El
30 de noviembre de 1857 Richard Wagner empezó
a poner música a cinco poemas de Mathilde Wesendonck,.
Los poemas en cuestión eran El ángel,
Sueños, Sufrimientos, Deténte, y En
el invernadero, dos de los cuales contienen temas
musicales que después desarrollaría
en el dúo de amor del segundo acto y en el
angustioso preludio del tercer acto de Tristán
e Isolda.
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