Ambientar El Oro del Rin, de Wagner, en un aparcamiento podría parecer la idea del último enfant terrible de la escena operística. Pero en el caso de la Ópera Alemana de Berlín esta ambientación ha sido literal.

Tras el obligado parón de casi todos los teatros de ópera del mundo por la crisis sanitaria del coronavirus, el teatro berlinés retomó sus actividades el pasado 12 de junio. Puesto que los requisitos para los espectáculos en recintos interiores eran más exigentes que los llevados a cabo al aire libre, la gerencia hizo de la necesidad virtud y trasladó a la orquesta y a los cantantes al aparcamiento del teatro. En él también habilitaron todas las sillas que ocuparían, con la debida distancia de seguridad, los asistentes al evento.

Puesto que las orquestas wagnerianas requieren de un gran número de intérpretes, la ópera de Berlín decidió optar por una versión reducida de la partitura. Para ello, recurrieron a un trabajo que en 1990 la Birmingham Opera Company encargó al compositor Jonathan Dove y al director de escena Graham Vick.

Se trata de una versión camerística que solo necesita de una veintena de instrumentistas y doce cantantes solistas. El proyecto se conoce como la “The Ring Saga” y la compresión afectó también al resto de jornadas del Anillo, que quedó reducido a diez horas, aproximadamente un tercio menos que el original.

julio 2020