Durante
el mes de marzo, el Festival de México en el Centro Histórico
vivió un gran acontecimiento operístico con la representación
por primera vez en el país americano de El Anillo del Nibelungo,
de Richard Wagner, cuyo prólogo, El Oro del Rin, sirvió
de inicio a lo que será la representación completa
de la tetralogía, que acontecerá en cuatro temporadas
consecutivas en el Festival mexicano.
La
Orquesta del Teatro de Bellas Artes fue dirigida por el director
italiano Guido Maria Guida y contó con la puesta en escena
de Sergio Vela. Ambos directores cuentan ya con holgada experiencia
en el mundo wagneriano. Se trata de una coproducción del
Festival de México en el Centro Histórico, Ópera
de Bellas Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México
y Pro Opera.
La
puesta en escena de Vela se basó en la tragedia griega, incluyendo
también el uso de máscaras por parte de los cantantes,
reduciendo así al mínimo la expresión gestual,
y destacando las virtudes canoras de los artistas. El propio Sergio
Vela reconoce que se basó "en el modelo del teatro griego
que emplea Wagner para tomar decisiones como la estilización
de los ademanes, que deben ser amplificados, ya que la máscara
elimina el recurso de la gesticulación y demanda que el actor
se coloque de frente al público, lo que en otro tipo de escenificaciones
se evita".
La
obra estuvo completada con una gran pantalla circular, presente
en todas las escenas del Oro, y con "elementos de la naturaleza
en el escenario, pero no de una manera naturalista sino reinterpretada".
El público quedó especialmente sorprendido por la
primera escena, la de las hijas del Rin, "volando" por
la escena en todo momento, en una especie de coreografía
aérea, que ya había utilizado Vela en su anterior
montaje en México, Macbeth, en la temporada 2001-2002.
Seis
mexicanos aparecían en el elenco de cantantes de El Oro del
Rin, que estuvo formado por el bajo Stephen West (Wotan), que cantó
Lohengrin en Bayreuth hace dos temporadas; los dioses Jesús
Suaste (Donner), Dante Lorenzo Alcalá (Froh), Barbara Dever
(Fricka), Irasema Terrazas (Freia), Anastasia Souporovskaya (Erda)
y Pierre Lefèbvre (Loge); los gigantes Marc Embree (Fasolt)
y Mikhail Svetlov Krutikov (Fafner); los nibelungos Jürgen
Linn (Alberich) y José Guadalupe Reyes (Mime); y las hijas
del Rin Lourdes Ambriz (Woglinde), Encarnación Vázquez
(Wellgunde) y Verónica Alexanderson (Flosshilde).
Dadas
los requerimientos orquestales de cualquier obra wagneriana, el
Palacio de Bellas Artes de México tuvo que cancelar cuatro
plateas para acomodar en ellas a los músicos que no cupieron
en el foso del teatro.
Abril
2003
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