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17 de enero de 1855, Richard Wagner volvió a trabajar
en su Obertura Fausto, y terminó una segunda versión,
que fue dirigida en su último concierto de abono en
la ciudad suiza de Zurich, donde se encontraba exiliado.
La obra había sido pensada como un primer movimiento
de una sinfonía Fausto. Wagner hizo un apunte del
segundo movimiento, que nunca llegó a desarrollar.
Por eso, en 1843, fecha de la primera versión, convirtió
en obertura ese primer movimiento.
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