El
6 de octubre de 1830 Richard Wagner escribe una carta
a la editorial Schott, de Maguncia, en la que el joven
músico enviaba la partitura de una trascripción
para piano de la novena sinfonía de Beethoven.
En 1824, por motivos de estudios, Wagner tuvo que
copiar partituras del músico de Bonn, por lo
que aprovechó para hacer esa trascripción.
Nunca recibió respuesta de la editorial.
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