El
19 de enero 1860 Richard Wagner termina un nuevo final
para la obertura de su ópera El Holandés Errante añadiéndole
el motivo de la redención en la partitura. No fue
en Parsifal la primera vez que narró Wagner la redención
por el amor. Ya en esta obra romántica aparece la
redención por una mujer que se sacrifica por la fidelidad
absoluta y el amor abnegado hacia el Holandés. Al
igual que con Tannhäuser, Wagner modificó varias veces
a lo largo de su vida la partitura del Holandés.
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