El
2 de mayo de 1864, Richard Wagner fue solicitado en
audiencia por Franz Seraph von Pfistermeister, Secretario
del Gabinete del Rey Luis II de Baviera. En su encuentro
del día siguiente, el monarca regalaba a Wagner
a través de su enviado un anillo y un retrato
y lo llamaba a su lado, para que pudiera dedicarse
a su obra sin preocupaciones materiales.
Tras el encuentro definitivo el día 4 de mayo,
el maestro escribió a su amiga Eliza Wille:
"Desgraciadamente, el Rey es tan bello y espiritual,
tan sensible y delicado, que temo que su vida haya
de desvanecerse en este mundo vulgar como un efímero
sueño de los dioses".
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