Tú podrías ser amigo mío

Fafner
¿Qué es eso?

Siegfried
¡Bueno si tú eres un animal,
has aprendido a hablar!
Quizás pueda aprender algo de ti.
Aquí hay alguien que no sabe nada
de lo que es tener miedo.
¿Puedo aprenderlo de ti?

Fafner
¿Te estás poniendo arrogante?

Siegfried
Valiente o arrogante
¿Cómo puedo saberlo?
Pero te haré picadillo
si no me enseñas qué es el miedo.

Fafner
Sólo quería beber algo
y también he encontrado algo que comer.

Siegfried
Veo que tienes una bonita boca,
y que tus dientes ríen
en esa boca tan exquisita.
Sería bueno para ti cerrarla,
ya que tus mandíbulas
están demasiado abiertas.

Fafner
No me sirven para decir
tonterías sin sentido.
Pero mi garganta es perfecta
para engullirte entero.

Siegfried
¡Hoho! Espantado
y furioso muchacho.
No me parece buena idea
que me comas,
pero sí me parece sensato
y decente matarte sin más demora.

Fafner
¡Bah! ¡Venga!
¡Niño jactancioso!

Siegfried
Vigila, refunfuñón.
El jactancioso se acerca.

(Saca la espada, salta sobre Fafner, descubre donde se halla el corazón y le clava la espada hasta el puño)

Siegfried
¡Yace, ahí odioso!
Ahora tienes a Notung clavada en tu corazón.

Fafner
¿Quién eres, muchacho valiente,
que me has atravesado el corazón?
¿Quién incitó a tu coraje infantil
para que cometieras asesinato?
Tú sólo no planeaste
lo que acabas de hacer.

Siegfried
Hay muchas cosas que no sé,
ni siquiera quien soy en realidad.
Tú mismo me enfureciste para
que luchara contigo hasta la muerte.

Fafner
Yo te diré
a quién has matado, ya que tú,
niño de ojos brillantes, lo ignoras.
De la gran raza de los gigantes,
Falsot y Fafner eran hermanos
y ahora ambos están muertos.
Yo mismo maté a Falsot
por culpa de un oro maldito
que obtuvimos de los dioses.
Y ahora, como dragón
que guarda el tesoro,
Fafner, el último de los gigantes,
ha caído ante un héroe sonrosado.
Vigila bien, radiante muchacho,
pues aquél que te empujó
a ciegas a cometer este acto
está ahora planeando tu muerte.
Ten cuidado de cómo acabará todo.
¡Créeme!

Siegfried
Dime de donde soy,
ya que pareces tan sabio ahora
que te estás muriendo, bestia.
Quizás lo adivines
si te digo mi nombre: Siegfried.

Fafner
¡Siegfried !
(Suspira, retrocede y muere)

Siegfried
Los muertos no cuentan historias.
Tú, espada viviente,
debes guiarme.
(Saca la espada del pecho del dragón, y al hacerlo se salpica la mano con sangre)
¡La sangre quema como el fuego!
(Con un gesto involuntario se chupa la sangre del dedo)
Tengo la sensación
de que los pájaros me hablan.
¿Es este el resultado
de beber la sangre?
Ese curioso pájaro de ahí escucha
¿qué me está cantando?

La voz de un pájaro
¡Hei! Siegfried posee ahora
el tesoro del Nibelungo.
En la cueva encontrará
ese tesoro.
Si quiere ponerse el Tarnhelm,
éste le ayudará a hacer maravillas;
y si puede hacerse con el anillo,
éste lo convertirá en amo del mundo.

Siegfried
Gracias por tu consejo,
querido pájaro.
Con mucho gusto haré lo que has dicho.

Escena cuarta

Alberich
¿A dónde vas tan a prisa,
deslizándote
de una manera tan furtiva?

Mime
Maldito seas, hermano,
¡eres justo lo que necesitaba!
¿Qué te trae por aquí?

Alberich
Canalla, ¿Quieres quedarte
con mi tesoro?
¿Te gustaría tener lo que es mío?

Mime
Aléjate de mí.
Este lugar me pertenece.
¿Qué haces tú por aquí?

Alberich
Quizás esté aquí para impedirte
llevar a cabo tu pequeña tarea,
si es que has venido a robar.

Mime
Lo que he conseguido
con duro trabajo
no se va a separar de mí tan fácilmente.

Alberich
¿Acaso fuiste hasta el Rin
y robaste el oro del anillo?
¿Fuiste tú quién le otorgó
un poderoso hechizo?

Mime
¿Quién fabricó el Tarnhelm,
que cambia la forma de las personas?
Tú lo necesitabas, pero
¿acaso lo inventaste tú?

Alberich
¡Chapucero! ¿qué has sabido tú nunca de conjuros?
El anillo mágico te consiguió para mí, enano,
y te concedió la habilidad
para hacer su arte a mi servicio.

Mime
¿Y dónde tienes el anillo ahora?
Los gigantes de lo arrebataron, cobarde.
Lo que tú perdiste,
yo recuperaré con mi astucia.

Alberich
¿Acaso el Patizambo quiere sacar provecho
de lo que el muchacho ha conseguido?
No te pertenece.
El chico de los ojos brillantes es el amo.

Mime
Yo lo crié, y ahora es hora de que me pague
por la educación que le di.
Durante mucho tiempo llevo esperando
la recompensa por mi dura labor y mis fatigas.

Alberich
¡Y cómo ha educado al chico,
ahora el siervo andrajoso
y patizambo tiene la desfachatez
y el valor de coronarse Rey!
¡Hasta el perro más piojoso
se merece el anillo más que tú!
Nunca conseguirás el amuleto
que concede el poder, patán.

Mime
Quédate con el brillante anillo
y guárdalo bien.
Se tú el amo,
pero trátame como a tu hermano.
Te cambio mi casco por el anillo.
A los dos nos pertenece
Si compartimos las cosas,
los dos saldremos beneficiados.

Alberich
¿Compartir las cosas contigo?
¡Y el casco también !
¡Que sutil eres!
Nunca podría volver a dormir tranquilo
sabiendo que estás tramando algo.

Mime
¿Ni siquiera aceptas el intercambiar cosas,
ni siquiera compartirlas?
Debo quedarme con las manos vacías,
sin ninguna recompensa?
¿No dejarás nada para mí?.

Alberich
¡Ni una sola cosa!
¡No te llevarás ni un clavo!

Mime
Pues, ni el anillo ni el Tarnhelm,
serán tuyos,
ni yo los compartiré contigo.
Llamaré a Siegfried
para que contra ti
lance su valiente espada.
El ágil héroe
te dará lo que te mereces, hermano.

Alberich
¡Date la vuelta!
Ya sale de la cueva.

Mime
Seguro que sólo ha cogido
cosas para jugar.

Alberich
Lleva el Tarnhelm

Mime
Y también el anillo

Alberich
¡Maldición el anillo!

Mime
¡Haz que te dé el anillo!...
Pronto me haré con él.

Alberich
Su dueño y nadie más
se hará con el anillo en el momento preciso.

Siegfried
No sé que utilidad
tenéis para mí,
pero os cogí
del montón del dorado tesoro
porque así me lo aconsejaron.
Dejad que vuestra belleza
sirva hoy de recuerdo.
Estas cosas bonitas demostrarán
que luché contra Fafner y lo maté,
aunque todavía no haya aprendido lo que es el miedo.

La voz de un pájaro
¡He! Siegfried ya tiene
el casco y el anillo.
Oh, no debe confiar
en el desleal Mime.
Siegfried debe prestar mucha atención
a las palabras de ese canalla,
y así podrá averiguar
lo que Mime realmente piensa en su interior.
Esto lo aprendió al probar la sangre del dragón.

Mime
Está calculando
el valor de su botín.
Quizás aquí se detuvo
un sabio Viajero
y charló con el muchacho
dándole sutiles consejos.
Si es así, este enano
tendrá que ser aún más astuto.
Planearé la más inteligente de mis trampas
y con palabras amistosas
y halagadoras engañaré
al obstinado muchacho.
¡Bienvenido Siegfried!.
Dime, muchacho valiente
¿ya has aprendido qué es el miedo?

Siegfried
Todavía no he encontrado quien me lo enseñe.

Mime
Pero ¿has matado
al serpentino dragón?
¿Acaso no re resultó muy duro?

Siegfried
Por muy fiero y odioso que era,
su muerte me dio pena
y rufianes mucho más viles que él
todavía permanecen indemnes.
Odio más al que me hizo matarlo
que al mismo dragón.

Mime
¡Calla! No me verás
durante mucho tiempo.
Pronto cerrarás los ojos
en un sueño eterno.
Ya has hecho lo que necesitaba que hicieras.
Ahora sólo quiero arrebatarte el botín,
y creo que lo conseguiré,
pues eres fácil de engañar.

Siegfried
¿Estás pensando en hacerme daño?

Mime
¿Cómo podría decir una cosa así?
Siegfried, escúchame hijo mío.
A ti y a los de tu clase
siempre he odiado profundamente.
A ti, incordio,
te crié sin amor
tan sólo por el tesoro
y el anillo que Fafner guardaba.
Si no me lo das por propia voluntad,
Siegfried hijo mío,
como puedes ver por ti mismo,
tendrás que pagarme con tu vida.

Siegfried
Me alegra oír
que me odias.
Pero ¿también tengo que darte mi vida?

Mime
Yo no he dicho eso.
Me has entendido mal.
Mira, estás cansado
después de tan gran esfuerzo.
Tu cuerpo debe de estar ardiendo,
por eso no dudé ni un momento
en prepararte una bebida
que te animara.
Mientras tú reparabas tu espada,
yo te hice este caldo.
Bébetelo,
y yo me haré con tu espada,
y con ella con el casco y el tesoro.

Siegfried
Así que quieres la espada
que yo conseguí
¿también quieres robarme el anillo y el botín?

Mime
¡No has entendido nada de lo que he querido decir!
¿Es que tartamudeo y babeo cuando hablo?
¡Con todas las molestias
que me he tomado para ocultar
mis verdaderas intenciones con adulaciones!
Y tú, muchacho tonto,
lo entiendes todo mal.
Presta atención
y escúchame atentamente.
Oye lo que Mime quiere decir.
Toma y bebe
esta bebida de amigo.
Mis bebidas siempre te han gustado:
aunque te hicieras el arisco
e hicieras ver que estabas enfadado,
siempre te bebiste lo que yo te trajera.

Siegfried
Me vendría bien
una buena bebida.
¿Cómo hiciste ésta?

Mime
Bébetela y confía en mi arte
para preparar bebidas.
Tus sentidos pronto se sumergirán
en la oscuridad y las sombras.
Estirarás los brazos,
y te quedarás dormido e inconsciente.
Entonces, podré llevarme el botín
sin ningún problema,
y esconderlo.
Pero, cuando te despertaras,
yo nunca me hallaría a salvo de ti,
ni aún teniendo el anillo.
Así que con la espada
que tú hiciste tan afilada
te cortaré la cabeza primero,
y después tendré paz y también el anillo.

Siegfried
¿Me matarás cuando me haya dormido?

Mime
¿Qué haré qué? ¿Acaso he dicho eso?
¡Niño mío!
¡Sólo quiero cortarte la cabeza!
Porque ni siquiera si te odiara menos,
si tus insultos y mi vergüenza
y mis molestias no me dieran
tantos motivos de venganza,
ni aún así podría esperar
más a apartarte de mi camino.
Como si no podría hacerme con el botín,
cuando Alberich también lo quiere.
Ahora Volsung mío,
hijo de Lobo,
bébete la pócima y atragántate con ella hasta morir.
¡Ni una sola gota más volverás a beber nunca!

(Como arrebatado por un acceso de repulsión y odio, Siegfried lanza su espada contra Mime, quien cae a tierra muerto)

Siegfried
¡Prueba mi espada,
odioso charlatán!

La voz de Alberich
¡Haha!

Siegfried
Notung ha pagado
la recompensa por el odio.
Para esto necesitaba forjarla.
Aquí en la cueva
puedes descansar sobre el tesoro.
Ahora ya puedes ser amo de su esplendor.
Para protegerte de los ladrones
te daré un buen perro guardián.
Descansa ahí tú también,
oscuro dragón.
Junto con tu amigo hambriento de tesoros
puedes guardar el oro resplandeciente.
Así, los dos halláis la paz.
Yo estoy sudando después de tanto trabajo.
Una tormenta me sube por las venas.
Me arde la frente.
El sol está alto: desde el cielo azul
sus ojos fijan su mirada en mis sienes.
Estaré más fresco bajo aquel tilo.
Una vez más, querido pájaro,
me gustaría escuchar tu canción,
como antes de que nos interrumpieran.
Te veo revoloteando
alegremente por las ramas.
Tus hermanos vuelan a tu alrededor
cantando y batiendo las alas.
Y yo estoy tan solo,
pues no tengo hermanos ni hermanas.
Mi madre murió
y a mi padre lo mataron.
Su hijo nunca los conoció.
Mi única compañía fue ese horrible enano,
y la bondad nunca nos empujó a amarnos.
El viejo zorro me preparó trampas astutas,
y yo tuve que matarlo.
Amigo pájaro,
déjame que te pregunte
si me darás un buen compañero.
¿Me darás el consejo apropiado?
Muchas veces he intentado conseguir uno,
pero nunca lo he logrado.
Quizás tú, querido amigo,
lo hagas mejor,
ya que tu consejo me ha ido bien hasta ahora.
Ahora canta; yo escucharé tu canción.

Voz del pájaro
Siegfried ha matado
al malvado enano.
Ahora ya puedo hablarle
de la mujer más maravillosa de todas,
que duerme sobre un alto despeñadero
rodeado por el fuego.
Brünnhilde será
de aquél que atraviese
las llamas y la despierte.

Siegfried
¡Que canción más bonita!
¡Un aliento de dulzura!
¡Cómo quema su significado
a un pecho anhelante!
¡Con qué violencia tira de mi corazón
y lo inflama!
¿Qué es lo que con tanto ímpetu
corre por mi corazón y mis sentidos?
¡Dímelo, dulce amigo!

Voz del pájaro
Alegre de dolor
le canto al amor;
dichoso en la desdicha
compongo mi canción.
Sólo los amantes
conocen su significado.

Siegfried
Me lleva lejos de aquí,
fuera del bosque,
hacia las rocas.
Dime otra cosa,
querido cantor:
¿conseguiré atravesar las llamas?
¿podré despertar a la doncella?

Voz del pájaro
Ganarse a la doncella,
despertar a Brünnhilde
no es para cobardes,
sólo para aquél que no conoce el miedo.

Siegfried
Pájaro, ese estúpido muchacho
que no conoce el miedo soy yo.
Sólo hoy he intentado en vano
aprender de Fafner que es el miedo.
Ahora me quema el deseo
de aprenderlo de Brünnhilde.
¿Cómo puedo encontrar el camino a la montaña?
Así, tú me mostrarás el camino:
allá donde tú muevas las alas,
yo seguiré tu vuelo.



PRELUDIO

ACTO III

Escena primera

(Paisaje silvestre al pie de la montaña rocosa)

El Viandante
¡Despierta, Wala!
¡Wala, despierta!
Despierta,
dormilona de tu largo sueño.
Yo te conjuro:
¡álzate, álzate!
Desde tu sombrío abismo,
desde las profundidades de la noche, ¡álzate!
¡Erda! ¡Erda!
¡Mujer inmortal!
Desde tus secretos abismos
sube a las alturas.
Te canto una canción de despertar
para que despiertes.
De un profundo sueño
te levanto con esa canción.
¡Sabia eterna,
conocedora de todo!
¡Erda, Erda!
¡Mujer inmortal!
¡Despierta! ¡Despiértate!
¡Wala, despiértate!.

Erda
La canción me llama sin cesar;
su magia me atrae con fuerza.
He despertado
del sueño del conocimiento.
¿Quién ha perturbado mi sueño?.

El Viandante
Soy yo quien te ha despertado
y con hechizos
te he arrancado de las manos del sueño
que tan profundamente te oprimía
y mantenía lejos de mí.
He viajado por todo el mundo,
he caminado muy lejos
para obtener información,
para aprender la primera sabiduría.
No hay quien te supere en conocimientos.
Tú sabes qué se esconde en las profundidades,
que une a las montañas y los valles,
al aire y al agua.
Allí donde la vida existe,
tú dejas tu aliento;
allí donde las mentes piensan
lo hacen porque tú las empujas a ello.
Se dice que lo sabes todo.
Y para obtener información
te he despertado de tu sueño.

Erda
Cuando duermo sueño:
mis sueños son pensamientos,
mis pensamientos señores de la sabiduría.
Pero mientras yo duermo,
las Nornas están despiertas;
ellas mueven las cuerdas
e inocentemente tejen lo que yo sé.
¿Por qué no preguntas a las Nornas?

El Viandante
El mundo controla
lo que tejen las Nornas.
Ellas no pueden cambiar o dar
la vuelta a los acontecimientos.
Pero, con tu sabiduría,
te agradecería que me enseñaras
a pasar la rueda de esos acontecimientos.

Erda
Las acciones humanas,
me nublan la mente.
Yo misma, con todo mi conocimiento,
fui sometida una vez por un monarca.
Una hija del deseo le di a Wotan.
Él la hizo seleccionar para él héroes de las batallas.
Ella es valiente e inteligente:
¿por qué me despiertas a mí
y no buscas la información
de la hija de Erda y Wotan?

El Viandante
¿Te refieres a la Valquiria,
la muchacha Brünnhilde?
Desafió al señor de las tempestades
justo cuando él se había superado así mismo.
Aquello que el señor de las batallas
deseaba hacer pero se abstuvo de llevar a cabo,
en contra de su voluntad,
la obstinada muchacha,
Brünnhilde, demasiado pretenciosa,
se atrevió a hacer por sí misma
en el calor de la batalla.
El padre de las luchas
castigó a la muchacha,
la sometió a un sueño, allí en el páramo,
sigue profundamente dormida.
Despertará de ese santuario cuando
un hombre la tome por esposa.
¡Me ayudaría en algo preguntarle a ella!.

Erda
Desde que me he despertado estoy aturdida
¡Qué salvaje y retorcido
que es el curso del mundo!
¿Acaso la Valquiria, hija de Wala,
está sentenciada a llevar los grilletes del sueño,
mientras la sabiduría de su madre duerma?
¿Acaso aquél que alababa la rebelión
ahora la castiga?
¿Acaso el que lo planeó todo
se puso furioso cuando sus planes
se llevaron a cabo?
¿Acaso el defensor de la justicia
y guardián de pactos
rehuye ahora esa justicia y gobierna
rompiendo sus juramentos?
¡Déjame volver a las profundidades!
¡Deja que el sueño encierre mi sabiduría!

El Viandante
Madre, con mis poderes mágicos
no permitiré que te vayas.
Con tu conocimiento inmemorial
una vez clavaste la daga de la preocupación
en el osado corazón de Wotan:
esos conocimientos hicieron
que el miedo a un final hostil
y deshonroso se apoderaran de él,
y su espíritu quedó por siempre
encadenado a ese miedo.
Si de verdad eres
la mujer más sabia del mundo, dime
cómo puede el dios vencer esa ansiedad.

Erda
Tú no eres quien dices ser.
¿Por qué has venido,
tan salvaje y turbulento,
para interrumpir el sueño de Wala?

El Viandante
Tú no eres quién piensas ser.
A la primera madre de la sabiduría llegará el fin;
tus conocimientos
se desvanecerán por voluntad mía.
¿Sabes lo que Wotan intenta hacer?
Ya que no sabes nada,
préstame atención y
así después podrás volver
a dormir por siempre.
La caída de los dioses
no me atormenta de miedo
pues eso es lo que ahora deseo.
Ante un dilema que me provocó
una gran pena, yo,
en medio de tanto dolor
hice un plan que ahora,
feliz y contento,
llevaré a cabo sin ningún impedimento.
Por rabia y odio
le entregué el mundo al horrible Nibelungo.
Pero ahora dejo mi herencia
a un glorioso Volsung.
Aunque yo le escogí,
el todavía no me conoce;
El valiente muchacho,
sin la ayuda de mis consejos,
se hizo con el anillo del Nibelungo.
Lleno de amor, sin saber lo que es el odio,
su noble naturaleza
romperá el hechizo de Alberich,
ya que todavía no conoce el miedo.
El héroe despertará aquélla que tú
misma engendraste por mí, Brünnhilde;
cuando despierte, se comportará
como una hija de tu sabiduría,
y salvará al mundo.
Así que ya puedes dormir,
y cerrar los ojos:
en tus sueños, observa mi final.
El dios con placer concederá lo que
el enemigo pueda hacer al héroe
eternamente joven.
Baja a las profundidades Erda,
madre del primer miedo,
origen de preocupaciones.
Vete, vete a tu sueño eterno.

Escena segunda

El Viandante
Ya veo a Siegfried acercándose

Siegfried
Mi pájaro se ha ido volando.
Con su vuelo y su dulce canto
me ha enseñado el camino.
Ahora ha desaparecido.
Será mejor que encuentre por mi mismo
el camino a la montaña:
seguiré por donde el pájaro me ha enseñado.

El Viandante
Joven muchacho, ¿a donde
te lleva ese camino?

Siegfried
Alguien acaba de hablar;
quizás pueda enseñarme el camino.
Estoy buscando una roca
rodeada de fuego:
una mujer duerme allí
y yo quiero despertarla.

El Viandante
¿Quién te ha dicho
que busques la roca?
¿Quién te habló de la mujer
e hizo que la desearas?

Siegfried
Un pájaro cantor del bosque
que me dio buenos consejos
me lo dijo.

El Viandante
Un pájaro puede hablar de muchas cosas,
pero ningún humano puede entender su lenguaje.
¿Cómo pudiste comprender
lo que te cantaba?

Siegfried
Gracias a la sangre
del salvaje dragón que maté
en La Cueva del Odio:
bastó que el fiero líquido
tocara mis labios
para que yo pudiera entender el canto de los pájaros.

El Viandante
Si de verdad has matado
al poderoso dragón,
¿quién te sugirió que lo hicieras?

Siegfried
Mime, un enano mentiroso,
me condujo hasta él.
Él quería enseñarme el miedo,
pero el dragón me provocó
abriendo su boca para comerme,
y con un golpe de espada lo maté.

El Viandante
¿Quién forjó la espada
tan afilada y fuerte
que logró acabar con tan poderoso enemigo?

Siegfried
Yo mismo la forjé, ya que el herrero no pudo.
Si no lo hubiera hecho, quizás
todavía estaría sin espada.

El Viandante
Bien, dime entonces
¿quién fabricó los duros fragmentos
con los cuales forjaste tu espada?

Siegfried
¿Cómo quieres que lo sepa?
Sólo sé que esos fragmentos
no me servirían de nada
si no hubiera forjado la espada de nuevo.

El Viandante
Eso ¡es lo que yo pienso!

Siegfried
¿Por qué te ríes de mí,
anciano inquisidor?
Deja de reírte,
y no me hagas perder el tiempo charlando.
Si puedes indicarme el camino, habla;
si no, mantén la boca cerrada.

El Viandante
Paciencia, muchacho mío.
Si te parezco mayor,
deberías tratarme con respeto.

Siegfried
¡Esa si que es buena!
Durante toda mi vida,
un viejo se ha interpuesto en mi camino,
pero ahora me he deshecho de él.
Si te quedas así impidiéndome el paso,
te aviso, vigila
que no te pase lo mismo que a Mime.
¿Qué eliges?
¿Por qué llevas ese sombrero tan grande?
¿Por qué te cubre la cara?

El Viandante
Es la costumbre del Viajero
cuando camina contra el viento.

Siegfried
Y bajo el sombrero te falta un ojo.
Seguro que alguien
te lo arrancó de un golpe,
porque te interpusiste en su camino.
Ahora vete
o fácilmente perderás el otro.

El Viandante
Hijo mío, veo
que aún no sabiendo nada,
sí que sabes cuidar de ti mismo.
Me falta un ojo,
y tú estás mirando
el único que me queda para ver.

Siegfried
¡Ja, ja, ja, ja!
¡Bueno eres divertido!
Pero escúchame: no me quedaré a charlar.
Rápido, muéstrame el camino que he de seguir,
y después tú vete por el tuyo.
No te quiero para nada más,
así que habla
o te sacaré del medio de un golpe.

El Viandante
Si supieras quien soy,
mozalbete sinvergüenza,
no abusarías de mí.
Te aprecio mucho
y tus amenazas me causan mucho dolor.
Aunque siempre he amado
a los de tu soleada raza,
también ellos han aprendido a temer mi furiosa ira.
Tú, modelo de heroicismo,
que me eres tan querido,
no me hagas enfurecer, pues eso podría
destrozarnos tanto a ti como a mí.

Siegfried
¿Te callarás de una vez hombre irritante?
Sal de mi camino.
Ya sé cómo llegar hasta la mujer durmiente.
Mi pájaro, ese que se acaba de ir volando,
me lo ha dicho.

El Viandante
Tu pájaro se ha ido para ponerse a salvo,
porque reconoció en mí,
al señor de los cuervos,
y sabe que sufrirá mucho si éstos lo atrapan.
No debes tomar el camino que te ha indicado.

Siegfried
¡Jo, Jo! ¿Y tú me lo vas a prohibir?
¿Quién eres tú
para querer detenerme?

El Viandante
Deberías temer al guardián de la roca.
La muchacha durmiente
se halla prisionera gracias a mi poder.
Aquel que la despierte,
aquel que la consiga,
acabará por siempre con mi poder.
Un mar de llamas flota alrededor de la mujer
y un fuego brillante lame la roca.
Aquél que quiera tomarla por esposa,
tendrá que luchar contra las llamas ardientes.
¡Mira allá arriba!
¿Ves esa luz?
El resplandor va aumentando,
el fuego se va haciendo más grande.
Nubes de humo,
llamas humeantes
se retuercen
y alzan y chisporrotean.
Un mar de luz rodea tu cabeza como un halo.
Las llamas voraces
te golpearán y devorarán.
Regresa, muchacho imprudente.

Siegfried
¡Regresa tú, jactancioso!
Allí, donde el fuego quema
debo ir hasta Brünnhilde.

El Viandante
Si no tienes miedo del fuego,
entonces mi lanza tendrá que impedírtelo.
Mi puño todavía
sostiene el cetro del poder soberano.
Mi lanza ya ha destrozado antes
la espada que tu ahora blandes,
así que otra vez puede romperse
bajo mi lanza eterna.
(Saca la lanza)

Siegfried
(Sacando la espada)
¡El enemigo de mi padre!
¿Ya te he encontrado?
¡Con cuanta gloria se me concede la venganza!
Blande la lanza:
mi espada la hará pedazos.

(Con un golpe de espada Siegfried rompe en dos la lanza del Viajero, que cae a los pies de éste. En silencio los recoge)

El Viandante
Vete. No puedo impedírtelo.

(Desaparece)

Siegfried
Ahora que su lanza está destrozada,
el cobarde se ha ido.
¡Ay! ¡Qué fuego tan maravilloso!
¡Cómo brilla!
La carretera se abre ante mí
amplia y radiante.
Me bañaré en el fuego
y en el fuego encontraré
la que ha de ser mi esposa.
¡Hoho! ¡Hahei!
Ahora tendré un amigo a quien amar.

Escena tercera

(En la cima de una montaña rocosa)

Siegfried
¡Un lugar maravilloso
y desierto en una cima soleada!
¿Qué es eso que duerme
entre las sombras de los árboles?
Es un caballo profundamente dormido.
¿Qué es eso que brilla allí?
¡Qué obra de metal tan reluciente!
¿Acaso mis ojos
todavía están nublados por el fuego?
¡Armadura resplandeciente!
¿Debo cogerla?
Mirad, un hombre con armadura.
¡Cómo me impresiona su figura!
Esa noble cabeza, ¿La oprime el casco?
Estaría más cómodo si se lo sacara.
¡Oh! ¡Qué hermoso!
Nubes brillantes revolotean sobre las olas
del reluciente mar azul del cielo,
y los rayos del sol
se ríen alegremente al brillar
por entre las olas de las nubes.
Su corazón palpita suavemente.
¿Debo sacarle la armadura
que le aprieta tanto?
Ven, espada mía, y corta el acero.
¡Esto no es un hombre!
Un fuego mágico me devora el corazón;
una ansiedad abrasadora me nubla la vista:
me siento débil y mareado
¿A quién puedo llamar
para que me salve y me ayude?
¡Madre, Madre, piensa en mí!
¿Cómo lograré despertar a la muchacha y
hacer que sus ojos se abran?
Pero, cuando sus ojos se abran,
no me cegará su mirada?
¿Soy lo suficientemente valiente para atreverme?
¿Podré soportar su brillo?
Estoy mareado;
la cabeza me da vueltas
y empiezo a tambalearme.
Un ansia dolorosa me quema los sentidos,
mi mano tiembla sobre mi corazón.
¡Oh, Madre, Madre!
¡Tu valiente hijo!
Una mujer yace ahí dormida
¡Y ella me ha enseñado a tener miedo!
¿Cómo puedo detener este miedo?
¿De donde sacaré el valor?
Si yo he de despertarme,
también debo despertar a la muchacha.
Sus labios como una flor
se mueven con dulzura,
y su delicado temblor me hechiza con terror.
¡Ay! ¡Su aliento es tan hermoso,
cálido y fragante!
¡Despierta, despierta!
¡Mujer maravillosa!
No puede oírme.
Pues, deberé volverla a la vida
besando esos dulces labios, aunque me muera al hacerlo.

Brünnhilde
¡Te saludo a ti, sol!
¡Te saludo a ti, luz!
¡Te saludo a ti, día reluciente!
He dormido durante mucho tiempo,
y ahora me han despertado.
¿Quién es el héroe
que me ha despertado?

Siegfried
Yo atravesé el fuego
que se alzaba alrededor de la roca
y te quité el casco que re oprimía.
Me llamo Siegfried,
y yo te he despertado.

Brünnhilde
¡Os saludo dioses!
¡Te saludo a ti, mundo!
¡Te saludo a ti, tierra brillante!
Mi sueño ha llegado a su fin.
Ahora estoy despierta, puedo ver:
Siegfried es
quien me ha despertado.

Siegfried
Bendita sea la madre
que me trajo al mundo

Brünnhilde
Bendita sea la madre
que te trajo al mundo.

Siegfried
Bendita sea la tierra
que me alimentó.

Brünnhilde
Bendita sea la tierra
que te alimentó.

Siegfried
Ellas me permiten mirar esos ojos
cuyo brillo me hace tan feliz.

Brünnhilde
Tus ojos eran los únicos que podían ver los míos.
Sólo tú podías despertarme.
¡Oh, Siegfried, Siegfried!
¡Héroe maravilloso!
Tú me devolviste la vida
con tu luz conquistadora.
Si tan sólo supieras, tú alegría del mundo,
cuanto tiempo te he amado.
Tú estabas presente en todos mis pensamientos y
eras mi sola preocupación.
Yo te alimenté con ternura
antes de que fueras concebido;
y antes de que nacieras,
mi escudo te protegió.
Todo ese tiempo,
te he amado Siegfried.

Siegfried
Entonces, ¿mi madre no murió?
¿Era ella a la que a la que amaba sólo en sueños?

Brünnhilde
¡Mi querido niño!
Tu madre no volverá.
Tú y yo seremos uno,
si quieres amarme.
Lo que tú desconoces,
yo lo sé por ti,
pero yo sólo lo sé porque te amo.
¡Oh Siegfried, Siegfried!
¡Brillo conquistador!
Yo siempre te he amado
ya que era la única
que conocía el plan de Wotan.
El plan del que nunca
pude hablar,
del que no pensé,
sólo sentí.
Por ese plan, luché la batalla.
Por el desobedecí
a quien lo había planeado.
Por él fui castigada,
y sentenciada
porque no pensé lo que hacía y
me dejé llevar por mis sentimientos.
Y el plan
¿lo adivinas?
era que yo te amara.

Siegfried
¡Que maravilloso es el sonido
de tu hermoso canto aunque no logre
comprender todo lo que dices!
La luz de tus ojos
si que veo con claridad;
el roce de tu aliento es cálido;
tu voz cuando cantas resulta muy dulce.
Pero lo que tu canción dice
se me escapa al entendimiento.
No puedo imaginar lo pasado en mi mente,
pues todos mis sentidos
sólo te ven y sienten a ti.
Me has atrapado con un miedo angustioso.
Tú eres la única que me ha enseñado el miedo.
Me has encadenado con fuertes grilletes.
¡No sigas impidiendo mi valentía!

Brünnhilde
Ahí veo a Grane,
mi fiel caballo;
que contento está de poder alimentarse
después de haber estado dormido como yo.
Además de mí, Siegfried lo ha despertado a él también.

Siegfried
Mis ojos se alimentan
con el hechizo de tu boca.
Con sed de pasión
mis labios se mueren
por beber de tus ojos.

Brünnhilde
Ahí veo el escudo que servía
para proteger a los héroes,
y allí está el casco
que me cubría la cabeza.
Ya ni me protegen, ni me cubren.

Siegfried
Una gloriosa muchacha
me ha atravesado el corazón.
Una mujer me ha provocado
una herida en mi mente
¡y yo que vine hasta aquí sin escudo!.

Brünnhilde
Allí veo que brilla
mi armadura;
una afilada espada
la rompió en dos,
y me arrebató lo que defendía
mi cuerpo virginal.
Me he quedado sin protección, sin refugio
y desarmada como una pobre mujer.

Siegfried
Llegué a ti a través
de un fuego ardiente.
Ninguna armadura o coraza
cubría mi cuerpo.
Ahora el fuego
se ha apoderado de mi corazón.
La sangre me arde
con llamas de pasión.
Un calor abrasador
me quema por dentro.
El fuego que antes rodeaba
la roca de Brünnhilde,
ahora arde en mi pecho.
¡Oh, mujer, apaga ese fuego!
¡Silencia las llamas abrasadoras!

Brünnhilde
Ni siquiera los dioses se me acercaron tanto.
Los héroes se inclinaban con respeto
ante mi virginidad.
Era pura cuando salí de Valhalla.
¡Oh! ¡Oh!
¡Oh! ¡En que situación tan vergonzosa
y deshonrosa me hallo!
Estoy destinada a pertenecer
al hombre que me despertó.
El rompió mi armadura y mi casco.
Ya no soy Brünnhilde.

Siegfried
Para mi sigues siendo
la muchacha de los sueños.
El sueño de Brünnhilde
todavía no he llevado a su fin.
Despierta. Sé mi mujer.

Brünnhilde
Mis sentidos están confusos.
Mi sabiduría permanece en silencio.
¿Acaso debo quedarme sin ella?

Siegfried
¿No me explicaste con tu canción
como tu sabiduría fue la luz
que te guiaba a amarme?

Brünnhilde
Una miserable oscuridad
me nubla la vista.
Mis ojos cada vez ven menos,
pues su luz se ha apagado.
Para mi es como la noche.
De las sombras y la desgracia
emerge una turbulenta mezcla
de miedo y confusión.
El horror viene corriendo hacia mí,
y se apodera de mi mente.

Siegfried
Tan sólo era la noche lo que asustó
a tus ojos hechizadores.
Cuando desaparezca,
también lo hará ese oscuro miedo tuyo.
Sal de la oscuridad y mira:
el día reluce con el sol.

Brünnhilde
Tan brillante como el sol
la luz ilumina mi deshonra.
¡Oh Siegfried! ¡Siegfried!
¡mira que asustada estoy!
Yo siempre estuve
Yo siempre estoy
Siempre envuelta en una dulce
y ansiosa dicha,
siempre me preocupé por tu bienestar,
y todavía me preocupo.
¡Oh Siegfried! ¡Hombre maravilloso!
¡Tú haces que el mundo
esté tan lleno de vida!
¡Tú haces que la tierra viva,
héroe sonriente!
¡Déjame! ¡Ay déjame!
¡Déjame sola!.
No te me acerques;
No te vuelvas salvaje al acercarte.
No me fuerces con una fuerza
que puede romperme en pedazos;
no destruyas a tu amada.
¿Has visto alguna vez tu imagen
reflejada en las limpias aguas del río?
¿Te gustó lo que viste?
Si removiste el agua,
echaste a perder la clara
quietud del río,
y perdiste la visión de la imagen
entre las aguas del remolino.
Por lo tanto, no me toques,
no me hagas desdichada,
y así ante mis ojos
siempre permanecerás como
un alegre héroe de sonrisa
feliz y luminosa.
¡Oh Siegfried!
¡Brillante muchacho!
Ama lo que tú eres,
y deja en paz lo que yo soy.
¡No destruyas lo que te pertenece!

Siegfried
Yo te amo
y si tu me amaras
Ya no soy dueño de mi mismo
¡Si pudiera tenerte!
Una maravillosa cascada
fluye ante mis ojos.
Esa maravillosa corriente
es lo único que mis sentidos
logran ver.
Si rompe mi reflejo, bien,
pues ahora me muero porque
ese agua apague mi ardiente pasión.
Tal como estoy,
me tiraré al río.
¡Ojalá sus olas me ahogaran con placer
y mi ansia se perdiera
en la corriente!
¡Despiértate, Brünnhilde!
despierta muchacha!
Sonríe y vuelve a la vida
para disfrutar
de los placeres más dulces.
¡Se mía! ¡Se mía! ¡Se mía!

Brünnhilde
Oh, Siegfried
¡Siempre he sido tuya!

Siegfried
Si siempre has sido mía,
sé mía ahora.

Brünnhilde
Seré tuya
por siempre y eternamente.

Siegfried
Lo que has de ser,
puedes serlo ahora.
Si te cojo entre mis brazos
y te abrazo con fuerza;
si mi corazón palpita de pasión
junto al tuyo;
si tus ojos se encienden
y el aliento de uno devora al otro,
tus ojos junto a los míos,
tu boca sobre la mía,
entonces serás para mí
lo que tenías miedo de ser
y lo que temes ser en el futuro,
y yo me libraré de esta ardiente inquietud
si ahora eres mía.

Brünnhilde
¿Soy tuya ahora?
Una paz divina
me fluye en las entrañas;
una luz Purísima
emana del fuego;
la sabiduría celestial
huye de mí
perseguida
por la alegría del amor.
¿Soy tuya ahora?
¡Siegfried! ¡Siegfried!
¿no me ves?
¿No te ciegan
mi mirada devoradora?
¿no te queman
mis brazos al abrazarte?
¿No sientes
cómo la sangre de mis venas
se apodera de ti
como un fuego descontrolado?
¿No tienes miedo, Siegfried,
no tienes miedo
de esta mujer loca de pasión?

Siegfried
¡Ay!
Cuando la sangre de nuestras venas nos queman el uno al otro,
cuando nuestros ojos en llamas nos abrasan mutuamente,
cuando nuestros cuerpos se abrazan con pasión,
yo recobro
el coraje de mi corazón
y el miedo ¡ay!
que nunca llegué a conocer,
el miedo que sólo tú
lograste enseñarme
ese miedo me parece
tan absurdo que apenas ya lo recuerdo.

Brünnhilde
¡Héroe infantil!
¡Muchacho maravilloso!
ingenuo guardián
de hechos gloriosos.
¡He de reírme porque
te amo,
quiero quedarme ciega de tanto reírme;
ojalá riamos y muramos,
y sigamos riendo mientras nos entierran!
¡Adiós, brillante
mundo de Valhalla!
¡Derrúmbate
castillo orgulloso!
¡Adiós, gloriosa
pompa de los dioses!
¡Morid felices,
raza de inmortales!.
¡Vosotras Nornas, romped
vuestra cuerda de símbolos!.
¡Dejad que se acerque
el anochecer para los dioses!.
¡Dejad que la noche de la destrucción
haga descender sus tinieblas!
A mí me ilumina
la estrella luminosa de Siegfried.
El será mío por siempre,
siempre mío,
él es todo lo que poseo
uno y todo,
amor radiante,
dichosa muerte.

Siegfried
Te despertaste a mí
riendo, amada.
Brünnhilde está viva;
Brünnhilde está feliz.
Saludo al día
que brilla a nuestro alrededor;
Saludo al sol
que resplandece sobre nosotros;
Saludo a la luz
que hace marchar a la oscuridad;
Saludo al mundo
donde Brünnhilde vive.
Ella está despierta, viva
y me sonríe.
Los gloriosos rayos de la estrella
luminosa de Brünnhilde brillan sobre mí.
Ella es mía por siempre,
siempre mía.
Ella es todo lo que poseo,
uno y otro,
amor radiante,
dichosa muerte.